Data: abril 12, 2024 | 14:44
HABITANTES DEL SIGLO XXI | Estos pueblos decidieron quedarse niños para siempre, constituyéndose en los únicos bolsones libertarios del planeta, protegiendo las frágiles riquezas del bosque. Son un tesoro cultural de la humanidad…

LOS PUEBLOS NIÑOS DE LA AMAZONIA O LA UTOPÍA DEL FUTURO

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© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando

© Cuarta edición del texto publicado el 12 de abril de 2015

En el instante en que los pueblos indígenas de la Amazonia —pueblos en aislamiento voluntario, cultural y políticamente— se detuvieron en el tiempo y en el espacio, vistos hoy como un “fenómeno antropológico” en el siglo XXI, estos pueblos decidieron quedarse niños para siempre, constituyéndose en los únicos bolsones libertarios del Planeta.

Son un Tesoro Cultural del planeta. Los pueblos originarios amazónicos son naciones “estancadas” en la fase del llamado “comunismo primitivo”, que la ciencia social define como el derecho colectivo sobre los recursos básicos, la ausencia de herencia o normas autoritarias y la inexistencia absoluta de Estado; es el sistema donde prevalecen las relaciones igualitarias y horizontales que precedieron a la explotación del hombre por el hombre y a la estratificación económica, política y social en la historia humana.

La magia, la música, el canto y la danza, además del arco y la flecha, junto a la tradición oral, son las armas de su fortaleza histórica.

El espacio libertario del Bosque

El Bosque amazónico es el espacio donde el tiempo se detuvo en esa fase primaria, infantil, del desarrollo humano, por su necesidad de ser Bosque y no otra cosa. En la cadena ecológica, los pueblos niños son su principal eslabón.

La identidad del Bosque es el árbol y no el aserradero; es la fauna que incluye al hombre cual otro fauno entre los demás faunos, intangible como todo lo que es biodiversidad; es el río su arteria natural y no la carretera asfaltada.

Las diversas religiones del Bosque —no hay una sola— tienen en común el culto sagrado a la Naturaleza, a los animales, a los ríos, a las montañas, a las plantas, a los vientos y a los ciclos lunares y solares.

Por ello el Bosque amazónico es el hogar ideal para los niños. Y por eso los pueblos que permanecen desnudos por los siglos de los siglos en el corazón del Bosque, son pueblos niños.

El paraíso de la Sociedad Civil

En términos de Gramsci, los pueblos niños del Bosque amazónico son comunidades anarquistas donde predomina la sociedad civil, o sea la comuna autogestionaria. En cambio la sociedad política, o sea el poder organizado de las burocracias, es prácticamente nula, no puede existir o existe apenas.

Estos pueblos en su aislamiento natural y libres del contacto con la “civilización” no conocen el dinero, comparten equitativamente lo que el Bosque les brinda. En sus diversas lenguas de troncos comunes, no existe traducción para las palabras codicia o avaricia. Y en casi todas esas lenguas, como la de los Awá o los Pacahuara, el concepto de Bosque significa “Nuestra Casa Grande”.

Tampoco sufren la enfermedad pequeñoburguesa del poder y sus concupiscencias. Sus líderes naturales emergen desde la horizontalidad de la organización comunitaria destacándose por haber sido, desde su infancia, los mejores cazadores y pescadores de la comunidad; son líderes que se caracterizan por ser los más niños entre los adultos: joviales, alegres, creativos y transparentes.

Cuando envejecen en su sabiduría, son los ancianos-oráculos adorados por toda la comunidad.

Destruyendo la autonomía comunitaria

Cuando las burocracias se inmiscuyen en la vida de los pueblos no contactados imponiéndoles sus visiones occidentales y “adultas” del desarrollo, la organización comunitaria queda desarticulada, sus líderes son cooptados con desvergonzadas prebendas y la autonomía del aislamiento voluntario se destroza irremediablemente.

Sus sistemas educativos naturales basados en el manejo sostenible del Bosque y en sus lenguas originarias son reemplazados con una mediocre escolarización occidental y entonces engrosan las estadísticas oficiales del analfabetismo.

Su alimentación medicinal basada en los saberes de la riqueza botánica y animal del Bosque es reemplazada por un sistema de salud pública ineficiente y entonces sufren los más altos índices de desnutrición y mortalidad materno-infantil.

Mientras más pobreza y miseria vengan sufriendo estos pueblos despojados de sus ricos territorios y de su singular riqueza cultural, de su inocencia infantil, más «justificativos» tendrán Estado y ONG’s para “gestionar proyectos de apoyo a los pueblos indígenas”.

Las redes sociales del bosque amazónico | VIDEO

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