REPORTEROS SIN FRONTERAS | La violencia y la polarización persisten en el continente americano

Bolivia figura en el puesto 109 dentro la clasificación mundial de la Libertad de Prensa

CuadroRsFBolivia se ubica en la posición 109 de 179 países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2013 publicada por Reporteros sin Fronteras (RSF), bajando un puesto respecto al lugar  108 que ocupaba en la lista de la gestión pasada, mientras que Costa Rica y Uruguay son los países latinoamericanos más respetuosos de la labor informativa de los periodistas.

RSF es una institución que promueve y defiende la libertad de informar y de ser informado en cualquier lugar del mundo. De acuerdo a la metodología que aplica esta organización se emite una nota respecto a las agresiones y dificultades que tienen los periodistas para desarrollar su trabajo.

En los puestos más altos de la clasificación mundial se mantienen los mismos tres países que encabezaron la lista del año pasado. Por tercer año consecutivo, Finlandia es el país que más respeta la libertad de prensa, seguido por los Países Bajos y Noruega.

Por su parte  Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea, ocupan, un año más, las últimas posiciones.

En cuanto a  América Latina, Costa Rica se sitúa en el puesto 18, Uruguay en el 27, el Salvador en el 38, Trinidad y Tobago en el 34, Argentina en el 54, Chile en el 60, República Dominicana en el 80, Paraguay en el 91, Guatemala en el 95, Perú en el 105, Brasil en el 108, mientras que Bolivia en el 109 , seguido por Venezuela ubicada en la posición 117, Ecuador en el 119, Colombia 129, México en el 153 y Cuba en el puesto 171.

«La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada por Reporteros Sin Fronteras no tiene en cuenta de forma directa el tipo de sistema político de cada país, pero está claro que los sistemas democráticos aportan un marco de mayor protección a la libertad de producir y distribuir noticias que los países donde se violan los derechos humanos», afirmó Christophe Deloire, Secretario General de Reporteros Sin Fronteras.

Violencia y polarización

El surgimiento de movimientos de protesta de envergadura –y su represión– había modificado de forma considerable la posición de ciertos países en 2011. El reflujo de estos movimientos cambia lógicamente la situación un año más tarde. Es el caso de Chile (60o, +20), donde las movilizaciones estudiantiles de 2012 no tuvieron la misma magnitud que el año precedente. Las acciones represivas se concentraron esta vez en la región de Aysén, recorrida por una fuerte ola de protestas en el primer trimestre del año. No obstante, el asenso de Chile en la clasificación merece ser relativizado teniendo en cuenta los graves desequilibrios en su espacio de comunicación, la criminalización de los medios de comunicación comunitarios –en particular en territorio Mapuche– y las dificultades que enfrentan los periodistas que investigan sobre la dictadura (1973-1990).

Estados Unidos (32o, +15), donde la represión del movimiento Occupy Wall Street también afectó a los periodistas que lo cubrían, registró una dinámica similar, lo que le permitió recuperar una posición más acorde a su reputación de “país de la Primera Enmienda”. En cambio Canadá (20o, -10 puntos) perdió este año su lugar de país mejor calificado, favoreciendo el ascenso de Jamaica (13o). Esto se debe, por una parte, a los obstáculos que enfrentaron los periodistas durante el movimiento estudiantil conocido como la “Primavera de Maple” y, por otra, a las persistentes amenazas al secreto de las fuentes y a la protección de datos personales de los internautas, afectada por el proyecto de ley federal C-30, de lucha contra la cibercriminalidad.

Las nuevas tendencias, más claras, se observan en el sur del continente. Brasil (108o), enlutado en 2012 por el asesinato de cinco periodistas, retrocede aún nueve lugares; en 2011 ya había caído 41. Su paisaje mediático también se distingue por fuertes desequilibrios. Muy dependientes de los gobiernos estatales, los medios de comunicación regionales son los que corren más riesgo de padecer ataques, agresiones a su personal, así como órdenes de censura judicial, que también afectan la blogósfera. Violenta, la campaña de las elecciones municipales de octubre de 2012 exacerbó esta situación.

Guerra mediática

y golpe parlamentario,

factores de caída

En Paraguay (91o, -11), el golpe parlamentario que derrocó al presidente Fernando Lugo el 22 de junio de 2012, no tardó en producir sus efectos en materia de comunicación e información. Se llevó a cabo una verdadera purga de personal en los medios de comunicación públicos creados bajo el mandato del presidente destituido, que estuvo acompañada de una recurrente censura de programas. Las radios comunitarias temen también por sus frecuencias, que ya de por sí son pocas.

Aún en el sur, Perú (105o, +10), conocido por su elevado nivel de agresiones, adelanta esta vez a Brasil, que supera sólo con un punto a Bolivia (109o), país en que algunos medios de comunicación fueron blanco de atentados espectaculares (ataques con dinamita, incendios provocados) y donde la polarización pesa tanto a escala nacional como local. Marcado por un año de gran tensión entre el gobierno y los principales sectores de la prensa privada, Ecuador (119o, -15) se ubica detrás de Venezuela (117o). Algunos cierres abusivos de medios de comunicación puntuaron el periodo en este país andino, en el que fue asesinado un periodista y donde se registraron más de 170 casos de violencia en un clima de “guerra mediática”.

Aunque su dimensión es menos dramática, la polarización se ha vuelto preocupante en Argentina (54o), que desciende algunos lugares en medio de una situación generalizada de enfrentamientos crecientes entre el gobierno y ciertos sectores de la prensa privada. En primer lugar: el grupo Clarín, refractario a la plena aplicación de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual o Ley de Medios, aprobada en 2009. Al este del Río de la Plata, Uruguay (27o) gana de nuevo terreno y se ubica a menos de diez puestos de Costa Rica (18o), aún a la cabeza de los países de América Latina.

Los fuertes contrastes observados en 2011 en América central experimentaron pocos cambios en 2012. Falta de pluralismo, constantes tensiones con el poder político, presiones y autocensura explican en gran medida el casi estancamiento de Panamá (111o) –donde los ataques a periodistas se triplicaron en un año, según los sindicatos locales–, Guatemala (95o) y Nicaragua (78o). Por el contrario, El Salvador (38o) debe su envidiable posición a los esfuerzos gubernamentales en la lucha contra la inseguridad, incluso si periodistas y medios de comunicación denuncian a menudo la falta de acceso a la información de las instituciones y los organismos públicos. Una disminución global de la violencia contra los periodistas y de procesos perjudiciales para la libertad de informar, justifican el progreso de República Dominicana (80o, +15), pero este país aún se encuentra lejos de su vecino Haití (49o), donde la situación en su conjunto permanece igual pese a la actitud, a veces agresiva, del presidente Michel Martelly, de la que algunos periodistas se consideran víctimas.

Turbulencias caribeñas; los mismos países en el abismo

Tensiones políticas y abusos procesales explican la posición de otros países de las regiones de las Guyanas y el Caribe. En Trinidad y Tobago (44o) no han acabado los intentos de rastreo de las fuentes de los periodistas y el salvaje espionaje telefónico a los que, no obstante, el gobierno había prometido poner fin en 2010. En Surinam (31o, -9), las relaciones entre el presidente Desi Bouterse y una parte del gremio, en ocasiones turbulentas, no mejoraron tras el voto de la ley que amnistía el asesinato de quince opositores, cinco de ellos periodistas, cometido hace treinta años. Entonces el dictador se llamaba… Desi Bouterse, quien regresó al poder por las urnas en 2010. Los siete países pertenecientes a la Organización de Estados Caribeños del Este (OECS por sus siglas en inglés) retrocedieron ocho lugares (34o); esto se debe a las presiones –a veces directas– de los gobiernos sobre las redacciones, así como a un proceso de despenalización de los delitos de “difamación” e “injuria” demasiado lento. Estas mismas presiones se denunciaron en Guyana (69o), cuya clasificación aún se ve afectada porque el Estado mantiene el monopolio de la radio.

En las profundidades de la clasificación, Honduras (127o), donde dos periodistas fueron asesinados y el crimen tiene relación directa con el ejercicio de su oficio, permanece en el statu quo provocado por el golpe de Estado del 28 de junio de 2009. No ha disminuido la persecución de los medios de comunicación de oposición y de las radios comunitarias, ni la criminalización de los defensores de los derechos humanos o de los movimientos sociales, proveedores de información sobre cuestiones delicadas (conflictos agrarios, abusos de la policía, derechos de las minorías).

Pese a las esperanzas suscitadas por las nuevas negociaciones entre el gobierno y la guerrilla de las FARC, Colombia (129o) aún debe enfrentar el narco-paramilitarismo, verdadero predador para aquellos que trabajan al servicio de la información. Aunque en 2012 se registró una ligera disminución del número de agresiones, en el país fue asesinado un periodista.

En el norte, México (153o) conserva su puesto de país más peligroso del continente para el gremio; seis periodistas fueron asesinados. La violencia y la censura acompañaron el desarrollo de las controvertidas elecciones del 1 de julio de 2012, que marcaron el regreso a la presidencia de la República del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Cuba (171o), el último país del continente en la clasificación y el único que no tolera –salvo raras excepciones– ninguna prensa independiente, acaba un año de fuerte represión de la disidencia. En la isla hay dos periodistas encarcelados, uno de ellos de la prensa del Estado.

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