RIBERALTA DUPLICA LA POBLACIÓN DE COBIJA
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© Redacción Sol de Pando | Servicio Informativo Datos & Análisis
Los datos emitidos el jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ratifican que la capital de Pando tiene una menor población que la ciudad beniana de Riberalta; la novedad es que la brecha poblacional entre ambos municipios castañeros se ha agudizado drásticamente.
Según los resultados preliminares del Censo realizado en mayo de este año, el municipio de Cobija registra 54.386 habitantes y el municipio de Riberalta prácticamente ha duplicado esa cifra con 107.141 habitantes. El conteo marca una diferencia de casi el 50%, con 52.755 personas a favor de Riberalta.
En el Censo de 2012, Cobija registró 47.399 habitantes y Riberalta 90.646, con una diferencia de 43.247 personas entre ambos municipios, rango inferior al 48%. En el periodo intercensal 2012-2024, Cobija creció en no más del 15% con 6.987 nuevos habitantes, mientras la población de Riberalta se incrementó en 18% con 16.495 nuevos habitantes.
En el periodo intercensal de 2012 y 2024, las estimaciones del INE respecto al crecimiento poblacional del municipio de Cobija fueron demasiado optimistas. Se calculó que la capital pandina crecería a un ritmo promedio de 5.000 nuevos habitantes cada año, para llegar a 2024 con 98.000 habitantes; es decir, se estimaba que entre el Censo de 2012 y el de este año, Cobija duplicaría su población con 50.600 nuevos habitantes. Sin embargo no fue así. En los 12 años transcurridos, la población de Cobija aumentó en menos de 7.000 habitantes. El resultado del último Censo dio una población inferior a la estimación de 2014, cuando el cálculo del INE daba a Cobija 54.923 habitantes. Estamos ante un drama censal que deprime al pueblo de Cobija.
En cambio, la fortuna le sonríe a Riberalta. Las estimaciones efectuadas en los 12 años del periodo intercensal, se han cumplido casi al pie de la letra. Entre los censos de 2012 y 2024, la población del municipio beniano creció a un ritmo estimado de 1.350 nuevos habitantes cada año, promedio mucho más modesto de lo estimado para Cobija, pero reflejó una realidad censal corroborada por los resultados oficiales de este año. La estimación decía que, entre ambos censos, Riberalta crecería con aproximadamente 16.000 nuevos habitantes, y así fue. El margen de error entre lo estimado y el resultado real, es mínimo, técnicamente impecable.
La brecha censal que se observa entre Cobija y Riberalta, muestra que el error cometido por el INE no necesariamente radica en los resultados del Censo 2024 (aunque la duda planteada por la Fundación Jubileo sobre el índice de omisión censal es muy plausible), sino en las estimaciones realizadas durante el periodo intercensal, que como en el caso de Cobija resultaron desprolijas y arbitrarias, fruto de una sistemática manipulación política.
LA GUERRA DE LA CASTAÑA ENTRE RIBERALTA Y COBIJA
Históricamente, Riberalta es el municipio con mayor densidad poblacional en el norte amazónico de Bolivia y el segundo más poblado del Beni, después de Trinidad. Es además uno de los municipios más antiguos de la Amazonia, la ciudad como tal fue fundada en 1894.
La capital de la provincia Vaca Diez que limita con el departamento de Pando a través del río Beni, tuvo un despegue económico estratégico en los años noventa con la instalación de plantas fabriles para el beneficiado de la castaña, fruto que se produce mayoritariamente en los bosques de Pando, tanto en la cuenca del Acre como en sus afluentes.
Durante el Censo de 1976, la joven Cobija registró 3.636 habitantes y la antigua Riberalta 18.032; la diferencia era cinco veces mayor.
Al terminar el siglo XX, según el Censo de 1992, el municipio de Cobija alcanzó 11.375 pobladores y Riberalta registró 52.378 habitantes; la brecha de la densidad poblacional era inmutable pese a que Cobija posee una jurisdicción territorial más extensa que la de Riberalta.
El primer Censo del siglo XXI se realizó en 2001. Tras desatarse el boom internacional de la castaña, Cobija despegaba, su población se duplicó con relación al Censo del 92, alcanzando 22.324 habitantes; mientras Riberalta llegó a 75.977 habitantes con un incremento porcentual menor al del municipio pandino, respecto al Censo del 92.
La instalación en Cobija de plantas fabriles para el procesado de castaña de exportación, compitiendo con las fábricas de Riberalta, parecía abrir un promisorio futuro industrial para la ciudad niña de Bolivia. Las migraciones hacia Pando, en especial a Cobija, comenzaron a fluir espontáneamente desde diversos puntos del país. Pero todo aquello resultó ser un espejismo.
EL DRAMA POBLACIONAL DE PANDO
El estancamiento poblacional que el último Censo revela en Cobija, se muestra exponencial en el Departamento. En el Censo 2012, las cinco provincias de Pando arrojaron una población total de 110.436 habitantes y en el Censo 2024 la cifra aumentó con apenas 20.325 nuevos residentes, sumando 130.761 habitantes en la actualidad.
Durante el periodo intercensal 2012-2024, la estimación del INE establecía una tasa de crecimiento anual con un promedio de 5.000 nuevos habitantes al año. Se calculó que en 12 años la población se incrementaría con más de 63.000 nuevos residentes hasta alcanzar un total de 174.000 habitantes en 2024, cifra remota ante la evidencia estadística del nuevo Censo. El resultado oficial indica que Pando tiene hoy una población menor a la estimada en 2016, cuando se decía que el Departamento tenía 138.633 habitantes.
Inflar y sobredimensionar la estadística poblacional de Pando y su capital, ha sido una deliberada política de Estado. Tras los acontecimientos luctuosos de Porvenir en septiembre de 2008, el gobierno de Evo Morales, a través de su Ministro de la Presidencia, repartió y saneó tierras agrícolas irrumpiendo en el bosque amazónico, con el fin de generar una masa electoral leal y funcional al prorroguismo de Morales, lo cual produjo una cuantiosa y caótica migración desde el interior del país, pero sin un efectivo sustento productivo.
Centenares de asentamientos que eran parte de las campañas electorales de Morales, fueron pronto abandonas por los nuevos colonos cuyas tierras nunca fueron mecanizadas, y tampoco pudieron insertarse en la zafra de la castaña por razones culturales. Muchos optaron por ser fabriles en Riberalta.
La incipiente industria castañera de Pando fue desmantelada por la acción prebendal de los gobernantes que además de extorsionar a empresarios del rubro con fines de recaudación electoral, impidieron el establecimiento de plantas de procesamiento con estándares de calidad internacional, lo cual permitió el fortalecimiento de las empresas exportadoras asentadas en Riberalta.
Lentamente, Pando se fue vaciando. Su hermosa capital tiende a convertirse en una ciudad dormitorio, mientras la zona franca comercial de Cobija está cada vez más lejos de cumplir un eficaz rol industrializador.
El pródigo bosque amazónico de Pando y la frontera acreana, han vuelto a ser tomados por traficantes y predadores de toda especie.
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