¿Cuándo y por qué Evo Morales se tomó fotos con Ormachea, el policía extorsionador?
© Wilson García MéridaFotos de Evo Morales junto al extorsionador Fabricio Ormachea mientras se intervenía un laboratorio de droga cerca al Brasil, circulan en las redes informativas de todo el mundo mostrando al Presidente boliviano como el “jefe” del policía corrupto capturado recientemente por el FBI en Miami. El escarnio internacional que sufre la imagen de Evo —y la del país— se agrava por el hecho de que Ormachea extorsionaba al empresario Humberto Roca en nombre del presidente Morales Ayma y el vicepresidente García Linera. Éste es el precio político y moral que los gobernantes democráticamente elegidos en Bolivia están pagando por confiar ciegamente en un ex militar que fue asesor de Hugo Banzer Suarez durante gobiernos neoliberales pasados, y que hoy detenta mucho más poder que Evo y Álvaro juntos. El encuentro oficial entre Evo Morales y Fabricio Ormachea como el objeto principal de aquel operativo mediático posterior al operativo anti-droga, fue propiciado deliberadamente por el Ministro de la Presidencia, el “innombrable” Juan Ramón Quintana…
El viernes 27 de marzo del 2009 —cinco meses después de los luctuosos acontecimientos en el municipio de Porvenir, Pando—, el ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana dirigió personalmente un espectacular “mega-operativo” que culminó con la captura de cuatro narcotraficantes colombianos y el desmantelamiento de una sofisticada fábrica para refinar pasta base de cocaína, instalación que abarcaba 400 hectáreas de una hacienda en el municipio indígena de San Antonio de Lomerío, cerca a San Ramón (frontera con Brasil), dentro la Chiquitanía cruceña.
La finalidad de aquel operativo anti-droga con clásicos ribetes de un muy bien organizado operativo mediático, era “demostrarle al mundo” —según palabras de Quintana— “que no necesitamos de la DEA en Bolivia”. El Canciller y otras autoridades del Poder Ejecutivo, entre ellas el propio Presidente, le hicieron el corifeo con esa cantaleta seudo-antiimperialista que en voz del Ministro de la Presidencia suena a doble moral. Pero también ese operativo mediático tenía el propósito de legitimar el ascenso de Fabricio Ormachea como el principal articulador político de Quintana dentro la Policía Nacional.
Al día siguiente de la intervención policial a la narco-factoría, el sábado 28 de marzo, en la misma estancia donde se ejecutó la acción anti-droga, el Ministerio de la Presidencia organizó la llegada al lugar del presidente Evo Morales, con una amplia cobertura de medios informativos. Es en ese momento que hace su primera aparición pública el todavía capitán Mario Fabricio Ormachea Aliaga, bien pegado a Evo Morales frente a las cámaras.
“El jefe de Estado visitó la planta procesadora de cocaína, donde se convertía el estupefaciente en droga cristalizada de alta pureza. Fue acompañado por el Ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana” —reportó el periodista Christian Peña y Lillo de El Deber—. “Luego de conocer el informe del operativo realizado y los nexos de los narcotraficantes que le dieron los agentes de la Felcn, Morales se retiró del lugar y se quedó en Cochabamba para pasar la noche”.
El Nuevo Día informó en su edición del domingo 29 de marzo del 2009 que “el presidente Evo Morales, acompañado de Juan Ramón Quintana, llegó ayer hasta la moderna fábrica de cristalización de droga a bordo de su helicóptero PUMA. El Mandatario inspeccionó la factoría y quedó impresionado por su moderna tecnología empleada para la cristalización de droga”. Y se menciona al capitán Ormachea como el encargado de explicar detalles del operativo: “También contaban con una procesadora de acetona que obtenían a partir de la dilución del acetil acetato, sustancias no controladas en la lista de la Ley 1008, detalló el capitán de la Fuerza Antidroga Fabricio Ormachea”, dice la referida crónica de El Nuevo Día (hoy El Día).
Por su parte, La Razón ilustró su nota dominical con una foto que muestra juntos a Evo Morales, Juan Ramón Quintana y Fabricio Ormachea, en cuyo pie se lee: “El Presidente recibe la explicación (de Ormachea, nr) de cómo funcionaba el laboratorio de cristalización de cocaína. Detrás, el Ministro de la Presidencia (Quintana) filma los artefactos hallados”.
Apadrinando a Ormachea en San Antonio de Lomerío
Sol de Pando recogió testimonios de policías que estuvieron presentes en el operativo de San Antonio de Lomerío. Todos coinciden en que aquel operativo fue el “lanzamiento político” de Fabricio Ormachea, quien en ese momento, como capitán, “todavía no detentaba ningún cargo jerárquico de importancia en la institución; el Jefe Nacional de Operaciones de la Fuerza era el mayor Enrique Terán y el capitán Ormachea era su ayudante”, precisan nuestras fuentes.
Apoyado abiertamente por Quintana, Ormachea, apodado “El Facho” entre sus camaradas, se presentó oficiosamente como “vocero de la Felcn” y escenificó una “explicación” sobre los detalles del operativo ante el presidente Evo Morales y ante los periodistas, “tarea que correspondía al jefe de operativos, el mayor Terán, o incluso al coronel Oscar Nina que era el Comandante máximo de la Fuerza”. Funcionarios del Ministerio de la Presidencia que “manejaron” a los periodistas, habían inducido a que los medios presten más atención al capitán Ormachea que al mismo comandante Nina. También se encontraba allí el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, como un invitado de piedra.
“De hecho el Ministro de Gobierno (Alfredo Rada) no estuvo en el lugar; parece que se enojó porque Juan Ramón Quintana tomó todas las decisiones de ese operativo y de la posterior conferencia de prensa”, sostiene el testigo.
A raíz de esa actitud rebelde de Rada, Quintana influyó en la decisión posterior del presidente Morales para que Sacha Llorenti, que en ese momento trabajaba como Viceministro de Coordinación Gubernamental en el Ministerio de la Presidencia, salte al cargo de Ministro de Gobierno sin dejar de ser un obsecuente subordinado de Quintana, tal como se demostró durante los sucesos de Chaparina en septiembre del 2011.
Un operador político en la Policía
Después de que el capitán Ormachea se mandó la parte codeándose con el presidente Evo Morales, gracias a los espacios que le facilitó el Ministro de la Presidencia durante ese famoso operativo en San Antonio de Lomerío, estaba claro para los miembros de la Policía Nacional que Ormachea tenía mucho poder, había que temerle. Esa era la señal que salió del operativo armado por Quintana.
La desazón cundió. “Todos sabíamos que Ormachea era un pillo desde los tiempos de la Academia, pero ni modo, el poder es así, eso le permitió corromper a otros miembros de la institución, incluso armar su banda de extorsión para avasallar a sus propios camaradas de manera impune”, comenta el jefe policial que habló con Sol de Pando.
Nuestra fuente reiteró que entre Quintana y Ormachea “hicieron y deshicieron a su antojo cuando se decidían las órdenes de ascensos y destinos: Ormachea le llevaba al Ministro de la Presidencia las listas de policías elegidos por él, previos cobros en muchos casos pero principalmente con juramentos de lealtad al Gobierno, para ascender o tener los mejores destinos, y Juan Ramón Quintana influía sobre el presidente Evo Morales para que salgan los decretos correspondientes y las órdenes al Legislativo, siempre favoreciendo a quienes Ormachea reclutó políticamente, así de simple”, dice el vocero policial con indignada voz.
El ascenso a Mayor y una absolución judicial
Luego del “exitoso operativo” del 27 de marzo del 2009, el capitán Ormachea era candidato firme para ascender a Mayor, grado que le permitiría asumir la jefatura de operativos de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) en reemplazo de Enrique Terán.
Pero había un problema y Juan Ramón Quintana lo sabía muy bien desde el 2004, año en que realizó una consultoría académica con datos de corrupción por narcotráfico en la Policía y que el PIEB publicó en el 2005. Ormachea arrastraba un proceso judicial como integrante de una banda de falsificadores de pólizas. El asunto fue resuelto en el acto. El policía Ormachea había sido el único absuelto, entre los 12 procesados de su banda; pero la sentencia había sido apelada con un recurso de nulidad para reabrir el juicio. Según Los Tiempos en su edición de este domingo 8 de septiembre, “en 2009, la Corte Suprema de Justicia rechazó la apelación de la víctima y confirmó la sentencia de absolución del policía”.
Con esa absolución de la Corte Suprema, dictada en el mismo año 2009, Quintana ya no tendría obstáculos para promover el ascenso a Mayor de Ormachea, influyendo sobre Evo Morales, quien ya tenía una «buena impresión» de Ormachea desde el operativo de San Antonio de Lomerío. Así la designación progresiva en puestos claves dentro los aparatos de Seguridad e Inteligencia del Estado, le allanaba el camino a Ormachea para seguir delinquiendo, organizando su banda de extorsionadores, traficando influencias y llevando electores y obsecuencias desde el seno de la policía hacia la voraz maquinaria clientelar de Quintana.
Fabricio Ormachea fue Jefe de Operaciones de la Fuerza Antidroga hasta octubre del 2010, tras participar en otro “mega-operativo” organizado por Quintana en las zonas auríferas de la Chiquitanía y el Itenez que fueron militarizadas; y en noviembre de ese año fue replegado al puesto de comandante de la Policía Comunitaria de la Zona Sur de La Paz, de donde volvió a las andadas como Jefe de la Unidad Anti-Corrupción de la Policía Boliviana, hasta que el FBI lo atrapó con las manos en la masa cobrando 30.000 dólares a cambio de desactivar el trámite de extradición iniciado contra el empresario Humberto Roca refugiado en Miami, según esclareció El Deber.
VIDEO | La trampa del FBI a su policía «plurinacional» preferido en Miami
Los operativos de octubre del 2010
A principios del 2010, resistido por los movimientos sociales y fuerzas populares del Movimiento al Socialismo (MAS), Quintana renunció al Ministerio de la Presidencia y poco tiempo después se creó la Agencia para el Desarrollo de las Macro-regiones y Fronteras (Ademaf), organismo bajo su dirección con atribuciones coercitivas.
En octubre de ese año, esta vez como director de Ademaf, Quintana volvió a encontrarse en el terreno de la acción con Fabricio Ormachea Aliaga, quien ya ostenta el grado de Mayor y ejerce la jefatura operativa de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn). Pero esta vez el privilegiado policía deberá trabajar absolutamente subordinado al mando militar, ya que Quintana había convencido al presidente Evo Morales dictar un decreto para instaurar la militarización de varias comunidades indígenas en las zonas de la Chiquitanía (Santa Cruz) e Itenez (Beni), ante las protestas desoídas de las comunidades indígenas.
“Una operación interinstitucional, que movió a centenares de funcionarios y uniformados y que implicó, además de las Fuerzas Armadas, la Dirección Nacional de Migración, el Ministerio Público, los ministerios de Minería y Defensa y la Autoridad de Fiscalización y Control de Bosques y Tierras, además de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, se verificó en dos puntos focales de la Chiquitania y Amazonia, donde extranjeros usufructuaban la riqueza en la zona en desmedro de los nacionales”, explicaba la agencia informativa estatal ABI, el 7 de octubre de ese año.
Y el director de Ademaf, con la batuta de semejante orquestación estatal bajo su absoluto mando, informó: “Se han realizado dos operativos en la Chiquitania, uno en San Ramón y otro en las serranías de San Simón, que tenían como objetivo frenar las actividades ilegales de explotación de oro”.
Decenas de brasileños fueron arrestados por el mayor Ormachea acusados de combinar el tráfico de oro con el tráfico de cocaína en la serranía de San Simón, a orillas del Iténez cuyo cause demarca la frontera con el Brasil. Y el territorio quedó a merced de Quintana.
Lo que el director de Ademaf no informó deliberadamente es que el operativo realizado en la serranía de San Simón, en el municipio de Baures, provincia Iténez del Beni, se produjo en los alrededores del proyecto minero de la empresa canadiense Eaglecrest, una trasnacional perteneciente al grupo Soros que hasta el pasado mes de enero realizaba labores de exploración desde 1996 mediante un contrato suscrito durante el gobierno de Sánchez de Lozada. En la última edición impresa de Sol de Pando se informa al respecto.
La trasnacional Eaglecrest abandonó el país en condiciones poco claras, transfiriendo sus acciones que cotizan en la Bolsa de Valores de Vancouver a un grupo privado boliviano, entre cuyos accionistas existen, vaya paradoja, empresarios con antecedentes de haberse vinculado al narcotráfico y el lavado de dinero.
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