Data: abril 17, 2022 | 12:05
LOS AUDIOS DE SAJTA | Jaime Mamani, Viceministro de Sustancias Controladas, rompió la cadena de mando al ordenar a un capitán de UMOPAR abandonar una fábrica de cocaína. El poder político corrompe y debilita a los mandos policiales…

VICEMINISTRO MAMANI INTERFIRIÓ EN OPERATIVO DE UMOPAR

© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando | Servicio Informativo Datos & Análisis

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Los audios de Sajta reflejan hechos concretos: el viceministro Jaime Mamani Espíndola rompe la cadena de mando y ordena de manera directa a un subalterno de Yerko Terán, el capitán Iver de Villegas, abandonar el complejo cocainero a pocas horas de su intervención.

Cuando de Villegas abandonaba la factoría, Terán se aprestaba a ingresar al local, y al ver que su subalterno se replegaba le ordena ingresar nuevamente. En medio de dos órdenes contrarias que se cruzaban, el capitán de Villegas llama al ayudante de órdenes del Viceministro —un capitán de apellido García, según Terán— implorando que Jaime Mamani tome contacto con Yerko Terán para coordinar, entre ambos superiores, el repliegue o la permanencia en el laboratorio.

Luego el comandante nacional de UMOPAR, coronel Jaime Arancibia, a fin de hacer cumplir la determinación de Mamani logra comunicarse con Terán ordenándole salir del lugar. “¡No toquen nada!, ¡exfiltren!”, instruye categórico Arancibia.

Los policías se ven obligados a acatar órdenes ilegales provenientes del poder político, agrediéndose mutuamente, bajo el permanente chantaje de ser afectados en su carrera profesional y estabilidad laboral mediante los ascensos y destinos que están en manos de la partidocracia gobernante.

Los súper-poderes del viceministro Mamani

Jaime Mamani forma parte del entorno íntimo de Evo Morales; fue el ex Presidente quien impuso al gobierno de Luis Arce su designación como Viceministro de Sustancias Controladas, reemplazando a Felipe Cáceres. | Foto archivo Sol de Pando

De ser evidente que el cabecilla de aquella confabulación para abortar el operativo de Sajta fue el viceministro Mamani, quedará en evidencia que las fuerzas policiales de la lucha antidroga están dramáticamente subordinadas al poder político del sector cocalero que hegemoniza la administración estatal. “Se va a emputar”, le dice el capitán García a su camarada de Villegas, cuando se le informa al ayudante de órdenes de Mamani que Terán ha contradicho la orden de “exfiltrar” (abandonar) la fábrica de cocaína intervenida.

En memorial presentado 5 de abril a la Fiscalía de Chimoré, el Tcnl. Yerko Terán menciona una supuesta amenaza de comunarios del lugar (cocaleros) aliados con los narcotraficantes supuestamente colombianos que le esperaban para lincharle, atentado que, según él, fue tramado por el Gobierno para impedirle “quemar” el laboratorio de Sajta.

Me llegué a enterar que en la parte de afuera (población aledaña) se estarían reuniendo personas en una cantidad de 350 sujetos con fines maliciosos en contra de mí y de mis elementos policiales”, afirma Terán.

Habría sido bajo aquella amenaza que el comandante de Umopar en Chimoré optó por cumplir la orden superior de salir de la factoría. La acusación contra un grupo de cocaleros como parte del esquema de protección a los narcotraficantes de Sajta, no ha sido mencionada por Evo Morales y tampoco el presidente de las seis federaciones ha exigido que se investigue ese dato revelado por el policía. Mamani tiene mucho que explicar al respecto.

Coca-cocaína, una férrea alianza política

Si Mamani tomó control personal de la lucha anti-droga en función a un pacto cocaleros-narcotraficantes —un pacto político sin duda— imponiendo su autoridad absoluta sobre los mandos policiales en menos de dos años de gestión (fue designado en noviembre de 2020), es aterrador inferir cómo obraron los anteriores titulares de esa cartera durante 14 años del régimen evista.

Aquel poder político ejercido a discreción por los funcionarios cocaleros en la lucha contra la cocaína, se ha expresado crudamente en el mismo caso Sajta con la destitución y encarcelamiento de los policías que participaron en el operativo debatiéndose entre las órdenes de Mamani y las contraórdenes de Terán. El capitán de Villegas, por ejemplo, se encuentra actualmente con detención domiciliaria y Mamani sigue al mando del Viceministerio frontalmente protegido y socapado por un incoherente Ministro de Gobierno.

Del Castillo sigue misma la línea perversa de Evo Morales consistente en responsabilizar del encubrimiento al narcotráfico exclusivamente a los policías, manteniendo intocables e impunes a los protagonistas políticos y civiles de este drama nacional.

Mamani forma parte del entorno íntimo de Evo Morales, fue el ex Presidente quien impuso al gobierno de Luis Arce su designación en el cargo, en reemplazo del insustituible “zar antidroga” Felipe Cáceres, hoy un próspero ex cocalero.

Todo indica que Evo Morales, al apadrinar la difusión de los audios de Sajta con connotaciones escandalosas —pretendiendo tender una cortina de humo sobre el asunto del aeródromo de Cotoca y al mismo tiempo torcerle el brazo a la administración de Arce para frenar la irrupción de la DEA tras la caída del coronel Maximiliano Dávila—, ha lanzado un boomerang político que apunta a él mismo.

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