WILSON GARCÍA MÉRIDA | Sobre Jaime del Río, autor de Oh Cochabamba Querida

EL AUTOR
Wilson García Mérida, periodista. Director del Servicio Informativo Datos & Análisis. Autor de los libros “Un siglo en Cochabamba” e “Historia del Milagro”, además de incontables publicaciones dispersas en distintos periódicos y revistas dentro y fuera del país, es columnista de Los Tiempos desde 1983, fue Jefe de Redacción de dicho diario hasta 1998, corresponsal de La Razón en los años 90 y co-editor del semanario “El Juguete Rabioso” hasta el 2002.
Como periodista investigador participó en la comisión investigadora del caso “Huanchaca” en 1986, y en 1990 develó las tramas del narcotráfico vinculada a la “inmobiliaria” Finsa, motivo por el cual sufrió un atentado en manos de un sicario de la mafia organizada durante el gobierno de Sánchez de Lozada, salvando la vida milagrosamente. Entre sus varias y conocidas investigaciones periodísticas se destacan las que publicó en relación a actividades clandestinas que desarrollaron los embajadores norteamericanos David Greenlee (2002) y Phillip Goldberg (2007) cumpliendo planes de la CIA para desestabilizar la democracia boliviana. En base a los informes del periodista, en el 2008 el gobierno de Evo Morales expulsó del país al embajador Goldberg.
Fue condecorado por el Concejo Municipal de Cochabamba con la Medalla al Mérito Juvenil en 1991 y en 1992 la Asociación de Periodistas de La Paz lo distinguió con la Medalla “Bautista Saavedra” por la Defensa de los Intereses Públicos.
En 1994, durante un viaje de trabajo a México, se vinculó con el movimiento civil zapatista, en el cual milita desde entonces como activista libertario.
Actualmente dirige el periódico amazónico de circulación nacional Sol de Pando que recibió mención especial en el Premio Nacional de Periodismo 2011. Este periódico fue fundado en el 2009 a iniciativa suya como parte de una consultoría para el Ministerio de la Presidencia, con el cual rompió un año después enarbolando la Autonomía Informativa de este medio, ante la pretensión del ministro Juan Ramón Quintana de instrumentar a Sol de Pando con fines de manipulación y desinformación. Por ese motivo , el periodista y su equipo son objeto de permanente persecución y proscripción. En julio del 2011 Quintana ordenó la confiscación de 2.000 ejemplares de Sol de Pando en Cobija. En octubre del 2102 García Mérida y la Gerente de Sol de Pando, Silvia Antelo, buscaron refugio en el Brasil huyendo de un intento de secuestro y posterior eliminación física por parte de sicarios vinculados al Ministro de la Presidencia. El Gobierno se niega a brindar garantías que García Mérida exigió reiteradamente.
Lo que se sabe a ciencia cierta es que compuso aquel taquirari que nos identifica a los cochabambinos como el centro inequívoco del país: “Oh Cochabamba querida…”. Esta canción significa para la Región lo mismo que “Viva mi Patria Bolivia” para la República: su segundo Himno.
La diferencia es que el autor de “Viva mi Patria…”, don Apolinar Camacho, goza de los más justos homenajes y recuerdos merecidos por legarnos esa joya musical, justeza que sin embargo se la negamos al creador de “Oh Cochabamba…”.
No hay un registro biográfico suyo al alcance de la mano. Los sitios en internet lo ignoran con toda franqueza y su nombre ha sido incluso omitido en las listas oficiales de la Sociedad Boliviana de Autores y Compositores (Sobodaycom). Constatamos esta infausta ausencia al elaborar los paneles del Ateneo de Maestros que la Fundación Zulma Yugar viene instalando en su Centro para la Difusión y Preservación Patrimonial. No podemos saber cuándo nació ni cuándo murió el autor de “Oh Cochabamba Querida”. Don Serafín Delgado, noble intelectual orureño, nos informa que del Río se suicidó hace algunos años en La Paz, sus restos están enterrados en aquella ciudad; y aunque se dice que nació en Cochabamba, nadie se acuerda de él en esta “ciudad de mágico encanto”.
Escudriñando, escudriñando, a más no poder, pudimos establecer que Jaime del Río es el seudónimo de Rubén Ramírez Santillán, que sería el nombre real de este compositor proscrito y olvidado por su condición sexual. Su obra está marcada por un dramatismo existencial que vivió hasta su muerte. Gerardo Arias, que lo conoció, afirma que Ramírez “hacía cantar a las penas”. Y de hecho es también autor de aquella hermosa cueca que en la singular voz de Luís Gutiérrez es un canto desgarrado, y cuya letra dice: “Una pena tengo yo, que a nadie le importa | solo, solo he nacido | solito voy a morir”. (Ver video al final del texto).
Y así solito se suicidó Rubén Ramírez santillán, Luís del Río, un día de esos, sin que a nadie le importe porque nada le importaba a él.
Las razones de su proscripción póstuma, si las hay, son espúreas y mezquinas. Porque al fin y al cabo, a esta hermosa tierra valluna, Jaime del Río / Rubén Ramírez Santillán, le dio entera su vida en ese humilde canto que todos cantan a voz en cuello olvidando quien la compuso.
Si Cochabamba tuviera un sano y eficiente gobierno municipal, y autoridades culturales realmente transparentes y sensibles (*), el cuerpo de Jaime del Río ya hubiera sido trasladado de La Paz a Cochabamba, rindiéndole el justo homenaje que por nuestra indolencia institucionalizada le negamos a ese artista aún clandestino.
Publicado en Los Tiempos el 31 de mayo del 2009
(*) El pasado mes de junio (2013), a raiz de una denuncia sobre el plagio de la canción escrita en letra y música por Luis del Río (Rubén Ramirez Santillán) el Gobierno Municipal de Cochabamba declaro el tema Oh Cochabamba Querida como «Patrimonio Cultural e Intangible» de la Ciudad, pero no culminó las gestiones para el reclamo al Perú por el plagio y tampoco reivindicó la memoria de Jaime del Río.
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