Inundaciones que damnifican a Bolivia adquieren rasgos catastróficos
Un mapa de afectaciones por municipio a consecuencia de las excesivas lluvias y desbordes fluviales en los nueve departamentos de Bolivia, publicado en la víspera por la Red de Información Humanitaria para América Latina y el Caribe (RedHum) detalla los saldos mortales del desastre natural que según datos oficiales alcanza a la fecha a 56 personas fallecidas en Cochabamba, Chuquisacaca, Beni, La Paz, Potosí, Tarija y Oruro, con excepción de Santa Cruz y Pando donde no se registró ninguna muerte.
Sin embargo en los nueve departamentos existe un total de 58.791 familias damnificadas, equivalentes 282.197 personas (considerando un promedio de la familia boliviana calculado por el INE en 4,8 miembros), que en su mayoría son desplazados y evacuados de sus hogares en 130 municipios anegados en todo el territorio nacional. Bolivia tiene 337 municipios.
El informe cartográfico de RedHum detalla no sólo las zonas de inundaciones, desbordes, riadas y deslizamientos, sino también áreas del país donde el desastre llega en forma de granizadas y heladas, afectando la salud humana y los cultivos especialmente en áreas rurales que han registrado una pérdida —según últimos datos oficiales— de casi 40.000 hectáreas agrícolas en valles, altiplanos y llanuras.
Territorio sitiado por las tormentas extremas
Según el informe de RedHum, los valles y el subtrópico del departamento de Cochabamba son las regiones donde se produjeron la mayor cantidad de víctimas con 18 personas fallecidas en las últimas semanas. La comunidad quechua de Ch’ullpa K’asa Chico, en el municipio de Morochata, fue el escenario de la peor tragedia con la muerte de once comunarios enterrados bajo un alud que se tragó varias viviendas indígenas el 8 de febrero. Entre los fallecidos figuraba una joven embarazada de 17 años a punto de dar a luz. Otras víctimas mortales se registraron en las zonas ribereñas del Chapare. Las familias damnificadas en Cochabamba alcanzan a 19.071 hogares campesinos, equivalentes a 91.541 personas que sufrieron severos daños en sus viviendas y cultivos en 31 municipios. En las zonas más deprimidas como Tapacarí, 800 familias han sido atacadas por una granizada infernal.
El segundo departamento más afectado de Bolivia por las tormentas extremas es Chuquisaca, donde se han registrado 11 fallecidos (aunque otras fuentes como radio Fides señalan 13 muertos) y 10.644 familias damnificadas, es decir 51.091 habitantes. Las víctimas que murieron al ser atrapadas por las riadas se registraron en los municipios de Tarabuco, Yamparáez e Icla.
Aunque el Beni figura como tercer departamento damnificado por la cantidad de familias afectadas y muertes registradas, al ser una región habitualmente inundadiza en épocas lluviosas como la actual —cuando los ríos de la cuenca amazónica que bañan las llanuras benianas crecen indefectiblemente— el fenómeno adquirió aquí características de un dramático simbolismo. La muerte de 10 pobladores del municipio de Rurrenabaque bajo un alud que estremeció al Beni el pasado 25 de enero, activó una alarma nacional sobre lo insólito de las actuales riadas. También hubieron fallecidos en San Borja y Reyes, aunque no todos registrados en el informe cartográfico de RedHum. Un total de 7.758 familias, es decir 37.238 habitantes, han sido desplazadas de sus hogares destruidos por las crecidas de los ríos Beni, Iténez y Mamoré. Adicionalmente más de 84.000 cabezas de ganado han sido diezmados con una pérdida de $us 50 millones para la industria ganadera de esta región que provee carne a todo el país.
La Paz es el cuarto departamento presa del drama. Seis muertos y 8.889 familias afectadas, 42.667 habitantes en crisis. Las inundaciones atravesaron todo el territorio paceño, desde la ciudad capital que sufrió cortes en sus vías urbanas al desbordarse el rio Choqueyapu, hasta los municipios amazónicos de Ixiamas y San Buenaventura atravesados por los ríos Beni y Madre de Dios, y varias provincias altiplánicas donde las granizadas desolaron a cientos de comunidades.
Potosí registra 5.042 familias damnificadas, cifra equivalente a 24.201 habitantes, y 4 personas fallecidas, entre ellas tres niñas arrastradas por el río Quehuaca, en el municipio de Vitichi, el pasado 31 de enero.
En Tarija se registraron dos muertes y existen 666 familias damnificadas, es decir 3.197 personas perjudicadas por los desbordes del río Pilcomayo. En Oruro murieron cuatro personas y hay 170 familias damnificadas.
Santa Cruz y Pando son los únicos departamentos que a la fecha no han registrado muertes en sus territorios inundados; sin embargo la cantidad de familias damnificadas es elevada.
Santa Cruz tiene 4.841 familias afectadas especialmente la región de la Chiquitania, es decir 232.368 habitantes desguarnecidos; mientras que en Pando —donde el río Acre se mantiene prudente en comparación a las cuencas vecinas— las provincias del norte atravesadas por los Ríos Beni y Madre de Dios expulsan de los bosques anegados a 1.710 familias que equivalen a 82.080 habitantes en busca de asistencia humanitaria.
Nunca antes en la historia, Bolivia había experimentado una temporada lluviosa tan devastadora en su abigarrado territorio y de un solo golpe.
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