Data: octubre 30, 2012 | 21:41
Su territorio está en poder de hacendados ganaderos; ahora desterrados, optan por el suicidio colectivo

“Solicitamos decretar nuestra muerte colectiva”: desgarradora opción de los guaraníes brasileños

Miles de guaraníes siguen viviendo en reservas masificadas y acampando en las cunetas de las carreteras, con acceso restringido a alimentos, agua potable y atención sanitaria. Sufren una de las tasas de suicidios más altas de todo el mundo: estadísticas recientes del Gobierno mostraban que de media, durante los últimos diez años, un guaraní se había suicidado cada semana…

© Survival

Un grupo de indígenas brasileños que sufrió la violencia y la muerte para regresar a su tierra ha hecho un dramático llamamiento al Gobierno después de enterarse de que se enfrenta a la expulsión una vez más.

Los 170 indígenas, parte de los 46.000 que integran el pueblo guaraní en Brasil, han sufrido varios ataques brutales desde que reocuparon una pequeña parte de su tierra ancestral. El territorio de los indígenas, conocido como Pyelito Kuê/ M’barakai, está ahora ocupado por una hacienda ganadera. Los indígenas se encuentran rodeados por los pistoleros del terrateniente de la hacienda, con escaso acceso a comida o atención médica.

El mes pasado un juez ordenó su expulsión. Ahora los indígenas han declarado en una carta:

“Esta sentencia es parte de la acción de genocidio / exterminio histórico de los pueblos indígenas de Brasil (…) Hemos perdido la esperanza de sobrevivir dignamente y sin violencia en nuestra tierra ancestral (…) vamos a morir todos en poco tiempo.”
“Queremos ser muertos y enterrados junto a nuestros ancestros aquí mismo, donde estamos hoy. Por ello pedimos al Gobierno y a la Corte Federal no ordenar el desalojo / expulsión, sino que solicitamos decretar nuestra muerte colectiva y el entierro de todos nosotros aquí. Pedimos que, de una vez por todas, se promulgue nuestra aniquilación / extinción total y que envíen varios tractores para excavar un gran agujero para enterrar nuestros cuerpos.”
“Hemos decidido, todos juntos, no salir de aquí, vivos o muertos”.

Desde que se produjo la reocupación, cuatro guaraníes de esta comunidad han muerto: dos por suicidio, y otros dos por el ataque de los pistoleros.

El departamento de asuntos indígenas del Gobierno brasileño, FUNAI, responsable de delimitar y demarcar la tierra guaraní, asegura que está trabajando para que se revoque la orden de expulsión.

El enorme retraso en su programa de demarcación significa que miles de guaraníes siguen viviendo en reservas masificadas y acampando en las cunetas de las carreteras, con acceso restringido a alimentos, agua potable y atención sanitaria. Sufren una de las tasas de suicidios más altas de todo el mundo: estadísticas recientes del Gobierno mostraban que de media, durante los últimos diez años, un guaraní se había suicidado cada semana.

Para el antropólogo guaraní, Tonico Benites: “El suicidio de los indígenas es algo que está ocurriendo y que aumenta como resultado del retraso en la identificación y demarcación de nuestra tierra ancestral”.

Survival ha pedido que se permita a los guaraníes permanecer en su tierra, y que todos los territorios guaraníes sean demarcados urgentemente, antes de que se cobren más vidas.

El director de Survival International, Stephen Corry, ha declarado  que “la extinción de los pueblos indígenas de Brasil es una mancha en la historia del país, y es vergonzoso que las mismas crueldades y abusos que predominaban durante la época colonial sean en la actualidad aprobados por el sistema de justicia brasileño. La desgarradora súplica de los guaraníes de Pyelito no puede ser más clara: la vida sin su tierra está tan llena de miseria y sufrimiento, que no merece la pena vivirla. Brasil debe actuar antes de permitir que otro de sus pueblos sea destruido”.

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