DEL CASTILLO JUEGA A FAVOR DE EVO MORALES | El clan de los García Linera que controla el aparato policíaco del Estado, ha infiltrado facciones del narcotráfico que debilitan la perspectiva electoral del binomio Arce-Choquehuanca. El jefe cocalero saca amplia ventaja de esa debilidad causada por un Ministro mentiroso e irresponsable…

UN MINISTRO DE GOBIERNO ENEMIGO DEL GOBIERNO

Del Castillo tiene entre sus hombres de confianza a Jhonny Aguilera, policía que fue vinculado con los narco-crímenes de Porongo perpetrados por el clan Nallar-Lima Lobo. García Linera apadrinó la candidatura de Carmen Lima Lobo para una concejalía por el MAS en el municipio beniano de San Joaquín. | Fotomontaje Sol de Pando

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© Wilson García Mérida | Columna Sopa de Maní

El panorama electoral para el 2025 ya está más o menos bien perfilado: serán dos las candidaturas principales que podrían protagonizar la madre de las batallas: La del ex presidente Evo Morales Ayma y la del actual mandatario Luis Arce Catacora.  El fascismo opositor sería un distante tercero en disputa, pero podría ser un peligroso dirimidor en caso de que las dos candidaturas masistas se empantanen por falta de una nítida diferenciación doctrinal ante un electorado que espera una genuina revolución dentro la revolución.

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Es una incógnita cuál de las dos candidaturas del MAS detentará la sigla. Evo Morales tiene la ventaja de controlar el aparato partidario con una vasta red de operadores (y “recaudadores” como Quintana) centralizada en el Chapare. Ante el poderoso aparato partidario del Evo, a Luis Arce no le quedará otra opción que suplir esa desventaja usando a su favor el aparato estatal, no en el sentido corrupto, prebendal y fascista de Jeanine Añez cuando intentó postularse a partir del uso indebido de bienes del Estado, sino en el sano sentido de hacer una gestión estatal más que excelente y totalmente transparente. Una correcta y limpia administración del Estado, intolerante con la corrupción y el narcotráfico, dará más éxito electoral que un aparato partidario diseñado para lavar dineros de dudosa procedencia durante las campañas.   

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Esa perspectiva libertaria de cara al 2025, viene siendo frenada y escamoteada deliberadamente por un sector gubernamental acuartelado en el Ministerio de Gobierno. Más adelante demostraré, en esta columna, cómo el ministro Eduardo del Castillo, siendo operador de una facción del narcotráfico vinculada a García Linera, está llevando agua al molino de Evo Morales bajo una aparente y falsa “lucha contra el narcotráfico”.

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La candidatura de Evo Morales, es, claramente, la candidatura de la cocaína. Durante los 14 años de su régimen neo-estalinista, Morales lideró una segunda revolución del narcotráfico en Bolivia que modificó sustancialmente la cadena productiva de la cocaína. Con Evo, el Chapare pasó a ser de simple productora de hojas de coca y pasta base (sulfato), a una gigantesca factoría de la droga cristalizada (clorhidrato) for export. La primera revolución se produjo con García Meza, cuando Bolivia incursionó en la cristalización de clorhidrato de cocaína en laboratorios instalados en Santa Cruz y Beni, mientras el Chapare proveía la pasta base con el pisado de la coca; Huanchaca fue el resultado de esa revolución garcíamecista que implicó, además, una sangrienta ruptura con el Cartel de Cali cuyo monopolio en la cristalización de la droga boliviana era indiscutible hasta ese momento. Antes de García Meza, el Chapare sólo proveía hojas de coca que eran transportadas por “zepes” (campesinos cargadores de la hoja) sobre las orillas del rio Ichilo para su pisado en las haciendas de Roberto Suárez, al otro lado del Isiboro-Secure, en el Beni, y de ahí la pasta base volaba a los laboratorios de Colombia; hasta que vino Arce Gómez masacrando a los “zepes” para obligar al Chapare convertirse en productora de pasta base destinada a su cristalización en Huanchaca (Santa Cruz). Con Evo Morales, el Chapare llegará a concentrar en un solo territorio toda la cadena productiva de la cocaína. García Meza dejó para la posteridad un laboratorio de Huanchaca que terminó en manos del MNR; hoy el Chapare de Evo Morales tiene 10, 50, 100 o más Huanchacas. Este salto cuantitativo y cualitativo impulsado por el líder cocalero, implicó también una revolución capitalista sin precedentes en la historia de Bolivia: por la exportación de cocaína cristalizada, el Chapare genera una renta anual similar o mayor a los ingresos que obtiene YPFB por la venta de gas y otros combustibles, que en la gestión 2022 llegaron a $us 6.000’000.000. El obsceno festín de dólares que inunda al Chapare, aparte de ser un fenómeno de alienación neo-colonial, es la base financiera que estimula en Evo Morales las ansias de ser un monarca vitalicio en Bolivia.

Para entender el narcotráfico en Bolivia | VIDEO

Fue un descarado operador político del narcotráfico en Santa Cruz quien lanzó la candidatura del jefe cocalero, el 19 de agosto del año pasado, bajo el slogan “Evo Bicentenario 2025”. Ese día, Mario Cronembold desató la prematura electoralización del escenario nacional, afirmando cínicamente que “los grandes proyectos se trabajan desde temprano, no se improvisan”. Desde ese momento el MAS se partió en dos; el Gobierno de Luis Arce se vio obligado a emprender una virulenta “des-evización” del esquema gubernamental, ante las presiones de Evo Morales para comenzar a utilizar el aparato estatal  en función a su candidatura lanzada por Cronembold. El jefe cocalero no había tomado en cuenta que Arce y Choquehuanca también aspiran a ser candidatos en el 2025 para una legítima re-elección, lo cual está plenamente permitido por la Constitución por una única vez.

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No debería Evo Morales pretender obligar a Arce y Choquehuanca que renuncien a su legítimo derecho constitucional de ser re-elegidos. No debería Evo Morales ser tan mezquino y enfermo de poder, aprovecharse del aparato partidario del MAS en su concupiscente afán de “volver” y prorrogarse para seguir metiendo quinceañeras en las alcobas de la Casa Grande del Pueblo.

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El desafío de Arce y Choquehuanca para enarbolar una candidatura libertaria radicalmente distinta a la de Evo Morales, más que un desafío político es un desafío ético y moral. Es un desafío que puede conducir a la derrota si no se lo asume con una contundente fortaleza ideológica y una visión estratégica honesta. Estamos ante una oportunidad histórica inexcusable. Si Arce y Choquehuanca reproducen las arraigadas sinuosidades del evismo y se conforman con ser “la misma chola con otra pollera”, su derrota será inminente en el 2025, y el país volverá a entramparse entre los polos autoritarios del neo-estalinismo con Evo Morales y el neo-fascismo con sus gentes tan básicas como Camacho, Añez, Murillo, Doria Medina y demás nazis criollos siempre esperando las metidas de pata de la izquierda tradicional para propinarnos sus retrógrados zarpazos.

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Arce y Choquehuanca podrán vencerle a Evo Morales y aplastar a la derecha fascista, sólo si impulsan una auténtica reconducción indígena y revolucionaria del proceso de cambio, si le devuelven al pueblo Pacahuara su territorio en Pando que Quintana entregó a la maderera Mabet, si reivindican los contenidos libertarios de la Constitución Plurinacional traicionada por el evismo, si se despojan del sectarismo partidocrático dando señales de transparencia absoluta en la gestión pública para recuperar a las clases medias urbanas derechizadas por culpa de las imposturas del Evo; pero sobre todo si profundizan y radicalizan la idea de descolonización en el ámbito de la coca-cocaína.

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Evo será el candidato de la cocaína. Arce y Choquehuanca deberán ser, entonces, los candidatos de la sagrada hoja de coca.

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Para marcar esa fundamental y estratégica diferencia, los actuales mandatarios tienen el deber ético de promover la Ley de Descolonización de la Hoja de Coca, a través de la cual se liberará a la coca del estigma colonial de la cocaína y entonces la lucha contra el narcotráfico dará un salto histórico en Bolivia. El Estado Plurinacional debe dejar claramente establecido que la cocaína es el enemigo principal de la hoja de coca. Producir y traficar cocaína es colonizar a la hoja de coca, profanarla, corromperla y degradarla, humillarla.

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No hay droga más colonizante que la cocaína. Transformar la coca en cocaína corrompiendo los alcaloides con fines viciosos, es el acto más desvergonzado e impune de colonialismo. El enemigo principal de la hoja de coca es la cocaína, no el imperialismo yanqui necesariamente. Es por algo que Pablo Escóbar y sus sicarios fueron más anti-imperialistas que el propio Simón Bolívar o el mismo Ché. La contradicción entre la inocente hoja de coca  y la cocaína maldita no es política, sino ética y cultural.

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  • La cocaína es la decadencia de occidente, el fin de una civilización; la hoja de coca es el esplendor de una memoria que pervive,  el retorno al origen.
  • La cocaína es fascismo y populismo, la hoja de coca es democracia y revolución.
  • La infernal cocaína es depredadora del medio ambiente; la sagrada hoja de coca es hija de la Madre Tierra.
  • La cocaína es individualista, ególatra y megalómana; la hoja de coca es social, comunitaria y solidaria.
  • La cocaína es  injusticia y abuso; la hoja de coca es justicia y tolerancia.
  • La cocaína es lujo burgués y codicia capitalista; la coca es austeridad y humildad.
  • La cocaína es el símbolo del poder político parasitario y del codicioso privilegio; la hoja de coca es emblema de resistencia y de una vida austera y laboriosa.
  • La cocaína es la destrucción del cerebro que lleva a una mala vida; la coca es salud y vivir bien.
  • La cocaína produce hipocresía y doble moral; la hoja de coca implica franqueza y honestidad.
  • La cocaína es sinuosa; la coca es frontal.
  • La cocaína es sordidez y corrupción; la coca es lucidez y transparencia.
  • La cocaína es coca machucada con red bull y wisky en un putero de cinco estrellas; la hoja de coca es el acullico ritual en el espacio sagrado del ayllu.
  • La cocaína es ajuste de cuentas, asesinatos y secuestros; la coca es seguridad ciudadana.
  • La cocaína es pedofilia y abandono a los hijos; la hoja sagrada es respeto a la mujer y unión familiar.
  • La cocaína está en la sociedad política, es estadólatra, partidócrata y mafiosa; la hoja de coca está en la sociedad civil, es comunitaria, libertaria y vulnerable.
  • La cocaína es demasiada sociedad política que somete el Estado a un Partido; la coca es más espacios de poder para la sociedad civil rumbo a un Estado Comunitario.
  • Cocaína es la trasnacional del crimen y la intervención norteamericana tarde o temprano; coca es la soberanía nacional y la autodeterminación de los pueblos.
  • La  cocaína es Macha, desvío hacia el desequilibrio y el caos; la hoja de coca es Pacha, camino del equilibrio y la armonía.
  • La cocaína son las alas rotas del cóndor; la hoja de coca es el cóndor volando altivo. 

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Arce y Choquehuanca son los sacerdotes de la sagrada hoja de coca, Evo Morales es el comandante de la cocaína colonizante. Viva la coca, muera la cocaína. Soñé que así era cómo llegamos al 2025.

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Cuando los gobernantes de hoy se iluminen con la claridad que la descolonización de la hoja de coca puede irradiar, serán más justos y ecuánimes en sus actos de gobierno. Comprenderán lo injusto de encarcelar a Añez y Camacho por un golpe de Estado que nunca hubo, sólo para justificar la huida de Evo Morales cuando cayó por su propio peso. No hubo golpe, sino un neo-fascismo que se subió en la cresta de la ola de una revuelta popular —carente de una vanguardia obrera— causada por el hastío de la corrupción neo-estalinista. No hubo golpe, sino la cobardía de García Linera que se negó a asumir la sucesión constitucional provocando un vacío de poder que pensaban llenar con el reflote de un EGTK armado con narco-fusiles contrabandeados desde Miami. Tampoco hubo fraude, sino una persistencia prorroguista que se cagó en la tapa de un referéndum constitucional que dijo No a la eterna re-elección del Evo. A Añez hay que encarcelarla por ladrona, por haberse robado la plata de los respiradores provocando la muerte de cientos de enfermos con covid que se podían salvar, y por haber corrompido la transición pretendiendo ser candidata malgastando recursos del Estado. A Camacho y sus secuaces hay que meterles en Chonchocoro por haber provocado una ola fascista en el país con la mentira del “Censo 2023”, destruyendo un cronograma censal que el gobierno de Arce había diseñado con razonable pulcritud técnica.

Jhonny Aguilera, «hombre fuerte» del ministro del Castillo, vinculado a la cocaína de Nallar. Fue este mismo policía quien permitió la fuga de uno de los sicarios colombianos, John Walter Tibaduiza, haciendo creer que apareció en Colombia mientras se ocultaba en Yapacaní. | Fotomontaje Sol de Pando

Ahora hablemos del Ministro de Gobierno. Sobrinito mimado de los García Linera. Este suertudo muchacho es un aprendiz de político sicópata muy aplicado. Juega a ser el Quintana y el Murillo de la nueva era. Le irá bien, si al gobierno de Arce y Choquehuanca le interesa tener en su gabinete un Fuoché de turno, un Vladimiro Montecinos de rigor. En tal caso estamos jodidos, Evo Morales ganará indefectiblemente las elecciones del 2025 porque estamos entrando al juego estalinista, y en su terreno el Evo es invencible frente a todos sus imitadores autoritarios.

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Del Castillo tiene la sórdida misión de impedir que Arce y Choquehuanca marquen la radical diferencia ética con Evo Morales.  La “estrategia envolvente” de García Linera ahora consiste en que el actual gobierno sea nada más que una continuidad “orgánica” del régimen evista, un prorroguismo encubierto. A Evo Morales le conviene que así sea, mientras más se parezcan a él en su estilo estalinista, Arce y Choquehuanca no serán ninguna opción real en el 2025, no habrá alternativa, y la opción girará otra vez entre neo-estalinismo vs neo-fascismo.

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En parecerse a él, Evo halla un terreno fértil para neutralizar a Arce y Choquehuanca con acusaciones de corrupción y narcotráfico. Evo será el salvador, el adalid contra las drogas y los malos manejos, el ético, el ganador. Y García Linera será “el hombre de las confluencias”. El Ministro de Gobierno trabaja en función a ello.

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Una facción del narcotráfico vinculada a los García Linera, la de la familia Lima Lobo y los Nallar, goza de protección por parte del ministro Eduardo del Castillo, desde mucho antes de los crímenes del 21 de junio del pasado año, cuando tres policías fueron acribillados por Nallar y sus sicarios colombianos en el municipio de Porongo. El Ministerio de Gobierno le pone el máximo desinterés en el caso, no le importa que el juicio avance para dar sentencia a los asesinos de esos tres policías. Para colmo, del Castillo ha nombrado como su Viceministro de Régimen Interior al general Jhonny Aguilera, el policía aquel que movió cielo y tierra para impedir que Nallar sea investigado por narcotráfico y se lo enjuicie solamente por el cargo de asesinato. Fue este mismo policía quien permitió la fuga de uno de los sicarios colombianos, John Walter Tibaduiza, haciendo creer que apareció en Colombia mientras se ocultaba en Yapacaní.

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¿Por qué carajos del Castillo le da tanto poder a un policía comprometido con la cocaína de Nallar y con los asesinos de sus propios camaradas?

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El Evo está muy feliz con un tipo como del Castillo en el Ministerio de Gobierno. Este Ministro de Arce y Choquehuanca le da a Evo Morales el discurso que necesita para incriminar al Presidente y al Vicepresidente como protectores del narcotráfico; y con tal estrategia el jefe cocalero ya está ganando votos para el 2025, gracias al sobrinito mamón de los García Linera.

El caso Sacta y un modus operandi de la cocaína en Bolivia | VIDEO

El intercambio público de caballerosas diatribas entre Evo Morales y Eduardo del Castillo es parte de la opereta. Mis fuentes de la Inteligencia policial me informan que, a través de Raúl García Linera, Evo y del Castillo negocian subrepticiamente casos de protección al narcotráfico que llegan al Ministerio Público. En el caso del valle de Sacta, que denunció Evo, el ex Presidente aflojó la presión contra el viceministro Jaime Mamani, cuyo nombre aparece en los “narco-audios” y en el expediente fiscal es acusado de haber participado en la contra-orden para abortar el operativo antidroga en esa zona. La caída de Mamani habría significado también la caída de del Castillo. A cambio de la impunidad de los protectores del laboratorio de Sacta, Evo exigió dejar sin efecto la investigación de las 66 narco-avionetas en el aeródromo Mondaka, en Cotoca, cuyos dueños nunca se presentaron a declarar; esos aviones eran la flota aérea chapareña que sacaba  la droga desde los laboratorios de Chimoré y Yapacaní hacia Paraguay y Brasil.

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Tiene razón Quintana cuando observa que los rimbombantes shows mediáticos en los cuales Eduardo del Castillo goza hasta el éxtasis mintiéndole al país, son una imitación caricaturesca de aquellos operativos televisados en tiempos del neoliberalismo, donde se mostraban enormes fábricas de cocaína desmanteladas, sin un gramo de droga incautada y ni un solo narcotraficante detenido. Sabíamos que en los gobiernos de Paz Zamora, Banzer, Tuto Quiroga, Goni y Mesa, detrás de esos operativos televisados los dueños de las fábricas desmanteladas pagaban cuantiosos sobornos a los policías, agentes de la DEA y funcionarios del Ministerio de Gobierno, empezando por el Ministro, para no ser detenidos.

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El modelo vigente de lucha contra el narcotráfico que se anquilosó en los 14 años de Evo Morales, es el mismo modelo que dejó la DEA antes de partir. Es un modelo fundamentalmente basado en la extorsión. El modelo de lucha antidroga boliviano es una fábrica de nuevos ricos no necesariamente pichicateros.  Durante el neoliberalismo cientos de agentes de la DEA, policías, jueces, fiscales y funcionarios del Ministerio de Gobierno se enriquecieron de la noche a la mañana extorsionando a los narcotraficantes; hoy son prósperos empresarios. Si miento, pregúntele a Felipe Cáceres, el eterno Viceministro favorito del Evo. No tengo la menor duda que nuestro novel Vladimiro Montecinos está navegando sobre esas mismas aguas, hoy más cenagosas que antes por el monstruoso volumen de cocaína cristalizada que está saliendo de las incontables Huanchacas chapareñas, generándose millones de dólares en cuestión de horas.

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En un modelo de lucha contra el narcotráfico basado en la descolonización de la hoja de coca, la cocaína —en su proceso de erradicación— tiene que dejar de ser una fuente de enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos a la cabeza del Ministro de Gobierno extorsionando a los narcotraficantes, para que ese dinero ingrese lícitamente a las arcas públicas en beneficio de la salud, la educación y la cultura. Se puede incinerar miles de toneladas de cocaína, pero no es posible quemar los millones de dólares que produce esta pujante industria ilegal. Entonces, hay que identificar a los principales peces gordos, negociar con ellos un plan de arrepentimiento. Hay que dar fin con el enriquecimiento ilícito de funcionarios corruptos, y hacer que los oceánicos excedentes que genera la cocaína lleguen al pueblo empobrecido con el amparo de una Ley de Descolonización de la Hoja de Coca.

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