Data: febrero 29, 2016 | 20:26
NUEVA AGRESIÓN DIFAMATORIA CONTRA GARCÍA MÉRIDA | “Eres un cerdo, un mal nacido”, le dice Julio Peñaloza Bretel al Director de este periódico autogestionario...

El marido de una diputada en el entorno de Quintana intenta acallar a Sol de Pando

"Se te iniciará un proceso a través de un Tribunal de Imprenta si no te retractas y pides disculpas públicas" es la amenaza vía email de Julio Peñaloza Bretel contra el Director de Sol de Pando. | Fotomontaje Sol de Pando

«Se te iniciará un proceso a través de un Tribunal de Imprenta si no te retractas y pides disculpas públicas» es la amenaza vía email de Julio Peñaloza Bretel contra el Director de Sol de Pando. | Fotomontaje Sol de Pando

© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando | Denuncia y Testimonio
Un asunto de interés público relativo a la función que desempeña la diputada Susana Rivero, llevó a su esposo, Julio Peñaloza Bretel, a pretender encubrirlo en la vía de una confrontación privada. | Foto Facebook público de Julio Peñaloza

Al ejercer de modo tan prepotente e infantil su rol privado de cónyuge de la diputada Susana Rivero, Peñaloza Bretel no tenía porqué interferir en un trabajo periodístico que no se entromete en la intimidad de nadie, sino informa y analiza sobre hechos y personajes relacionados con un caso concreto de corrupción que es de estricto interés público. | Foto Facebook público de Julio Peñaloza

La noche del sábado 27 de febrero, el señor Julio Peñaloza Bretel realizó una llamada telefónica a una persona allegada a la redacción de Sol de Pando, reclamándole porqué, en mi artículo sobre la aplicación de la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz en el caso de la señora Gabriela Zapata, había sostenido que su esposa, la diputada Susana Rivero, era “estrecha operadora política del ministro Juan Ramón Quintana en el Beni (donde fue directora de Ademaf)”.  Intimidada y muy asustada por la manera en que el señor Peñaloza se comunicó coaccionando y amedrentando para rectificar lo que afirmé en lo referido a la diputada Rivero, la persona que recibió esa llamada me imploró que corrija esa parte del texto; y aunque no correspondía ninguna rectificación, ya que ser “operador” u “operadora” en un esquema o facción de poder es normal y habitual dentro el mundillo político, tuve que hacerlo precautelando la seguridad y tranquilidad de mis colaboradores y seres queridos.

Debido a esa presión ejercida telefónicamente por el esposo de la diputada, inmediatamente procedí a re-editar el texto sustituyendo la palabra “operadora” por “colaboradora”, asumiendo que “operadora” era un término que había disgustado a la diputada y su marido, Peñaloza Bretel, quien en verdad —al ejercer de ese modo tan prepotente e infantil su rol de cónyuge de la parlamentaria— no tenía porqué interferir en un trabajo periodístico que no se entromete en la vida privada de nadie, sino informa y analiza sobre hechos y personajes relacionados con un caso concreto de corrupción que es de estricto interés público.

La violencia verbal de Peñaloza vía email

Luego de proceder a esa rectificación forzada, me dispuse a tomar contacto con Julio Peñaloza Bretel para informarle sobre la corrección exigida y plantearle una discusión política sobre los contenidos de mi informe publicado el 26 de febrero, en el correspondiente marco de un diálogo razonable entre dos periodistas que se supone conocen las reglas del ejercicio informativo. Abrí el correo institucional de Sol de Pando con el fin de transmitirle a Peñaloza la corrección que exigió por teléfono, y me encontré con este mensaje que el individuo había enviado desde su dispositivo Android más temprano ese mismo sábado:

“Wilson García Mérida: Susana Rivero Guzmán no es operadora de nadie. Menos de JR, el que hasta hace un tiempo financiaba tus delirios. Me ha contado que quisiste sacarla a bailar en un pueblo llamado Versalles. No te aceptó porque estabas impresentablemente borracho. Eres un cerdo. Un mal nacido. Y espero no tener nunca más que cruzarme en la calle contigo. Susana es una persona intachable y acabas de insinuar que es parte de una estructura corrupta. Se te iniciará un proceso a través de un Tribunal de Imprenta si no te retractas y pides disculpas públicas. Julio Peñaloza Bretel”.

“Wilson García Mérida: Susana Rivero Guzmán no es operadora de nadie. Menos de JR, el que hasta hace un tiempo financiaba tus delirios. Me ha contado que quisiste sacarla a bailar en un pueblo llamado Versalles. No te aceptó porque estabas impresentablemente borracho. Eres un cerdo. Un mal nacido. Y espero no tener nunca más que cruzarme en la calle contigo. Susana es una persona intachable y acabas de insinuar que es parte de una estructura corrupta. Se te iniciará un proceso a través de un Tribunal de Imprenta si no te retractas y pides disculpas públicas. Julio Peñaloza Bretel”.

No esperaba semejante agresión por parte de alguien que dice ser periodista profesional. Estaba predispuesto a dialogar con Peñaloza sobre mis afirmaciones contenidas en un análisis informativo de la coyuntura política marcada por la corrupción en la gestión pública; esperaba debatir con él en ese estricto marco y entonces efectuar cualquier otro ajuste al texto, incluso retractarme si Peñaloza me convencía que mentí o difamé a alguien, lo cual descarto de plano. Pero lo primero que recibí de su parte fue una agresión con adjetivos injuriosos  para amedrentarme y descalificarme del modo más reaccionario y fascista: “Eres un cerdo. Un mal nacido”.

¿Cómo debatir y razonar con semejante energúmeno? El Gobierno lamenta que en las redes sociales se ha desatado una guerra sucia contra el presidente Evo Morales (cuya imagen y liderazgo en el proceso de cambio Sol de Pando ha preservado a toda costa a lo largo de nuestra trabajo); pero resulta que funcionarios de este mismo Gobierno como Peñaloza Bretel son los primeros en desatar un clima de guerra sucia apelando al vil recurso del insulto, la difamación y la descalificación de quienes pensamos y actuamos diferentes a ese entorno ligado directa o indirectamente al Ministro de la Presidencia. Este es el lado oscuro del esquema gobernante que tanto daño le viene haciendo al Presidente del Estado.

El privilegiado director del canal oficialista de Televisión Abya-Yala (es de lamentar que el Gobierno haya puesto en manos de gente con tendencias fascistas, como es Peñaloza,  tan importantes medios de comunicación creados para reforzar la revolución boliviana), me amenaza con enjuiciarme por algo que escribí sobre un tema en el cual este tipo no toca pito, ni debería, pues mencioné a su esposa en calidad de diputada, funcionaria pública, y por hechos relativos a su función pública; jamás me inmiscuí en su intimidad. No obstante, Peñaloza Bretel, en una acción agresiva que es implícitamente un acto corrupto al mezclar su vida privada con un hecho de interés público, me escribe desde su lecho marital para decirme cuerpo de suelto: “Se te iniciará un proceso a través de un Tribunal de Imprenta si no te retractas y pides disculpas públicas”. No me retractaré ni pediré disculpas a nadie. Vamos al Tribunal de Imprenta (¡bendita sea la Ley de Imprenta!, con gusto me someto a ella).

“Me ha contado que quisiste sacarla a bailar en un pueblo llamado Versalles. No te aceptó porque estabas impresentablemente borracho”. | Foto Facebook público de Julio Peñaloza

“Me ha contado que quisiste sacarla a bailar en un pueblo llamado Versalles. No te aceptó porque estabas impresentablemente borracho”. | Foto Facebook público de Julio Peñaloza

Una difamación marital para amordazar a Sol de Pando

Lo preocupante del asunto es la difamación con que se me agrede buscando acallarme y deslegitimar mi trabajo informativo, llevando lo que debió ser un debate político entre periodistas a un plano personal y privado asquerosamente inmoral y denigrante. Según Peñaloza, ataqué en mi artículo a su esposa por un resentimiento mío, estoy disgustado con ella porque no quiso bailar conmigo cuando estuve borracho, según dicen ambos, marido y mujer: “Me ha contado que quisiste sacarla a bailar en un pueblo llamado Versalles. No te aceptó porque estabas impresentablemente borracho”. Así utiliza Peñaloza el correo electrónico, como una víbora ponzoñosa agazapada en la oscuridad creyendo impunemente que se saldrá con la suya.

Esto sí amerita un juicio penal por difamación y calumnias que entablaré en los próximas horas contra esta desvergonzada pareja ante la justicia ordinaria, si no hay la retractación que corresponde. Rechazo categóricamente ese supuesto “incidente” que la diputada le “contó” a su marido. Y aunque no es delito alguno invitar a bailar a una dama en cualquier fiesta donde abundan bebidas, jamás estuve en ninguna borrachera junto a la señora Susana Rivero, no recuerdo haber visitado ningún pueblo llamado Versalles y mucho menos me dieron ganas de bailar con ella. La diputada tiene que demostrarme exactamente cuándo, dónde y en presencia de quienes la invité a bailar “impresentablemente borracho”. Si hay un honor mellado en esta historia es el mío y el de mis hijos.

He viajado innumerables veces junto al Ministro de la Presidencia cuando trabajé con él recorriendo la amazonia boliviana entre  los años 2009 y 2010. Eran viajes relámpagos, visitas intensas a diversas comunidades optimizando al máximo las jornadas laborales que me permitían obtener insumos para el periódico que dirijo. En esos viajes la agenda del Ministro era muy apretada, los vuelos de un lugar a otro y de retorno a La Paz y Cochabamba tenían horarios estrictos  y no cabía tiempo libre para organizar jaranas ni dedicarse a bailar. Si hubo alguna fiesta en un lugar llamado Versales, allí ha tenido que estar el ministro Juan Ramón Quintana y ser el principal testigo de cómo intenté “sacarla a bailar impresentablemente borracho” a la señora Rivero de Peñaloza. Exijo que el Ministro de la Presidencia confirme o desmienta lo afirmado por estos esposos que son sus estrechos colaboradores.

A la señora Susana Rivero de Peñaloza conocí con prudente distancia y vi un par de veces cuando viajé acompañando al ministro Quintana a la ciudad de Trinidad y a alguna comunidad en el municipio de Baures, cerca al Iténez, en el Beni.  En ambas ocasiones observé que la señora Rivero era una persona de mucha confianza del Ministro, una importante operadora suya en el departamento del Beni, tanto así que la designó como Directora de la Agencia para el Desarrollo de las Macroregiones y Fronteras (Ademaf), entidad que fue creada y controlada personalmente por Quintana y a donde nadie entra si no es con el cerrado aval del Ministro. En ninguno de esos viajes de intenso trabajo y estadías fugaces de comunidad en comunidad —que realicé siempre al lado del ministro Quintana— hubo tiempo para jaranear ni bailar y mucho menos con la señora Susana Rivero de Peñaloza.

Julio Peñaloza Bretel, sus relaciones estrechas con ADN y el MNR

Peñaloza fue “asesor de imagen” del presidente de la FBF, Carlos Chávez, quien se encuentra hoy recluido en una cárcel pública. Peñaloza debería ser también investigado por los mismos cargos imputados a su asesorado. De hecho, mantiene un nivel de vida suntuoso, con reiterados viajes de placer y dinero en sus cuentas que deberían ser transparentados mediante la misma Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz. | Foto Facebook público de Julio Peñaloza

Peñaloza fue “asesor de imagen” del presidente de la FBF, Carlos Chávez, quien se encuentra hoy recluido en una cárcel pública. Peñaloza debería ser también investigado por los mismos cargos imputados a su asesorado. De hecho, mantiene un nivel de vida suntuoso, con reiterados viajes de placer y dinero en sus cuentas que deberían ser transparentados mediante la misma Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz. | Foto Facebook público de Julio Peñaloza

“Susana Rivero Guzmán no es operadora de nadie” —dice Peñaloza en la primera parte de su mensaje de agresión, y remarca: “Menos de JR, el que hasta hace un tiempo financiaba tus delirios”.

¿Qué delirios míos financiaba Juan Ramón Quintana? ¿El delirio de Sol de Pando? ¿El delirio de apoyar el proceso revolucionario de Bolivia contribuyendo informativamente en el desarrollo de nuestra Amazonia? ¿El delirio de creer en la rectitud y honestidad de aquellos que se llenan la boca con la palabra revolución mientras se bañan en privilegios burgueses y excluyentes?

Debido a que trabajé por un muy breve lapso con Quintana sin tener ninguna autoridad ejecutiva en el Gobierno (Alejandro Almaraz y otros sucesivos disidentes como Raúl Prada Alcoreza, Rebeca Delgado, el ex embajador en Estados Unidos Gustavo Guzmán o el que estuvo en la ONU Pablo Solón, entre otros tantos, fueron autoridades jerárquicas del régimen, y también sometidos a los lineamientos de Quintana, muchísimo más tiempo que yo), Julio Peñaloza sostiene que no tengo  derecho a criticar; conculca mis derechos laborales y mi derecho a la libre expresión exigiéndome retractarme bajo amenaza y mediante violentos insultos.

Peñaloza pone una mancha de vergüenza en mi efímera relación con el Ministro de la Presidencia  (relación que contraje sobre la base de postulados revolucionarios que Quintana abandonó a medio camino); pero no me avergüenzo ni me arrepiento de esa etapa en mi vida laboral. Asumí ese compromiso llevado por mis “delirios” revolucionarios.

Y sería muy interesante que Peñaloza Bretel aclare al país —y también al MAS, partido que le dio todas las pegas que vino detentando durante el actual Gobierno de manera ininterrumpida hasta hoy— qué delirios le llevaron a ser un servidor de Ronald Mac Lean cuando este dirigente de Acción Democrática Nacionalista (ADN) era Canciller de la República durante el Gobierno que presidió Jaime Paz Zamora en alianza con el banzerismo. Peñaloza se desempeñaba entonces,  percibiendo un jugoso sueldo y otros privilegios dignos de su servil obsecuencia al patrón de turno, como «Jefe de Información Diplomática» de la Cancillería adeno-mirista. En ese periodo también «prestó» sus servicios como «asesor» del entonces alcalde de La Paz Germán Monrroy Chazarreta.

Colegas periodistas que lo conocieron en esa época, recuerdan que antes de venderse a Mac Lean, Julio Peñaloza trabajó para Samuel Doria Medina cuando este empresario fue Ministro de Planeamiento en el Gobierno del MIR; sus oficinas estaban ubicadas en la avenida Arce, al lado del hotel Radisson (ex Sheraton) donde actualmente funciona el Ministerio de Educación. Volvió a ser relacionista público de Mac Lean una vez que el ex Canciller adenista fue Alcalde de La Paz tras una campaña electoral «diseñada» por el mismo Peñaloza Bretel.

Asimismo, cuando Gonzalo Sánchez de Lozada presidía el país, Julio Peñaloza entró a trabajar en el Ministerio de Gobierno bajo las órdenes de Carlos Sánchez Berzaín, sirviendo al “zorro” como su “estratega en comunicación”. Y fue gracias a Sánchez Berzaín,  ejerciendo tráfico de influencias, que Peñaloza se vinculó con la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) donde ofició como Jefe de Relaciones Públicas durante varios mundiales de la FIFA, incluyendo el último en el Brasil, a los que asistió con todo pagado. Hasta hace pocos meses, Julio Peñaloza fue “asesor de imagen” del presidente de la FBF,  Carlos Chávez, quien se encuentra hoy recluido en una cárcel pública por el carnaval  de millones en que bailaba la mafia del fútbol. Peñaloza debería ser también investigado por los mismos cargos imputados a Carlos Chávez. De hecho, Julio Peñaloza mantiene un nivel de vida suntuoso, con reiterados viajes de placer  y dinero en sus cuentas que deberían ser sometidos a la misma Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz que se aplica en el caso de Gabriela Zapata investigando su fortuna.

Cuando cayó Sánchez de Lozada en octubre del 2003, Peñaloza perdió su pega en el Ministerio de Gobierno ya que su jefe Carlos Sánchez Berzaín huyó a Estados Unidos tras perpetrar la masacre de El Alto. Entonces se acercó al sucesor Carlos Mesa y consiguió un laburo de relacionista en el Palacio; luego ofreció sus servicios al gobierno de Eduardo Rodríguez Veltzé. Cuando asumió Evo Morales, se afilió al MAS convirtiéndose en un furibundo propagandista del “proceso de cambio”, gracias a lo cual manejó un programa en Canal 7 y actualmente dirige otro canal oficialista, Abya Yala, donde supuestamente este fascista impulsa los valores de la revolución en Bolivia.

En diciembre del año 2006, cumpliéndose un año del Gobierno de Evo,  ya había circulado en internet una reseña pormenorizada sobre las andanzas de Peñaloza y su constante transfugio. «Radiografía de un Gusano» titulaba ese documento difundido por la Red Indymedia, un sitio excelente de la izquierda libertaria que advirtió en su momento el «reciclaje» con que conocidos banzeristas y gonistas comenzaban a «alinearse» con el proceso de cambio, despotricando públicamente contra sus mentores de la derecha derrotada.

Estos son los infiltrados, apadrinados por Quintana, que están destruyendo el proceso revolucionario de Bolivia desde su seno mismo, creando un constante deterioro, inestabilidad y desprestigio al gobierno del presidente Evo Morales. No necesita la Embajada norteamericana lanzar consignas desde afuera para minar a Evo. La conspiración corrupta y difamatoria está adentro, rodeando al Presidente, por aquellos  que, como Julio Peñaloza Bretel, mezclan obscenamente su vida privada, sus mezquinos intereses empresariales y familiares, con la sagrada función pública.

Estos son los verdugos que convierten en únicos culpables a las víctimas del abuso de poder, como sucede en el caso del incendio a la Alcaldía de El Alto, o como sucedió con la masacre de Porvenir en Pando.

Mis relaciones con Juan Ramón Quintana

Peñaloza Bretel utiliza la pasada relación laboral que mantuve con el Ministro de la Presidencia (además muy breve, entre mediados del 2009 y mediados del 2010) para estigmatizarme como un “traidor y desleal” a Quintana, cuando lo único que hice fue ejercer mi derecho laboral para sustentar a mi familia con mi trabajo rigurosamente delimitado a un proyecto periodístico que, a iniciativa mía, surgió de un servicio de Consultoría que presté al Ministerio de la Presidencia con el debido contrato. ¿Es delito eso? Tuve el privilegio de colaborar al Ministro impulsando un proyecto comunicacional que ha permitido poner a Pando en el centro de la escena informativa del país, trabajando denodadamente en ese afán. No era una pega por tener pega, por mera prebenda, como cuando Peñaloza era un servil de Ronald McLean y Carlos Sánchez Berzaín, a quienes les fue “fiel” hasta el final de sus gestiones, para luego difamarlos cínicamente cuando se hizo “izquierdista” por conveniencia económica.
El que haya roto con Quintana fue mi derecho, mi decisión, a costa de joderme la vida y la de mis seres queridos, condenados a la miseria y las privaciones más inhumanas que es posible imaginar, con todos nuestros derechos conculcados en los últimos cinco años. La vendetta de Quintana por mi disidencia fue asfixiar económicamente el proyecto autogestionario de Sol de Pando, sometiéndonos a una despiadada discriminación publicitaria en todas las entidades estatales, destruyendo nuestra red de distribución y haciéndonos perseguir con sicarios de Pando vinculados al narcotraficante Mauro Vásquez; a pesar de ello hemos sobrevivido dignamente. Y es que no quise ser parte de un entorno de “operadores”, propagandistas y difamadores a tiempo completo, quienes se han convertido en un sinuoso y tenebroso núcleo contra-revolucionario que está corroyendo desde la médula el proceso de cambio en Bolivia.
Si hubiese yo permanecido en ese entorno, gozando de privilegios y cargos bien rentables para “vivir bien”, el costo habría sido verles la cara todos los días a tipos como Julio Peñaloza Bretel, pero me negué a formar parte de ese grupículo quintanista, no soy de esa misma calaña, no me sale. Por eso y por mucho más, precautelando la autonomía de mi trabajo informativo para denunciar a los corruptos con toda libertad, me distancié inevitablemente del Ministro de la Presidencia, a pesar del afecto y la amistad que mantuve con Juan Ramón por más de 25 años.

Sobre la comisión mixta que preside la diputada Susana Rivero

En medio de insultos denigrantes, Peñaloza Bretel me exige que me retracte de lo escrito en mi informe del 29 de febrero, bajo amenaza de juicio y otras agresiones,  alegando que  su esposa es una persona intachable contra quien yo habría insinuado que “es parte de una estructura corrupta”.

No dudo de la honorabilidad de la diputada que es cónyuge del periodista Julio Peñaloza. Estoy seguro que como la gran mayoría de las mujeres bolivianas, Susana es una abnegada madre, buena esposa y excelente profesional. Si alguna virtud debo reconocer en el ministro Quintana es su tino para incorporar en su equipo de trabajo personal bien capacitado, con sobrados méritos profesionales, como es el caso de su ex directora de Ademaf y actual diputada, entre otros ciudadanos de bien que, ejerciendo un inviolable derecho laboral que les asiste, trabajan dentro este esquema armado desde el Ministerio de la Presidencia. Pero una cosa es la vida privada y otra, diametralmente opuesta a esa esfera, es la responsabilidad en la función pública.

El problema surge cuando la concepción militarista y estalinista del Poder que desarrolla Juan Ramón Quintana se contagia en el conjunto de los aparatos que controla y en sus principales equipos de trabajo. Quintana representa una corriente de pensamiento dentro el actual Gobierno, un estilo de práctica política en consonancia con su formación militar y sus pulsiones autoritarias, que son generadoras directas de corrupción y mal gobierno. El «quintanismo” es una tendencia muy fuerte dentro el Gobierno, precisamente por la eficacia de sus “operadores”. Quienes trabajan con Quintana están obligados a asumir esa línea y operar bajo esa lógica (ese es el punto en cual yo me alejé del esquema quintanista). Y es por ello que reitero mi demanda al presidente Evo Morales la urgente “desquintanización” de su Gobierno, como la única vía para reconducir el proceso y reencauzar en profundidad la revolución boliviana.

En ese plano de debate político enmarco el desempeño de la diputada Susana Rivero de Peñaloza, sin insultar ni denigrar a nadie con insidias de mala leche, y planteo una observación concreta respecto a la innecesaria conformación de la comisión mixta legislativa que preside para “revisar” lo contratos con la china CAM-C. Sostengo y reitero, aunque no le guste al esposo de la diputada, que esa comisión legislativa ha sido creada para poner piedras en el camino y postergar la aplicación de la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz, y hay confesión de parte al respecto: El diputado Javier Zavaleta, también integrante oficialista de dicha comisión, declaró públicamente que “una vez que la comisión mixta termine de revisar todos los contratos letra por letra, entonces veremos  si pedimos que se investigue la fortuna de la señora Gabriela Zapata”. Todo patas arriba. Por eso afirmo que la comisión que preside Susana Rivero es funcional al esquema de corrupción que montó en los últimos años el Ministro de la Presidencia porque se soslayó deliberadamente la competencia privativa de la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz en el caso. No dije en ninguna parte de mi informe que Susana Rivero es corrupta; pero como colaboradora estrecha (u operadora, es lo mismo) de Quintana, contribuye a ese esquema de encubrimiento a la corrupción, quizá sin proponérselo, pero lo hace, coordinando políticamente con Quintana.

Además, esa comisión mixta —que no tiene ninguna razón de ser una vez que ya está en aplicación la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz— viene usurpando funciones de la Contraloría y la Procuraduría General del Estado que disponen idóneos recursos técnicos, financieros e institucionales para revisar “de pe a pa” esos contratos dolosos con CAM-C.

O bien la comisión legislativa que preside Susana Rivero se adhiere a la acción iniciada por el Ministerio de Transparencia en los marcos de la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz, o bien se disuelve permitiendo que la Contraloría y la Procuradoría hagan su trabajo como manda la Ley en el tema específico de los contratos con la empresa china.

Más beneficioso que conformar una innecesaria comisión mixta que sólo hará perder tiempo y dinero, hubiera sido que la Asamblea Legislativa Plurinacional —en el ejercicio pleno de su rol fiscalizador— emita una Resolución Congresal otorgando un plazo perentorio para que la Contraloría y la Procuradoría elaboren y entreguen a la mayor brevedad los informes técnicos debidamente documentados sobre los cuestionados contratos con CAM-C.

Peñaloza Bretel: ¿marido indignado o sicario de oficio?

En manos de personajes como Peñaloza Bretel está el manejo comunicacional del Estado Plurinacional de Bolivia. | Foto Archivo

En manos de personajes como Peñaloza Bretel está el manejo comunicacional del Estado Plurinacional de Bolivia. | Foto Archivo

Cuando leí el mensaje a través del cual Peñaloza me agrede verbalmente, me amenaza y pretende amordazarme, tuve que responderle asumiendo defensa propia, quizá en el mismo tono generado por su cobarde agresión. Acaso procedió de ese modo saliendo en defensa del honor de su esposa, lo cual comprendo y valoro. Pero la forma en que procedió no le hace honor a la diputada Susana Rivero, pues la reacción de su marido fue además de hormonal, metafóricamente hablando la de un sicario cumpliendo una orden criminal.

“Eres un cerdo. Un mal nacido. Y espero no tener nunca más que cruzarme en la calle contigo”, me dice en tono de amenaza, insinuando que debo cuidarme en las calles cuando me cruce con él.  Le respondí que si piensa lavar el “honor” de su esposa a golpes, no huiré, ni tendré miedo de cruzarme con él en las vías públicas. A lo que me respondió lo siguiente:

“Bicho infeliz: Ahora me conocerás. No es a golpes. Ese es el recurso de los mediocres y fracasados. De los impotentes. El tiempo se encargará de ti. Julio Peñaloza Bretel”.

“Bicho infeliz: Ahora me conocerás. No es a golpes. Ese es el recurso de los mediocres y fracasados. De los impotentes. El tiempo se encargará de ti. Julio Peñaloza Bretel”.

Repliqué cuestionándole porqué procedía de esa manera en un tema que pudo ser un buen motivo de discusión política. Lo que escribí no merecía esta agresión, esperaba un debate racional con Peñaloza, y si cometí algún error podía rectificarlo como fruto del diálogo. Al sostener que la diputada Rivero forma parte del equipo de trabajo de Juan Ramón Quintana, realizando una labor parlamentaria que iba en desmedro de la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz, no dije que Susana era corrupta, sino que su accionar político desde la comisión mixta —siguiendo la línea marcada por Quintana— obstruía la transparentación de la fortuna dudosa de Gabriela Zapata. Entonces Peñaloza volvió a agredirme mandando este mensaje más amenazador y temerario que los anteriores:

“Dijiste que Susana es operadora de Quintana. Falso. Insinuaste que es parte de una estructura corrupta. También falso. Lo que es cierto es que Quintana te financiaba hasta que rompiste con él. Y dijiste además que Susana andaba detrás de Quintana. Esto significa que seremos Susana y yo quienes te buscaremos a través de las instancias que consideremos convenientes, gacetillero y enano mental. Julio Peñaloza Bretel”.

“Dijiste que Susana es operadora de Quintana. Falso. Insinuaste que es parte de una estructura corrupta. También falso. Lo que es cierto es que Quintana te financiaba hasta que rompiste con él. Y dijiste además que Susana andaba detrás de Quintana. Esto significa que seremos Susana y yo quienes te buscaremos a través de las instancias que consideremos convenientes, gacetillero y enano mental. Julio Peñaloza Bretel”.

Es falso que sea falso, le respondo a Peñaloza. Quintana no me financiaba nada, quizá a él sí. El Ministerio de la Presidencia, no el Ministro, me pagaba el honorario de una Consultoría por Producto de Bs. 6.000 (seis mil bolivianos) con recursos del Tesoro General de la Nación a partir de un contrato laboral que duró apenas siete meses, en los que pude hacer realidad el primer periódico para Pando que se registra en la historia del Estado Plurinacional. Podría responder a sus nuevos adjetivos denigrantes con otros similares, pero prefiero que la opinión pública juzgue desde las buenas conciencias a este matón banzerista-gonista-quintanista, impune, abusivo y cobarde.

Y solicito a los gremios de la prensa nacional se pronuncien al respecto con la celeridad respectiva. Temo por mi seguridad y la de mis seres queridos.

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