Data: mayo 6, 2019 | 13:54
NO PUDO SER UNA ESCALERA AL CIELO | El 6 de mayo de 1937, el Hindenburg, orgullo de la flota de dirigibles de la Alemania nazi, estalló en llamas en el cielo de Nueva Jersey cuando iba a realizar las maniobras de atraque. Esta tragedia marcó el final de la era dorada de los zepelines...

La tragedia del zepelín nazi Hindenburg

Una chispa prendió en el dirigible Hindenburg y en menos de un minuto cayó envuelto en fuego. | Foto Afotostock, NatGeo
© Josep Gavaldà | National Geographic

El 6 de mayo de 1937, la era de los dirigibles tocaba a su fin cuando, durante la maniobra de atraque, el cielo de Nueva Jersey se convertía en testigo del dramático final del Hindenburg, el colosal dirigible alemán y joya de la corona del régimen nazi.

Construido en honor del presidente de Alemania, Paul von Hindenburg, en 1932, el dirigible, fabricado completamente de duraluminio –un material consistente en una aleación de aluminio cobre, maganesio, manganeso y silicio–, alcanzó los 245 metros de largo por 41 de diámetro y su capacidad era de 200.000 metros cúbicos de gas. La velocidad a la que este colosal artefacto se desplazaba por los aires, alcanzada gracias a cuatro motores diésel Daimler-Benz, era de 135 km/hora.

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El enorme zepelín llegó a cruzar 17 veces el oceáno Atlántico, recorriendo más de 308.000 kilómetros. | Foto CordonPress

Un gigante de los cielos

Durante su primer año de vuelo, que tuvo exclusivamente fines comerciales, recorrió más de 308.000 kilómetros, llegando a transportar 2.798 pasajeros y 160 toneladas entre carga y correo. Cruzó diecisiete veces el Atlántico hasta los Estados Unidos, su destino más habitual. En uno de esos viajes de regreso desde Alemania, en el que se alcanzó el récord de sobrevolar el océano Atlántico dos veces en cinco días, voló como pasajero el famoso boxeador alemán Max Schmeling tras convertirse en campeón del mundo de boxeo al batir al mítico Joe Louis.

El Hindenburg cruzó diecisiete veces el oceáno Atlántico, recorriendo más de 308.000 kilómetros y llegando a transportar 2.798 pasajeros

El régimen nazi no tardó en apropiarse de la imagen de grandeza y poderío que reflejaba el Hindenburg, y ya en la inauguración de los Juegos Olimpicos de Berlín de 1936, se organizó un vuelo del dirigible sobre el estadio justo cuando Adolf Hitler hacía acto de presencia.

Definido como un palacio flotante, y compitiendo en lujo con el famoso Titanic, hundido en 1912, la construcción del Hindenburg no estuvo exenta de dificultades. Los ingenieros alemanes lo diseñaron para contenter helio, pero como los norteamericanos tenían copadas la reservas mundiales de este gas y no estaban dispuestos a vender, los ingenieros alemanes se decidieron por el hidrógeno, un gas mucho más inflamable con el que, sin saberlo, quizá sentenciaron al dirigible.

El documental de NatGeo sobre la tragedia del 5 de mayo | VIDEO
https://www.youtube.com/watch?v=4bHZjVILaCs

Accidente del zepelín en Nueva Jersey

Aquel 6 de mayo de 1937, y en medio de una noche tormentosa, el dirigible, comandado por el capitán Max Pruss, empezó la maniobra de atraque que, como siempre, resultaba sumamente peligrosa. Los operarios lanzaban maromas a tierra desde el morro del dirigible, un proceso muy peligroso ya que a veces las cuerdas, al ser sujetadas por el personal de tierra, se elevaban y los hombres caían al suelo resultando heridos o incluso muertos. A las 19:25, con 248 obreros de tierra preparados para el amarre, alguien observó una chispa que partía de la popa del dirigible. El fuego se propagó tan rápidamente que en cuestión de cuarenta segundos el Hindenburg cayó a tierra convertido en una enorme bola de fuego.

Cuando estaba a punto de atracar, una chispa prendió en el Hindenburg, que en cuarenta segundos cayó a tierra convertido en una enorme bola de fuego

Herbert Morrison, un periodista norteamericano que había acudido al aeródromo a cubrir la noticia, pronunció una frase que pasaría a la historia: «Oh, the humanity!». De las 97 personas que viajaban aquel día en el Hindenburg, murieron 13 pasajeros y 22 tripulantes; pocas víctimas para un desastre de tal magnitud.

La tragedia del Hindenburg dejó varías teorías para explicar el accidente. La más aceptada fue que una chispa de electricidad estática provocada por un relámpago durante la tormenta junto con el hidrógeno expulsado por el dirigible en la maniobra de atraque provocaron la fatal explosión. Otra hipótesis fue el sabotaje. Las investigaciones llevadas a cabo por el FBI apuntaron al ingeniero alemán Eric Spehl, cuya novia comunista no simpatizaba con el régimen nazi, y también al acróbata Joseph Spa, que también odiaba a los nazis. La tercera y última de las hipotesis fue la del suicidio de un pasajero, ya que se encontró una pistola Luger entre los restos del zepelín, y, curiosamente, le faltaba una bala…

GALERÍA | Primera plana del Daily Times

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El accidente ocupó las portadas de los periódicos de la época. | Foto Agefotostock

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