Data: junio 27, 2024 | 10:56
EL PLAN: GOBIERNO CIVIL MILITAR PARA EVITAR POSTULACIÓN DE EVO | Mientras ejecutaba el golpe fallido, un diputado del MAS anunciaba una condecoración para el desaforado militar. Oficiales de Inteligencia tenían órdenes de abrir fuego y detener a Evo Morales para impedir su postulación…

¿CUÁL ERA EL “NUEVO GABINETE” QUE ANUNCIÓ ZÚÑIGA?

La aventura comenzó con una entrevista televisiva sediciosa y terminó con el golpista tras las rejas. | Fotomontaje Sol de Pando

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© Redacción Sol de Pando | Servicio Informativo Datos & Análisis

El golpe empezó con aquella entrevista que Zúñiga dio a un programa televisivo la noche del lunes, hubo indudablemente una planificación en la que confabularon no solamente oficiales del Ejército sino también civiles que le hicieron creer a Zúñiga que tendría respaldo político”, explica a Sol de Pando un jefe en retiro de las Fuerzas Armadas que analizó el episodio en contacto con este medio.

Las miradas apuntan al diputado “arcista” Rolando Cuéllar como el principal “brazo civil” del golpe. El legislador le habría garantizado al general Juan José Zuñiga que convencería al presidente Arce de conformar un gobierno civil-militar para frenar la posible candidatura de Evo Morales, “y si Lucho Arce se negaba, el plan B que propuso Cuéllar era forzar la sucesión constitucional para entregar el mando al vicepresidente Choquehuanca, y de ese modo el esquema de facto contaría con la aprobación inmediata del Tribunal Constitucional Plurinacional”, revela nuestra fuente militar, un ex oficial de Inteligencia.

En base a ese convenio, de prosperar el golpe, Arce sería obligado a posesionar un nuevo gabinete de ministros y un nuevo Alto Mando Militar, esquema en el cual Zúñiga asumiría el Comando en Jefe de las FF.AA., el vicealmirante Arnez el Ministerio de Defensa y Cuéllar el Ministerio de Gobierno. Durante la toma de la Plaza Murillo, Zúñiga anticipó ante la prensa que el objetivo de sus tropas era imponer un nuevo gabinete. ¿Cuál era la lista completa de ese nuevo gabinete emergente del golpe?. Corresponde al Gobierno investigarlo.

Se desconoce si, tras su detención la noche del miércoles, la Policía confiscó el teléfono celular de Zúñiga. Es importante conocer el extracto de las llamadas que Zúñiga efectuó y recibió por lo menos durante las 72 horas previas al golpe, ahí están los números de todos sus posibles cómplices civiles y militares.

Aquella entrevista pautada desde el Ministerio de la Presidencia, revela que Zúñiga ya había iniciado la articulación interna dentro las Fuerzas Armadas para ejecutar un alzamiento armado en cualquier momento, en caso de una convulsión social que ponga en tapete el acortamiento del mandato presidencial. | Fotomontaje Sol de Pando

UNA ENTREVISTA SEDICIOSA

El episodio golpista se desató la noche del lunes 24 de junio, cuando Zúñiga dio una entrevista a un programa televisivo con declaraciones que excedían el rol constitucional del Comandante del Ejército. La periodista que le entrevistó, indujo a crear una imagen forzada del militar, comparándolo con Germán Bush, Gualberto Villarroel y Juan José Torres, mártires del nacionalismo revolucionario.

El tono sedicioso de la entrevista llegó a su punto máximo, cuando Zúñiga admitió que estaba dispuesto a encarcelar a Evo Morales en caso de que el ex Presidente persista en su postulación para las próximas elecciones generales.

La periodista azuzó la confrontación a partir de una denuncia realizada en la víspera por el ex Presidente, en su programa dominical de Radio Kausachun Coca, acusando a Zúñiga y una presunta logia militar de planificar su asesinato. “Ese señor es un verdadero mitómano, utiliza la mentira como estrategia para intentar retornar al poder”, dijo Zúñiga desmintiendo a Evo Morales en dicha entrevista.

El Comandante del Ejército dijo que su “posición institucional” era frenar cualquier intento de reelección, haciendo cumplir un fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional que declaró ilegal una nueva postulación del jefe cocalero. “Si es necesario lo meteré en la cárcel. (…). Somos el brazo armado del pueblo”, amenazó.

Aquella entrevista fue al mismo tiempo el comienzo y el fin del golpe en ciernes. Las amenazas de Zúñiga contra Evo Morales sobrepasaron sus atribuciones constitucionales, los militares no deliberan ni pueden intervenir en asuntos políticos, menos aún amenazar y proscribir a un candidato. Un desmán semejante ocurrió en 1980, cuando el general Luis García Meza había amenazado públicamente al líder socialista y candidato presidencial Marcelo Quiroga Santa Cruz, quien murió asesinado durante el golpe del 17 de julio de ese año.

Desde hace varias semanas atrás, Morales venía acusando a Zúñiga de tramar un golpe seguido de magnicidio. El ex Presidente tiene a su servicio un eficaz equipo de contrainteligencia militar dirigido por su ex ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana. Como ex oficial del Ejército, Quintana hizo un seguimiento puntilloso y en tiempo real a las movidas de Zúñiga.

El pronunciamiento del Grupo de Puebla, emitido la mañana del miércoles, pocas horas antes del Golpe, desbarató el plan golpista y obligó a Zuñiga tener que precipitar el alzamiento. Su destitución previa al Golpe, la noche del martes, fue debido a la presión de esta organización internacional sobre el Gobierno de Arze. | Fotomontaje Sol de Pando

UN COMUNICADO DECISIVO DEL GRUPO DE PUEBLA

Evo Morales con Quintana le hicieron una genial jugada de ajedrez al general Zúñiga, hasta dejarlo en jaque”, afirma la fuente militar que habló con Sol de Pando. Las declaraciones de Zúñiga en la entrevista televisiva llegaron a conocimiento del Grupo de Puebla, organización conformada por gobiernos y líderes de izquierda como Lula da Silva de Brasil, López Obrador de México, Rafael Correa de Ecuador, Alberto Fernández de Argentina y José Luis Rodríguez Zapatero de España, todos ellos aliados del MAS.

Cuando ocurrió el Golpe de García Meza y Arce Gómez en 1980, la comunidad internacional cerró filas contra ese ataque a la democracia, bajo el liderazgo hegemónico de Estados Unidos. Desde la Embajada norteamericana en La Paz, se propiciaron acciones diplomáticas decisivas para la restitución democrática, ya que los dictadores representaban al narcotráfico en el poder, contrariando los intereses del Departamento de Estado en materia anti-droga.  Frente al Golpe de ayer, ese rol de liderazgo internacional para preservar la democracia ha sido asumido eficazmente por el Grupo de Puebla, en virtud a su afinidad ideológica con el partido gobernante que lidera formalmente Evo Morales. 

Al mover la ficha de aquel relacionamiento internacional, usando su coalición en el Grupo de Puebla, Morales presionó al presidente Arce para poner freno a la locuacidad sediciosa del Comandante del Ejército en Bolivia.

Menos de 24 horas después del ataque verbal de Zúñiga a Morales, la internacional izquierdista intervino en el conflicto enviando mensajes al wahtsaap de Arce, la tarde del martes 25 de junio, y en la madrugada del miércoles, unas cinco horas antes del golpe, el Grupo de Puebla emitió un comunicado conciso y contundente, como pidiendo a Arce ponerle un bozal a Zúñiga similar al de Hannibal Lecter.

El comunicado, decisivo en esta historia, decía textualmente lo siguiente:

“El Grupo de Puebla alerta frente a las declaraciones del Comandante General del Ejército de Bolivia, Gral. Div. Juan José Zúñiga Macías, quien públicamente ha puesto de manifiesto su intención de detener e impedir una posible candidatura de Evo Morales en las próximas elecciones presidenciales del 2025.

Bolivia recuperó en noviembre de 2020 su democracia tras haber sufrido un año antes un golpe cívico militar que instauró un gobierno de facto. Ahora, rigiendo plenamente las instituciones del Estado de Derecho, resulta inadmisible que quien conduce el ejército boliviano amenace con alzarse en armas para impedir que un ciudadano se postule para presidir el país.

Es por eso que repudiamos semejante declaración y hacemos un llamado a la comunidad internacional democrática a seguir con atención y denunciar cualquier intento de intervención de las fuerzas armadas en el proceso de elección de autoridades de la sociedad civil.

Asimismo, solicitamos al Presidente Luis Arce, cuyo apego a la institucionalidad democrática nos consta, que haga valer el principio sagrado del carácter no deliberativo en política de la Fuerza Pública”.

En base a la información de Inteligencia que habían transmitido Morales y Quintana, el Grupo de Puebla daba por hecho que Zúñiga estaba amenazando “con alzarse en armas para impedir que un ciudadano se postule para presidir el país”. Nadie sospechaba que esa amenaza se cumpliría pocas horas después de aquella advertencia del Grupo de Puebla, el mismo día.

DE LA DESTITUCIÓN AL GOLPE

El ascenso institucional y político de este «General del pueblo» fue similar al de García Meza en el periodo previo al golpe de 1980. Bravucón en sus discursos, autoritario en su conducta, con un largo historial de corrupción e impunidad. | Fotomontaje Sol de Pando

Siguiendo el lineamiento del Grupo de Puebla, la noche del martes el presidente Arce decidió el relevo de Zuñiga. El ministro de Defensa Edmundo Novillo, narró los entretelones de aquella decisión que condenó al fracaso el golpe en ciernes:

Consideramos que era prudente hablar con él, manifestarle que sus declaraciones no eran compartidas con la posición del gobierno nacional. Él vino de civil y le manifestamos que sus declaraciones no eran compartidas con el Gobierno, y que esta situación había ameritado tomar una decisión y era compartida con él por respeto a su grado, a su autoridad militar. (…). Reconoció que cometió algunos excesos y nos manifestó que se ponía a disposición de lo que decida el Capitán General y nos despedimos de la forma más amistosa, y abrazos fraternales. Dijo que siempre iba a estar al lado del Presidente y del Gobierno”.

Esa misma noche, según Novillo, el presidente Arce designó nuevos comandante de fuerza, el relevo de Zúñiga estaba consumado. La posesión del nuevo Alto Mando estaba prevista para el miércoles.

Sin embargo, el miércoles, Zúñiga seguía ejerciendo el mando. Se había rebelado contra la orden presidencial de su relevo, precipitando un golpe de Estado que todavía estaba en estado de gestación.

A las nueve de la mañana comenzaron a desplazarse unidades blindadas desde el altiplano paceño, mientras Zúñiga encabezaba un acto oficial en el Estado Mayor de Miraflores, imponiendo grados de ascenso a un grupo del Arma de Inteligencia, unidad creada por el propio Zúñiga el año pasado. En ese acto cargado de solemnidad, no estaba presente el Ministro de Defensa.

Novillo afirma que habló con Zúñiga, ya relevado, para preguntarle el motivo del desplazamiento de tanques y caimanes del regimiento de Achacachi a las nueve de la mañana del miércoles; el ex Comandante le dijo no saber nada y que “posiblemente” era por motivos de instrucción. Cuando los blindados tomaron la Plaza Murillo y sitiaron el palacio de Gobierno, al promediar las dos de la tarde, el Ministro volvió a llamar a Zúñiga y este no contestó, tampoco respondió las llamadas de Arce. Su conducta ya rondaba sin retorno en la esfera delictiva penal. Y estaba solo.

Zuñiga asentó su mando de tropa y capacidad de fuego controlando el área de Inteligencia militar, un campo de acción represiva que caracterizó a Luis Arce Gómez, el ministro narcotraficante y genocida de 1980. | Fotomontaje Sol de Pando

LA ABRUPTA SOLEDAD Y DERROTA DEL MILITAR GOLPISTA

El acto que presidió en el Estado Mayor, pocas horas antes de su ingreso a la Plaza Murillo a bordo de una tanqueta anti-motín, fue el inicio de la operación golpista. Una vez que impuso los grados de ascenso a una decena de oficiales de Inteligencia, se desplazó con esa unidad hacia la Casa Grande del Pueblo para tomar el palacio y obligar a Arce a  conformar un nuevo gabinete ministerial.

Entre las tropas del Arma de Inteligencia que lo acompañaban, se vio un grupo de satinadores enmascarados que tenían la instrucción de abrir fuego. “Lo que se sabe es que ese mismo grupo de Inteligencia que armó Juan José Zúñiga al estilo paramilitar, tenía la misión de vigilar a Evo Morales y detenerlo una vez que se consume el golpe”, revela nuestra fuente. No hay precedente de un uso represivo y sórdido del aparato de Inteligencia militar después de Luis Arce Gómez, el ministro genocida de García Meza.

No se produjo una masacre; pero los soldados al mando de Zúñiga dispararon proyectiles anti motín hiriendo a varios ciudadanos que protestaban frente a las tropas. El Ministerio de Gobierno reportó un saldo de nueve heridos.

Sin embargo el plan era fallido. Carecía de un respaldo efectivo de las Fuerzas Armadas. “El Alto Mando se reunió a media tarde del miércoles para informarle a Zuñiga que ninguna unidad grande del país se sumaría a esa aventura sin sentido. Le recordaron que los comandantes de las tres fuerzas ya estaban relevados, sin embargo Zúñiga y Arnés no quisieron retroceder”, dice el entrevistado.

El golpe se había reducido a un patético intento de Zúñiga por conservar su cargo. No existía un contexto de convulsión social que justificase la asonada. El Gobierno había desactivado un paro general de los transportistas. Ningún golpe prosperaría en esa circunstancia. No obstante, al parecer, Zúñiga aún confiaba en que un sector del MAS “arcista” le brindaría el apoyo civil pactado desde antes de la entrevista televisiva del lunes. De hecho, el plan original incluía al diputado Rolando Cuéllar como el articulador civil del golpe que debía culminar con el apresamiento de Evo Morales.  

No está claro si el diputado Rolando Cuéllar ignoraba el pronunciamiento del Grupo de Puebla o fingía no saberlo; lo cierto es que este parlamentario furiosamente anti-evista mantenía su apoyo al golpista incluso después del relevo. Mientras el Comandante del Ejército era relevado por Arce, el martes, Cuéllar elogiaba las amenazas de Zuñiga contra Evo Morales y anunciaba: “lo vamos a condecorar el día miércoles a las diez de la mañana, aquí en la Cámara de Diputados”.

Pero a Zuñiga ya no le importaba esperar la condecoración. Tenía que golpear a toda costa. El poder, los privilegios y las prebendas se le iban como agua entre los dedos. Hizo una demostración de fuerza abriendo los portones del palacio de Gobierno con una tanqueta; pero se quedó en el umbral esperando nada.

Arce y sus ministros sabían que la asonada golpista estaba muerta desde su nacimiento. Las grandes divisiones y unidades de los nueve departamentos le hicieron saber al Presidente que no aprobaban ninguna ruptura de la democracia.

La correlación de fuerzas estaba absolutamente en contra del golpista solitario.

Con esa certeza, al promediar las cuatro de la tarde Arce y sus ministros salieron a la puerta del Palacio y a la Plaza Murillo para encarar a Zuñiga. Con el bastón de mando en sus manos, Arce ordenó al sedicioso desmovilizar sus tropas, dio la oportunidad de retractarse a los otros comandantes de fuerza, sólo el Comandante de la Fuerza Aérea depuso las armas, el de la Fuerza Naval se mantuvo leal a Zuñiga.

Durante su encuentro cara a cara con Arce, Zuñiga, con un bolo de coca en la boca, mascullaba su derrota anunciada. Tuvo la oportunidad de enrostrarle a Arce, de frente, que fue el propio Presidente quien le había instruido sacar los tanques a la Plaza en un supuesto autogolpe tramado desde el palacio; pero Zuñiga no dijo nada de eso, no se atrevió a mentir en las narices de Arce.

Cuando ya todo estaba perdido, el golpista fallido dijo que su objetivo era “liberar a los presos políticos, desde Añez a Camacho”.

Hoy está preso junto a Añez y Camacho.

Una entrevista esclarecedora | VIDEO

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