Abril 10 de 1919: Emiliano Zapata asesinado
Hoy se conmemoran los 95 años del asesinato de Emiliano Zapata en una emboscada ordenada por Venustiano Carranza y ejecutada por el coronel Jesús Guajardo en Chinameca, Morelos, en una operación de exterminio donde la traición fue la clave para acabar con la vida del revolucionario libertario, cuya lucha y pensamiento, tan avanzados para su época, adquieren en este siglo XXI una palpitante vigencia para los pueblos de América Latina. Presentamos a continuación una crónica del asesinato elaborada por la historiadora Doralicia Carmona en su libro Memoria Política de México…
En el dintel de la puerta de la hacienda de San Juan Chinameca, alrededor de las dos de la tarde, Zapata recibe a quemarropa el fuego de fusilería de la banda de guerra que había tocado tres veces llamada de honor. Intenta sacar su pistola en los últimos momentos que le quedan de vida, trata de dar media vuelta pero el caballo arroja su cuerpo al suelo. Siete tiros le causan la muerte casi instantánea. Mueren con él Zeferino Ortega, Gil Muñoz, otros generales, su asistente Agustín Cortés y tropa. Los sobrevivientes de la escolta que lo acompaña huyen despavoridos ante el cerrado fuego de ametralladora de los soldados apostados en las azoteas y cerros. Luego son perseguidos por una fuerza montada que les causa gran cantidad de bajas.
Consumado su crimen, a las cuatro de la tarde de este día, el coronel carrancista Jesús M. Guajardo traslada a lomo de mula el cadáver a la ciudad de Cuautla, en donde lo entrega al general Pablo González alrededor de las nueve de la noche.
Gestando la traición
De inmediato corre la versión de que Zapata, siempre necesitado de recursos militares, había tenido conocimiento de que Guajardo había sido duramente reprendido por Pablo González por faltas a la disciplina militar y había tratado de ganárselo; que habían iniciado un intercambio epistolar y que Pablo González, habiendo interceptado una de las notas, había obligado Guajardo a seguir la trama de su posible defección y usarla para capturar o asesinar al jefe suriano; y que fue así como Guajardo había ofrecido a Zapata varias muestras de «adhesión» y como prueba suprema de su amistad, le había obsequiado un caballo alazán «As de Oros», el mismo que montaría la tarde en que fue asesinado.
La realidad fue que un mes antes, en Cuautla, Guajardo había sido sorprendido ebrio y escandalizando por el gobernador José G. Aguilar y el general Pablo González. Cuando iba a ser castigado, el gobernador recibió de manos de un fotógrafo espía una carta de Zapata a Guajardo, en la que con motivo de este incidente lo invitaba a unirse a su causa. Entonces urdieron la traición el propio gobernador, Guajardo y Pablo González. Guajardo intercambió cartas, escritas por Aguilar, con Zapata y logró convencerlo de que se uniría al zapatismo mediante la simulación de un ataque a Jonacatepec. Fue así que Zapata había aceptado la invitación a comer en Chinameca, en donde encuentra la muerte.
El general zapatista Gildardo Magaña dará noticia de la muerte. “Víctima de la más negra de todas las traiciones, cayó ayer, gloriosamente, atravesado por las cobardes balas enemigas, nuestro inolvidable y heroico General en Jefe, don Emiliano Zapata. Que las maldiciones de todos los buenos mexicanos, de los que hayan sabido comprender la grandiosa obra del más grande y desinteresado revolucionario mexicano, caigan sobre los nombres maldecidos y malditos de los cobardes asesinos”.
Nace el mito popular
El cadáver de Zapata será expuesto al público en la presidencia municipal de Cuautla durante los próximos días. Allí, un reportero sorprenderá la conversación entre dos campesinos, en la que uno de ellos, con voz baja y vehemente, dirá que aquel cadáver no es el de Zapata, pues no tiene el lunar cerca de los ojos y sí tiene los dedos completos, siendo que «Zapata tenía un dedo mocho» por un accidente de reata. Los carrancistas amenazarán a quien niegue la identidad del cadáver, pero la leyenda de que Zapata vive surgirá de todos modos y consolará a los zapatistas sobrevivientes hasta que mueran.
LA TRAYECTORIA DEL REVOLUCIONARIO
Emiliano Zapata nació el 8 de agosto de 1879 en Anenecuilco, Morelos. Aunque la historia oficial lo presenta como un campesino pobre que se levantó en armas, lo cierto es que era un pequeño propietario, dueño de un pedazo de tierra para cultivar.
En 1909 fue presidente de la Junta de Defensa de las Tierras, al iniciar sus gestiones contactó al anarquista Ricardo Flores Magón, al periodista revolucionario Paulino Martínez y el profesor Otilio Montaño.
Zapata envió a Pablo Torres a entrevistarse con Francisco I. Madero para unirse a su lucha pues el Plan de San Luis incluía un párrafo agrarista. Encabezó al Ejército Libertador del Sur con la que continuó su lucha durante la Revolución Mexicana.
Al romper la alianza con Madero en la cuestión agraria, sobre todo por el reparto de tierras, se levantó en armas con el Plan de Ayala, el 25 de noviembre de 1911, en el que se plasmó el lema de la tierra es de quien la trabaja, lo que no convenía a los intereses de los grandes terratenientes como Madero.
En esta época ya se le conocía como el Caudillo del Sur, estaba aliado con Francisco Villa, pero cuando éste rompió relaciones con Venustiano Carranza, su alianza también se acabó.
Después de la toma de la capital de la República por los constitucionalistas, Carranza encargó la campaña del Sur en contra de Zapata al general Pablo González, quien el 2 de mayo de 1916 ocupó la Plaza de Cuernavaca.
Pablo González y el preboste del Ejército licenciado Luis Patiño fraguaron un plan para hacerle creer a Zapata que el coronel Jesús Guajardo había desconocido al gobierno de Venustiano Carranza. Poco a poco se fue ganando su confianza hasta que finalmente lo traicionó y asesinó en una emboscada en Chinameca, Morelos.
El cuerpo del Libertador del Sur fue llevado a su pueblo natal, Anenecuilco, y sus restos reposan actualmente en Cuautla, al pie de la estatua que le fue erigida.
Muchas historias comenzaron después de su muerte, algunos campesinos y habitantes de la zona aseguraban que Zapata no había muerto y que se le veía montando por los cerros de la región, reflejo quizá de la esperanza perdida de recuperar sus tierras.
Se dice que después de los constantes atentados de que era objeto, o se sentía objeto, hicieron que Emiliano usara a un “doble” para ciertos eventos públicos. La gente lo identificaba porque, si bien era muy semejante al caudillo, su doble era más bajo de estatura; además, Zapata nunca usaba calzón de manta: siempre andaba de traje charro, armado y acompañado de su caballo.
Los funerales de un hombre del pueblo | VIDEO
En la prensa nacional se presentará la muerte del “cabecilla morelense” como resultado de un ardid ingenioso, la figura del “valiente” Guajardo será exaltada y sus méritos exagerados.
Días después, Zapata será sepultado en presencia de Pablo González y una multitud que lo acompañará en su sepelio. Sus restos descansarán al pie del monumento que en su memoria se erigirá en Cuautla, Morelos.
El día 12 de abril siguiente, el diario El Universal publicará la felicitación de Carranza a Pablo González: “Lo felicito por este importante triunfo que ha obtenido el Gobierno de la República con la caída del jefe de la revuelta en el sur, y por su conducto, al coronel Guajardo y a los demás jefes; oficiales y tropa que tomaron participación en ese combate; los felicito por el mismo hecho de armas; y atendiendo a la solicitud de usted, he dictado acuerdo a la Secretaría de Guerra y Marina para que sean ascendidos al grado inmediato el coronel Jesús M. Guajardo y los demás jefes y oficiales que a sus órdenes operaron en este encuentro”.
Carta del subcomandante Marcos a Emiliano Zapata
Aquí estamos mi General, aquí estamos porque estos gobiernos siguen sin memoria para los indígenas, y porque los ricos hacendados, con otros nombres, siguen despojando de su tierra a los campesinos.
Como entonces pasó, ahora los gobiernos buscan leyes para legitimar el robo de tierras. Como entonces, los que se niegan a aceptar las injusticias son perseguidos, encarcelados, muertos.
Pero como entonces, mi General, hay hombres y mujeres cabales que no se están callados y que luchan para no dejarse, se organizan para exigir tierra y libertad.
Por eso le escribo a usted Don Emiliano, para que sepa usted que aquí estamos, y aquí seguimos…
EL TEMA DE JAZZ “VIVA ZAPATA” DE TINO CONTRERAS | VIDEO
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