ASÍ DESTRUYERON EL MONUMENTO A LAS HEROÍNAS
Para lectura en móvil usar pantalla horizontal |
© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando
“Pareciera que el fantasma de Goyeneche ha vuelto desde las sombras para volver a matar a nuestras heroínas», exclamó con voz entrecortada doña Margarita Goytia, representante de la benemérita Sociedad Hijas del Pueblo, la mañana del pasado 27 de mayo del 2008, durante el acto oficial de celebración del Día de la Madre, en la Coronilla, bajo la triste sombra de un monumento en ruinas; mientras sosteníamos en nuestras manos ocho pequeños fragmentos de uno de los altorrelieves de finísimo bronce que fue robado y destruido en noviembre del 2006.
Ese 27 de mayo fue un día de duelo en Cochabamba. Las Hijas del Pueblo vestían de luto y varias instituciones cochabambinas como el Foro Cultural, el Colegio de Arquitectos y la Asociación Boliviana de Artistas Plásticos (ABAP) intentaron, durante la madrugada, cubrir con un enorme velo negro lo que queda de aquella estructura escultural para denunciar ante el país y al mundo el impune atentado perpetrado por las autoridades municipales contra el principal símbolo de la memoria histórica de esta ciudad.
Casualmente ese mismo lunes 27 de mayo —Jornada de Desagravio a las Heroínas en la que fui invitado como responsable del desaparecido Programa de Fomento a la Transparencia Municipal (PFTM)—, el fiscal Mario Chambi Ríos, representando a un funcionario de la Alcaldía libraba, nada menos que «de oficio», una acusación ante los jueces pidiendo «se disponga la reclusión del periodista Wilson García Mérida en la cárcel pública de esta ciudad».
Como periodista de investigación, diseñé el PFTM, ejecutado en la Alcaldía de Cochabamba entre abril y agosto del 2007, para lo cual fui convocado por el alcalde Gonzalo Terceros bajo el compromiso de darle esa unidad plena autonomía investigativa. Mi primer caso fue justamente el asunto del robo de retablos y destrucción de la estatua principal en el monumento de La Coronilla.
La torpeza con que se pretendió encarcelar y amordazar a quien investigó aquel desastre patrimonial, forzando argumentos fuera de toda equidad jurídica por parte del Ministerio Público, se “complementa” con la forma en que otro Fiscal congeló la investigación y el procesamiento de los responsables de la destrucción del monumento a las Heroínas, repitiendo la lógica prevaricadora del Juez Sumariante de la Alcaldía según la cual “ningún funcionario de la Municipalidad es responsable de la destrucción de la Coronilla, sino solamente el Viceministerio de Cultura”. Y si así fuera, el fiscal a cargo no se dignó siquiera en convocar al viceministro Pablo Groux para dirimir esa responsabilidad. Pero para García Mérida el Ministerio Público era expedito y muy eficiente pidiendo su pronto encarcelamiento.
En las vísperas de aquel 27 de mayo, sucedieron dos hechos que no deberían dejar de conmover e indignar a los cochabambinos y bolivianos de conciencia limpia:
25 de Mayo: aparece una cabeza de bronce.-
Era domingo y caía la tarde. Casi bajo las sombras de la noche, la Alcaldía reincidió en el delito patrimonial de intervenir el monumento sin ninguna autorización escrita del Viceministerio de Cultura y sin la dirección de un especialista en restauración de reliquias artísticas que, como el de la Coronilla, son Monumentos de la Nación.
La nueva intervención ilegal, que además pasó por alto una disposición del Concejo Municipal que prohibía expresamente esa acción (anteriores intervenciones dolosas se realizaron en junio y julio del 2007 con la intención de suplantar la estatua principal con una «réplica» de fibrocemento), tuvo el objetivo de «colocar» tres «réplicas» de fibra de vidrio con que se suplantaron los altorrelieves de bronce, víctimas principales de los atracos nocturnos. Dos de ellos, semidestruidos, se hallan arrinconados en la Casona de Santiváñez y otro fue robado y triturado en la misma colina de San Sebastián.
El robo y destrucción de ese altorrelieve se produjo en noviembre del año 2006 y entonces ninguna autoridad cultural del municipio formalizó denuncia en instancias policiales. Hasta este día se alentaba la esperanza de que ese cuadro pudiera reaparecer intacto en algún mercado negro de reliquias históricas. Mientras los obreros municipales “colocaban” las burdas réplicas de fibra en sus tres laterales —donde antes se lucían los relieves originales fabricados a principios del siglo XX en Roma, Italia, por el maestro Guissepe Praino— alguien encontró en el lado oeste del monumento, semienterrada, una cabeza de bronce la cual, con toda probabilidad, corresponde a la efigie de la heroína Manuela Gandarillas que figuraba en el retablo robado.
En el manipuleo de aquel fragmento reliquial, fue rota una trenza de la pequeña cabeza de bronce, la misma que terminó en manos de un gendarme de la Intendencia Municipal que abandonó el lugar llevándose el botín y exclamando alegre: “¡Con esto me haré un collar!”, según los testigos presenciales que nos informaron al respecto.
26 de Mayo: encontramos más ocho fragmentos.-
Al día siguiente, lunes, el Foro Cultural de Cochabamba tomó la Colina de San Sebastián junto a otras entidades cívicas y culturales, y allí organizamos un piquete de huelga de hambre en protesta por la suplantación de aquellas réplicas con que la Alcaldía pretendía “maquillar” el monumento y celebrar el 27 de Mayo como si nada hubiera pasado. Fueron vecinos del lugar, y en especial un grupo de jóvenes, quienes nos acompañaron en ese piquete para relatarnos con lujo de detalles las circunstancias en que se produjo el hallazgo del domingo previo. Preguntamos a uno de los jóvenes dónde exactamente fue encontrada la cabecita de bronce; era una acequia que bordea al monumento.
Aprovechando el tiempo libre del ayuno voluntario, colaborados por nuestros informantes, excavamos la acequia y fuimos desenterrando un total de ocho fragmentos de bronce de alta ley, que sin duda pertenecen al altorrelieve robado en el 2006. Los pedazos encontrados son vestigios inequívocos de que los delincuentes que arrancaron el altorrelieve perteneciente al lateral oeste del monumento, decidieron triturar esa obra de arte en el mismo lugar del robo, concretamente en el lecho de la acequia. No les era conveniente trasladar el cuadro completo y seguramente por razones de comodidad optaron por triturar la obra en el mismo sitio, para embolsar los fragmentos y llevárselos en venta como chatarra hacia alguna fundición y fábrica de lápidas cercana al Cementerio General.
Los ocho fragmentos que recuperé, corresponden al retablo número 1 que muestra la escena narrada por Juan de la Rosa en esa reunión de las “chifleras” del mercado convocadas por las Manuelas (Gandarillas y Rodríguez) para definir el plan de acción ante la llegada de las tropas realistas. El fragmento más grande es una esquina del muro de la habitación, seis pedazos son parte de la falda de Manuela Gandarillas, y el que muestra un círculo roto es una porción de la mano de la heroína.
Si las autoridades culturales de la Alcaldía, obligadas por Ley para preservar y cuidar este Monumento de la Nación, hubiesen presentado la denuncia del robo y destrucción en el momento mismo en que se produjo semejante hecho criminal, noviembre del 2006, sin duda la Policía hubiera podido dar con los autores y quizá con los compradores de aquella reliquia cruelmente destruida.
Impunes delitos patrimoniales
El 5 de julio del año 2007, autoridades municipales dispusieron el desplazamiento de obreros de aquella unidad de Alumbrado Público con el fin de remover y trasladar la estatua principal del monumento hacia la Casona de Santiváñez, un museo ubicado en el centro de la ciudad. “Debo informar que el personal de Alumbrado Público no tenía conocimiento de los trabajos que se iban a realizar, posteriormente las autoridades presentes solicitaron el retiro del concreto y las piedras que se encontraban embutidas en el monumento, el personal realizó el trabajo de extraer la piedra embutida en un 10% aproximadamente”, reveló el jefe de esa unidad, Jorge Quilo Miranda, dando cuenta del daño.
“El oficial superior dijo que en el lugar del actual monumento se procederá a instalar otro, de similares características; pero de algún otro material que no sea atractivo para los malhechores, como el fibrocemento”, reportó el diario Opinión sugiriendo un negociado con proveedores locales de fibrocemento que subyacía en aquel atentado.
Se cometió un delito flagrante al intervenir el monumento sin ninguna autorización legal por parte del Gobierno Nacional, como exige el Decreto Supremo 05918 referido a Normas Complementarias sobre Patrimonio Artístico, Histórico, Arqueológico y Monumental, en cuyo artículo 24 se estipula que “los objetos u obras de arte, historia o arqueología que forman el acervo cultural de la Nación, no podrán ser reparados, restaurados y menos retocados, sin haberse recabado autorización escrita de la Dirección Nacional de Cultura (hoy Viceministerio, nr) y bajo la dirección de un técnico especializado designado por la citada Dirección Nacional, bajo pena de multa que estime justa la indicada Dirección Nacional de Cultura”.
Cuando el PFTM le reclamó al Oficial de Cultura por qué no se habían tomado acciones preventivas tras el robo que sufrió el altorrelieve oeste en noviembre del 2006, aquella autoridad insistía en sostener que “esta oficialía desconcentrada no tiene ninguna tuición sobre ese monumento”. Entretanto los constantes robos nocturnos dejaron el monumento totalmente desmantelado.
Las acciones dolosas y omisiones en que incurrió la administración cultural del municipio constituyen daños calificados contra el Patrimonio Histórico de la Nación, sancionados por los artículos 223, 224 y 358 del Código Penal “con privación de libertad de uno a seis años”. Pero quien debía ir a la cárcel era el responsable del PFTM que investigó y denunció semejante atentado contra la memoria histórica de los cochabambinos.
Tomado del libro «Textos Maternos», Páginas 115-124. Ed. Moratto Artes Visuales, Cochabamba, 20201