Data: marzo 30, 2023 | 18:42
COBIJA Y UN EXITOSO SISTEMA DE ALERTA TEMPRANA | Hace 11 años, en su primera gestión como Alcaldesa, Ana Lucía Reis enfrentó una de las mayores inundaciones cuando las aguas sobrepasaron los 17 metros de altura. El municipio promovió entonces un sistema de monitoreo que ha permitido eficaz respuesta en la última riada…

LAS SABIAS ENSEÑANZAS DEL RÍO ACRE

El mirador Junín, en el barrio del mismo nombre, sobre la orilla del río Acre. Al fondo, el Puente de la Amistad que conecta a Cobija con Brasiléia. | Foto Tolentino Moya

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© Redacción Sol de Pando en Cobija

Aproximadamente a las 21:30 del pasado martes 28 de marzo, las aguas del río Acre que rodean a la ciudad de Cobija llegaron a un máximo nivel de crecimiento, 12.98 metros, y luego comenzaron a bajar hasta promediar los ocho metros, con los cuales se estabilizó actualmente. Fueron cuatro días con la amenaza latente de un diluvio en franca gestación.

Esta inundación había comenzado la noche del viernes 24 de marzo, tras unas lluvias algo tardías que elevaron las aguas súbitamente a más de 11 metros. En su intimidante avance, el río no tuvo tiempo ni más fuerza para romper la cota de los 13 metros, pero la inundación dejó a su paso cinco barrios y dos comunidades rurales anegados en la ribera, con la urgencia de evacuar a los damnificados y organizar refugios temporales con todos los servicios indispensables.

Fueron abiertos 11 albergues en coliseos, centros educativos, iglesias y sedes gremiales de la ciudad, para alojar a 218 familias, algo más de 800 personas, según datos de la Unidad de Gestión de Riesgos (UGR) del Gobierno Municipal de Cobija. También varios ciudadanos acogieron en sus domicilios a familiares y amigos de la ribera.

Superado el momento de la amenaza, en la post-inundación, la municipalidad emprende una “operación retorno” para restituir a los damnificados en sus hogares, desalojando ordenadamente los albergues, no sin antes cumplir los protocolos sanitarios de desinfección de las áreas anegadas y casas inundadas, para prevenir enfermedades virales y epidemias que las riadas dejan entre charcos y lodazales.

El suceso puso de manifiesto un problema urbano, entre varios, que preocupa a las autoridades: La construcción de viviendas sobre las orillas del río debe cesar. “En estas áreas ya no se debía construir, pero se volvieron a construir… y esto es lo que ahora debemos tomar muy en serio. En las áreas muy peligrosas no podemos tener más construcciones”, reclamó la alcaldesa Reis.

Las inundaciones de 2012 y 2015

La inundación de 2012 en Brasiléia. El puente hacia Epitaciolandia quedó sumido por las aguas que alcanzaron más de 17 metros de altura. | Foto Hildson Meireles

Hace 11 años, en 2012, la inundación sí fue un diluvio que la entonces alcaldesa Ana Lucía Reis —en aquella que fue su primera experiencia al mando de la ciudad— debió gestionar enfrentándose a un río Acre que sobrepasó los 17 metros. La riada empezó el 12 de febrero y duró casi dos semanas, sumiendo bajo el agua a seis barrios ribereños y dejando sin vivienda a 300 familias, llegando a inundarse incluso la plaza principal de Cobija. Más de mil personas damnificadas, entre adultos y niños de ambos sexos, fueron evacuadas con un despliegue de todo el parque automotor disponible. La alcaldesa Reis aprendió a organizar los albergues bajando a la sociedad civil y creando una vasta red de solidaridad humanitaria que involucró al resto del país, incluyendo todos los niveles gubernamentales para garantizar la provisión de alimentos y vituallas. Fueron instalados 12 refugios temporales, aquella vez.

Tras la inundación de 2012, Ana Lucía Reis promovió la iniciativa de crear un sistema trinacional de alerta temprana, conjuntamente los municipios brasileños de Assis Brasil, Brasiléia y Epitaciolandia, e Iñaparí de Perú, con el fin de monitorear el comportamiento cotidiano del río Acre, especialmente en temporadas lluviosas. Dicho sistema de monitoreo satelital permite adoptar medidas preventivas anticipadamente y reducir al máximo los riesgos del desastre en ciernes. Ese diseño de alerta temprana, más la experiencia ganada en aquel momento, le permitieron a la Alcaldesa de Cobija enfrentar la amenaza de este 2023 con contundente eficacia.

El 21 de febrero de 2015, gestión del alcalde transitorio Carmelo Vargas Guerra, el río Acre volvió a desbordarse llegando a una altura de 16 metros, inferior a lo registrado en 2012, pero el desastre fue mayor. Un 30% de la población fue afectado por las aguas que rebasaron los barrios ribereños. Más de 450 familias tuvieron que ser evacuadas y aproximadamente 2.000 personas quedaron a la intemperie.

El académico e investigador Hugo Leonardo Fuentes, recuerda que la inundación de 2015 tuvo una secuela epidemiológica sin precedentes en Cobija. Aunque no se reportaron heridos ni fallecidos por la violenta riada, se presentaron 432 casos de infección respiratoria aguda, 299 casos de enfermedades diarreicas agudas, 111 casos de enfermedades dermatológicas. A ello, según el experto, “se sumaron enfermedades de la temporada como malaria, dengue, chikungunya, zika, fiebre amarilla y aun la leishmaniasis, entre otras, que se incrementan debido a un aumento en los criaderos que permiten a los vectores su incubación y aumentan el riesgo de epidemias entre la población”.

Cuatro estaciones de monitoreo satelital

GALERÍA | El asedio del río Acre

A medida que baja de Perú y Bolivia a Brasil, el río Acre se hace más profundo. El 77% de su cauce, se concentra en la triple frontera. | Foto GAM Cobija

El río Acre tiene una extensión de 1.190 kilómetros. Nace en el Perú, en el departamento Madre de Dios, ingresa al territorio boliviano bajando por el hito tri-fronterizo Bolpebra, en Pando, y en Brasil recorre todo el Estado do Acre, hacia el nor-este, hasta desembocar en el río Purús que se halla en la ciudad de Boca do Acre, dentro el Estado Amazonas. Tiene como afluentes menores un total de 60 arroyos dispersos en el territorio boscoso.

El 77% de su extensión, es decir 918 kilómetros, se concentra en la zona amazónica sudoccidental, conocida como Alto Acre, que conforman el municipio de Iñaparí en Perú (Madre de Dios), los municipios de Assis Brasil, Brasiléia y Epitaciolandia en Brasil (Acre), y los municipios de Bolpebra, Porvenir y Cobija en Bolivia (Pando). Los restantes 272 kilómetros del río bajan por los municipios brasileños de Xapurí, Capixaba, Quinarí, Rio Branco y Porto Acre, hasta desembocar en el Purús de Boca do Acre, en pleno Amazonas.

A medida que baja de Perú y Bolivia a Brasil, el río Acre se hace más profundo.

A consecuencia de la inundación de 2012, entre los siete municipios de la triple frontera se ha creado una mancomunidad científica a través del grupo MAP (Madre de Dios, Acre y Pando) que instaló cuatro estaciones en tres puntos de monitoreo satelital para registrar los episodios lluviosos que podrían desatar inundaciones en esta cuenca del Acre.

El primer punto de monitoreo se encuentra en la Estación Biológica del Brasil, a cargo de la Agencia Nacional de Aguas (ANA) del país vecino.

En el segundo punto de monitoreo, sobre la triple frontera que Bolivia forma con Perú y Brasil (municipios Bolpebra, Iñaparí y Assis Brasil) funcionan dos estaciones, una a cargo de la ANA y otra a cargo del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) de Bolivia.

El tercer punto de monitoreo es la estación binacional ubicada en el puente internacional Wilson Pinheiro (llamado Puente de la Amistad en Bolivia) que une las ciudades de Cobija y Brasiléia en ambas orillas del río.

El río Acre y su “modus operandi”

GALERÍA | El asedio del río Acre

En la inundación de este año, igual que en 2012, Bolpebra fue el primer municipio en ser golpeado por el río Acre. Las mismas aguas bajaron después a Cobija. | Foto galería Sol de Pando

Aquel sistema de Alerta Temprana ha permitido establecer un “modus operandi” del río Acre durante los episodios de inundación que se registran bajo ciertas temporadas de lluvia, algunas veces vinculadas a la corriente de El Niño que trae precipitaciones provocadas por un calentamiento cíclico del océano Pacífico en la zona ecuatorial.

Es una constante, por ejemplo, que los primeros desbordes se producen en la parte alta del río, sobre la triple frontera entre Iñaparí, Assis Brasil y Bolpebra. Después de golpear severamente a esas tres localidades, el agua bajará literalmente hacia Cobija, Brasiléia e Epitaciolandia, en una especie de fatídica balanza hídrica.

Durante las inundaciones de 2012 y 2015, el municipio de Bolpebra fue atrapado casi en 100% bajo el agua. Cuando el desborde amainó esas mismas aguas cayeron hacia Cobija con abrupta fuerza, elevando el caudal en esta parte más baja del Acre.

En la inundación de este año, sucedió exactamente lo mismo:

Sábado 25 de marzo: el nivel de inundación fue similar en Bolpebra y Cobija, en ambos se registraron 11,50 metros; pero ese nivel en la zona alta de Bolpebra, a diferencia de Cobija, fue devastador (un puesto militar terminó anegado bajo el turbión y las comunidades indígenas Yaminahua-Machineri quedaron aisladas).

Domingo 26 de marzo: el nivel del agua bajó en Bolpebra a 9,2 metros, pero en Cobija subió a 12,10.

Lunes 27 de marzo: Bolpebra bajó a 5,63 metros y Cobija subió a 12,60.

Martes 28 de marzo: las aguas bajaron en Bolpebra a 5,15 metros y subieron en Cobija a 12,98 metros: la marca más alta este año para el municipio de la capital pandina.

En la madrugada del miércoles 29 de marzo, las aguas comenzaron a bajar en toda la cuenca, causando el alivio anhelado.

A las 13:30 del jueves 30 de marzo, el monitoreo marcó 8,32 metros en Cobija.

Otra constante que se registra específicamente en el departamento de Pando: cuando el río Acre termina de inundarse, el río Tahuamanu también se inunda, como si de una réplica sísmica se tratase, generando un desastre departamental que afecta habitualmente a los municipios de Porvenir, Filadelfia y Bella Flor, lo cual incrementa dramáticamente la cifra de damnificados. Durante la inundación de 2012, aquellas poblaciones se hallaban “amenazadas por el desborde del río Tahuamanu, mientras este jueves bajaban las aguas del río Acre que inundó distintos barrios de la ciudad de Cobija”, había informado el periodista Reynaldo Viraca el 23 de febrero de ese año.

El Tahuamanu nace igualmente en la región peruana del Madre de Dios, y confluye con el Manuripi, en el municipio pandino de Puerto Rico, formando un espectacular delta que da nacimiento al río Orthon.

MULTIMEDIA

GALERÍA | El asedio del río Acre

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Las orillas del rio Acre | ©Foto GAM Cobija

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