Data: julio 3, 2024 | 19:03
NO MENTIRÁS, GRUPO DE PUEBLA, GOLPE FALLIDO Y CÁRCEL | La trayectoria marcada en las últimas horas del general Zúñiga a partir de una entrevista televisiva, era parte de un plan civil-militar para frenar un posible acortamiento del mandato de Arce. Pero todo falló…

MIN-PRESIDENCIA TRAMÓ LA ENTREVISTA DE ZÚÑIGA

Una entrevista autorizada oficialmente | VIDEO

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© Redacción Sol de Pando | Servicio Informativo Datos & Análisis

La escalada golpista protagonizada por el general Zúñiga, se gestó en la pretensión gubernamental de frenar la candidatura presidencial del líder cocalero Evo Morales. La aspiración del ex Presidente ha generado una crisis orgánica en el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), distanciándolo del presidente Luis Arce, su correligionario, quien también aspira a candidatear en las próximas elecciones.

El fondo del conflicto que detonó con el golpe fallido del 26 de junio, es una encarnizada pugna interna por detentar la sigla partidaria con miras a las elecciones del próximo año. El botín de esta guerra es la sigla del MAS. Tal, la crisis del estalinismo del siglo XXI en Bolivia.

El Gobierno de Arce había decidido frenar la postulación de Evo Morales en base a una resolución del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), que declara inconstitucional la candidatura del jefe cocalero. El ex Presidente impugnó aquella proscripción y activó el atrincheramiento de los movimientos sociales que lo respaldan, advirtiendo que sus bases defenderán la candidatura evista “en las calles”.

El conflicto por la candidatura de Morales ha provocado una “revolución de colores”, según un curioso concepto vertido por el general Juan José Zúñiga en la entrevista televisiva del 24 de junio y que derivó en el golpe frustrado del 26 de junio.

En dicha entrevista —gestionada desde el Ministerio de la Presidencia según una fuente del MAS contactada con Sol de Pando—, el entonces Comandante del Ejército perpetró un acto deliberativo vulnerando la Constitución y la Ley Orgánica de las FF.AA.. El militar se deslenguó en esa entrevista con conocimiento y aval pleno del Gobierno, asesorado además desde el Ministerio de la Presidencia.

Zúñiga argumentó que la “revolución de colores” se encuentra en una fase de convulsión social promovida por Evo Morales. Acusó al ex Presidente de desestabilizar al Gobierno buscando el acortamiento del mandato de Luis Arce. La respuesta, dijo, sería la intervención de las FF.AA. para impedir la postulación de Morales “haciendo cumplir la Constitución” y “de ser necesario, detenerlo”.

Con aquel lanzamiento televisivo al estrellato, quedó claro que el Ministerio de la Presidencia promocionaba mediáticamente el perfil político de Zúniga para viabilizar y legitimar una posible solución militar a la crisis estatal, articulando un pacto entre las FF.AA. y la facción del MAS leal al presidente Arce.

La propaganda gubernamental difundida desde los medios estatales, lo había posicionado como “el General del Pueblo”, fomentando un abierto proselitismo político del Comandante del Ejército. Hace siete meses se presentó en el municipio de Uncía inaugurando obras municipales y regalando celulares a estudiantes “en nombre de nuestro hermano Presidente del Estado Plurinacional”, según dijo en un discurso populista.

El objetivo de aquella estrategia de gradual protagonismo militar dentro el Gobierno, apuntaba a conjurar el riesgo de acortamiento del mandato y neutralizar a Evo Morales incluso encarcelándolo, para lograr que la sigla partidaria quede en poder de la facción arcista.

La entrevista en PAT pautada personalmente por la ministra Marianela Prada, revela que Zúñiga ya había iniciado la articulación interna dentro las Fuerzas Armadas para ejecutar un alzamiento armado en cualquier momento, en caso de una convulsión social que ponga en tapete el acortamiento del mandato presidencial. 

El artículo 244 de la Constitución prevé una salida militar ante una eventual crisis de gobernabilidad, en casos extremos como la posibilidad de un acortamiento del mandato en medio de una severa convulsión social. Sin embargo, el único facultado para activar ese mecanismo de militarización constitucional es el Capitán General de las FF.AA., es decir el Presidente, y no un subalterno como el Comandante del Ejército. El error de Arce fue darle demasiadas alas a un militar como Zúñiga.

Una entrevista esclarecedora | VIDEO

GRUPO DE PUEBLA DESBARATA EL PLAN ORIGINAL

En un momento de la conversación, la periodista de PAT le preguntó de qué manera harían las FF.AA. cumplir la disposición del TCP que prohíbe la postulación de Morales. “Con todos los instrumentos que provee la patria”, respondió el militar; “somos el brazo armado del pueblo… tendremos nuestras formas de hacer cumplir la Constitución”, dijo con aires de un Gualberto Villarroel. La entrevistadora le cuestionó qué significaba eso, un golpe de Estado tal vez, y Zúñiga contestó con un tono insidioso y arrogante: “Yo creo que está claro, no quiero entrar en más polémica, por favor Jimena”. El hombre estaba cantando a los cuatro vientos una opción ya perfilada entre el Gobierno y los mandos militares, y le daba a su afiebrado y amenazante golpismo un aura de sórdido misterio.  

Sin embargo, esa entrevista que lo catapultó fue al mismo tiempo el fin de su gloria mediática. El Grupo de Puebla protestó al día siguiente exigiéndole al presidente Arce poner al hielo a su desbocado “General del Pueblo”.

Los líderes de la izquierda latinoamericana —entre ellos el expresidente Mujica de Uruguay y los presidentes Lula da Silva de Brasil y López Obrador de México—, recibieron copias de la entrevista televisiva que les envió Evo Morales. Durante la tarde del martes, los mandatarios se comunicaron personalmente con el presidente Arce, vía whatsaap, protestando por las declaraciones amenazantes de su Comandante del Ejército.

La reacción inmediata del Grupo de Puebla se plasmó en un pronunciamiento tajante que apuntaba directamente a Zúñiga, repudiando “su intención de detener e impedir una posible candidatura de Evo Morales en las próximas elecciones presidenciales del 2025”.

Resulta inadmisible que quien conduce el Ejército boliviano amenace con alzarse en armas buscando impedir que un ciudadano se postule para presidir el país”, decía el documento de los líderes latinoamericanos.

Pedían a la comunidad internacional “denunciar cualquier intento de intervención de las Fuerzas Armadas en el proceso de elección de autoridades de la sociedad civil”; y finalmente exigían que el presidente Arce “haga valer el principio sagrado del carácter no deliberativo en política de la Fuerza Pública”.

Debatiéndose entre su lealtad política a líderes como Mujica, Lula y López Obrador, o su amistad personal con Zúñiga, Luis Arce optó por bajarle la caña al desaforado militar. Siguiendo el lineamiento de la internacional izquierdista, el Presidente destituyó ese mismo martes a Zúñiga y designó a nuevos comandantes de las tres fuerzas, quienes serían posesionados el miércoles.

Según el ministro de Defensa Edmundo Novillo, Zúñiga fue convocado la noche del martes 25 de junio al Palacio de Gobierno donde fue notificado de su relevo “con el respeto que el General se merece” dijo el sinuoso Ministro. “Reconoció que cometió algunos excesos y nos manifestó que se ponía a disposición de lo que decida el Capitán General y nos despedimos de la forma más amistosa, y abrazos fraternales. Dijo que siempre iba a estar al lado del Presidente y del Gobierno”, narró Novillo.

Gran parte del éxito de Zúñiga para engatusar a los comandantes que cayeron en la patética trampa de la Plaza Murillo, se debió al perfil alto que le había dado la entrevista televisiva del 24 de junio. | Fotomontaje Sol de Pando

DEL CUARTEL DE MIRAFLORES A LA PLAZA MURILLO

Sin embargo la mañana del miércoles 26 de junio, pese a tener conocimiento de su relevo, Zúñiga se obstinó en presidir un acto protocolar en el Cuartel de Miraflores que ya estaba agendado dentro el cronograma anual del Ejército. Se trataba de la imposición de grados de oficiales de Inteligencia que, pocas horas después, estuvieron a la vanguardia en la toma de la Plaza Murillo.  

En ese acto, Zúñiga recibió los honores como Comandante del Ejército y pronunció un discurso que nadie entendió, afirmando que ese día “pasará a la historia de Bolivia”. Era un acto en homenaje al aniversario del “Arma de Inteligencia” creada por el propio Zúñiga. No podía aceptar que fuera destituido y relevado horas antes de conmemorarse el aniversario de esa unidad creada por él, era su obra maestra. Ello explica su decisión desacertada de atacar improvisadamente la Plaza Murillo “acarreando” a ese grupo de Inteligencia y policías militares que participaron en dicho acto, al margen de todo plan previo.

En un video difundido por la cuenta oficial del Ejército en Facebook, se pudo observar el discurso pronunciado por Zúñiga en el Estado Mayor de Miraflores, la mañana de ese miércoles, y otros detalles reveladores de ese acto que duró aproximadamente una hora.

En dicho video se observa, por ejemplo, a un grupo especial de Inteligencia formado por militares enmascarados. Eran fuerzas élite de satinadores y francotiradores que habían llegado desde Tarija y Cochabamba para ser promocionados como operadores de Inteligencia en ese acto de imposición de grados a cargo de Zúñiga. Hoy esos inocentes militares que llegaron a La Paz por un motivo estrictamente institucional, están siendo procesados en la justicia ordinaria, y no en tribunales militares, vilipendiados por el Ministro de Gobierno que los señala injuriosamente como “integrantes de una organización criminal”.

El video que mostraba el motivo real de la presencia de aquellos contingentes de Cochabamba y Tarija en el cuartel de Miraflores, la imposición de grados en solemne acto, ha sido dolosamente borrado en el Facebook del Ejército.

Zuñiga engañó a sus camaradas y subalternos haciéndoles creer que la hora de actuar había llegado, pese a que no existía ningún peligro visible que hiciera temer un acortamiento del mandato de Arce.

El tipo obró con muy mala fe, abusó de una autoridad que ya ni tenía, involucrando a camaradas inocentes en su problema político y personal con el Presidente” —dice una fuente militar que colabora con Sol de Pando—. Ocultó deliberadamente el hecho de que ya estaba relevado desde la noche del martes, ya no tenía mando de tropa pero seguía mandando, delictivamente.

Declaraciones en la Fiscalía que efectúan militares que están procesados penalmente por los sucesos del 26 de junio, junto con Zúñiga, coinciden en afirmar que el entonces Comandante del Ejército les arrastró con engaños a la Plaza Murillo para intentar chantajear a Arce.

Gran parte del éxito de Zúñiga para engatusar a los comandantes que cayeron en aquella patética trampa de la Plaza Murillo, se debió al perfil alto que le había dado la entrevista televisiva del 24 de junio.

Zúñiga había logrado incluso movilizar tropas del Regimiento de Achacachi, engañando a su comandante, pero aquellos efectivos comenzaron a desmovilizarse en plena Plaza Murillo al constatar que el General estaba destituido. “Ninguna otra unidad en el resto del país entró a su juego, porque ya todos sabían que el hombre fue relevado, ya no representaba a nadie, menos a las Fuerzas Armadas”, explica nuestro entrevistado.

Ese golpe fallido no estaba en los planes de nadie, estalló abruptamente en la mente corrupta de un militar retrógrado que trepó en el escalafón castrense inmerecidamente.

La propaganda gubernamental lo posicionó como “el General del Pueblo”, fomentando un abierto proselitismo político y populista del militar. | Foto archivo Sol de Pando

EL ECO LATENTE DE LOS RUIDOS DE SABLE

Un posible co-gobierno civil militar encabezado por Arce y Zúñiga, en medio de una convulsión social e insostenible inestabilidad —supuestamente promovidas por Morales “en alianza con el imperio y la derecha que buscan el saqueo del litio”—, podía ser viable constitucionalmente en tanto salida armada a la crisis. Era una perspectiva latente, las condiciones se daban pero aún se hallaban en etapa de gestación. Arce, como Capitán General de las FF.AA., podía invocar la Constitución para blindar militarmente su gestión y sofocar, con la legitimidad del caso, un posible intento de acortar su mandato.   

El artículo 245 de la Constitución estipula que las FF.AA. no deliberan, y que la institución armada “no realiza acción política”, aunque “sus miembros gozan y ejercen los derechos de ciudadanía en las condiciones establecidas por la ley”. En la entrevista televisiva, Zúñiga violó flagrantemente aquella norma al emitir frontalmente criterios políticos con amenazas frontales a un ex Presidente, haciendo gala de su uniforme militar ante las cámaras. Debe el Ministerio de la Presidencia aclarar bajo qué términos se gestionó y pauteó aquella entrevista con la periodista Jimena Antelo.

En todo caso, el artículo 244 estipula que las Fuerzas Armadas “tienen por misión fundamental defender y conservar la independencia, seguridad y estabilidad del Estado, su honor y la soberanía del país; asegurar el imperio de la Constitución, garantizar la estabilidad del Gobierno legalmente constituido…”. Activar este mecanismo constitucional ante la amenaza de un acortamiento de mandato, es una atribución expresa y legítima del Presidente como Capitán General de las FF.AA. y no de un subalterno Comandante del Ejército.

El grotesco espectáculo protagonizado por Zúñiga la tarde del 26 de junio en las puertas del Palacio Quemado, ha desbaratado la posibilidad de una acción constitucional de las FF.AA. para defender al Gobierno de Arce.

Mas, el fracaso y encarcelamiento de Zúñiga no significan que la salida militar a la crisis ha sido conjurada. Los ruidos de sable siguen latentes, la tempestad se ha desatado. Hay un importante sector de las Fuerzas Armadas, entre jefes y oficiales con mando de tropa, leales al ex presidente Evo Morales y podrían ser los próximos en hacerse oír, si la crisis persiste.

Los ruidos de sable no dejarán de sonar mientras la crisis siga el curso de su profundización con el deterioro económico y la polarización política.

La persistencia de Evo Morales por habilitar su candidatura presidencial mostrando la fuerza orgánica y social de su partido, y la obstinación del gobierno de Luis Arce por obstruir esa candidatura usando al Tribunal Constitucional, son la pólvora regada en un escenario de creciente volatilidad que se cierne sobre la democracia boliviana.

El Grupo de Puebla emitió un comunicado conciso y contundente, como pidiendo a Arce ponerle un bozal a Zúñiga similar al de Hannibal Lecter. Y así fue. | Fotomontaje Sol de Pando

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