CRISIS MUNDIAL DE BARBIJOS POR EL CORONAVIRUS
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© Redacción Sol de Pando | AgenciasUno de los síntomas sociales más evidentes del pánico que genera en el mundo la expansión del coronavirus Covid-19, es la desaparición de barbijos en las farmacias, fenómeno que ocurre en países del Asia como China, donde la enfermedad es endémica. La desaparición de los barbijos obligó a la gente a sustituir aquellas mascarillas sanitarias con protectores artesanales hechos de bolsas y botellas de plástico, e incluso acuden al uso de disfraces.
La demanda diaria de barbijos se estima entre 50 y 60 millones, sólo en China.
A pocas horas de la confirmación oficial de un paciente en Brasil —el primer caso que se registra en América Latina—, la demanda de barbijos se ha disparado en las principales urbes brasileñas como São Paulo y Rio de Janeiro. Al igual que en otros países donde el coronavirus se ha posesionado, las farmacias agotan sus stocks de barbijos y los precios se han quintuplicado.
El precio habitual de los barbijos de tela en las farmacias brasileñas es de dos unidades por un real, es decir cada barbijo a cincuenta centavos de real. Un real equivale a dos bolivianos. El coronavirus que llegó de Italia al Brasil ha hecho subir el precio de las mascarillas de entre cinco a diez reales, por el momento.
Incluso en países donde la Covid-19 no se manifestó, como Argentina, la demanda de barbijos de tela se está desbordando. Costaban a cinco pesos en diciembre (que equivalen a 0,50 centavos de boliviano) y en los últimos días se cotizan a 80 pesos (aproximadamente Bs 9) en farmacias de Buenos Aires, según un reporte de Infobae.
En Europa el precio de los barbijos se ha incrementado en 700% debido a la gran demanda. En el más grande distribuidor de mercaderías por Internet aparecieron avisos en los que se venden cinco barbijos con válvula “ideales para el coronavirus” a 189 euros, que equivalen a unos Bs. 1.420.
En Bolivia el precio de un barbijo de tela oscila normalmente entre Bs 1,50 y Bs 2 (un euro se cotiza en Bs 7,50).
Insólita crisis mundial de barbijos
En varias ciudades del mundo castigadas por el brote del Covid-19, la cadena del suministro de barbijos se ha roto como consecuencia de la paralización de las fábricas que producen las mascarillas, debido a las medidas de cuarentena que han suspendido las actividades industriales. Se ha producido un colapso ante la demanda exponencial de barbijos que se usan masiva y preventivamente para reducir las probabilidades de contagio de la neumonía del coronavirus.
Las autoridades de Pekín prohibieron a los funcionarios utilizar mascarillas especializadas del modelo N95, las más demandadas por su seguridad por los servicios sanitarios (y de las que solo se producen en China unas 200,000 unidades al día), de manera que se garantice el suministro de éstas a trabajadores del sector médico.
“Como las N95 escasean, usamos mascarillas quirúrgicas normales y dejamos las N95 para los médicos”, contaba a EFE recientemente un estudiante de Wuhan.
En ese contexto, según un reporte de la periodista Mónica Vallejos del El Cronista de Buenos aires, desde Rusia hasta el Vaticano donaron cientos de miles de barbijos a China, e incluso el club de fútbol Español de Barcelona, que en su plantel cuenta con el delantero chino Wu Lei —figura destacada en China— y está presidido por un empresario chino, envió 500.000 barbijos a Wuhan, el epicentro del brote del Covid-19 en la provincia china de Hubei.
En América Latina, a raíz del coronavirus, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) le pidió información a la Asociación Brasileña de Importadores y Distribuidores de Productos de Salud sobre el nivel de existencias de barbijos quirúrgicos, gafas y delantales, Púes el problema no se restringe a los barbijos.
Hace dos semanas el jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Adhanom Ghebreyesus, había advertido que el mundo enfrenta una escasez crónica de trajes, barbijos, guantes y otros equipos de protección en la lucha contra la expansión de la epidemia del coronavirus.
Un popular y tradicional desinfectante llamado “Amuchina” cuesta tres euros; pero la botellita es vendida en muchos lugares con el precio recargado hasta en un 500%.
Según reportó Folha do Sao Paulo, Naciones Unidas está haciendo un mapeo de los proveedores de los países en los que opera para satisfacer una posible demanda futura de barbijos, y en ese contexto pidió información sobre el nivel de stock y precios de productos.
En el informe se afirma que el lineamiento de la OMS apunta a desalentar el almacenamiento de barbijos en países donde la transmisión es baja. Y recomienda a las empresas trabajar con la entidad y sus socios para re-equilibrar el mercado.
Soluciones creativas desde la Sociedad Civil
Ante la escasez de los implementos de protección sanitaria como los barbijos, los chinos han buscado modos para evitar el contagio de forma creativa.
En estas soluciones “made in China” vale todo: una botella plástica de agua de veinte litros convenientemente recortada para que haga de casco protector, el clásico piloto o poncho para la lluvia para impedir que posibles virus permeen hacia las prendas interiores o algunos trajes improvisados con bolsas de basura, a modo de mono protector.
Insólitas formas de protección, que incluso apelan al uso de desifraces de cuerpo completo, han pasado a ser escenas cotidianas en el Pekín de los tiempos del Covid-19. Se dan escenas bastante más insólitas que las redes sociales se están encargando de difundir.
La imagen de un anciano “protegido” por una mascarilla hecha con la mondadura de media naranja y unas gomas ha circulado por las redes sociales chinas. “Por dentro es húmeda y es buena para la piel, y por fuera es bonita y puede prevenir las bacterias y la infección, además de tener olor a naranja”, aseguraba el hombre, quien recurrió a su uso por no poder encontrar mascarillas de verdad en las tiendas.
Hace dos semanas, una ciudadana disfrazada de jirafa fue a realizar unas gestiones a la Universidad Médica del Suroeste, en la provincia china de Sichuán.
Ante la falta de barbijos en China, una joven acudió al hospital disfrazada de jirafa | VIDEO
Otro ciudadano protagoniza otro vídeo viral en el que aparece protegido por un disfraz de tiranosaurio rex.
Las mismas escenas se repiten en otros lugares y con otros protagonistas “protegidos” por trajes de alienígena en su platillo espacial, de astronauta o de oso, este último, montado en una bicicleta de alquiler compartido.
Fabricar barbijos, en tiempos del coronavirus, puede convertirse en el negocio más lucrativo del momento.
A man wears an astronaut outfit to protect against novel #coronavirus while taking a flight in Beijing, #China. #NCP pic.twitter.com/4it3xDHNhs
— Global Times (@globaltimesnews) February 9, 2020
Relativa efectividad
Sin embargo, la efectividad de estas soluciones es cuestionable, apunta la doctora Li, empleada durante 15 años en un hospital privado de medicina tradicional china de Pekín.
“No hay dónde comprar mascarillas y por eso la gente se las fabrica. Hasta cierto punto, son efectivas si no tienen contacto cercano con alguien infectado, pero si se acude a un lugar concurrido, esas mascarillas son insuficientes”, explicó a EFE.
En el mismo sentido se pronuncia el doctor Tian Zan, del Departamento de Dermatología del Hospital de Medicina Tradicional de la provincia de Hebei.
«Algunas mascarillas caseras tienen un cierto grado de protección contra las partículas grandes de polvo» —afirma el médico—; «pero, para estar a salvo de bacterias y virus, es mejor usar una mascarilla quirúrgica profesional, más completas a la hora de proteger contra la propagación del virus».