El Papa se despidió del Brasil bajo el sol de la playa y con fe en los jóvenes del mundo
Esta mañana la playa de Copacabana se convirtió en «papacabana». El sumo pontífice presidió la misa de clausura de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud, en la que concelebraron con el Papa 60 cardenales, 1.5000 obispos y 11.000 sacerdotes. Se calcula que unos 3 millones de personas han asistido al oficio. También estuvieron presentes la presidente de Brasil, Dilma Russeff, Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina y Evo Morales, presidente de Bolivia y otros mandatarios…
© Redacción Sol de Pando | AgenciasBajo el sol de la playa de Copacabana y ante tres millones depersonas, el papa argentino Jorge Bergoglio se dirigió a los jóvenws del mundo aregándoles: «Jesús cuenta con ustedes, la Iglesia cuenta con ustedes, el Papa cuenta con ustedes».
Varias veces estrechó manos y volvió a tomarse un mate que le ofreció un joven. «¡Viva el Papa!», gritaba la gente, delirante.
La víspera, al inicio de la vigilia, el Papa argentino, de 76 años, pidió a los jóvenes «meterse en la vida» y no mirarla pasar desde el balcón, ser protagonistas del cambio, interesarse por la política y los problemas sociales y no dejarse ganar por la apatía.
«Los jóvenes en las calles quieren ser protagonistas del cambio. Por favor no dejen que otros sean protagonistas del cambio», pidió ante dos millones de personas que le aclamaban, muchas de ellas llorando, tras recientes protestas callejeras que sacudieron Brasil en demanda de mejores servicios públicos y contra la corrupción y el derroche del gasto público.
El primer Papa latinoamericano paseó primero en papamóvil descubierto por la avenida que bordea el mar, saludando a cientos de miles de jóvenes peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que pasaron la noche en la playa, en una gigantesca vigilia.
En la playa, llena a rebosar, los sacerdotes en sotana se mezclaban con peregrinos en biquini y short de baño, que se bañaban entrada la noche tras haber llegado a destino luego de una peregrinación de 9,5 km desde el centro de Rio.
“¡Jesús nos ofrece algo más grande que la Copa del Mundo!”, aseguró asimismo el papa a los jóvenes.
“¡Sean auténticos atletas de Cristo!”, les pidió, y les instó a que se entrenen mucho “para estar en forma, para afrontar sin miedo todas las situaciones de la vida” en su primer viaje a Brasil, que acoge el año próximo el Mundial de fútbol.
Próximo encuentro en Cracovia
Asimismo, el pontífice develó la incógnita y anunció que la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de 2016 se llevará a cabo en Cracovia, Polonia.
Después de la JMJ que se realizó en Czestochowa en 1991, el país de Karol Wojtyla, Juan Pablo II, acogerá por segunda vez a los jóvenes de todo el mundo para un nuevo encuentro con el santo padre, lo que ha sido adoptado con entusiasmo, especialmente entre los jóvenes polacos congregados en la playa de Copacabana.
«Cracovia y Polonia tienen el placer de convertirse una vez más en la ciudad y el país de los jóvenes. Estamos encantados de que el santo padre Francisco haya anunciado que la Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en Cracovia”, dijo a KAI (Agencia Católica de Información en Polonia) el cardenal Stanisław Dziwisz, arzobispo de Cracovia y ex secretario de Juan Pablo II.
Dziwisz remitió un comunicado en el que afirma que ha «acogido con grandísima alegría la noticia anunciada hoy por el papa Francisco que la próxima Jornada Mundial de la Juventud tendrá lugar en Polonia en 2016. Para nosotros es una alegría, un honor, un compromiso. En este mismo año celebraremos también los 1050 años del bautismo de Polonia».
Reconquistar fieles desde la autocrítica
En su discurso del sábado ante cardenales y obispos del país con más católicos del mundo, el pontífice pidió a la Iglesia brasileña reconquistar a los fieles que se fueron con los evangélicos o abandonaron toda religión. «Hay que recuperar a quienes buscan respuestas en los nuevos y difusos grupos religiosos y en aquellos que parecen vivir ya sin Dios», dijo Francisco, llamándolos a buscar la simpleza y la proximidad en el contacto con la gente.
«Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en su noche (…) Necesitamos una Iglesia que sepa dialogar con aquellos discípulos que, huyendo de Jerusalén, vagan sin una meta, solos, con su propio desencanto, con la decepción de un cristianismo considerado ya estéril, infecundo, impotente para generar sentido», afirmó el papa, durante las Jornadas Mundiales de la Juventud 2013.
La Iglesia enfrenta una sangría de fieles en Brasil desde hace más de tres décadas. Los católicos representaban el 64,6% de la población en el 2010, contra 91,8% en 1970. Los evangélicos, sin embargo, no paran de crecer, apoyados por su hábil manejo de la televisión y las redes sociales y una extensa red de templos. Aumentaron de 5,2% de la población en 1970 a 22,2% en el 2010 (42,3 millones).
En una clara autocrítica, el papa Francisco dijo que «tal vez la Iglesia se ha mostrado demasiado débil, demasiado lejana de sus necesidades, demasiado pobre para responder a sus inquietudes, demasiado fría para con ellos, demasiado autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje rígido».
«Tal vez el mundo parece haber convertido a la Iglesia en una reliquia del pasado, insuficiente para las nuevas cuestiones; quizás la Iglesia tenía respuestas para la infancia del hombre, pero no para su edad adulta», señaló.
Discurso papal contra la corrupción dentro y fuera de la Iglesia
Durante su discurso del viernes en el Viacrucis que se celebró en la Playa de Copacabana, el papa Francisco arremetió contra la corrupción de los políticos y la incoherencia de los sacerdotes, afirmando que «por medio de la Cruz Jesús se une a tantos jóvenes que ya no confían en los políticos debido a la corrupción y también a aquellos que han perdido la fe por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio».
«¡Cuanto hacen sufrir a Jesús nuestras incoherencias!» exclamó el sumo pontífice cuando visitó una favela (barrio marginal) de río de Janeiro.
«Me gustaría hacer un llamamiento a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario», dijo el Papa. «Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que aún existen en el mundo».
Durante la jornada del jueves, Francisco dio la cara por los más pobres y reclamó más esfuerzos a las autoridades por poner fin a las desigualdades sociales que sacuden a Brasil, en línea con las protestas que en las últimas semanas se han sucedido en el país.
Caminando por las favelas
Momentos antes de visitar la favela, Francisco bendijo en el Ayuntamiento de Río de Janeiro las banderas olímpicas y paraolímpica de los próximos juegos que se realizarán en Brasil, el año 2016. En la ceremonia, donde también recibió las llaves de la ciudad, estuvieron presentes importantes figuras del deporte brasileño como el exfutbolista Zico y el exbasquetbolista Óscar Schmidt.
Francisco se empeñó en que no podía viajar a Brasil y no acudir a una favela, los barrios de infraviviendas en los que se calcula que viven 11 millones de brasileños, ese 6% de la población más pobre y necesitado.
Como ya hiciera en 1980 Juan Pablo II, Francisco paseó caminando por una favela saludando a numerosos de los residentes de ese lugar degradado y entrando en la precaria vivienda de una familia.
La «zona roja» visitada por el Pontífice fue la de Manguinhos, en la que viven entre 1.500 y 2.500 personas y que desde hace ocho meses está ‘pacificada’, lo que significa que cuenta con vigilancia policial 24 horas al día, que por sus calles ya no se escuchan tiros y que los narcos no imponen su ley.
El Papa advirtió que ningún esfuerzo de ‘pacificación’ será duradero, ni habrá armonía y felicidad en una sociedad si ésta ignora, margina y abandona en la periferia una parte de sí misma. «Una sociedad así, simplemente se empobrece a sí misma; más aún, pierde algo que es esencial para ella», sentenció.
“Queridos jóvenes, ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción”, dijo el papa en el complejo de favelas Manguinhos, donde viven más de 2 mil personas en situación precaria. “Nunca se desanimen (…) Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo”, agregó.
A raíz de las lluvias torrenciales que inundaron el “campus fidei” de Guaratiba, a 60 kilómetros del centro de Rio -adonde debía llegar la peregrinación y celebrarse la vigilia y la misa final de la JMJ- los tres eventos fueron trasladados a la playa de Copacabana.
La misa final, a la que se asistieron la presidenta Dilma Rousseff, la argentina Cristina Fernández y el boliviano Evo Morales, estuvo cargada de actuaciones musicales que acompasaron toda la eucaristía en la que el Papa Francisco mostró su cara más evangelizadora de la semana brasileña. “La Iglesia os necesita, necesita vuestro entusiasmo, vuestra creatividad y la alegría que os caracteriza”, dijo el Papa a los jóvenes. “Id y haced discípulos en todas las naciones”, añadió Francisco.
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