OTRA VEZ EL TRISTE DILEMA BOLIVIANO: FASCISMO O ESTALINISMO
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© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando | Columna Sopa de Maní
El Gran Hermano Evo Morales tiene que ordenar el repliegue inmediato de sus «bases» partidocráticas que intervienen «orgánicamente» en Santa Cruz, para que no sigan induciendo oficiosamente a la volátil violencia fascista. El jefe cocalero tiene un alto grado de responsabilidad en el recurrente drama nacional. Y al mismo tiempo hay que iniciar el proceso revocatorio para destituir legalmente al desaforado Gobernador…
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Camacho y su pandilla ultraderechista son los indudables autores intelectuales del asesinato cometido en Puerto Quijarro. Tienen que someterse a la justicia como es debido.
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Cuando los fascistas asesinan, del modo en que lo hicieron en Puerto Quijarro apaleando al trabajador Julio Pablo Taborga, culpan a los estalinistas por haber provocado su reacción criminal, como alegando «defensa propia» con cínica impunidad. Paradójicamente, eso exactamente buscan los estalinistas.
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El paro fascista se desinflará en sí mismo, en cuestión de días, por la acción espontánea del pueblo trabajador cruceño. Dejemos que la Sociedad Civil resista y autogestione el conflicto, confiemos en la sabiduría del laborioso pueblo cruceño, diverso y plurinacional. No hace falta ningún vanguardismo partidocrático ni mucho menos que Evo Morales se erija como el «salvador» del gobierno.
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Bolivia otra vez acogotada por la tenaza autoritaria, entre el fascismo y el estalinismo, entre la locura de poder de Evo Morales y la desquiciada indolencia de Camacho. Entre las sombras nefastas de los Quintana con los García Linera y de los Murillo con los Foronda.
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El ex Ministro de Gobierno evista Hugo Moldiz sobredimensiona el paro fascista diciendo que «pretende acortamiento de mandato de Lucho Arce». Aún en el peor de los escenarios, estaría garantizada la sucesión constitucional. No creo que ni Arce ni Choquehuanca salgan huyendo para refugiarse en una embajada amiga, para entonces querer volver cabalgando sobre la mula infecunda y cobarde del «vietnam moderno».
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No es comparable el empute nacional de 2019 causado por el prorroguismo evista, con esta mediocre «lucha» por el Censo. El estalinismo le hace juego al fascismo (y viceversa, son las dos caras del mismo autoritarismo bipolar), para trepar sobre la cresta de la ola compitiendo como gángster’s por control territorial, y metiendo leña al fuego donde sólo cenizas quedan.
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Autoritarios. El mediocre Luis Fernando Camacho y su pandilla oligarca, siempre conspirando, aducen que el Censo 2024 «es fraude»; y el vil cocalero Evo Morales, obsesionado por su improbable retorno al poder, con el pretexto de que el paro «es golpe», no cesa en su megalómano protagonismo. Autoritarios.
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Arguir que postergar el Censo oculta una estrategia de fraude electoral, es una alucinación fascista que soslaya la necesidad de corregir ya el padrón de votantes. Es el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia (TSE) el órgano competente para definir si el Censo del INE, y no el registro biométrico del SEGIP, sirve como base técnica para actualizar un padrón electoral.
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Decir que el paro fascista implica un golpe de Estado, es una sobre-estimación que sólo le conviene al clan estalinista. Los momentos de máximo solaz «revolucionario» de Evo, son aquellos en que el fascismo alza la guadaña en nombre de «dios y la patria» para sacrificar víctimas inocentes en la carne del cañón.
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Y así la democracia va extinguiéndose, decapitada por la tenaza autoritaria del fascismo en la derecha cavernaria y del estalinismo en la izquierda siniestra.
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