Data: octubre 16, 2025 | 17:39
POMACUSI Y ARIAS VIOLAN EL SILENCIO ELECTORAL | Dos periodistas que surgieron gracias a Juan Ramón Quintana como los privilegiados en el régimen del MAS, han protagonizado el más vergonzoso espectáculo mediático del actual proceso electoral, siempre enriqueciéndose a manos llenas…

EL PERIODISMO CREADO POR QUINTANA GANÓ EN EL BALOTAJE

El comportamiento de Arias y Pomacusi no es motivado por una romántica filiación ideológica pura y simple. Ambos son magnates del periodismo cruceño que no mueven un dedo si no facturan. Magnates que deben su fortuna a Juan Ramón Quintana, Evo Morales y Lucho Arce. Ahora se aprestan vender sus caros servicios al nuevo régimen que surgirá de las urnas. | Fotomontaje Sol de Pando

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Redacción Sol de Pando | EDITORIAL

“El papel de algunos medios y periodistas en tiempos de elecciones se tendrá que analizar, porque cruzaron la línea para convertirse en actores político-partidarios, insistiendo en agrandar lo que podría servir para atacar; ocultar lo que podría perjudicar; insistir en entrevistar a fuentes ‘elegidas’ estratégicamente, convirtiendo en ‘analistas’ a conocidos políticos; machacar con algunos temas y problemas hasta el cansancio; hacer entrevistas inducidas y otras mañas antiéticas más, pasando a veces de un bando a otro dando la impresión de que existía algún cálculo sobre quién sería el próximo Presidente para mantener o ganar contratos con el Gobierno”.

Con esa meridiana claridad, la periodista Amparo Canedo ha descrito el “modus operandi” con que algunos periodistas —asumimos que concretamente dos de ellos, Arias y Pomacusi— han envilecido la labor informativa operando como activistas y portavoces a tiempo completo de parcialidades político-partidarias.

«DTV (Arias, nr) hace campaña sin disimulo por Quiroga y contra Paz. El programa No Mentirás (Pomacusi, nr) se la jugó por el binomio Paz–Lara”, observó otro periodista, Andrés Gómez.

Junior Arias y José Pomacusi no son los únicos de la especie, como bien dejan sentado Canedo y Gómez. «UNITEL, Red Uno y EL DEBER lo hacen con más sutileza: ponen en agenda temas favorables a sus candidatos y evitan los que los perjudican”, apuntó Gómez, poniendo el dedo en la llaga de las encuestas autorizadas por el Tribunal Supremo Electoral que esos tres medios habrían manipulado para favorecer a uno de los candidatos. Las urnas del domingo dirán si Gómez tuvo la razón.

Y eju.tv, por su lado, no se quedó atrás, tendiendo al MIR.

En todo caso, aquella descripción del “modus operandi” realizada por Amparo Canedo, calza cabal en las hormas de Arias y Pomacusi. Magnificar los errores del enemigo, minimizar los del patrón que te contrató, forzar “adhesiones” abusando de entrevistas malintencionadas (la reprimenda que Pomacusi recibió de Jorge Ritcher es emblemática al respecto) y manipular temas cotidianos para llevar agua a su molino, es el método estalinista con el cual Juan Ramón Quintana ha instaurado en Bolivia un estilo de periodismo mercenario, por ello mismo un periodismo muy próspero y lucrativo.

 

LA HUELLA ESTALINISTA DE QUINTANA EN EL PERIODISMO BOLIVIANO

En sus tiempos de militar, como alumno aplicado de la Escuela de las Américas, Quintana se especializó en Operaciones Sicológicas (OpSic) que se basan en la infiltración y la propaganda, donde el periodismo debe ejercerse como una implacable arma de guerra.

Quintana adecuó y aplicó esta concepción castrense y panfletaria del periodismo —que aprendió en el Comando Sur— al régimen estalinista instaurado por Evo Morales. Funcionó a la perfección y fue la causa principal de nuestra ruptura con el “JR”, debiendo atenernos a las consecuencias.

Sol de Pando basa su labor cotidiana en el principio de Autonomía Informativa, clave para que el periodismo sea un instrumento de fortalecimiento de la sociedad civil en tanto opinión pública bien formada desde la transparencia informativa, necesario para el equilibrio y la fortaleza democrática de un país, actuando como contrapeso entre la sociedad política y la sociedad civil. Esta concepción gramsciana y limpia del periodismo, nos puso en el paredón de Quintana,

Quintana y el régimen neo-estalinista del MAS han construido un “periodismo de trinchera”, reclutando periodistas prebendalizados cuyo perfil linda en el sicariato mercenario. Para ello, el milico montó un aparato propagandístico desplegando cuantiosos recursos financieros del Estado a través de “contratos publicitarios” canalizados desde el Ministerio de la Presidencia.

Arias y Pomacusi, entre muchos otros, fueron y son los principales beneficiarios de este modelo de corrupción periodística, que también da lugar a la extorsión sin fin. (“Si no me renuevas el contrato otro año más, diré lo que callé”).

 

Y LOS GANADORES DEL BALOTAJE SON….

En el actual periodo electoral, el neo-estalinismo periodístico que nos legó Quintana, ha estado más vigoroso que nunca, facturando en grande como no podía ser de otra manera.

Pierda quien pierda en el balotaje del domingo, el binomio Arias-Pomacusi ya ganó. Ambos por igual han triunfado inobjetablemente, aumentando muchos ceros en sus cuentas.

Cuando se produjo la ruptura entre Morales y Arce, Arias y Pomacusi tomaron partido por quien maneja los contratos en el Ministerio de la Presidencia, en este caso su nueva mentora fue Marianela Prada, la sobrina de Banzer. Entonces  —cruel paradoja—, el enemigo principal de Arias y Pomacusi terminó siendo Evo Morales. De pronto, Arias y Pomacusi descubrieron que el jefe cocalero era un pedófilo, y le dieron duro.

A medida que el MAS se iba descomponiendo al profundizarse la ruptura entre Evo y Arce, y tras el fracaso electoral de las fórmulas neo-estalinistas en la primera vuelta, Arias y Pomacusi se bifurcaron en las dos candidaturas que irían al balotaje, desplegando una cínica estrategia para reciclarse en el próximo Gobierno. Ante la derrota cantada de Andrónico Rodríguez, Pomacusi ya había hecho sus tempranos amarres con Doria Medina; a Arias no le quedaba otra que optar por Tuto Quiroga. 

Se desconoce el tipo de trato que Junior Arias ha entablado con el equipo de campaña de Tuto Quiroga; circula la versión que el hijo de Jorge Arias (el dueño de Gigavision que extorsionó a Quintana tras la tragedia de Lamia y encubrió la fuga de Marset atacando a Sol de Pando mediante una agresiva y unilateral  entrevista con el viceministro Ríos, actual Ministro de Gobierno), al margen de lo facturado amarró pre-contratos publicitarios con el gobierno de Quiroga, si Alianza Libre ganara el balotaje.

Se sabe, por la otra parte, que José “Pepe” Pomacusi tiene su negocio establecido con los magnates Marcelo Claure y Samuel Doria Medina; aunque no hay acceso al monto que el periodista con aires de “influencer” ha facturado “en exclusividad” contractual a favor de un solo binomio, en la primera vuelta con Alianza Unidad y luego con el PDC, ambos apadrinados por Claure.

LA YAPA DE VIOLAR EL SILENCIO ELECTORAL

Aun a pesar del silencio electoral, en las últimas horas Arias y Pomacusi no han podido evitar violar la veda propagandística. Es tal su compromiso con quienes los contrataron.

DTV, el canal de Arias, lanzó un video “denunciando” que los seguidores del binomio Paz Lara seguían colocando afiches en las calles, la madrugada de este jueves.

Pomacusi, por su parte, mucho más astuto y “creativo” que su rival Arias (más tóxico y codicioso también) publicó hoy en el portal de “No mentirás” un “recocinado” de la noticia sobre la alusión de Donald Trump a las elecciones del domingo en Bolivia, en la que el Presidente de Estados Unidos admite que estará dispuesto a dialogar con el ganador, sea quien fuere. Pomacusi convirtió esa noticia en eficaz propaganda, entrevistando a un “analista político” y violando “sutilmente” el silencio electoral: “Trump no lo ve socialista a Rodrigo Paz”, puso este jueves en el titular.

Aquel comportamiento de Arias y Pomacusi no es motivado por una romántica filiación ideológica pura y simple. Ambos son magnates del periodismo cruceño que no mueven un dedo si no facturan. Magnates que deben su fortuna a Juan Ramón Quintana, Evo Morales y Lucho Arce. Ahora se aprestan vender sus caros servicios al nuevo régimen que surgirá de las urnas.

Estamos ante una cuestión deontológica de inexcusable debate entre los periodistas del país, y que debe suscitar una activa preocupación dentro los tribunales y consejos de ética periodística en el gremio.


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