LAS MÁSCARAS SICODÉLICAS DE CAMETÁ
El rio como objeto de festejo | VIDEO
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© Redacción Sol de Pando
“El Carnaval de las Aguas comenzó en el metaverso de las islas cametaenses. Mucho color y sicodelia en los algoritmos carnavaleros de la Amazonia”, escribió el artista visual y fotógrafo Luan Rodríguez, un apasionado de la cultura de su ciudad natal, Cametá, y en especial del carnaval de aquel municipio-archipiélago del Estado de Pará, que tiene características únicas en el mundo; se lo celebra navegando sobre los ríos tributarios del gran Tocantis.
El espectáculo que se produce en estas carnestolendas amazónicas, es una explosión de colores y formas que surgen de esa mezcla vigorosa y fecunda de las tradiciones afrobrasileñas y de la cultura indígena tupi-guaraní, cazadores y pescadores que irrumpen desde la profundidad del bosque en los ríos cuyas aguas reciben el tributo con su abrazo de serpiente.
Los ríos Mutuacá, Pacajaí, Joroca, y el Tocantis mismo, son el escenario de un gigantesco rito surrealista que convierte al Valle de Juabá en el centro posmoderno de un multiverso sin tiempo ni espacio.
Es un pueblo esencialmente pescador. “La vida en las islas se mueve sobre el ruido de los motores” —informa Luan Rodrigues—. “Son las barcazas que mueven prácticamente todo, en una región donde las calles son los ríos”.
El artista visual se pregunta cómo sería este mundo fantástico en el año 2050. Aplicando herramientas de la inteligencia artificial, Rodrigues retocó algunas de sus fotos del Carnaval de las Aguas, y no surgió diferencia alguna con las fotos originales. Los clowns y faunos de la selva que están sueltos en este Carnaval de las Aguas, parecen haber venido del año 2050 en una máquina del tiempo que es una canoa asuruní.
“Esto es Jodorowskiano”, exclama Luan…
Preservar el espíritu del bosque
El llamado “Carnaval de las Aguas” comenzó hace 87 años en las comunidades de pescadores de Cametá, donde la comparsas recorren los ríos a bordo de sus pequeñas embarcaciones de madera.
Los colores cálidos y vibrantes de los disfraces se entremezclan con el marrón de las aguas y el verde intenso de la selva que custodia los ríos, en el que conviven todo tipo de animales, incluidos los bufeos, delfines rosados, uno de los grandes símbolos de la selva Amazónica.
Fundada en 1635, Cametá, un pequeño municipio de poco más de 100,000 habitantes y uno de los más antiguos de la Amazonía brasileña, se encuentra situado en el noreste de Pará, un inmenso Estado con una superficie igual a la de Angola y en el que viven más de ocho millones de habitantes.
La región también acoge la desembocadura al océano Atlántico del imponente río Amazonas.
El músico Mestre Vital, uno de los septuagenarios líderes del Carnaval de las Aguas, dice que las fiestas carnavalescas de Cametá deben tener más apoyo del Gobierno para preservar las comunidades y sumarse a las tantas voces de la región que piden más atención por los problemas socioambientales del llamado “pulmón del planeta”.
“Existe una preocupación en no dejar morir las tradiciones”, dijo. “Por eso desde niños muchos aprenden de los más adultos, que les van pasando esa tradición…”.
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