Data: octubre 7, 2014 | 11:05
FLEXIBILIDAD TÁCTICA E INCERTIDUMBRE ESTRATÉGICA | La gran infiltración

La reelección probable de Evo abre el dilema de derechizar o reconducir el proceso

Efusivo recibimiento en Porvenir, octubre del año pasado. El Presidente mantiene elevada popularidad entre los más humildes de la población campesina y sub-urbana. La derecha de su entorno usa este caudal para legitimar un proyecto escabroso. | Foto ABI

Efusivo recibimiento en Porvenir, octubre del año pasado. El Presidente mantiene elevada popularidad entre los más humildes de la población campesina y sub-urbana. La derecha de su entorno usa este caudal para legitimar un proyecto escabroso. | Foto Archivo

La irresponsable permisividad con que algunos operadores políticos del Presidente amplían su base social-electoral pactando con sectores delincuenciales e incluso de raigambre fascista, es una contradicción que se agudizará en el próximo mandato de Evo Morales. Si esos sectores se consolidan en el actual esquema de poder, el nuevo gobierno terminará destruyendo los importantes avances revolucionarios logrados con apoyo de los movimientos sociales. Si Evo les deja abiertas las puertas del Palacio Quemado podría pagar ese error junto con el Vicepresidente, como rehenes de estas  fuerzas avanzando en una “guerra de posiciones” que, llegado el momento, pasará de la astuta y sumisa adulación —que es un método común en tareas de Operación Sicológica— al ruido de sables y al sicariato con credencial oficial. Aún es tiempo para rescatar el proceso, con Evo Presidente, depurando a los agentes infiltrados de la corrupción desestabilizadora  y retomando la ética, la humildad y el respeto a la vida como fundamentos de una auténtica revolución democrática desde las urnas y desde la gestión pública…

© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando

Al analizar la conflictividad que es un rasgo peculiar en la administración de Evo Morales, el sociólogo Jorge Komadina observó que en su primer gobierno “los conflictos se produjeron por el antagonismo entre las elites conservadoras y el nuevo gobierno, pero las contundentes victorias electorales del MAS han transformado ese escenario de polarización…”.

La derecha clásica ha sido derrotada y no es real oposición al régimen del MAS, la mediocridad de las candidaturas opositoras así lo evidencia; y sin embargo los conflictos persisten y jamás se resuelven, se postergan, como “atesorándose” para un futuro insospechado. La tentación totalitaria es hoy uno de los factores generadores de conflictos, ya no con la oligarquía vencida y desbandada, sino con los propios movimientos populares que se resisten a ser “cooptados” por la voracidad autoritaria. Además, según Komadina, al intolerante modo de gobernar se agrega la falta de un horizonte político claro. No se hace lo que se dice, y se hace lo indecible.

Mi matiz con el análisis del Dr. Komadina viene del dato indagado desde el periodismo. No es que exista un vacío estratégico en la visión histórica del gobierno; sino que los objetivos de gestión se han reducido a la captura de adherencias electorales para reproducir el poder en forma viral, degenerativa.

La infiltración derechista gana terreno

En todos los procesos electorales en los que el aparato partidario funciona como una voraz maquinaria clientelar, la flexibilidad táctica (usando un concepto de Fernando Mayorga) genera una incertidumbre estratégica que equivale a una profunda crisis ideológica. Y dentro esa crisis e incertidumbre, los valores democráticos se debilitan; la inseguridad y el miedo se convierten en métodos de dominación.
No nos extrañe la existencia de un plan golpista que se va alimentando del conflicto irresuelto o a veces inducido desde “muy” arriba, como fue el caso de los suboficiales del Ejército que por plantear el cumplimiento de la Constitución descolonizadora, sin ánimo de conflictuar, terminaron en arrestos y despidos masivos.

Una oculta estrategia golpista

Pero los conflictos que más socavan la estabilidad de Evo Morales, generan los aparatos de Seguridad e Inteligencia de su propio gobierno.

Puntualicemos:

1.- ¿Cómo apareció tan cerca al Presidente un policía tan corrupto y entrenado por la Embajada norteamericana en la época de Banzer, como era Fabricio Ormachea? ¿Por qué Evo le dio tanto poder a pesar de sus antecedentes judiciales y haber sido parte de una conspiración de la DEA para asesinarlo siendo Evo dirigente cocalero?

2.- ¿Qué explicación recibió el Presidente cuando un capitán del Ejército dependiente del Ministerio de la Presidencia, masón a la sazón, incorporó al narco-sicario de Pando Mauro Vásquez como agente encubierto de las FF.AA.? ¿Quién ordenó la reciente liberación de aquel jefe de los sicarios que mataron campesinos del MAS en Porvenir?

3.- ¿Con qué criterio se incorporó a los grupos gubernamentales de seguridad, en la campaña electoral del 2010 en Pando, al asesino y narcotraficante Esteban “Chito” López que disparó en Porvenir contra campesinos del MAS siendo un funcionario de Leopoldo Fernández?

4.- ¿Quién ordenó a un “policía de confianza” grabar las conversaciones bizarras del fiscal Soza? Y por qué ese policía entregó la grabación, distorsionando su propia voz, a la senadora opositora Carmen Eva Gonzales?

¿No es todo esto un “visionario” plan golpista contra Evo Morales y Alvaro García Linera que va fermentando sutil y lentamente desde el propio Palacio Quemado? ¿Será la CIA? ¿Será el grupo Soros?

Artículo publicado en la edición impresa de Sol de Pando, Nro. 36, del 6 al 20 de agosto, 2014
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