Data: septiembre 19, 2025 | 13:02
NUESTRO VERDUGO | Ordenó confiscar y quemar 2.000 ejemplares de Sol de Pando en Cobija, enjuició a su Director bajo cargos de “sedición” y lo persiguió con sicarios forzando el exilio en Brasil. Al mismo tiempo corrompió a periodistas venales, como los Arias y los Pomacusi, acostumbrándolos a millonarios contratos publicitarios con el Ministerio de la Presidencia…

QUINTANA, EL DESTRUCTOR DE LA LIBERTAD DE PRENSA

Quintana ejercía un control absoluto sobre los medios que cubrían las fuentes gubernamentales. Desarrolló políticas prebendales para cooptar con privilegios a comunicadores alineados al régimen, o prácticas represivas para amordazar a los periodistas críticos. | Foto Sol de Pando

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© Redacción Sol de Pando | EDITORIAL

Antes de ser Ministro de la Presidencia, el investigador académico Juan Ramón Quintana solía cultivar la amistad de prestigiosos y emblemáticos periodistas como Andrés Soliz Rada, Carlos D. Mesa, Amalia Pando o Carlos Soria Galvarro. Había abandonado el Ejército con el grado de mayor, se graduó como sociólogo y su formación intelectual le permitió establecer una relación cordial y privilegiada con el periodismo nacional; así se gestó su vínculo estrecho con Sol de Pando.

Durante el primer gobierno de Evo Morales, el ex militar fue una “cuota” de las ONG’S que co-gobernaron con el MAS, en un esquema que explosionó en 2010 por una disputa de espacios de poder, especialmente embajadas y ministerios, entre ambas fuerzas. El conflicto del TIPNIS desembocó en la ruptura del MAS con esas ONG’s. Algunos funcionarios “oenegeístas” como JR Quintana y Carlos Romero —ministros de la Presidencia y de Gobierno respectivamente— optaron por el transfugio y juraron al MAS para mantener sus puestos. Durante el conflicto del TIPNIS, Quintana fue eventualmente replegado a las fronteras a través de ADEMAF. Pero ya había acumulado méritos garantizando su retorno al Ministerio de la Presidencia, cuando volvió a ponerse charreteras para dirigir la masacre de Porvenir en septiembre de 2008.

El Quintana represor, extorsionador de narcotraficantes, recaudador de fondos para las reelecciones de Evo Morales y desfalcador del erario público, ya no necesitará amigos periodistas libres y críticos como Amalia Pando o Soliz Rada. Formará un batallón de comunicadores a su servicio, reclutados por la función pública como disciplinados soldados a quienes impartirá “línea” en “desayunos-trabajo” todos los días. Y entre los periodistas del sector privado —como el grupo de la familia Arias y los Pomacusi, ejemplos más visibles— instaurará un adictivo sistema de jugosos contratos con el Ministerio de la Presidencia, que convertirán a esos periodistas venales no sólo en voceros “independientes” del régimen neo-estalinista, sino también en nuevos y cínicos “potentados” mediáticos. El caso de ATB, con su director Jaime Iturri transformado en nuevo rico de la noche a la mañana, es lo que Quintana piensa cómo debe ser el periodismo: simple arma de guerra propagandística, bien amollada por el Estado.

Publicación de Sol de Pando el 8 de agosto de 2012, reclamando por la impunidad con que el Ministro de la Presidencia y el gobernador Luis Flores Roberts confiscaron y quemaron 2.000 ejemplares del periódico en Cobija. En octubre de ese año, reanudamos las ediciones impresas y Quintana ordenó secuestrar al Director y la Gerente del periódico, obligando a un primer destierro en Brasil. Cuatro años después, en 2016, un juicio de Quintana por “sedición” forzó nuevamente al Director de Sol de Pando exiliarse por segunda vez en el país vecino. | Foto Sol de Pando

SOL DE PANDO Y LA AUTONOMÍA INFORMATIVA QUE ENFERMÓ A QUINTANA

En los primeros años de su existencia, tras fundarse en 2009, Sol de Pando estuvo muy cerca a Quintana contribuyendo en la difusión de políticas públicas para vertebrar el norte amazónico con el resto del país. Pronto caímos en cuenta que el Ministro de la Presidencia y Director de ADEMAF había claudicado. Promovía en su entorno a militares de filiación fascista, operadores del narcotráfico, loteadores de tierras fiscales, empresarios inescrupulosos, contrabandistas y proxenetas. Había incluido en sus equipos de campaña a antiguos dirigentes de la ADN y el MNR.

Eficazmente colaborado por Alejo Almaraz, manejó personalmente el saneamiento de tierras en Pando, el año 2009, y se negó a restituir a la nación Pacahuara —desterrada en Riberalta desde 1968— su bosque originario en la provincia Federico Román, consolidando las cuatro concesiones con 250.000 hectáreas que la empresa maderera MABET ocupa en ese ancestral territorio indígena de Pando.

Descubrimos que extorsionaba a empresarios castañeros obligándoles a aportar para las campañas de reelección de Morales, y el Ministro extorsionador también esquilmaba a ciudadanos acusados de narcotráfico, como Mauro Vásquez, permitiéndoles operar a cambio de contribuciones al partido. Había infiltrado sicarios del narcotráfico en el bando de Leopoldo Fernández durante las matanzas de Porvenir.

Abrió una casa de campaña para el “Si” en el referéndum de 2016, ocupando, de día, un local que de noche era el prostíbulo que gerentaba una parlamentaria del MAS quien, gracias a Quintana, tenía control absoluto de la oficina de Migración en la frontera. A ese prostíbulo llegaban niñas del Brasil que se las ofrecían a Evo Morales durante sus frecuentes visitas a Cobija.

Durante varios años intentó impedir que Sol de Pando informe sobre aquellos hechos que investigamos minuciosamente. Su primera medida fue instruir a todas las entidades estatales retirarnos la publicidad. Sobrevivimos un tiempo financiando la impresión del periódico con avisaje de empresas privadas, entonces —el 11 de julio de 2011— ordenó la confiscación y quema de 2.000 ejemplares, en complicidad con el entonces gobernador Luis Flores Roberts, quien hizo apresar a nuestra encargada de distribución amenazándola con mayores represalias si continuaba distribuyendo el periódico en los puestos de Cobija. Quintana y Flores destruyeron nuestro sistema de distribución y nuestra red de canillitas, lo que nos forzó a un repliegue digital.

Luego Quintana desató una sañuda y cobarde persecución judicial y policial contra nuestro Director. En octubre de 2012, en Cobija, unos sicarios que se presentaron de noche en su hotel con credenciales de la Fiscalía de Pando, intentaron secuestrarlo junto a la Gerente de Sol de Pando; tuvieron que huir al Brasil desde donde se distribuyó el periódico. En agosto de 2013 hizo apresar a García Mérida con una patrulla de Migración por no “portar pasaporte” en el centro de Cochabamba mientras distribuía ejemplares del periódico en aquella ciudad, los policías lo torturaron en una celda de la Laguna Alalay, ante la complacencia del entonces ministro de Gobierno Carlos Romero. El 10 de mayo de 2016, el periodista buscó refugio en Rio Branco para impedir su apresamiento por un cargo de “sedición” con el que Quintana lo había querellado. La Policía Federal del Brasil y la Diócesis del Acre lo evacuaron a Brasilia tras detectar que unos sicarios se dirigían desde Cobija para asesinarlo en territorio brasileño.

Aquellas acciones de Quintana, atentando impunemente contra un medio autogestionario que basa su labor en el principio de la Autonomía Informativa —destrozándolo económicamente— eran justificadas con una retórica violenta y agresiva, disparando adjetivos como “prensa vendida al imperio”, “medios de comunicación canallas”, “cloacas mediáticas” y otras cosas más.

Cuando escuchamos al ex policía Lara dirigirse al periodismo con similar retórica desquiciada, pareciera que Quintana se reencarna en este caricaturesco y corruptísimo aprendiz de sátrapa, lo cual no deja de hacernos sentir miedo.

Informe de Sol de Pando publicado el 21 de abril de 2016, exponiendo el audio de una reunión “de trabajo” entre el Ministro de la Presidencia y comunicadores de las entidades estatales para impartir “lineamientos” a los periodistas, confirmando que Quintana intervenía personal y directamente en la definición de políticas informativas del gobierno de Morales, disponiendo fondos del presupuesto estatal para el control de los medios. | Foto Sol de Pando

QUINTANA Y EL SURGIMIENTO DEL NARCO-ESTALINISMO

A partir del año 2010, desaparece de escena el gentil académico Quintana y se pone al mando de todo el gabinete de Evo Morales, con poderes omnímodos de un superministro, aquel milico formado en la Escuela de las Américas especializándose en las mañas de la infiltración y de las operaciones sicológicas desde la manipulación informativa. Quintana le abre las puertas de los cuarteles al Presidente cocalero, le hace creer a Evo que podrá gobernar eternamente —como Fidel en Cuba, como Chávez en Venezuela o los Ortega en Nicaragua— con los fusiles apuntando a unos enemigos que hay que inventar. Los hermanos García Linera son los primeros en adscribirse a esta movida militarista de Quintana que busca convertir a Bolivia en un “Vietnam moderno”; lo asumen como un “triunfo ideológico del EGTK” y obligan humillantemente a las FF.AA. adoptar como lema institucional el grito guevarista de “Patria o Muerte”. El propio Che habría despotricado ante semejante impostura.

Evo Morales cae fácilmente seducido por esa tentación totalitaria, abandona sus frágiles principios indigenistas y se convierte en un autócrata arribista pequeño-burgués, un cholo megalómano, sectario y pederasta; mientras Quintana organiza una corte estatal y partidocrática de celestinaje corporativo, poderoso aparato de poder y obsecuencias en el que todos saldrán lucrativamente beneficiados, incluido el narcotráfico, con sólo adular al libidinoso jefazo.

Entre los enemigos que había que inventar para que este neo-estalinismo del Siglo XXI prospere con todo su terror en Bolivia, encabezarán la lista los periodistas libres y críticos, esos “librepensantes” que alguna vez fuimos sus amigos.


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