EXCAVACIONES AL CONSTRUIRSE CAMINO DE SAN BORJA A SAN IGNACIO | Los hallazgos contienen urnas funerarias y restos óseos de cinco mujeres amazónicas que vivieron hace 1.500 años; junto a fitolitos de cacao, yuca y motacú. Además 25.000 fragmentos de diversas cerámicas estratificadas en 88 puntos excavados…

SURGEN MÁS TESOROS ARQUEOLÓGICOS EN MOXOS

“A partir de un proyecto de construcción vial, hemos podido aprovechar la oportunidad para hacer un estudio arqueológico de cuatro años, que muy pocas veces se ha podido hacer”. | Fotomontaje Sol de Pando

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© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando en Trinidad

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En un periodo consensuado que abarca 800 años, entre el 400 y el 1200 después de Cristo (del siglo V al siglo XIII de nuestra era), el hombre prehispánico de Moxos “modificó todo el espacio  amazónico a partir de una organización social que estamos tratando de descubrir y ubicar adecuadamente”, explica el arqueólogo Delfor Ulloa Vidaurre, integrante del equipo científico de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) adjunto al proyecto de construcción de la carretera San Borja – San Ignacio de Moxos, obra civil encargada a una contratista china en 2016.

Sobre el trayecto de la construcción caminera extendida en 140 kilómetros, los arqueólogos realizaron durante cuatro años alrededor de 88 excavaciones —removiendo aproximadamente 700 metros cúbicos de tierra y sedimento— para dar lugar a 34 nuevos yacimientos arqueológicos que, al ser descubiertos sobre una superficie de más de cinco hectáreas, arrojaron un enorme tesoro patrimonial consistente en urnas funerarias con restos óseos de cinco jóvenes de sexo femenino, unos 25.000 fragmentos cerámicos de diverso estilo y uso, incluyendo una estatuilla antropomorfa, además vestigios fitolíticos referentes a plantas de cacao, yuca y motacú cultivadas en aquella época ancestral.

A partir de un proyecto de construcción vial, hemos podido aprovechar la oportunidad para hacer un estudio arqueológico de cuatro años, que muy pocas veces se ha podido hacer”, comentó Ulloa durante una conferencia efectuada el pasado 1 de julio en la Parroquia de San Ignacio de Moxos, donde funciona un importante Museo de la región. Sol de Pando tomó apuntes detallados de la ponencia.

Según el experto, los hallazgos —que serán sometidos a una fase de análisis e interpretación para catalogar la magnitud de la información histórica, antropológica, geológica y biológica obtenida— contribuyen significativamente a una mayor visualización de la cultura civilizatoria de Moxos, pudiéndose esclarecer si la sociedad mojeña prehispánica desarrolló una organización laboral por jerarquías o por comunidades.

Aún no sabemos cómo el hombre mojeño pre-hispánico ha podido manejar esos periodos de grandes inundaciones y grandes sequías, cómo ha podido aprovechar y no destruir el monte, cómo ha podido aprovechar y no destruir la fauna local; todo eso lo estamos viendo en la materialidad, en las cerámicas y los otros objetos descubiertos a lo largo de la carretera”, dijo Ulloa.

La conferencia celebrada el 1 de julio bajo los auspicios del padre Fabio Garbari, párroco de San Ignacio de Moxos | Foto Sol de Pando

Crece la gran cadena arqueológica de Moxos

Delfor Ulloa destacó que el descubrimiento en la ruta San Borja – San Ignacio de Moxos ratifica una tesis que es de creciente consenso en la comunidad científica: Mojos es una de las culturas civilizatorias más grandes de toda la Amazonia. “Con este nuevo descubrimiento ha surgido un importante referente comparativo respecto a los descubrimientos de Casarabe en el este de Moxos, con los del Iténez y con los de la cuenca del río Beni en Rurrenabaque”, explicó el investigador. En aquellos sitios arqueológicos que abarcan casi todo el departamento del Beni, el panorama que se vislumbra tiene rasgos comunes.

Todos ellos, por ejemplo, tienen una datación que oscila entre los años 400 después de Cristo y 1200dC. “Sabemos qué es lo que hubo en Moxos durante ese lapso de 800 años”, dice Ulloa. Sin embargo, existe un vacío sobre lo existente antes del siglo V de nuestra era, y tampoco existen certezas sobre lo que aconteció después del siglo XIII, sino hasta la llegada de los españoles con sus cronistas en el siglo XVI.

Además, asegura el experto, los 34 sitios descubiertos a lo largo de la construcción vial sobre la ruta a San Borja aportan conocimientos arqueológicos sobre una zona poco estudiada del Beni, pues todo lo que se sabe de Moxos como tal proviene del este del río Mamoré, es decir sobre la ruta hacia la ciudad de Trinidad donde se localizan los yacimientos arqueológicos de Casarabe.

Se conocen cinco grandes áreas arqueológicas de Moxos, recuerda Ulloa. Las tres primeras están situadas al este del río Mamoré, Casarabe entre ellas, mientras las áreas cuatro y cinco se ubican entre los ríos Mamoré y Beni. “Nos adscribimos al área cuatro”, afirma. “Nos caracterizamos por no tener lomas tan grandes ni asentamientos tan extensos en lomas altas, sino más bien una densa presencia de terraplenes, camellones e islas habitacionales”.

El descubrimiento en la carretera, permitirá entonces conocer el desarrollo de la cultura mojeña entre los años 400dC y 1200dC, dentro el perímetro formado por los actuales municipios de San Borja, Santa Ana de Yacuma y San Ignacio de Moxos.

El Museo de Moxos. Este repositorio organizado por la Parroquia ignaciana se apresta a recibir algunas piezas halladas durante la construcción de la carretera a San Borja. | Foto cortesía Museo de Moxos

Tesoro patrimonial que pasa a dominio municipal

Los objetos extraídos en los sitios arqueológicos ubicados en jurisdicción del municipio de San Ignacio de Moxos fueron entregados el pasado 1 de junio a la Alcaldía de esa localidad, por parte del arqueólogo Roger Cossío, miembro del equipo científico adjunto al proyecto carretero. La Ley del Patrimonio Cultural Boliviano confiere a los municipios tuición sobre los objetos arqueológicos hallados en sus jurisdicciones.

El tesoro arqueológico consiste en 225 cajas de cartón con doble corrugado resistente a la humedad, con aislantes de polietileno y esponjas, donde se guardan los fragmentos cerámicos y óseos, de los cuales 25 objetos están completos y podrán ser exhibidos en el Museo de la Parroquia ignaciana.

Se destacan entre los hallazgos unas vasijas funerarias encontradas en un tramo de la carretera, sobre la zona 125, conocido como Chocolatal. Las urnas, grandes tinajas, guardaban los restos de cinco mujeres con edades estimadas entre los 17 y 24 años. Habrían vivido en esta zona aproximadamente hace 1.500 años, promediados en el lapso del 400dC al 1200dC.

Por las características del terreno, el material óseo se conservó muy poco; pero por suerte hemos podido conservar algunas partes del cráneo, muchas partes del maxilar inferior y unos dientes”, informó el arqueólogo. Según Delfor Ulloa, se observó una práctica conocida entre los pueblos indígenas mojeños, consistente en que las tinajas funerarias no se construían exclusivamente para el enterramiento, sino que se destinaban para ese fin cuencos de cuerpo recto profundo que en vida de la persona difunta se usaban para otros fines como guardar agua o chicha. Las urnas yacían asociadas a ajuares y regalos funerarios, junto a pequeñas vasijas complementarias “deliciosamente decoradas con incisiones, cerámica pulida oscura, complejos de diagramación bien planificados para usar toda la extensión de la vasija”.

De los 25.000 fragmentos cerámicos recolectados, lavados y registrados, según informó Ulloa, alrededor de 6.000 fragmentos fueron analizados, y de entre ellos los diseños de 2.500 han sido transcritos en dibujos para su correspondiente interpretación iconográfica. “Ahora tenemos un panorama que nos puede graficar cómo ha sido el desarrollo cultural en este lado de Moxos”, afirmó el científico.

Los fragmentos cerámicos presentan más de 200 diferentes motivos decorativos, destaca el investigador. “La mayoría a partir de la incisión… con formas figurativas en espiral, redondas, triangulares; conjugaciones deliciosas y verdaderamente impresionantes de lo que ha sido la decoración, elementos cerámicos domésticos, y otros más elaborados, aún por catalogar”, detalló Ulloa Vidaurre.

Los fragmentos presentan pinturas blanca y rojiza, que en muchos casos se han degradado por las condiciones de humedad en los terrenos y la acidez de suelos.

Para establecer la utilidad práctica de las cerámicas, se han aplicado 16 categorías de análisis como ser formas, tamaños, funciones de uso, etcétera, a partir de lo cual se catalogaron 46 diferentes formas en función a su uso. Se obtuvieron tazones, ollas, jarrones y jarras, incluso una estatuilla antropomorfa y cuentas de collares. También herramientas de cerámica como asadores para secar yuca y ralladores para elaborar harinas o almidón. Resalta una olla asadora de más de 80 centímetros de diámetro y un grosor de cinco centímetros, detalló el arqueólogo.

Cerámicas encontradas hace una década en yacimientos de la zona de Casarabe. | Foto archivo Sol de Pando

Carbono 14 para ocho siglos enterrados en Moxos

Los fitolitos son fósiles vegetales, células botánicas mineralizadas, que se presentan como cristales de sílice parecidos al ópalo. Se encontraron fitolitos en varios de los 88 puntos de excavación sobre la carretera en construcción, junto a las urnas funerarias y los demás objetos cerámicos. Se trata, según informaron los arqueólogos adjuntos a la obra civil, de evidencias de cultivos de chocolate silvestre o cacao, yuca y motacú. Con apoyo laboratorial del Ministerio de Cultura, aquellos cristales serán sometidos a pruebas de carbono 14 para su datación exacta.

El análisis y datación de los fitolitos esclarecerán aspectos de la vida cotidiana en el Moxos prehispánico, respecto a la dieta de los pobladores, el uso alimenticio, medicinal y ritual de las plantas, en diversos periodos que abarcaron los 800 años descubiertos.

Será primera vez que se efectuarán dataciones carbónocas sobre hallazgos obtenidos en carretera”, afirma Delfor Ulloa. Informó que se realizarán también lixiviaciones y análisis de flotación de la tierra que cubría las urnas y los restos cerámicos, para conocer los hábitos gastronómicos y culturales de los antiguos mojeños.

Las muestras de carbono 14 permitirán además precisar las características de los restos estratificados en momentos exactos dentro de los ocho siglos que se supone abarcan los 34 nuevos yacimientos arqueológicos, es decir se podrá identificar las fases de ocupación en cada sitio. En el material arqueológico estratificado, existe una secuencia cerámica que refleja diversas fases culturales en aquellos asentamientos, a lo largo de 800 años entre el 400 y el 1200 después de Cristo.

Pareciera que son diferentes culturas de un sitio a otro” —comenta Ulloa—. Se trata sin embargo de una sola gran cultura que evolucionó como civilización y tuvo vigencia durante ocho siglos, desde el siglo V, y que por alguna causa aún investigada desapareció de la faz de la tierra en el siglo XIII de nuestra era.

En los 34 yacimientos descubiertos subyacen espacios usados con fines habitacionales, hay vestigios de ocupaciones para cocina y dormitorio, además de las urnas funerarias, y también se observa un contexto de lugares abiertos relacionados a la caza, la pesca y la agricultura en los terraplenes.

Estamos elaborando el informe final que contendrá todos aquellos aspectos debidamente sistematizados”, anuncia el arqueólogo. Ulloa destacó que el resultado de aquella investigación no tiene precedentes en materia de acompañamiento arqueológico a una obra caminera, dispuesta por la Ley del Patrimonio Cultural Boliviano.

En el seguimiento diario y constante que hicimos sobre esa obra, primero siempre estuvo la intervención arqueológica antes que la intervención mecánica… el componente arqueológico ha estado de la mano del diseño de la obra… y así hemos logrado un equilibrio entre el desarrollo de la obra caminera y la conservación del patrimonio”, concluyó el experimentado arqueólogo titulado en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz, quien ya había participado con intervenciones arqueológicas similares en proyectos camineros como la vía Tarata-Anzaldo-RioCaine en Cochabamba, el tramo Acheral-Choere en Tarija, la doble vía Montero-Yapacaní en Santa Cruz, entre varias otras obras civiles incluyendo la construcción de hidroeléctricas.

En febrero de 2019, la empresa constructora TGC entregó a la Gobernación de Santa Cruz objetos de cerámica con una antigüedad de 1.200 años, presumiblemente pertenecientes a la cultura chané, que fueron hallados durante la construcción de una carretera entre la capital cruceña y el municipio de Warnes, tras un año de excavaciones.

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