SEPTIEMBRE DA INICIO “OFICIAL” A LOS “CHAQUEOS”
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Según información publicada el pasado martes por la Red Erbol, el secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), Jacinto Herrera, “explicó que no se puede culpar a los campesinos e interculturales por las quemas debido a que su sector recién empieza las quemas en septiembre”.
Herrera responsabilizó de los incendios que se expandieron durante todo el mes de agosto a los ganaderos y empresarios agroindustriales, “algunos de ellos extranjeros” que según el dirigente ligado al partido de Gobierno “son los que chaquean en agosto”.
El representante campesino deslindó las responsabilidades de los agricultores migrantes en el desastre de la Chiquitania y rechazó la derogatoria del Decreto Supremo 3973 que autoriza “quemas controladas” (también llamadas “chaqueos”) para que los colonos puedan habilitar tierras de cultivo derribando y quemando especies forestales. Jacinto Herrera insistió que fueron los ganaderos quienes hicieron un “descontrolado” desmonte en el mes de agosto.
Herrera declaró a los medios el pasado 2 de septiembre, explicando que cada agricultor campesino que recibió del Gobierno una parcela de bosque en la Chiquitania «a partir del 15 de septiembre hace quemas porque en fines de octubre y noviembre ya tiene que sembrar».
Los densos humos de septiembre
Casualmente, para el 16 de septiembre, el presidente Evo Morales convocó a una reunión de campesinos y empresarios “con el fin de determinar el plan post-incendio”. En dicha reunión, siguiendo la estrategia propagandística del Ministro de la Presidencia, Morales intenta conciliar a ambos sectores para justificar la obtención de recursos financieros en Francia y otros países de Europa a donde el Presidente viajará la próxima semana.
Sin embargo los empresarios y dirigentes cívicos insisten que todo diálogo “post-incendio” se debe fundar en la inminente derogatoria del Decreto 3973, ya que en esa disposición radicaría el origen de los incendios descontrolados que podrían agravarse durante septiembre, mes de los “chaqueos” estimulados por dicho Decreto, pese a una prohibición expresa del presidente Morales para realizar dichos “chaqueos” mientras persistan los incendios desatados en agosto.
De hecho los “chaqueos” correspondientes a septiembre ya habrían comenzado esta semana. Según videos difundidos ayer por la Agencia de Noticias Fides (ANF), varios bomberos voluntarios de Cochabamba y La Paz que estaban en la Chiquitania apagando las llamas, se vieron forzados a abandonar las zonas incendiadas ante el acoso y la persecusión de agricultores que volvían a prender fuego para “chaquear”, arguyendo que son sus tierras de cultivo otorgados por el Gobierno.
“Muy decepcionados nos vamos” —dijo un voluntario de Cochabamba— “hemos ido viendo comunarios en moto que nos seguían (…), y vimos en la comunidad de Fortaleza que cuando estamos logrando apagar el fuego, viene un comunario a decir que por qué lo estábamos apagando, que ellos lo mismo lo van a prender, y realmente eso pasó, todo el trabajo que hacíamos nosotros no sirvió de nada”, lamentó uno de ellos.
Otra fuente denunció que los “interculturales” se infiltraron en los grupos de bomberos voluntarios para informarse sobre la planificación de operativos anti-fuego, a fin de interferir en la labor de los voluntarios, poniendo en riesgo la integridad física de los jóvenes activistas medioambientales.
El desastre ya ha producido tres fallecimientos trágicos en el fragor de los incendios forestales: La madrugada del 2 de septiembre, el joven Jorge Hinojosa Vela murió asfixiado en medio de las llamas de un voraz incendio dentro el Parque Tunari de Cochabamba; y al día siguiente fue hallado muerto el policía de Bomberos Lucio Mamani que cayó a un barranco de 300 metros en una serranía incendiada de Coroico, en los Yungas de La Paz. El 7 de septiembre murió el bombero voluntario Pablo Miguel Suárez Núñez, de 34 años, debido a un infarto causado por la sofocante humareda en un bosque chiquitano del muncipio de Concepción.
La reacción de los ganaderos
Ante las acusaciones de los dirigente campesinos instigados por el ministro Juan Ramón Quintana para responsabilizar del desastre a los empresarios ganaderos del Oriente, la respuesta de este sector no se dejaron esperar y surgieron desde la Chiquitania misma.
La voz más representativa fue la de Humberto Jorge Vargas Roca, un joven vaqueiro que preside la Asociación de Ganaderos de San Rafael de Velasco, quien viralizó em las redes sociales uma réplica contundente que circuló el pasado 2 de septiembre.
“Para aquellos que piensan o creen que los ganaderos somos los causantes de los incendios en la Chiquitania” —escribió Jorge Vargas Roca—, “les quiero decir que nosotros también somos víctimas de ésta desgracia y tal vez los más prejudicados”. Para sustentar esa afirmación, publicó fotos de cabezas de ganado carbonizadas por el fuego descontrolado.
“Culpables son aquellos que no saben vivir del campo, que llegaron ayer y entraron por la ventana, que no tienen ni idea de producir en esta hermosa región que recibe a todos con los brazos abiertos, pero ellos no respetan ni las leyes ni el medio ambiente, menos la forma de producción compleja que tiene el bosque seco Chiquitano”, dijo el joven ganadero, quien también le exige al presidente Evo Morales la abrogación inmediata del Decreto 3973 como única opción de poner a salvo los amenzados bosques amazónicos de Bolivia.
TEXTUAL | El alegato de Jorge Vargas Roca
Soy Ganadero Chiquitano, de tradición y por vocación, no soy millonario, ni mucho menos. Me esfuerzo día a día para llevar el sustento para los míos y para mi personal, los que trabajan codo a codo conmigo, de sol a sol, mis compañeros de trabajo. Trato todos los días, desde muy temprano hasta entrada la noche, de hacer patria generando empleo, economía y alimento para nuetra sociedad boliviana.
Nuestro capital de trabajo son nuestros animales, nuestras vacas, y nuestro patrimonio es nuestra tierra, nuetra estancia con sus campos y potreros, donde pasta el ganado. Sin pasto no hay ganado y sin ganado no tiene sentido el pasto.
Necesitamos producir para vivir, necesitamos cuidar nuestro patrimonio para que crezca nuestro capital.
Para aquellos que piensan o creen que los ganaderos somos los causantes de los incendios en la Chiquitania les quiero decir que nosotros también somos víctimas de ésta desgracia y tal vez los más perjudicados.
Culpables son aquellos que no saben vivir del campo, que llegaron ayer y entraron por la ventana, que no tienen ni idea de producir en esta hermosa región que recibe a todos con los brazos abiertos, pero ellos no respetan ni las leyes ni el medio ambiente, menos la forma de producción compleja que tiene el bosque seco Chiquitano.
El ganadero no quema sus potreros porque de ellos se alimenta su ganado!!!
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