Data: enero 1, 2015 | 16:28

Segundo mandato de Dilma Rousseff con anuncios de ajustes ante creciente crisis

La presidenta de Brasil y su hija Paula saludan desde un coche descapotable en su camino al Congreso. |Foto Reuters

La Presidenta y su hija Paula saludan desde un coche descapotable en su camino al Congreso. | Foto Reuters

Brasil estrenó 2015 con la toma de posesión de Dilma Rousseff como presidenta, en el que será el cuarto mandato consecutivo del Partido de los Trabajadores (PT), el más largo de la democracia brasileña. En su discurso de investidura en Brasilia, Rousseff mantuvo que el país continuará abriendo espacio a las conquistas sociales con más responsabilidad económica. “Vamos a demostrar que se pueden hacer ajustes en la economía sin perder los derechos conquistados”, dijo tras el paseo ceremonial en un Rolls Royce descapotable que la llevó hasta el Congreso.

Rousseff dedicó los primeros minutos de su discurso a la reciente transformación social del país que rescató 36 millones de personas de la extrema pobreza, principalmente durante los gobiernos de su partido. “En mi primer mandato superamos la extrema pobreza […]Vivimos la primera generación de brasileños que no sufrieron la tragedia del hambre. Nunca conquistaron tantos empleos formales […] Nunca tantos brasileños se convirtieron en dueños de sus propias casas”, dijo la presidenta entre los aplausos de sus invitados.

En este segundo mandato, cuando la séptima economía del mundo crece a un ritmo previsto de cerca del 0,8%, la economía será prioridad. Rousseff dejó claro que pretende cambiar el rumbo de estos últimos años de bajo crecimiento y enormes gastos públicos. “Vamos a buscar un ambiente más favorable para los negocios concentrados en dos prioridades: el mantenimiento del empleo y la valorización del salario mínimo”, dijo Rousseff. La presidenta prometió trabajar para ampliar las inversiones y elevar la productividad, intentando que el sacrificio de la población, en especial los más necesitados, se el menor posible. “Vamos a derrotar la falsa tesis de que hay conflicto entre ajuste económico y preservación de los avances sociales”.

El discurso de Rousseff reafirmó la nueva dirección económica que asumirá Brasil y que la presidenta ha dejado en manos del banquero Joaquim Levy, nuevo ministro de Hacienda. Levy promete ahorro y ajustes lo que ha despertado la ira de los votantes del Partido de los Trabajadores (PT), que no encuentran en Levy el adalid de sus ideales económicos. “La presidenta conoce muy bien a Levy. Si lo eligió es porque sabe de la necesidad de un nuevo planteamiento”, defendió el exministro de Hacienda Antônio Palocci.

El estigma de Petrobras

Las cuentas, sin embargo, no serán la única preocupación de Rousseff. La presidenta, de 67 años, asume su segundo mandato con un PT dividido, debilitado por las denuncias que castigan la imagen y las acciones de la petrolera estatal Petrobras, la principal empresa estatal.

La sospecha de que la red corrupta de desvíos de dinero y sobornos establecida en la petrolera haya beneficiado a sus aliados políticos la perseguirá hasta 2018. Para protegerse del escándalo, la presidenta anunció en su discurso un paquete de leyes para combatir la corrupción.

Le salpica con fuerza al gobierno a medida que se van conociendo los detalles de la trama corrupta hilvanada en torno a Petrobras, que habría desviado ilegalmente 3.000 millones de euros de dinero público conjuntamente con empresas constructoras y pagando ilegalmente a políticos de varios partidos.

El éxito de su Gobierno va a depender de que su partido encuentre una salida a su propia crisis de identidad y consiga así mantenerse en el poder.

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