En un mundo en guerra, las mujeres forman y comandan ejércitos
El mundo está continuamente en guerra. Guerra de hombres contra hombres, que normalmente lideran a batallones de cientos de soldados varones dispuestos a matar al enemigo. Pero, aunque son minoría en la historia, las mujeres también han capitaneado ejércitos mortíferos compuestos por combatientes femeninas, preparadas para defender desde con cuchillos a kalashnikovs sus objetivos estratégicos.
En la mitología griega ya se hablaba de las temibles amazonas, mujeres que preferían dejar la maternidad y otros rasgos asociados entonces a la feminidad a un lado para dedicarse a una vida de lucha. Artemisa era su diosa (que tuvo su réplica en otras diosas guerreras como Isthar o Sekhmet), pero luego, en las ciudades griegas las mujeres estaban circunscritas a la familia y poco más.
Sin embargo, a lo largo de la historia y repartidas por todo el mundo, ha habido numerosos ejemplos de ejércitos femeninos que lucharon ya por su tierra, por sus ideales, o por un líder.
Las combatientes kurdas y libias
Entre ellas están las guerreras kurdas de las Unidades de Defensa de los Pueblos (ejército cuyas siglas en kurdo son YPJ), que ahora mismo luchan junto a sus compañeros masculinos contra el avance del Estado Islámico (EI). Heróica ha sido la lucha del YPJ contra los yihadistas en Siria, en la frontera con Turquía, ante la ineficiencia de la coalición internacional liderada por Estados Unidos.
La presencia de mujeres entre las milicias kurdas no es un fenómeno reciente, aunque ha alcanzado una mayor repercusión ahora que aumentan las voluntarias, muchas jovencísimas (de 18 a 24 años), para luchar contra un enemigo tan implacable como el EI.
Precisamente, en Libia, otro de los países dentro del radio de acción de grupos afines al EI, la mujer tuvo un papel fundamental en la defensa del longevo y extravagante dictador Muamar el Gadafi hasta su muerte. Constituían la conocida Guardia Amazónica, mujeres con amplio entrenamiento en materia militar, que cubrían las espaldas, públicamente, de quien consideraban su Hermano Líder. Pero la muerte del tirano destapó las supuestas violaciones de Gadafi a muchas de las amazonas, derribando así el mito de la mujer cuidadora del líder y su rol en las altas esferas del régimen. Por lo que se ha podido conocer a partir de testimonios de examazonas, estas eran obligadas a bailar sensualmente para él, y estaban sometidas a todo tipo de vejaciones.
Otros ejércitos, incluso de países líderes del mundo, han sufrido estas execrables prácticas. Como la modélica Canadá, pionera en la igualdad de sexos en sus fuerzas armadas, que vivió en su seno varios casos de abusos. O los propios Estados Unidos como reveló el NY Times a partir de los testimonios de veteranas de las guerras de Irak y Afganistán.
La crueldad no tiene sexos
El paradigma de ejércitos femeninos se encuentra en el caso de las guerreras Dahomey quienes, al igual que las antiguas amazonas, recibían entrenamiento desde niñas y tenían que renunciar a toda vida sexual y familiar. Este ejército formado únicamente por mujeres se fundó a finales del siglo XVII en la África entendida como un pastel a repartir entre las potencias europeas.
Tal como recuerda el portal especializado Afribuku, ellas detuvieron durante dos siglos al colonizador blanco europeo, capaz de arrasar territorios enteros de África por su superioridad numérica y tecnológica. Esta imbatibilidad se explica por su ADN combativo: eran educadas por y para la guerra desde la cuna. Armadas con rifles (obtenidos de la venta de esclavos), lanzas y cuchillos, las amazonas acababan con sus enemigos, a los que degollaban para beber su sangre y exhibir luego las cabezas como trofeo de guerra.
Las «brujas de la noche»
El rol de la mujer fue capital en buena parte de las contiendas que azotaron el siglo XX: Vietnam, Sudáfrica, Argentina, Chipre, Irán, Irlanda del Norte, Líbano, Israel, Nicaragua, entre otras, según recuerda el portal Warandgender (guerra y género, en inglés), a partir del estudio ‘Women Soldiers: The Historical Record’.
Como ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial la Unión Soviética aprobó la creación de tres «regimientos de aviación» formados casi exclusivamente por mujeres, tal como recordó ABC en un artículo reciende. La unidad WASP, apodadas por lo nazis «Las brujas de la noche», estaba constituida por casi mil mujeres que se encargaban de trasladar aviones desde las factorías a las bases militares o puertos de embarque.
En esos años, en la India colonial se levantó contra el Imperio Británico un regimiento del Ejército indio formado únicamente por mujeres. El Rani of Jansi fue uno de los pocos batallones formados exclusivamente por mujeres registrados durante la Segunda Guerra Mundial. Ayudadas por Japón, esta guerrilla compuesta por mil guerreras voluntarias se sumó a la lucha para acabar con el Raj Británico, que acabó claudicando en 1947, año de la independencia.
Actualmente, en las escasas guerrillas que continúan en activo, todas mixtas, el papel de la mujer, pese a ser cada vez más relevante, sigue en inferioridad con respecto al varón.
«Cargamos ametralladoras igual que los hombres», aseguraba una miliciana de las FARC a la cadena estatal rusa, RT, en un reportaje sobre una web fundada por guerrilleras que destaca el papel de la mujer en la guerrilla más antigua del mundo. Según una propia estimación, entre el 35 y 40% de los terroristas de las FARC son mujeres. No obstante, muchas de ellas han sido obligadas a renunciar a sus hijos «por la causa revolucionaria», en un conflicto que ha dejado 5,7 millones de víctimas de desplazamiento forzado, 220.000 muertos, más de 25.000 desaparecidos y casi 30.000 secuestrados.
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