Data: octubre 27, 2018 | 18:39
CONFIRMACIÓN CIENTÍFICA | Un reciente estudio confirma que el cacao se domesticó en Centroamérica 3.600 años atrás; pero su origen radica en la Sudamérica amazónica desde hace 5.500 años. ¿Cómo llegó desde los bosques amazónicos hasta tierras aztecas y mayas?, es lo que falta investigar…

El cacao brotó en la Amazonia, se hizo chocolate en Centroamérica

Los antiguos migrantes que traspusieron el Estrecho de Bering 13.000 años atrás, conocían las rutas de ida y vuelta dentro los mares del Océano Pacífico, que es por donde transitó el cacao entre la Amazonia y la Mesoamérica. | Fotomontaje Sol de Pando

© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando | Datos & Análisis

El cacao que se produce en el departamento de Pando, Amazonia boliviana. | Foto Prensa GADP

La milenaria ruta del cacao para su transformación en chocolate, desde la Amazonia hasta Centroamérica y el Caribe, es un indicio de que las culturas Azteca y Maya estaban mejor vinculadas con los bosques amazónicos de lo que estuvieron los quechuas y aymaras del imperio Inca.

Tal la conclusión que surge al conocerse un nuevo estudio sobre el tránsito precolombino del cacao al chocolate —de la Amazonia a Centroamérica— con una datación más rigurosa respecto a similares estudios anteriores.

Una familia de productores en la Amazonia boliviana de Pando «desconchando» el cacao de su parcela agroforestal. | Foto CIPCA

Un equipo de 18 científicos de 11 instituciones asociadas a la Universidad Estatal de Washington, efectuó desde el año 2010 un análisis genómico sobre centenares de árboles de cacao cultivados para rastrear su origen hasta un “evento de domesticación único hace unos 3.600 años en América Central, aunque la especie salió del Amazonas”, según un boletín emitido por dicha Universidad el pasado martes. En efecto, los vestigios del cacao en la Amazonia datan de 5.500 años atrás.

La investigación publicada el pasado 16 de octubre por la revista Nature revela que la domesticación del cacao en la Mesoamérica (México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua) para su consumo humano cotidiano, definió su sabor característico desarrollando la extracción de la teobromina, un alcaloide con propiedades estimulantes contenido en las almendras (semillas) del cacao.

Según explicó el genetista Omar Cornejo, líder del equipo investigador de la Universidad de Washington, el momento de la domesticación hace 3.600 años, con márgenes de 2.481 y 10.903 años, “es consistente con los rastros de teobromina encontrados en la cerámica olmeca y los análisis a gran escala del ADN humano antiguo y moderno que ubicaron la población de las Américas hace aproximadamente 13.000 años”.

En abril del pasado año, el Centro de Estudios Mayas Yuri Knórosov catalogó centenares de piezas conservadas en el Museo de Arqueología y Etnología de Guatemala, hallando en vasijas y fragmentos cerámicos jeroglíficos que contienen la palabra «kakaw». | Foto Sol de Pando

En Guatemala se encontró una vasija con restos de cacao en su interior; además de que la vasija tiene escritos los fonemas “ka-ka-w”, cuya datación se remonta al año 465 después de Cristo. La palabra de raíz maya significa «bebida amarga». En abril del pasado año, el Centro de Estudios Mayas Yuri Knórosov catalogó centenares de piezas conservadas en el Museo de Arqueología y Etnología de Guatemala, hallando en vasijas y fragmentos cerámicos jeroglíficos que contienen la palabra «kakaw». Tales pruebas dan evidencia sobre las diversas formas de consumo social del cacao. En una cerámica se halló la descripción de que se trataba de una copa para beber «cacao afrutado». 

Según el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas, el cacao era considerado uno de los cuatro árboles cósmicos situados “en los rumbos del universo” y tenía una asociación esencial con el maíz, la “planta sagrada” por excelencia de México.

Además, el cacao era un fruto relacionado metafóricamente con la sangre y el sacrificio. Así como la coca en los Andes, el cacao tenía en México un importante uso ritual, se consumía en las bodas de la realeza azteca, acompañaba a los difuntos en su tránsito al más allá y se lo bebía para festejar victorias militares. También hay evidencias de que las semillas del cacao circulaban como monedas de intercambio.

Cinco mil años en los bosques de la Amazonia

Diversos equipos de investigación arqueológica hallaron pruebas de que el cacao se cultivaba en la Amazonia desde hacen 5.500 años. Es relevante observar que la concentración de cultivos más antiguos se halla en el norte amazónico formado por Perú, Ecuador y Colombia desde donde se la planta fue llevada hasta Centroamérica. | Foto Archivo Sol de Pando

Al mismo tiempo de confirmar la data exacta de su domesticación en Centroamérica, los autores del estudio genómico de la Universidad Estatal de Washington ratifican que el cacao “se originó en la cuenca del Amazonas, cerca de la frontera actual del sur de Colombia y el norte de Ecuador, a partir de un germoplasma antiguo conocido como Curaray”, informó el doctor Cornejo.

Según un artículo publicado por Sol de Pando el 15 de septiembre de 2013, científicos ecuatorianos y franceses habían encontrado evidencias químicas y físicas de cacao en vestigios de unos recipientes hallados en la provincia amazónica de Zamora Chinchipe, Ecuador (sobre la frontera con Perú), con una datación de más de 5.000 años.

Francisco Valdez, que dirigió el equipo franco-ecuatoriano en el yacimiento Santa Ana-La Florida, en el cantón Palanda de la provincia Zamora Chinchipe, aseguró que el cacao “fue criado en la alta Amazonia y desde allí, de alguna forma, fue trasladado a Centroamérica”.

Su uso social data de hace 5.500 años en la Amazonia ecuatoriana y peruana, según pruebas de carbono 14 a las que fueron sometidos los vestigios hallados de la cultura Mayo-Chinchipe-Marañón, descubierta en el año 2002 dentro la zona fronteriza y que al parecer se extendió por la selva peruana hasta el mayor afluente de la parte alta del río Amazonas.

La conexión Amazonia-Centroamérica

Las poblaciones indígenas americanas tendrían dos ramas: La primera, originada hace 15.000 años con los pueblos euroasiáticos cruzando el estrecho de Bering que conecta la Siberia con Alaska (desde donde bajaron hacia América del Sur). La segunda rama proveniente de Australia hace 13.000 años, con poblaciones emigrantes de la Oceanía (que incluye la Polinesia, Nueva Guinea, Nueva Zelandia y Tasmania) cruzando el actual Océano Pacífico en línea recta. | Fotomontaje Sol de Pando

El cacao es amazónico” —remarca el arqueólogo ecuatoriano Francisco Valdez—; “y por algún mecanismo fue llevado a esta zona de Centroamérica, donde cobró una importancia cultural de primer orden”.

No se sabe con exactitud cuál es ese mecanismo que posibilitó transplantar el árbol del cacao desde la Amazonia a Centroamérica; aún no se ha establecido en qué momento se produjo ese desplazamiento.

Se sabe que la Amazonia sudamericana comenzó a ser poblada con migraciones provenientes desde la Oceanía (Australia) hace aproximadamente 13.000 años, mientras que los territorios andinos se poblaron 15.000 años atrás mediante el éxodo de habitantes que se desplazaron desde la Eurasia (Siberia y Nepal) atravesando el estrecho de Bering por un lapso de 8.000 años.

Aquellos antiguos migrantes conocían las rutas de ida y vuelta dentro los mares del Océano Pacífico, que es por donde transitó el cacao entre la Amazonia y la Mesoamérica.

Un estudio de la Universidad de Harvard publicado por Sol de Pando el 28 de julio de 2015, establece que “las poblaciones provenientes de Australia se mezclaron con aquellos que llegaron desde el estrecho de Bering 2.000 años antes, hasta poblar la Amazonia formando una raza denominada por los científicos como ‘Población Y’, consonante simbólico tomado de la palabra ‘Ypykuéra’ que en lengua Tupí significa ‘antepasado’”.

¿Pudo haber sido esa “población Y” la que trasladó el cacao desde la Amazonia hasta tierras aztecas y mayas en Centro América? ¿Cuándo y cómo? Es tema pendiente para la investigación científica.

El chocolate como demiurgo civilizatorio

Los adelantos técnicos en los siglos XVII y XVIII permitirán al fruto transmutarse bajo formas insospechadas. | Foto Sol de Pando

El nivel de “domesticación” en la Amazonia era notablemente inferior al desarrollado en la Mesoamérica. En México y Guatemala los derivados del fruto protagonizaron una revolución del sabor y de la neuroestimulación que transformó la cultura humana hasta nuestros días.

A diferencia de los mayas y aztecas que inventaron el elixir mágico, los pobladores amazónicos se alimentaban y vitaminizaban consumiendo la pulpa blanca vizcosa y semidulzona del interior de las mazorcas del cacao, desechando las semillas o almendras que concentran los alcaloides del chocolate. 

Las almendras, recubiertas por la pulpa blanca, son de color marrón rojizo y muy duros; los alcaloides que contienen (principalmente la teobromina) les confiere un sabor amargo al paladar, razón por la que los amazónicos se limitaban a extraer la pulpa blanca; mientras los aztecas y mayas descubrieron que fermentando las semillas con la misma pulpa del cacao resultaba una bebida con la teobromina refinada, que se llamó chocolate.

Cuando se produjo el Descubrimiento de América, los conquistadores españoles —llegando a México— quedaron fascinados al probar el elixir de cacao producido por los mayas y aztecas.

Durante la Colonia, los europeos perfeccionaron la domesticación del cacao “suavizando” el sabor de la teobromina mediante la adición de especies dulces y aromáticas como miel, azúcar de caña, anís, vainilla, canela, flor de azahar, etcétera. La bebida fue adoptada como tonificante y energizante por los nobles españoles.

Durante el siglo XVI, el cacao se consume casi exclusivamente bajo forma de bebida caliente. Pero los adelantos técnicos en los siglos XVII y XVIII permitirán al fruto transmutarse bajo formas insospechadas. Con la Revolución Industrial aparece la primera máquina hidráulica para triturar el grano de cacao (almendra), lo que permite consumirlo en forma sólida o como pastillas, lo cual es muy práctico. Se puede transportar fácilmente y conservar durante largo tiempo. En 1828 se inventa una prensa para separar la manteca del polvo del cacao, dando inicio al consumo del cacao en polvo. Ese descubrimiento revela las cualidades de la manteca de cacao: sólida a 20 grados centígrados, pero que se funde a la temperatura de la boca, derritiéndose en el paladar. De ahí vinieron el “bombóm”, las trufas y el chocolate en barras.

Como todo elixir civilizatorio, el chocolate viene de uno de los frutos originarios exitosamente cultivado y domesticado por los pueblos ancestrales de la Amazonia y la Mesoamérica; ello permitió que la revolución industrial lo transforme en un producto esencial para la expansión del capitalismo y su vertiente el consumismo.

En 1647 se abrieron las primeras chocolaterías en Inglaterra, a finales del siglo 18 se fundo en Bristol la Frye and Sons, considerada la primera empresa chocolatera del mundo

Los españoles cultivaron el cacao en Filipinas en 1670, los franceses lo cultivaron en Martinica en 1661 y en Haití en 1690, los ingleses en Jamaica en 1670, los holandeses en Surinam, Java, y Nueva Guinea a finales de 1600.

Por impertivos del capital financiero y del mercado libre, las trasnacionales del chocolate han intensificado el cultivo del cacao agudizando la problemática de la tierra agrícola. Actualmente, según un informe publicado por Sol de Pando el 12 de agosto de 2015, el cacao se produce especialmente en continentes donde existen bosques húmedos, es decir África, Oceanía y Asia, y Centro y Sudamérica. Tres países sudamericanos que ocupan la cuenca del Amazonas, Brasil, Ecuador y Perú —en ese orden—, además de México y Santo Domingo en Centroamérica, van ocupando lugares preponderantes en la lista de países productores de cacao para el chocolate, aunque todavía por debajo de Costa de Marfil, Ghana, Indonesia y Nigeria.

El exceso de cultivos puede degradar los suelos y provocar un desequilibrio ambiental, tal como ha sucedido en África.

Paradójicamente, en esta era posmoderna, no es ni la Amazonia ni son los países centroamericanos principales productores mundiales de cacao, sino África, donde las trasnacionales del chocolate garantizaron su materia prima a bajos costos de inversión.

Sin embargo, el agotamiento de tierras y la degradación ambiental en los países productores del África obligan a las trasnacionales volver a las plantaciones de cacao en la Amazonia. «El año 2012, la empresa United Cacao comenzó a deforestar 2.000 hectáreas (casi 5.000 acres) de la Amazonia peruana, rica en carbono, para establecer una plantación comercial de cacao. A pesar de su aislada ubicación en lo profundo de la Amazonia, imágenes satelitales de la NASA permitieron a investigadores recopilar datos necesarios para calcular las emisiones de carbono resultantes”, señala dicho informe.

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