LA MEMORIA DE ZAPATA RECORRE EL CONTINENTE
Imágenes de Emiliano Zapata según el cine silente | VIDEO
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© Redacción Sol de Pando
Para el vicepresidente de Bolivia, David Choquehuanca, Latinoamérica debe dar un salto en su identidad continental, despojándose de su denominativo “latino”, de origen europeo, recuperando su autodefinición originaria de Abya Yala. “Latinos eran los romanos” —dice Choquehuanca—, “pero nuestros pueblos son los aymaras, los mayas, quechuas, los nahuas, guaraníes, sirionós, etcétera, etcétera, etcétera”.
El historiador Edgar Castro Zapata, bisnieto del general Emiliano Zapata, coincide con el Vicepresidente boliviano: “Cuando la justicia social sigue siendo, en este siglo XXI, el clamor de los indígenas y campesinos desde México hasta Tierra del Fuego, el desafío es encontrar los paradigmas ocultos en la memoria histórica de nuestros pueblos”.
Emiliano Zapata simboliza la trascendencia del paradigma indígena que rompe fronteras físicas y mentales. La Revolución Zapatista fue una insurgencia campesina en una dimensión humanitaria más profunda que la propia Revolución Rusa.
Zapata no sólo luchó por tierra para quien la trabaja, sino también por la Tierra Madre, de cuyo vientre cósmico viene la vida en todas sus formas. “Por eso lo mataron, por eso es un mártir de los indígenas y campesinos de todo el continente”, dice Castro Zapata.
El zapatismo más allá de México
El general Zapata, de raíz indígena, murió asesinado el 10 de abril de 1919, en una cobarde emboscada que le tendió el gobierno “constitucionalista” de Venustiano Carranza. Al recordarse los 104 años del crimen, su bisnieto ha publicado el libro biográfico “Emiliano Zapata, testimonios de la revolución del Sur”.
“A consecuencia de la muerte de mi abuelo Mateo Zapata (hijo de Emiliano, nr), ocurrida en 2007, sentí la responsabilidad y el compromiso por no dejar en el abandono el trabajo social de mi abuelo y mis deseos de seguir difundiendo el legado zapatista…”, dice Edgar Castro Zapata.
El libro será presentado por su autor en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Colombia, país donde nació el periodista Julio Cuadros Caldas, que llegó a México en 1909 para cubrir la revolución agrarista y terminó combatiendo en las filas del ejército zapatista.
El pasado viernes, 7 de abril, la Fundación Zapata Herederos de la Revolución, a través de su representación en Bolivia, entregó al vicepresidente David Choquehuanca una carta manifestando la predisposición del bisnieto de general Zapata para visitar el país.
Zapata vive, el mito inmortal
El gobierno de Venustiano Carranza se negaba a cumplir la Reforma Agraria que Zapata proponía a través de su Plan de Ayala, un documento programático que postulaba la dotación comunitaria de tierras para los indígenas, entre otras medidas revolucionarias que no pierden vigencia.
Carranza acusó al movimiento zapatista de “inconstitucional” y ordenó el asesinato del caudillo del sur. Se organizó una emboscada en la Hacienda de Chinameca, en el Estado de Morelos, el 10 de abril de 1919. La operación fue ejecutada por el coronel Jesús Guajardo, quien engañó a Zapata haciéndole creer que era su partidario y lo citó en Chinameca esperándole con francotiradores en los cuatro puntos cardinales.
Una crónica de El Excelsior reprodujo el testimonio, sobre aquel hecho, de Salvador Reyes Avilés, secretario de Zapata:
“La guardia parecía preparada a hacerle los honores. El clarín tocó tres veces llamada de honor y al apagarse la última nota, al llegar el general en jefe al dintel de la puerta, de la manera más alevosa, más cobarde, más villana, a quemarropa, sin dar tiempo para empuñar ni las pistolas, los soldados que presentaban armas descargaron dos veces sus fusiles y nuestro general Zapata cayó para no levantarse más”.
De acuerdo con el historiador Edgar Damián Rojano García, durante un par de días, el cadáver fue expuesto a la vista de todo mundo. Largas caravanas de gente llegada de las montañas y lugares lejanos acudieron a contemplarlo. Para muchos no había duda: el cuerpo que se exhibía era el de Emiliano Zapata
Pero, ¿realmente había muerto Emiliano Zapata? A pesar de que el cadáver fue plenamente identificado, muchos no creyeron que el cuerpo era del Caudillo del Sur.
El mito comienza porque se empezaron a correr los rumores de que se trataba de otra persona, tal vez era otro hombre que tenía el bigote negro “igualito al de Emiliano”.
Otros rumores decían que Emiliano Zapata se había marchado con un compadre a Arabia y que dejó a un doble suyo y fue a quien asesinaron.
Esto luego de que el cuerpo que dejaron a la vista en Cuautla tenía todos sus dedos. A Emiliano Zapata le hacía falta uno, otros también contaron que al Caudillo del Sur le hacía falta un lunar, el cual era una marca de nacimiento. Y aunque estos rumores se han disipado a lo largo del tiempo, quedó la duda de si Zapata murió en esa emboscada.
Aunque eso sí, para todos aquellos indígenas y campesinos que durante diez años hicieron la Revolución, su caudillo no había muerto, pues sus ideales continúan muy vivos y vigentes hasta nuestros días.
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