Data: marzo 22, 2015 | 10:25
COLUMNISTA INVITADO | Cuando la mañana de aquel sábado no apareció en el programa, en seguida empezamos a sospechar lo peor. Y así había sido...

XAVIER ALBÓ | El mes de Luis Espinal, mártir

La huelga de hambre de 1978 realizada por un grupo de mujeres mineras encabezadas por Domitila Chungara para exigir una amnistía democrática que precipitó la caída del dictador Banzer. Apoyaron mil8tantemente e4se movimiernto los sacerdortes Luis Espinal y Xavier Albó, en esta foto histórica junto a Domitila.

La huelga de hambre de 1978 realizada por un grupo de mujeres mineras encabezadas por Domitila Chungara para exigir una amnistía democrática que precipitó la caída del dictador Banzer. Apoyaron militantemente ese movimiernto los sacerdortes Luis Espinal y Xavier Albó, en esta foto histórica sentados junto a Domitila.

ACERCA DEL AUTOR Xavier Albó nació el 4 de noviembre de 1934 en La Garriga (Catalunya, España). En 1951 se hizo miembro de la Compañía de Jesús. Emigró a Bolivia en 1952 y se nacionalizó ciudadano boliviano. Es doctor en Lingüística Antropología por la universidad de Cornell, Nueva York (1966 70); licenciado en Teología de la Facultad Borja, Barcelona (1961 4) y de la Loyola University, Chicago (1964 5). Doctor en Filosofía por la Universidad Católica del Ecuador, Quito (1955 58). Realizó estudios en Humanidades en Cochabamba (1952 4) y luego en la Universidad Católica del Ecuador, Quito (1953 4). Entre otras actividades, se ha desempeñado como miembro del consejo académico de la maestría en antropología de la Universidad La Cordillera y del doctorado en Desarrollo del CIDES (Universidad Mayor de San Andrés, 2002). Ha sido coordinador latinoamericano de jesuitas en áreas indígenas (1995). Miembro de la Academia Boliviana de Historia Eclesiástica (1995). Desde 1994 es miembro del Comité Directivo del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB)1 y actualmente forma parte del cuerpo docente de la Universidad-PIEB. Ese mismo año se hizo miembro del directorio de NINA2 y fue presidente del Programa hasta 2001. A partir de 1972 se ha desempeñado como profesor ocasional en diversas universidades públicas y privadas de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Oruro. En 1971 cofundó el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA)3 , del que fue el primer director, hasta 1976. Investigador antropólogo en la oficina nacional de CIPCA (La Paz), ha cubierto diferentes cargos internos. Actualmente es miembro del Directorio. Entre 1978 y 1994 fue miembro del Consejo Nacional de Planificación (CONAP) y en 1995 se hizo miembro de la Asamblea y del equipo de la Unidad de Acción Política de CIPCA. A lo largo de su carrera ha realizado evaluaciones, reestructuraciones, planificaciones y otros para organizaciones no gubernamentales; y ha dictado cursos breves en temas antropológicos y rurales en universidades bolivianas. Su aporte ha sido ponderado con invitaciones y consultorías hechas en Bolivia y a nivel internacional.

ACERCA DEL AUTOR
Xavier Albó nació el 4 de noviembre de 1934 en La Garriga (Catalunya, España).
En 1951 se hizo miembro de la Compañía de Jesús. Emigró a Bolivia en 1952 y se nacionalizó ciudadano boliviano.
Es doctor en Lingüística Antropología por la universidad de Cornell, Nueva York (1966 70); licenciado en Teología de la Facultad Borja, Barcelona (1961 4) y de la Loyola University, Chicago (1964 5). Doctor en Filosofía por la Universidad Católica del Ecuador, Quito (1955 58). Realizó estudios en Humanidades en Cochabamba (1952 4) y luego en la Universidad Católica del Ecuador, Quito (1953 4).
Entre otras actividades, se ha desempeñado como miembro del consejo académico de la maestría en antropología de la Universidad La Cordillera y del doctorado en Desarrollo del CIDES (Universidad Mayor de San Andrés, 2002). Ha sido coordinador latinoamericano de jesuitas en áreas indígenas (1995). Miembro de la Academia Boliviana de Historia Eclesiástica (1995).
Desde 1994 es miembro del Comité Directivo del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB)1 y actualmente forma parte del cuerpo docente de la Universidad-PIEB.
Ese mismo año se hizo miembro del directorio de NINA2 y fue presidente del Programa hasta 2001.
A partir de 1972 se ha desempeñado como profesor ocasional en diversas universidades públicas y privadas de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Oruro.
En 1971 cofundó el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA)3 , del que fue el primer director, hasta 1976. Investigador antropólogo en la oficina nacional de CIPCA (La Paz), ha cubierto diferentes cargos internos. Actualmente es miembro del Directorio. Entre 1978 y 1994 fue miembro del Consejo Nacional de Planificación (CONAP) y en 1995 se hizo miembro de la Asamblea y del equipo de la Unidad de Acción Política de CIPCA.
A lo largo de su carrera ha realizado evaluaciones, reestructuraciones, planificaciones y otros para organizaciones no gubernamentales; y ha dictado cursos breves en temas antropológicos y rurales en universidades bolivianas.
Su aporte ha sido ponderado con invitaciones y consultorías hechas en Bolivia y a nivel internacional.

Al final de mi columna anterior (LR 15 febrero de 2015) ya sugería que Espinal podría ser incluido en la larga lista de mártires modernos, compañeros de martirio de San (Óscar Arnulfo) Romero no por haber sido victimados en el mismo pelotón de fusilamiento, sino por unos gobiernos y dictaduras militares semejantes que, aun llamándose a veces explícitamente “cristianos” (como Ríos Mont, en Guatemala), “odiaban” sistemáticamente el principio y derecho fundamental del amor y solidaridad con los pobres y marginados. Por eso persiguieron y mataron a algunos de los defensores más prominentes de esos derechos.

Limitándome a Lucho Espinal, meses antes ya habían dinamitado el semanario Aquí, del que periodistas de las principales tendencias de izquierda coincidieron en que él sería el director consensuado por todos. Gente ligada a los militares en la última semana habían estudiado sus pasos, y la noche del viernes 22 de marzo encontraron el momento adecuado para liquidarlo: de noche. Cada viernes por la tarde, cuando él concluía su trabajo en el semanario Aquí, iba al cine a ver una o dos películas para comentarlas en directo en su programa de la mañana del sábado de Radio Fides sobre cine. El cine, la radio y las columnas de la prensa eran algunos de sus púlpitos favoritos para proclamar la buena nueva de Jesús respecto a que todos somos hermanos, muy amados por Dios. La última película que había visto, en el Cine 6 de Agosto, se llamaba Los desalmados.

Cuando la mañana de aquel sábado no apareció en el programa, en seguida empezamos a sospechar lo peor. Y así había sido. Cuando el 24 por la mañana una multitud de 70.000 personas lo llevaban al cementerio, gritando “Lucho amigo, el pueblo está contigo” y frases semejantes, llegó la noticia de que a 4.000 kilómetros más al norte, en la sufrida República de El Salvador, otra bala había segado la vida de monseñor Óscar Arnulfo Romero mientras estaba celebrando la misa para las religiosas de un hospital. Este mes lo dedicaré a ambos, mucho más sabiendo que el papa Francisco ya declaró formalmente que la muerte de “San Romero de América” fue un caso de martirio, desbloqueando así su proceso de beatificación.

Puede que se tarde más para el caso de Espinal, pero también llegará, porque el suyo es otro caso evidente de martirio, por causas semejantes. Y de hecho la Compañía de Jesús en Bolivia ya ha manifestado su deseo de poder avanzar en esa dirección. Anuncio algunos eventos que ya se están preparando. El viernes 20 de marzo por la noche, en la Cinemateca, nuestro común amigo, el Moro Alfonso Gumucio Dagron, presentará la nueva edición de su libro Luis Espinal el cine, seguida de la proyección del documental Un mártir incómodo, elaborado por dos jóvenes productoras catalanas (una sobrina suya y la otra nacida en Bolivia mientras sus papás estaban aquí como voluntarios). Y el sábado 21, en el Café Semilla Juvenil (de la calle Almirante Grau), se hará un homenaje conjunto a él y a Mons. Romero…

Quiero concluir lanzando una idea que ojalá prospere: son muchos los lugares y obras que en Bolivia llevan ahora el nombre de Espinal. Tal vez Radio Fides, la red Erbol y otras instituciones de la prensa y de la Iglesia podrían invitar a la población a que les vayan pasando los nombres de esas calles, barrios, colegios, centros, etc., etc.. Sería una bella y fácil manera para mostrar cuán real ha sido su impacto en la gente popular.

Artículo publicado originalmente en La Razón, el 1 de marzo, 2015
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