Data: octubre 29, 2023 | 16:07
HAMÁS RESULTÓ EL MEJOR ALIADO DEL SIONISMO | El terrorismo es respondido con crímenes de guerra. La matanza de palestinos que ejecuta el Ejército de Israel en represalia por el ataque de Hamás, desata un holocausto en Gaza. En Bolivia, ex presidente Rodríguez Veltzé critica veto de EE.UU. a plan de paz en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas…

ONU DECIDE PROTEGER A LOS PUEBLOS PALESTINO Y JUDÍO

El repliegue militar de la OLP a mediados de los años 90, facilitó un acercamiento con voluntad de integración fronteriza entre los pueblos judío y palestino; pero exacerbó la violencia sionista de Israel y el terrorismo yihadista de Hamás. | Fotomontaje Sol de Pando

Para lectura en móvil usar pantalla horizontal |

© Redacción Sol de Pando | Servicio Informativo Datos & Análisis

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó enfáticamente el colosal ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre sobre una indefensa y desprevenida población civil de Israel, pero al mismo tiempo mantiene invariable su reconocimiento del derecho territorial palestino, posición que se contradice con la “vendetta bélica” anti-palestina que han desatado los gobiernos aliados de Israel y Estados Unidos gestando un nuevo Holocausto en la Historia contemporánea, respondiendo al ataque terrorista con crímenes de guerra.

Según difundió Save Children Internacional el sábado, desde que estalló la guerra con el ataque de Hamás el 7 de octubre, más de 3.340 niños y adolescentes murieron en Gaza, así como 33 en Cisjordania y  otros 29 en Israel.

Este conflicto, sin embargo, se vino arrastrando desde antes del 7 de octubre. Los ataques de Hamás con misiles disparados desde escuelas y hospitales en Gaza, además con incursiones terroristas en poblaciones israelíes, y las represalias del Ejército de Israel bombardeando aquellos establecimientos educativos y hospitalarios en la franja palestina, ya tuvieron episodios catastróficos en agosto de 2014, cuando casi 400 niños de Gaza murieron bajo las bombas israelíes y 2.500 fueron heridos. En mayo de 2021, otro bombardeo de represalia mató a 103 civiles palestinos, entre ellos 27 niños. El problema latente es de índole territorial.

La primera delimitación entre Palestina e Israel se produjo en 1947,  con aval de la ONU, pero el gobierno sionista israelí desconoció esa demarcación y desarrolló desde entonces una estrategia militarista apropiándose de los territorios palestinos en las zonas de Gaza y Cisjordania, tomando control de los recursos naturales de la zona con apoyo militar de Estados Unidos. La resistencia árabe al avasallamiento sionista estuvo inicialmente liderada por la Organización de Liberación Palestina (OLP) y su brazo armado Al Fatah.

La ONU no puede eximirse de las innumerables resoluciones que emitió durante 76 años, reconociendo el derecho del pueblo palestino a ser una Nación con Estado y Territorio propios, como buen vecino del pueblo judío, ante la sistemática y permanente negativa del régimen sionista de Israel, que ahora se ampara en la brutalidad de Hamás para justificar una despiadada arremetida contra la población civil palestina, oponiéndose a una tregua humanitaria.

El grupo terrorista Hamás, que desplazó a la Organización de Liberación Palestina (OLP) en la resistencia palestina frente a la invasión israelí, ha abierto un escenario de guerra que favorece al Gobierno sionista de Israel en su propósito de consumar una limpieza étnica en los territorios invadidos de Gaza y Cisjordania, donde las poblaciones palestinas sufren desde hace varias décadas restricciones en el acceso a servicios básicos como agua, luz y gas, suministros que están bajo control del ejército invasor.

No es dato irrelevante, recordar que Hamás fue creado con apoyo del Gobierno israelí en 1987, para desplazar y neutralizar a la OLP de Yasser Arafat, cuya política se había encaminado a resistir y vencer la invasión sionista en base al diálogo y un consenso internacional activado desde la ONU, deponiendo las armas en ese proceso diplomático.

Mientras Hamás ejercía el control político de Gaza tras derrotar en las elecciones de 2006 al Gobierno Palestino de la OLP, en 2017 Israel emprendió una feroz ofensiva expulsando a la población árabe de los asentamientos urbanos, colonizándolos con población judía, al mismo tiempo que dejaba a los barrios palestinos sin una gota de agua potable y en total oscuridad, provocando miles de muertes entre niños, mujeres y ancianos a manos de los militares israelíes. A ese antecedente se refería Antonio Guterres, el Secretario General de la ONU, cuando declaró el pasado martes ante el Consejo de Seguridad de ese organismo —luego de condenar el ataque terrorista— que “es importante reconocer también que los ataques de Hamás no ocurrieron de la nada. El pueblo palestino ha sido sometido a 56 años de ocupación asfixiante”.

Tergiversando las declaraciones de Guterres como “favorables al terrorismo”, Israel y Estados Unidos censuraron el ecuánime punto de vista del jefe de la ONU, exigiendo incluso su renuncia al cargo. En otra represalia, Israel anunció que prohibirá el ingreso de funcionarios de la ONU a su territorio. El sionismo y su aliado norteamericano están decididos a exterminar al pueblo palestino mediante una conflagración de larga duración y una gigantesca escalada armamentista, bajo el argumento de “erradicar a Hamás”. Esta “venganza” sionista viene provocando un espantoso baño de sangre —similar al causado por Hamás, con el agravante de una mayor sofisticación bélica—, entre las poblaciones civiles y con niños entre las víctimas más propiciatorias. Hamás resultó ser un aliado ideal del Ejército israelí en el plan sionista de someter a la nación palestina, ante la mirada absorta del resto del mundo.

Desde que estalló la nueva guerra, más de 3.340 niños y adolescentes murieron en Gaza. La ONU evidenció que el Ejército israelí tiene como blancos a escuelas y hospitales donde Hamás usa escudos humanos para lanzar misiles. | Foto Reuters

Escuelas y hospitales como campos de batalla

El martes 17 de octubre, el Hospital Bautista Al Ahli Arabi, en Gaza, donde convalecían cientos de heridos palestinos, fue bombardeado con un proyectil teledirigido. Se reportó la muerte de 471 víctimas, entre personal médico y pacientes. Hamás, que controla Gaza, atribuyó la explosión a un ataque aéreo israelí, según el New York Times, mientras Israel dijo que fue ocasionada por un cohete errante disparado por otro grupo armado, la Yihad Islámica Palestina, que negó esa afirmación.

Posteriormente, la ONU evidenció que el Ejército israelí tiene como blancos a escuelas y hospitales en Gaza, establecimientos que —según los gobiernos aliados de Tel Aviv y Washington— son utilizados por Hamás como base de lanzamiento de misiles.

Dos días después del ataque al hospital de Al Ahli, el Ejército israelí dirigió sus misiles hacia el hospital de Al Qudz, cuya infraestructura ya había sido bombardeada en 2009 bajo el argumento de que era una base misilística de Hamás. Israel inició en las últimas horas el lanzamiento de bombas de fósforo blanco en los alrededores de este enorme hospital que alberga a unos 500 pacientes hospitalizados además de centenares de trabajadores en salud, con la advertencia de que “todos deben evacuar antes del bombardeo final”. La dirección del hospital respondió que no existe un lugar alternativo para transferir a los pacientes, muchos de ellos en cuidados intensivos. En las inmediaciones viven más de 14.000 civiles entre habitantes palestinos y colonos judíos.

Que Hamás utilice escuelas y hospitales para lanzar sus misiles contra Israel usando como escudos humanos a estudiantes y enfermos, no justifica que Israel tenga que matar niños de las escuelas y pacientes en los hospitales; ¿dónde está la Inteligencia de cuya eficiencia se jacta el Ejército más poderoso del Medio Oriente, que está actuando igual o peor que un grupo terrorista?” cuestiona el académico portorriqueño Wilfredo Amr Ruiz, experto en estudios islámicos de la Universidad de Hartford.

El jueves pasado, Israel desató la ofensiva más letal desde que estalló el conflicto. Los informes de una incursión militar israelí nocturna con tanques en el norte de Gaza fueron antecedidos por una serie de llamamientos de las Fuerzas de Defensa Israelíes para que los civiles evacuaran. El Ejército sionista lanzó volantes anunciando a los vecindarios que sus barrios serían bombardeados, dándoles la “oportunidad” de auto-evacuar. Estas advertencias «no suponen ninguna diferencia porque la gente no tiene a dónde ir o no puede moverse«, denunció la responsable humanitaria de la ONU en los Territorios Palestinos Ocupados, Lynn Hastings, quien aclaró que “no existen rutas expeditas de evacuación en Gaza”. El bombardeo mató civiles sin ninguna posibilidad de escapatoria.

El bloqueo de Gaza es total. El Ejército de Israel, además de haber interrumpido el suministro de agua y luz, mantiene los caminos intervenidos por tanques militares y cortó toda señal de Internet.

Tras el bombardeo a una escuela de Gaza en 2009, una comisión de la ONU había establecido que el fósforo blanco utilizado por el Ejército de Israel contra los poblados civiles palestinos, es suministrado por empresas norteamericanas. | Foto AFP

Bombardeos con fósforo blanco

En medio de ese apagón sin salida, según denunció la oenegé Human Rights Watch, el Ejército Israelí bombardea sobre los centros urbanos de Gaza lanzando misiles cargados con fósforo blanco, un agente químico que produce un letal fuego blanquecino, en forma de humo, capaz de incendiar manzanos enteros y causar quemaduras de tercer grado con necrosis entre las víctimas. El fósforo blanco se enciende cuando se expone al aire, es un elemento químico «muy soluble en grasas, por lo que quema la carne humana térmica y químicamente”, advierte Human Rights Watch.

Las denuncias sobre bombardeos israelíes contra escuelas y hospitales de Gaza usando fósforo blanco, no son nuevas. Existen registros de dichos bombardeos que datan del año 2009, cuando Hamas y el Ejército israelí ya habían protagonizado choques armados en esta larga confrontación de terrorismo yihadista vs guerra sucia sionista. Según un informe publicado por The Independent de Londres en febrero de 2010, una comisión de la ONU había establecido que el fósforo blanco utilizado por el Ejército de Israel contra los poblados civiles palestinos, es suministrado por empresas norteamericanas.

Desde que Hamás inició el reciente conflicto asesinando a 1.400 civiles israelíes, ejecutando y fusilando a familias enteras incluyendo niños, la contraofensiva del Ejército israelí ha incrementado la cifra a más de 6.500 muertos, ahora en su mayoría palestinos, entre ellos centenares de niños, según un boletín oficial de la ONU difundido el jueves. La Autoridad Palestina en Gaza, controlada por Hamás, informó que en la jornada del 25 de octubre se han contabilizado 756 muertes, de los cuales 344 son niños.

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas declaró que mientras visitaba un hospital en Gaza, el personal vio cientos de hombres, mujeres y niños heridos. «Muchos de ellos estaban inconscientes, con heridas abiertas, tumbados en camas, camillas y en el suelo, con asistencia médica limitada, mientras que decenas de cadáveres permanecían en una tienda de campaña en el patio porque las morgues están llenas”, informó dicha agencia de la ONU.

A medida que continúan los bombardeos perpetrados por el Ejército de Israel, desde Gaza se ha denunciado la desaparición de unas 1.600 personas, “entre ellas 900 niños que podrían estar bajo los escombros”. Adicionalmente, Hamás mantiene secuestradas en Gaza a más de 220 ciudadanos israelíes y de otras nacionalidades, capturados durante la sanguinaria incursión del 7 de octubre.

El veto norteamericano contra la paz mundial

El 18 de octubre, un día después del bombardeo al Hospital Al Ahli Arabi, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió en Nueva York para aprobar una Resolución exigiendo a las partes el cese del fuego mediante una tregua humanitaria, en aras de proteger a las poblaciones palestina y judía que sufren las consecuencias del terrorismo de Hamás y la guerra sucia del Ejército de Israel. El proyecto de la Resolución obtuvo un apoyo mayoritario con 12 votos a favor y dos abstenciones; pero no pudo ser aprobado debido al veto ejercitado por Estados Unidos con su voto en contra. El proyecto había sido presentado por Brasil, que además de la pausa humanitaria pedía rescindir las “órdenes de evacuación” del Ejército israelí,  al mismo tiempo que condenaba el ataque de Hamás. Al vetar esa Resolución, Estados Unidos insiste en que los bombardeos del Ejército israelí deben continuar “hasta exterminar a Hamás”.

Dentro el Consejo de Seguridad de la ONU —instancia de quince miembros que define el curso de las guerras en el planeta, avalándolas o condenándolas—, cinco miembros tienen carácter permanente con derecho veto, mientras que los restantes 10 miembros carecen de esa prerrogativa y son elegidos anualmente en el Plenario de la Asamblea General. Los cinco con derecho a veto son Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China y Francia, que tienen el poder de inviabilizar unilateralmente resoluciones contrarias a sus intereses, por encima del voto mayoritario.

Según el ex presidente de Bolivia Eduardo Rodríguez Veltzé, la figura del “veto” es un anacronismo en el seno del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y un indebido privilegio de las superpotencias, violatorio de los derechos de los pueblos en circunstancias de catástrofes humanitarias como la de Gaza, que debe ser replanteado.

Rodríguez Veltzé calificó el bloqueo norteamericano a la Resolución del 18 de octubre, como “otro episodio de veto abusivo sobre resoluciones en materia humanitaria reclamadas por la comunidad internacional”. Según el ex mandatario boliviano y ex Presidente de la Corte Suprema de Justicia de este país, “es tiempo de reformar la estructura inútil del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”.

No obstante aquel fracaso pacifista en su Concejo de Seguridad, la ONU logró la aprobación de la ansiada Resolución de tregua humanitaria, en la instancia de su Plenario convocado por Antonio Guterres, el Secretario General de la Organización.  

En su sesión plenaria del pasado viernes, 27 de octubre, la Asamblea General de la ONU aprobó con la abrumadora mayoría de 120 votos a favor (14 en contra y 45 abstenciones) la Resolución que pide una «tregua humanitaria sostenida que conduzca al cese de las hostilidades«. La tregua propuesta tiene el objetivo principal de encaminar programas y acciones de ayuda humanitaria para socorrer a las poblaciones civiles atrapadas entre el fuego cruzado, con Gaza totalmente bloqueada. El texto también incluye “un rechazo al traslado forzoso de la población civil palestina”.

Entre los 120 votos a favor se encuentra Bolivia, que se alineó con la mayoría de los países latinoamericanos liderados por Brasil, junto a los países árabes, Rusia y China. Paraguay y Guatemala son los dos países de la región que forman los 14 votos en contra encabezados por Estados Unidos, Israel y Canadá. Los votos europeos se dividieron entre “pacifistas”, “guerreristas” y “neutrales”: Francia y España votaron a favor; Hungría y Austria en contra, mientras que  Reino Unido, Italia, Países Bajos, Rumanía y Polonia se abstuvieron.

Aunque la Resolución del 27 de octubre no tiene carácter vinculante, esta posición adoptada oficialmente por la ONU marcará la coyuntura internacional en los próximos días. La mirada puesta sobre la sociedad civil para proteger por igual a los pueblos palestino y judío, en un conflicto donde estrategias de poder del terrorismo fundamentalista y del sionismo imperialista se estrellan contra civiles indefensos, con niños en medio, es la mirada de un consenso mundial emergente.

En la región andina, por ejemplo, organismos como el Parlamento Andino se han pronunciado en los mismos términos de la ONU. “El pleno del Parlamento Andino condena el terrorismo de Estado ejercido por Israel y acción terrorista de Hamás; denuncia el genocidio y los crímenes de lesa humanidad sobre el pueblo palestino; llama al cese inmediato de la ocupación militar y las hostilidades en Gaza”, escribió en su red social el diputado supraestatal boliviano Adolfo Mendoza Leigue, miembro de dicha institución legislativa.

Simultáneamente, se están organizando multitudinarias manifestaciones callejeras en diversos países del mundo, con las voces de la sociedad civil proclamando la hermandad de los pueblos palestino e israelí en el camino de la paz compartida, condenando el terror asesino del fundamentalismo yihadista y la irracionalidad criminal del sionismo israelí, las dos caras de la maldad humana en estos tiempos de crisis universal.

LINKS RELACIONADOS

datos-y-analisis

Related Images:

dossier pacahuara



sopa de mani



coronavirus



Reporteros Sin Fronteras



CPJ



Knigth Center