GONZALO MEDINA FUE CÓMPLICE DEL ASALTO A EUROCHRONOS
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El atraco a la joyería Eurochronos perpetrado el 13 de julio de 2017 con un saldo trágico, fue organizado por los policías Gonzalo Medina y Fernando Moreira, quienes reclutaron a los ladrones en las cárceles de Chonchocoro y Palmasola dentro un plan del narcotráfico para financiar la compra de cocaína que sería enviada al Brasil. La balacera ocurrida ese día fue ordenada por Medina y ejecutada por Moreira para asesinar a sus cómplices una vez que el atraco había fracasado. Medina mintió para encubrir su vinculación con el asalto, endilgando el hecho a la facción brasileña Primeiro Comando Capital (PCC).
Según indagaciones de la Fiscalía de Santa Cruz, el capitán Fernando Moreira Morón, junto a otros dos policías identificados como Robert Ruiz Medina y Jorge Silva Salvatierra —todos ellos al mando del coronel Gonzalo Medina Sánchez—, se apostaron como francotiradores en el techo de un edificio contiguo a medio construir, practicando tiro al blanco sobre los asaltantes.
Aquellos francotiradores de Medina al mando de Moreira tenían la misión de exterminar a la banda de atracadores para borrar todo vestigio de complicidad policial en la planificación del asalto, matando en ese afán a la joven Gerente de Eurochronos, Ana Lorena Tórrez Torrico, quien permanecía como rehén en brazos de uno de los ladrones.
Otra víctima inocente fue el capitán de la Policía Juan Carlos Gutiérrez Valenzuela, caído por un disparo de los atracadores.
La investigación publicada por Sol de Pando desde su destierro en Brasilia, el 19 de julio de 2017 —seis días después de la balacera—, precisó que “el cabecilla brasileño ejecutado durante el atraco a la joyería EuroChronos, Antônio Adão da Silva Costa, de ninguna manera fue un ‘emisario del PCC’ como declaró apresuradamente el ministro Carlos Romero el mismo día la tragedia…”.
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Mano de obra de reclusos para capitalizar al narcotráfico
La información que brindaron a Sol de Pando agentes de Inteligencia de la Policía Federal del Brasil, contradecían y desmentían las falsedades que propalaba el Ministro de Gobierno de Bolivia, al parecer inducido por su entonces “hombre de confianza” y Director de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen (Felcc) de Santa Cruz, el coronel Gonzalo Medina, preso desde el pasado abril junto al capitán Fernando Moreira por probados vínculos de ambos jefes policiales con el narcotraficante Pedro Montenegro.
La evidencia reciente del control directo que la “Triple M” (Medina, Moreira y Montenegro) ejercía sobre el régimen penitenciario y el sistema judicial del país, explica por qué los jueces y fiscales al servicio de esta organización mafiosa excarcelaron ilegalmente a los ladrones pocos días antes del atraco. La salida del penal de Chonchocoro “con goce de detención domiciliaria y derecho al trabajo” en favor del brasileño Antônio Adão da Silva Costa, por orden del juez de La Paz Fernando Rivadeneyra, se produjo el 23 de junio de 2017, tres semanas antes del asalto a la joyería de Santa Cruz.
Otro de los asaltantantes que murió acribillado, el boliviano Rony Suárez Masalvi, alias El Mono, “hijo de padre brasileño y madre paraguaya” según volvió a mentir Medina, era un ladronzuelo beniano que se hallaba recluido en el penal de Palmasola de Santa Cruz acusado por robo agravado y asociación delictuosa. Desde abril de 2017 Rony gozaba de un oscuro indulto judicial que le permitió volver a las calles de Santa Cruz.
Medina no pudo demostrar su falacia inicial, que los atracadores eran “todos peligrosos emisarios brasileños del PCC”. El único brasileño del grupo era Antonio Adão da Silva. Los demás, incluyendo Camilo Maldonado, alias Bahiano, igualmente acribillado, y los sobrevivientes Erick Landívar y Sandra Guzmán Vaca, eran también ladronzuelos nacidos en provincias del Beni.
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Las conexiones de Medina en Guayaramerín
En el curso de su investigación periodística, Sol de Pando estableció que Medina y Moreira conocían personalmente al brasileño desde el año 2014. Al menos Medina no podía ignorar que ese año Adão da Silva Costa se encontraba recluído en la carceleta de Guayaramerín tras negarse a pagar un soborno a policías que lo habían atrapado llevando armas y cocaína al lado brasileño del río Mamoré.
La madrugada del 17 de marzo de 2014, dos cómplices del brasileño —su hermano y su primo con quienes había asaltado con resultados desastrosos a una compañía aurífera en el Estado de Pará en septiembre de 2013— intentaron rescatarlo de su cautiverio en Guayaramerín y murieron en el intento, siendo diezmada esa banda de brasileños, tras lo cual el sobreviviente Antônio Adão fue trasladado a Chonchocoro, la cárcel de máxima seguridad en el altiplano de La Paz. Medina ocultó deliberadamente ese antecedente al “investigar” el asalto a Eurochronos.
Según nuestra fuente en Brasilia, el delegado Julio Mitsuo Fujiki, jefe de la Policía Federal en Guajará-Mirim (municipio en el Estado de Rondonia), fue la autoridad brasileña que se apersonó oficialmente en el lado boliviano para confirmar la identidad de los asaltantes fallecidos, así como para entregar a las autoridades de Bolivia toda la información sobre los antecedentes de esta banda en su país de origen. “El colega Julio Mitsuo tomó incluso fotografías de los dos cuerpos acribillados y del propio Adão que todavía estaba semi encapuchado en su intento de fuga”, dijo a Sol de Pando el investigador de la Policía Federal mientras ponía en la pantalla de su computadora las mencionadas fotos.
La periodista Daniela Romero, del periódico Página Siete, reveló que en diciembre del mismo año 2014 se descubrió que una avioneta, con matrícula mexicana, estaba varada en el aeropuerto de Guayaramerín por lo menos 20 días. No obstante, la Dirección General de Aeronáutica Civil (Dgac) no reportó ningún plan de vuelo del piloto y de un momento a otro la aeronave “desapareció” del lugar.
La Información de investigadores policiales obtenida por Daniela Romero señala que la avioneta llevaba 40 kilos de cocaína y que los tripulantes eran mexicanos. “Medina viajó hasta allá (Guayaramerín) en una línea conocida, recogió a los extranjeros y los mandó fuera del país. De esto nadie conoció, pero así los protegió. Nunca se supo qué pasó con la avioneta, por eso se dice que ‘desapareció’”, reveló a la periodista un oficial que conoció el caso de cerca.
Gonzalo Medina sabía de todos los movimentos del narcotráfico en Guayaramerín y no podia ignorar lo acontecido en marzo de 2014 con la banda original de Antônio Adão da Silva. De hecho fingió que nunca conoció al brasileño. “Nuestros pares en Brasil me han manifestado que evidentemente uno de ellos (Adão da Silva) está buscado allá por el asesinato a un policía en el Brasil, quien además cometió una serie de crímenes de similares características en el vecino pais brasilero”, mintió Medina en un programa televisivo nocturno, pocas horas después de la balacera de Eurochronos, sin mencionar en absoluto el antecedente de Guayaramerín.
Otro dato que llama la atención es que un policía estrechamente vinculado a Medina y Moreira, el teniente Celier Ferrufino Gonzales, fue acribillado a plena luz del día en la misma ciudad de Guayaramerín, el 2 de abril de este año 2019, casualmente al mismo tiempo en que estallaba el escándalo de los nexos de estos policías con el narcotraficante Pedro Montenegro. El teniente Ferrufino estaba siendo procesado como presunto cabecilla de una banda de sicarios que asesinó, también en Guayaramerín, a la concejala opositora Daguimar Rivera Ortiz en junio de 2012.
Mentiras flagrantes de un policía corrupto
Si bien nunca habló públicamente sobre lo ocurrido el 17 de marzo de 2014 en Guayaramerín, en su declaración informativa ante el Fiscal a cargo, noviembre de 2017, Gonzalo Medina mencionó tangencialmente ese antecedente al insistir que los atracadores eran parte de “una facción del PCC de Brasil” a la cabeza de Antônio Adão da Silva Costa “que estuvo detenido en Guayaramerín el 2014”.
El jefe policial jamás aclaró por qué da Silva Costa fue encarcelado en Guayaramerín; y mintió descaradamente afirmando que el brasileño había sido trasladado al penal de alta seguridad de Chonchocoro “porque sus cómplices del PCC tenían la intención de rescatarlo”.
Sin embargo una verdad que Medina ocultó con notable malicia indicaba que dos de los familiares de Adão, que nunca fueron miembros del PCC, habían muerto en el intento de liberarlo en marzo del 2014 y, curiosamente, en vez de deportarlo al Brasil donde se lo buscaba por el asalto frustrado a una empresa aurífera en Pará, se lo trasladó a Chonchocoro. La pregunta que flota es: ¿por qué Adão da Silva no fue deportado al Brasil tras lo ocurrido en Guayaramerín la madrugada del lunes 17 marzo de 2014?
Otra falsedad que Medina propaló a través de los medios periodísticos, enturbiando más el caso, decía que el brasileño se hallaba preso en Chonchocoro “acusado por denuncia de lesiones graves y gravísimas tras golpear a un policía”.
Mintió del mismo modo cuando afirmó que sus “pares” de la Policía del Brasil le habían informado que da Silva Costa era un peligroso delincuente buscado en su país “por haber matado a un policía brasileño”. Sol de Pando desmintió esa otra falsedad de Medina cuando informó lo siguiente el 19 de julio de 2017:
“El 12 de septiembre del 2013, una pandilla de cinco asaltantes armados irrumpieron en la empresa minera aurífera Mineração Maney, atracando una avioneta que acababa de aterrizar sobre su pista privada en el municipio de Itaituba, Estado de Pará, con un supuesto cargamento de 50 kilos de oro. Los líderes de la banda eran los hermanos Antônio Adão y Luiz da Silva Costa.
Al momento de apoderase de la nave, se produjo un forcejeo con el piloto, uno de los asaltantes, Luiz, el hermano de Antônio Adão, disparó hiriendo a dos a bordo, uno de ellos, el co-piloto Sancler da Luz, quedó agonizando con una bala incrustada en el cuello y moriría días después.
Según informó el Delegado estadual de la Policía Civil de Pará, Silvio Maués, la avioneta asaltada no traía esa carga de oro esperada por la banda de los Silva Costa; entonces los ladrones se dirigieron a la oficina de la empresa y lograron apoderarse de apenas un kilo que era todo lo que allí había.
Al ver frustrado su objetivo, intentaron secuestrar al propietario de la mina, Valdinei Mauro de Souza, llevándoselo a bordo del avión para negociar un rescate. Pero la nave no tenía combustible suficiente para salir de Pará con rumbo a Rondonia o Mato Grosso. Aterrizaron en medio del bosque amazónico cuando el combustible se agotó. Los asaltantes abandonaron la avioneta y a sus víctimas, separándose en dos grupos para escapar por rumbos distintos, una vez que se repartieron el esmirriado botín…”.
De acuerdo a esa información, dos de los cinco asaltantes —un garimpeiro llamado José Mariano de Souza, alias “Paulão”, y Rubevaldo da Silva Brito— tomaron rumbo al norte con dirección al Estado de Amazonas, mientras los hermanos da Silva Costa —Adão y Luiz—, junto a su primo Raimundo Nonato da Costa, “tomaron rumbo sur hacia el Estado de Rondonia, dirigiéndose a Porto Velho, ciudad que se encuentra a 300 kilómetros de Guayaramerín en la provincia Vaca Diez del Beni, Bolivia”. De esa manera Antônio Adão da Silva Costa apareció en Guayaramerín, donde hizo contacto ineludible con la banda de narco-policías ligados a Gonzalo Medina y Fernando Moreira.
Nada de ello informó el poderoso director de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen (Felcc) de Santa Cruz, quedando en evidencia que Medina procuró en todo momento entorpecer las investigaciones del fallido atraco a Eurochronos.
Este modus operandi de usar mano de obra de reclusos para obtener dinero destinado a la compra de cocaína, ya había sido desarrollado por los narco-policías en los escabrosos atracos a la joyería Imperio el 26 de octubre de 2016 y a la empresa de valores Brinks el 30 de marzo de 2017, también en Santa Cruz.
Continuará…
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