Data: noviembre 3, 2014 | 21:58
HÉROES INDÍGENAS | Una crónica escrita en 1928 no menciona a Bruno Racua…

Según Salmón Ballivián un flechero tacana en la Batalla de Bahía era Juan de Dios Aguada

La vanguardia indígena de la Columna Porvenir. Fueron reclutados como músicos (igual que el Tambor Vargas en la Guerra de la Independencia), y el capitán Federico Román descubrió sus aptitudes guerreras con el arco y la flecha. Algunos de ellos en esta histórica foto son Bruno Racua y Juan de Dios Aguada. | Foto Archivo Sol de Pando

La vanguardia indígena de la Columna Porvenir. Fueron reclutados como músicos (igual que el Tambor Vargas en la Guerra de la Independencia), y el capitán Federico Román descubrió sus aptitudes guerreras con el arco y la flecha. Algunos de ellos en esta histórica foto son Bruno Racua y Juan de Dios Aguada. | Foto Archivo Sol de Pando

En base a la información que brinda el periodista ixiameño Irguen Rosas Escóbar, más el dato registrado en 1928 por José Salmón Ballivián que ubica a Juan de Dios Aguada aún viviendo en Cobija, se puede concluir que tanto Racua como Aguada, entre varios otros, eran los flecheros que expulsaron a los brasileños de Puerto Bahía (hoy Cobija) ese 11 de octubre de 1902. No era uno solo el héroe indígena, fue un heroísmo comunitario…

© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando

El reconocimiento oficial de un héroe indígena como Bruno Racua es un acto de justicia que repara el desprecio y el anonimato con que la historiografía dominante ocultó a los verdaderos salvadores del territorio boliviano en la Batalla de Bahía, evitando la anexión al Brasil de lo que es hoy Cobija. En su libro “Fastos Militares de Bolivia”, el coronel Julio Díaz Arguedas narra ese episodio cuando la Columna Porvenir, “con sólo 10 oficiales y 80 soldados” decide rodear Puerto Bahía para expulsar a los brasileños; pero no menciona la decisiva acción indígena: “…los sitiadores resolvieron incendiar la barraca, y a la 1 de la tarde del 11 de octubre eran dueños del campo después de haber derrotado al enemigo totalmente”, informa escuetamente Díaz Arguedas.

En el libro de José Salmón Ballivián, publicado en 1928, se lee esta sorprendente revelación:

“Humildes indios de provincia, ya no ennoblecidos con el carácter de soldados sino modestos siringueros, merecen también nuestra más profunda admiración, como el ixiameño Juan de Dios Aguada, que aún vive en Cobija y que fue quien disparó su flecha incendiaria que trajo por consecuencia la toma de Bahía; hecho que bien puede parangonarse con el de Arquímedes, el que por medio de espejos ustorios incendió las naves de la escuadra de Marcelo frente a Siracusa”.

El nombre de Bruno Racua surgió mucho tiempo después, con la fuerza de la historia oral. Una biografía algo más rigurosa del también tacana ixiameño fue investigada por el periodista Irguen Rosas Escóbar, quien reconoce la existencia de Aguada, aunque virtualmente subordinado al liderazgo de Racua.

https://www.soldepando.com/incumplen-ley-que-obliga-a-escuelas-dedicar-una-hora-civica-a-bruno-racua-en-todo-el-pais/

La crónica de Irguen Rosas Escóbar

“Bruno Racua Chimay, puedo estimar” —escribió Rosas Escóbar— “vio la luz por vez primera el 6 de octubre de 1879, en la tierra que pertenecía: al denominado Territorio de Colonias primeramente, luego a la provincia de Reyes, más tarde a Caupolicán y hoy es la provincia Abel Iturralde. Nació en Ixiamas en el seno de una familia tacana. Sus padres fueron Clemente Racua y Clotilde Chimay; es probado que la familia Racua Chimay fue numerosa, eso se puede demostrar a través de la descendencia de éstos y la fe de bautismo que cursa en nuestra parroquia San Antonio de Padua. Sobre este particular y como dato muy interesante, mencionar que Bruno nunca tuvo hijos. Fueron sus hermanos: Carmelo, Genoveba, ‘Dario’, Samuel y Rafael Racua Chimay”.

El periodista ixiameño puntualiza que Racua participó de la batalla de Bahía cuando tenía 23 años. “Se sabe que era muy hábil con el arco y la flecha, característica notable de esta estirpe, nótese que los descendientes de tacanas hasta el día de hoy siguen utilizando el arco y la flecha con mucha destreza, arco que se construye de una rama de ‘marayahu’ o ‘chonta’, las flechas con ‘puma’ (flor de caña hueca –‘chuchio/charo’) y punta de ‘chonta’ y/o bambú (tacuara), éstos arbustos crecen en abundancia en las pampas y barbechos de la inmensa Amazonia”.

Racua y otros indígenas tacanas provenientes del actual Norte de La Paz (que también fue parte del Territorio Nacional de Colonias hasta antes de la fundación de Pando) emigraron hacia Porvenir atraídos por el auge de la goma que impulsaba el empresario cruceño Nicolás Suárez Callaú con un epicentro productivo en el eje Guayaramerín – Riberalta – Porvenir – Puerto Alonso. La ocupaciòn brasileña ya había desmembrado Puerto Alonso (hoy Porto Acre que fue parte de Rio Branco hasta los años 30 para luego separarse como un nuevo municipio brasileño), y ante la eventualidad de perder su barraca de Porvenir, lo cual pondría en peligro a Riberalta y Guayaramerín, Suárez financió la conformación de un pequeño ejército, la Columna Porvenir, al mando del capitán Federico Román quien descubrió en los tacanas de Ixiamas, inicialmente reclutados como tamboreros de la banda marcial, sus aptitudes como guerreros de arco y flecha.

“Hoy sabemos a ciencia cierta que Bruno participó como soldado de la gloriosa columna Porvenir, conformada por soldados pagados, dueños de barracas y voluntarios querendones del territorio, al mando de Federico Román. Este grupo de guerreros fue financiado por don Nicolás Suárez Callaú, rey de la goma y dueño de las tierra que los brasileros querían usurpar”, asegura Rosas, confirmando lo anterior.

“Este hecho hace parecer que nuestro héroe fuera un mercenario, lo cual es falso” —agrega el periodista— “pues creo que Bruno trabajaba para don Nicolás como un ‘fregués’ más, de los muchos que existían en el emporio de la goma. Se sabe también que en esa batalla participaron otros arqueros oriundos de Ixiamas, entre los que podemos citar a don Juan de Dios Aguada quién también hizo gala de su habilidad con el arco, incluso emuló el acto de Bruno. Algunas personas confunden y entremezclan a estos personajes”.

Racua y Aguada: una sola comunidad indígena Tacana

En base a la información que brinda el propio Irguen Rosas Escóbar, más el dato registrado en 1928 por José Salmón Ballivián que ubica a Juan de Dios Aguada aún viviendo en Cobija, se puede concluir que tanto Racua como Aguada, entre varios otros, eran los flecheros que expulsaron a los brasileños de Puerto Bahía (hoy Cobija) ese 11 de octubre del 1902. No fue uno solo el héroe. Se trató de un heroísmo comunitario.

“Cabe destacar que antes de llevar a cabo la difícil misión de incendiar el campamento enemigo, se procedió a clasificar a los mejores arqueros, posiblemente todos oriundos de Ixiamas; es de notar que ante la falta y escasez de armamento, los arqueros adiestraban a los demás soldados en el uso del arco y flecha, este pequeño detalle muestra claramente que existía planificación”, sostiene atinadamente Rosas Escóbar.

Habría que enfocar el problema desde la mirada indígena y no descartar la posibilidad de que Racua y Aguada eran un mismo ente comunitario, trascendiendo las individualidades. Si bien el nombre de Bruno Racua se impuso oficialmente y desapareció la presencia de Aguada en la historia de esa épica batalla, quizá ello se deba a que la tentativa oligárquica por ignorar y borrar de la memoria nacional la participación indígena en aquel acontecimiento, fracturó una reconstrucción más rigurosa de esta historia.

Aquella omisión malintencionada de los historiadores señoriales no permitió establecer un registro sobre la fecha de fallecimiento de Juan de Dios Aguada, más allá del precioso dato aportado por Salmón Ballivián que lo vio en Cobija el año 1928.

Respecto a Racua, Irguen Rosas estableció el fallecimiento de este héroe indígena en 1932, año en que estalló la Guerra del Chaco. Su cuerpo fue velado en el Cabildo (hoy la Alcaldía) de su pueblo natal de Ixiamas —a donde retornó después de la Guerra del Acre—, y posteriormente fue trasladado al cementerio del pueblo, donde hoy se levanta una tumba “que se supone es el lugar exacto donde se encuentran los restos”, dice Rosas. “Al respecto cabe hacer una pequeña aclaración: en años anteriores el cementerio era simplemente un lugar donde se dejaban a los muertos en un pequeño recinto que pertenecía a una determinada familia, por lo tanto, se cree que existe un error de seis metros en la ubicación de la tumba”.

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