Data: enero 16, 2014 | 0:31
El cobro de peajes se ha convertido en una práctica habitual para varias etnias, entre ellas de la Xavante, del estado de Mato Grosso (oeste), y la Xerente, de Tocantins (norte), además de la Tenharim, cuyo caso es "el más grave" para los agricultores que consideran "ilegales" todos los peajes...

Indígenas cobran peajes en carreteras que atraviesan su territorio y son reprimidos

El cobro de peajes sobre las carreteras que atraviesan territorios indígenas en la Amazonia, es un nuevo método de lucha para reivindicar los derechos indígenas. | Foto Funai

El cobro de peajes sobre las carreteras que atraviesan territorios indígenas en la Amazonia, es un nuevo método de lucha para reivindicar los derechos indígenas. | Foto Funai

Hacendados y madereros incendiaron el pasado 27 de diciembre chozas que indígenas del estado de Amazonas (norte de Brasil) construyeron en una carretera para cobrar peajes, en un conflicto ocasionado tras la muerte de un cacique y la desaparición de tres personas. Los peajes estaban ubicados en la carretera Transamazónica, en el sur del estado, donde viven unos 800 indios de cuatro etnias, incluida la Tenharim, señalada por el secuestro de tres personas…

EL FANTASMA DE LA VIOLENCIA El Gobierno de Brasil envió tropas del Ejército y la Fuerza Nacional de Seguridad a la comunidad indígena de la Reserva Tenharim, en el estado de Amazonas, para protegerla de las agresiones de agricultores y ganaderos locales que incendiaron, la semana pasada, la sede de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI). Ante los ataques a las oficinas y vehículos del FUNAI ocurridos el pasado 25 de diciembre, así como a viviendas y un peaje indígenas dos días después; el Tribunal Federal de la Primera Región de la Amazonía ordenó al Estado de Brasil tomar “medidas concretas y efectivas” para proteger a los indígenas de la zona y que promuevan el regreso a sus aldeas a unos 150 nativos que se refugiaron en el cuartel del Ejército. En respuesta, el pasado sábado 28, el Gobierno envió a los efectivos para proteger a los nativos y buscar a tres personas que habrían sido secuestradas por los aborígenes.

EL FANTASMA DE LA VIOLENCIA
El Gobierno de Brasil envió tropas del Ejército y la Fuerza Nacional de Seguridad a la comunidad indígena de la Reserva Tenharim, en el estado de Amazonas, para protegerla de las agresiones de agricultores y ganaderos locales que incendiaron, la semana pasada, la sede de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI).
Ante los ataques a las oficinas y vehículos del FUNAI ocurridos el pasado 25 de diciembre, así como a viviendas y un peaje indígenas dos días después; el Tribunal Federal de la Primera Región de la Amazonía ordenó al Estado de Brasil tomar “medidas concretas y efectivas” para proteger a los indígenas de la zona y que promuevan el regreso a sus aldeas a unos 150 nativos que se refugiaron en el cuartel del Ejército.
En respuesta, el pasado sábado 28, el Gobierno envió a los efectivos para proteger a los nativos y buscar a tres personas que habrían sido secuestradas por los aborígenes.

© Redacción Sol de Pando

«No queremos más peajes en el área indígena porque cuando llega un carro y para, quedamos a la merced de la voluntad de los indios. Si buscan un momento para actuar contra nosotros, la mejor hora será cuando estemos en el carro. Ahí nos pueden secuestrar, asesinar, torturar», explicó al sitio G1 Samuel Martins, presidente de la Asociación de Madereros de Matupi.

El peaje cobrado por los indios brasileños a quienes atraviesan la Transamazónica ha abierto viejas heridas con los «blancos» por la construcción de esa carretera que atraviesa la selva y que, según los nativos, causó el «genocidio» de varias tribus, según un reporte de EFE en la víspera.

En un brote de furia desencadenado las pasadas Navidades, por la desaparición de tres personas en las inmediaciones de la reserva de los indios tenharims (en el sur del estado de Amazonas), decenas de personas incendiaron la garita que la tribu usaba desde hace décadas para cobrar el peaje, cuyo monto varía según el vehículo, ocsilando entre 6.5 dólares y 26 por un camión.

El canal Globo mostró imágenes de los techos de paja en llamas y cómo los troncos que servían de columnas de las chozas eran cortados con motosierras. Los indígenas observaron el incendio de su peaje desde sus casas en la distancia.

El conflicto obligó al Gobierno a desplazar militares a la región para apaciguar los ánimos y negociar con los indios el final del polémico peaje, que los tenharims prometen volver a poner en funcionamiento a partir del próximo 1 de febrero.

Violencia latente

El conflicto entre hacendados, madereros y agricultores contra los nativos se tornó violento luego de que los primeros culparan a los nativos de haber secuestrado, a mediados de mes, a tres contratistas de la localidad de Humaitá.

Según esta versión, el 16 de diciembre los nativos habrían secuestrado a las tres personas -una de las cuales sería un trabajador de una empresa de electricidad estatal-, quienes habrían sido vistas por última vez en la Reserva Tenharim.

Para los hacendados, el supuesto secuestro habría sido una venganza indígena por la muerte del líder nativo Iván Tenharim, fallecido el pasado 3 de diciembre en un accidente de tránsito, según la policía.

Los indígenas niegan haber secuestrado a los desaparecidos y aseguran que su líder fue asesinado por los agricultores.

Asimismo, afirman que la muerte de Iván Tenharim se debió a un peaje instalado por las comunidades en la Carretera Transamazónica que atraviesa la reserva.

Por su parte, el Consejo Indigenista Misionero (CIMI), perteneciente a la Iglesia Católica, en un comunicado calificó al fallecido líder indígena como un “un incansable opositor a la invasión practicada por madereros en tierras indígenas”.

El Cimi agregó que Iván Tenharim ayudó a organismos estatales a cerrar aserraderos ilegales en la zona y exigió que se investigue su muerte.

Reclamo de un derecho histórico

En un discurso que sorprendió a los militares por su locuacidad y por la prolijidad de sus argumentos, el jefe Aurelio Tenharim calificó el peaje de «compensación» histórica por los crímenes sufridos durante la construcción de la carretera.
«No hablamos de peaje, hablamos de cobro de compensación, que nunca pagará la deuda. Éramos 30.000 tenharims y hoy somos 300. Los (indios) jeahoys casi fueron extinguidos», manifestó el jefe al comienzo de las negociaciones, la semana pasada, según medios locales.
«La Transamazónica tiene una historia de masacre, de violación de nuestras indias, de esclavos, de violación de derechos. ¿Quién va a pagar eso?», prosiguió Aurelio Tenharim.
La carretera, que atraviesa toda la Amazonía brasileña de este a oeste, fue construida en 1972 en un intento de llevar el desarrollo a las regiones más remotas de la selva por parte del régimen militar que entonces gobernaba Brasil con mano de hierro.
«Los tenharims fueron forzados a participar en un modelo de desarrollo que no pedían. Su territorio fue invadido de un día para otro y perdieron el derecho de practicar su cultura», explicó el antropólogo indigenista Egydio Schwade.

El costo humano de la Transamazónica

La Fundación Nacional del Indio (Funai), órgano que atiende a los pueblos nativos, informó que está elaborando un estudio para calcular cuál fue el «impacto» de la Transamazónica y la correspondiente «indemnización» que los tenharim deberían recibir.

La apertura de carreteras en la selva causó más «genocidios», entre ellos el del pueblo Waimiri-Atroari, del que se exterminaron a cerca de 2.000 de sus miembros entre 1985 y 1986, los dos primeros años de la democracia, con la apertura de la ruta Manaos-Boa Vista, según un reciente informe del Comité de la Verdad del Amazonas.

El cobro de peajes se ha convertido en una práctica habitual para varias etnias, entre ellas de la Xavante, del estado de Mato Grosso (oeste), y la Xerente, de Tocantins (norte), además de la Tenharim, cuyo caso es «el más grave» para los agricultores que consideran «ilegales» todos los peajes.

Fuentes del sector agropecuario consultadas por EFE admitieron que el cobro de los peajes encarece «poco» el transporte de mercancías, pero sí tiene una pesada carga social, patente en las recientes protestas en el sur del Amazonas.

La exigencia de compensaciones pecuniarias por los planes desarrollistas del Gobierno ha llevado a otros pueblos a dañar infraestructuras públicas.

La semana pasada, los indios krikatis derribaron dos torres de alta tensión y dañaron otras dos, que causaron la interrupción de dos líneas de 500 kilovatios en el estado de Maranhão (noreste), para exigir una contrapartida de la estatal Eletronorte por la instalación de esos postes.

En busca de soluciones

La intervención del Gobierno y de los militares en el conflicto con la tribu Tenharim persigue precisamente evitar nuevos ataques como los ocurridos en los últimos días de 2013, cuando resultaron incendiadas la sede de la Funai en el municipio de Humaitá, un barco y varios vehículos usados para la atención a los indios.

Un grupo técnico interministerial viajó esta semana a la zona para negociar alternativas al peaje, que, según fuentes oficiales, podrían incluir la concesión de un subsidio directo por parte del Gobierno, siempre que los indios lo acepten en aras de poner fin al conflicto.

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