EL NARCOTRÁFICO PERUANO ATRAVIESA COBIJA
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© Redacción Sol de Pando en Cobija
La sentencia de cárcel por el delito de narcotráfico, dictada contra el futbolista pandino Franz Luis Parada Arauz, ex jugador del club Vaca Diez, ha hecho reflotar un drama que ronda como un fantasma sobre las calles de Cobija: el tráfico de cocaína peruana, que usa esta parte del territorio boliviano para llegar al ávido mercado del Brasil.
El pasado 11 de mayo, el futbolista recibió la sentencia en un juicio abreviado que le condenó a 15 años de reclusión en el presidio de Villa Bush, tras admitir su culpabilidad ante un juzgado de Cobija por tráfico de cocaína. El ex mediocampista del Vaca Diez optó por el procedimiento abreviado aceptando su culpa y mostrando arrepentimiento, para evitar una condena más drástica.
Franz Luis Parada había abandonado los entrenamientos en el equipo liguero en agosto del pasado año —en medio de una crisis interna que llevó al Club a un escandaloso fracaso deportivo—, incursionando en el tráfico de cocaína peruana con destino al Brasil, un negocio que vuelve a ser tentador para jóvenes pandinos afectados por el creciente deterioro de la economía local.
Unos primos suyos, Francisleo Chaga y Franz Shaga, convencieron a Franz Luis Parada que con el comercio de la cocaína peruana podía ganar más dinero que pateando el balón en partidos amañados. Franz Shaga Arauz también era jugador del Vaca Diez y abandonó el equipo en julio de 2023. Los primos formaron un grupo de seis operadores movilizados en tres motocicletas —cada una con un conductor y un mochilero— para llegar hasta la frontera con Perú, donde se compra la droga del país vecino para su traslado al Brasil en el retorno a Cobija.
El 31 de octubre del 2023, la caravana de los motociclistas fue interceptada por una patrulla de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) cerca a la comunidad fronteriza de Soberanía, cuando los seis jóvenes cruzaban el puente Cachuelita introduciendo más de 40 kilos de cocaína —entre sulfato base y clorhidrato cristalizado—, distribuidos en las tres motocicletas con sus respectivos mochileros. Franz Shaga intentó darse a la fuga llevando la carga en una vagoneta, pero volcó en el intento y también cayó preso.
Entre los seis traficantes, el futbolista Franz Parada mostró arrepentimiento recibiendo 15 años de cárcel en juicio abreviado. Sus cinco socios, que se declaran inocentes, podrían recibir una pena mayor en el juicio ordinario que durará alrededor de un año.
La droga peruana que pasa por Cobija es entregada en Brasiléia y Epitaciolandia a los operadores acreanos de las facciones del PCC (Bode 13) y del Comando Vermelho que controlan esa ruta en alianza con narcotraficantes peruanos proveedores de la droga.
LOS PRECIOS DE LA COCAÍNA PERUANA EN BOLIVIA
Según informó la fiscal Blanca Elena Ardaya, asignada al caso, Franz Parada conducía una de las tres motocicletas llevando como mochilero a un muchacho de 21 años llamado Brayan. Ambos transportaban una mochila con 10 paquetes de la droga peruana.
Las tres motocicletas cargaban un total de 30 paquetes que sumaban 41 kilos de la sustancia ilegal. En dos motos, las que conducían Franz Parada y su primo Francisleo, iban mochilas con sulfato base; mientras la tercera motocicleta llevaba clorhidrato cristalizado. La vagoneta conducida por Franz Shaga llevaba otro tanto de sulfato base. La carga total sumaba 31 kilos de pasta base y 10 kilos de cristal.
El caso es paradigmático. La droga peruana que llega al Brasil atravesando el territorio de Pando, es mayormente pasta base de cocaína (sulfato) frente a un menor porcentaje de cocaína cristalizada (clorhidrato). Este dato indica que el producto está principalmente dirigido al consumo interno del Brasil, en cuyos mercados callejeros predomina la compra de “crack”, es decir pasta base semi-refinada que se adquiere a menor precio que el cristal. La droga no cristalizada o “estirada” usando aditivos químicos, se fuma mezclada con tabaco o marihuana.
En el año 2022, al finalizar la pandemia, el tráfico de la cocaína peruana hacia el Brasil se intensificó por la ruta de Pando. El 23 de junio de aquel año, también viniendo desde la comunidad fronteriza de Soberanía, la Felcn había incautado 20 kilos de cocaína en sus dos formas: 16 kilos de pasta base y cuatro kilos de clorhidrato cristalizado.
Las autoridades antidroga revelaron que el precio total de aquella carga era equivalente a casi $us 40.000 (aproximadamente $us 30.000 por la pasta base y $us 10.000 por el clorhidrato); un dato significativo, pues indicaba que un kilo de pasta base de cocaína peruana, puesto en la frontera con Bolivia, cuesta $us 1.800; mientras un kilo de clorhidrato tiene el precio de $us 2.300. En Brasil, aquellos precios se incrementan sustancialmente.
En octubre del mismo año 2022, la Aduana Nacional interceptó sobre la carretera de ingreso a Cobija, proveniente desde el Perú, un microbús de pasajeros que traía mercadería peruana de contrabando, entre plásticos y productos alimenticios, junto con varios paquetes de cocaína cristalizada que pesaban más de siete kilos. El vehículo había cargado esa mercadería también en la comunidad de Soberanía, localidad fronteriza con Perú que pertenece al municipio de Filadelfia, en la provincia Manuripi. Dista a 120 kilómetros de Cobija.
Otras zonas fronterizas de Pando que conectan la cocaína peruana con el mercado brasileño, se encuentran alrededor de los municipios de Santa Rosa del Abuná, Bella Flor y Bolpebra.
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