Data: febrero 9, 2023 | 2:18
ANIVERSARIO DEL 9 DE FEBRERO | La urbe acreana de Bolivia cumple 117 años de existencia, y de constante crecimiento en una diversidad multicultural que es parte de su antigua identidad. Su Alcaldesa la construye como una moderna aldea metropolitana enclavada en el bosque amazónico…

COBIJA, UNA CIUDAD CRISOL EN LA AMAZONIA

Las unidades educativas de Cobija durante el desfile escolar celebrado en la víspera de este jueves 9 de febrero. | Foto Sol de Pando

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© Redacción Sol de Pando en Cobija

La sensación de llegar a Cobija desde cualquier parte de Bolivia, produce un vértigo indescriptible. Aterrizando en un aeropuerto internacional que luce una estructura arquitectónica propia del siglo XXI, entre los quioscos del shopping aeroportuario resalta el antiguo puesto de doña Angélica Viraca ofreciendo bombones de copoazú y brigadeiros que salen de sus manos artesanas. El espíritu del bosque se ha sobrepuesto al hormigón y al asfalto.

Esta ciudad fue creada administrativamente el 9 de febrero de 1906 —tres años después de la derrota del Acre— con el nombre de Puerto Bahía; mas aquella denominación le fue cambiada por la de Cobija, en abril de 1908, aunque mantuvo su fecha original de creación.

La alcaldesa Ana Lucía Reis cumplió con un fervor casi religioso el ritual de engalanar la ciudad en las vísperas de su Aniversario. “Hemos embanderado todos los edificios públicos y monumentos en las plazas y avenidas, los jardines en las aceras han sido embellecidos con toques de pintura, las vías están relucientes y hemos creado un clima propicio, con mensajes de fraternidad pandina, para cumplir nuestro programa de festejos con toda la alegría de nuestro pueblo unido en su diversidad”, dice la burgomaestre, incansable.

En los 117 años que han transcurrido desde su creación, Cobija se ha caracterizado por ser una ciudad crisol de nacionalidades e identidades étnicas. Ya antes de la Guerra del Acre, en sus tiempos de Territorio Nacional de Colonias, las orillas del Acre eran un imán para migrantes sirio-libaneses, europeos y asiáticos. Durante el conflicto bélico con Brasil, soldados de las tropas que llegaron desde La Paz, Oruro y Cochabamba optaron por quedarse a radicar en este girón patrio compartiendo la vida con pueblos indígenas originarios como los pacahuaras, tacanas, esse ejjas, machineri y yaminahuas.

En 1928, el geógrafo paceño José Salmón Ballivián escribió el siguiente cuadro de Cobija:

Tiene un aspecto peculiar, sui géneris, que no es boliviano, es decir, no es colla, ni beniano, ni cruceño. Tampoco es una ciudad brasileña ni tiene parecido a ninguna otra, fuera del aire señorial que caracteriza a todas las poblaciones tropicales, adornada por nobles y aristocráticas palmeras…”.

Eso que vio Salmón Ballivián hace casi un siglo, no deja de verse aún hoy en Cobija.

Trabajadores municipales de Cobija resellando la plataforma asfaltada que circunda al emblemático Parque Piñata. | Foto Sol de Pando

Densidad urbana de un crecimiento humano irreversible

Sin embargo, 117 años después de su creación, hay más que fachadas embellecidas para festejar. Cobija, ciudad ribereña, se ha convertido en una urbe que no sólo se expande hasta donde el rio Acre lo permite. Se desarrolla al influjo del bosque amazónico que le rodea, sustentando una población que crece en los lindes de una pequeña explosión demográfica para convertirse en una singular y moderna aldea metropolitana, en la era digital, no apta para inútiles rascacielos robasoles.

La Alcaldía de Cobija refleja esa mirada amazónica del desarrollo urbano, priorizando el desarrollo humano. La política municipal que encara Ana Lucía Reis tiene un interesante componente productivo-comunitario para generar alimentos saludables, comenzando por el desayuno escolar, aprovechando los frutos tropicales que abundan en la región. Esa simple idea dinamiza un proceso económico y social favorable a la conservación del medio ambiente y al bienestar de los habitantes.

A pesar de unos severos déficits heredados de un anterior Alcalde, la ciudad ha visto abrir centros de salud muy bien equipados; y el sistema escolar es considerado hoy uno de los mejores del país.

De hecho, además de pintar las aceras, embellecer los jardines y embanderar los monumentos, en la víspera de este 9 de febrero la alcaldesa de Cobija gestionó la apertura de un Consultorio Zonal en la comunidad Abaroa, donde los vecinos, en su mayoría trabajadores de la zafra, podrán recibir atención médica directa con servicios de enfermería, medicina general y odontología, además de tratamientos inmunológicos.

La Alcaldesa también recibió en su despacho a los líderes gremiales de los trabajadores mototaxistas que aspiran a contar con una caja mutualista. Es una fuerza laboral que pone en movimiento la vida urbana y contribuye al desarrollo del municipio; la componen ciudadanos de diversa procedencia étnica y regional.

Hace un siglo, la población de Cobija contaba con aproximadamente 1.500 habitantes, según el Censo de 1925. El Censo de 1950 registró 1.726 pobladores. En el Censo de 1976 se empadronaron 5.000 habitantes; mientras que el Censo de 1992 arrojó una población de 11.500 moradores.

En el censo del año 2001, ya en el siglo XXI, la población del municipio creció a 22.324 habitantes y el Censo del 2012 dio un resultado de 46.267 habitantes.

Durante la década transcurrida, esa población fue incrementándose a un ritmo acelerado por la presión de nuevas olas migratorias propias de la naciente era.

El INE calcula que en 2019 el municipio contenía 74.546 moradores y se estima que, actualmente, la población cobijeña del centro urbano y del entorno rural bordea los 80.000 habitantes que esperan ser empadronados en el Censo previsto para el 23 de marzo del próximo año.

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