VIENE LA MAYOR CRISIS DE LA CASTAÑA EN PANDO | Durante la cuarentena las almendras fueron usadas como moneda de trueque para adquirir medicamentos. La cotización internacional mejora gracias a la pandemia, pero conflictos sociales y regionales del sector alejan a la castaña boliviana del mercado mundial...

SE ROMPE EL MAPA CASTAÑERO DE BOLIVIA

Empresarios de la castaña buscan unificar las fuerzas productivas del sector en sus componentes sociales y regionales. En la foto, reunidos René Fong de Asprogoal, Raúl Álvarez de la empresa Tahuamanu y Alfonso Almaraz presidente de la Asociación Agroindustrial y de Recursos Naturales del Río Manuripi-Pando. | Fotomontaje Sol de Pando | Radio Riberalta

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© Redacción Sol de Pando en Cobija

El próximo Gobierno que surgirá de las urnas ha de enfrentar una de las mayores crisis de la castaña en la Amazonia Constitucional boliviana. La zafra castañera arranca anualmente durante los últimos meses del año y este sector productivo teme que será una de las peores en la historia a causa de la recesión impuesta por la pandemia; pero también por los conflictos políticos propios de la coyuntura electoral, que están causando enfrentamientos regionales entre Pando y Beni.

Pese a que la cotización en el mercado mundial ha mejorado sustancialmente, gracias a que la castaña es un alimento muy saludable para elevar las defensas inmunológicas frente al nuevo coronavirus Covid-19, en Bolivia —que es uno de los principales proveedores de la almendra amazónica— la mala gestión del Gobierno transitorio en el manejo de la pandemia agudizó los problemas estructurales que prevalecen en torno a la producción y comercialización de este alimento.

Según un estudio difundido por la Federación de Empresarios Privados de Pando, la crisis castañera del venidero fin de año será mucho más severa que la ocurrida en la zafra iniciada en diciembre de 2016 y concluida en abril de 2017, la cual “fue una de las peores de la historia; pues apenas se llegó a recolectar el 30% del volumen de castaña que se recolectaba habitualmente”, recordó el empresario René Fong Roca que preside la Asociación de Productores de Goma y Almendra (Asprogoal).

Por el alto contenido de selenio y consumida con frutas y verduras, la castaña amazónica boliviana ayuda a mantenerse saludable y fortalece el sistema inmunológico para combatir el covid-19, informó a la agencia Erbol el científico Mauricio Peñarrieta, profesor e investigador de la carrera de Ciencias Químicas de la Facultad de Ciencias Puras y Naturales de la Umsa. | Foto Marco Albornoz

La castaña como moneda de trueque

Si bien en la zafra 2018-2019 la situación mejoró, el periodo diciembre de 2019 a abril de 2020 fue atravesado por un agudo conflicto social que se expresó en enero de este año con bloqueos de caminos en las estradas castañeras de Beni, Pando y el Norte de La Paz.

La disputa por los precios internos en la cadena que comienza con la recolección del fruto, su posterior traslado a las barracas y su beneficiado fabril para la exportación, derivó tras los conflictos de enero en un acuerdo que fijó el precio de Bs 140 puesto en barraca, los campesinos recolectores exigían Bs 250; pero las contingencias de la pandemia hicieron caer la cotización que fluctuó entre Bs 100 y Bs 40 durante los meses de la cuarentena. Muchas familias en Pando usaron la castaña como moneda de trueque para adquirir otros alimentos y medicinas.

La crisis rompe el mapa castañero

“Hemos estado peleándonos siempre, arañándonos, sin ver el problema de fondo”, afirma René Fong al explicar que el sector forestal no maderable dedicado a la producción de frutos alimenticios como la castaña y el asaí adolece problemas estructurales en su misma base legal, pues a diferencia del sector maderero no existe una normativa que ordene la compleja cadena productiva y comercial del bosque no maderable de un modo armónico.

La inexistencia de  aquel marco legal afecta principalmente al departamento de Pando en cuyo territorio se concentra más del 60% de la extensión castañera de Bolivia con 6,3 millones de hectáreas abarcando sus cinco provincias, mientras que el Beni en sus provincias Vaca Diez y Ballivian ocupa 1,7 millones de hectáreas; y dos millones de hectáreas están en los bosques de la provincia Iturralde del Norte de La Paz. Así pues, el mapa castañero de Bolivia comprende aproximadamente 100.000 kilómetros cuadrados que representan el 10% de la superficie total del país.

Según el Director Ejecutivo de la Federación de Empresarios Privados de Pando (Fepp), Álvaro Pinedo Suárez, pese a que el territorio pandino es el principal departamento productor de la castaña que se recoge en sus 15 municipios, “su industrialización es inicipiente ya que la fase fabril se concentra en la ciudad beniana de Riberalta con una mano de obra ocupada de aproximadamente 6.000 trabajadores asalariados, la mayoría mujeres”.

Mientras en Pando existen funcionando tres beneficiadoras de la castaña (Tahuamanu en Cobija, Cimcruz en Villa Bush y la estatal EBA en El Sena), Riberalta es pujante con más de 15 beneficiadoras constituyéndose en un poderoso polo de atracción para los campesinos recolectores de Pando, en gran mayoría migrantes del interior del país.

“Por eso es que cuando surgen los conflictos por los precios” —explica Pinedo—, “no sólo afloran problemas sociales sino también tensiones de tipo regional”.

El problema se agrava en épocas electorales, cuando el partido que maneja a la Gobernación de Pando moviliza trabajadores de Riberalta para que voten en territorio pandino.

El pasado mes de abril, cuando la cotización cayó a Bs 40 la caja, en plena pandemia, los empresarios de Pando solicitaron una reunión con ministros del área económica, a través de una gestión realizada por el presidente de Asprogoal, Rene Fong. Los ministros no atendieron el requerimiento pandino pero fueron solícitos con los empresarios de Riberalta, a donde asistieron “con la finalidad de socializar las normas emitidas en el período de emergencia sanitaria nacional y definir el modo de trabajo que debe asumir el sector”, según informó el propio gobierno el 8 de abril.

Aquel accionar discriminatorio por parte del gobierno de Jeanine Añez no sólo afectó a los industriales de Pando sino incluso a los mismos empresarios benianos a través de favoritismos de carácter prebendal que pusieron en alto riesgo la salud y la vida de los trabajadores, así como la calidad certificada del producto exportable.

A fines de marzo, ante la necesidad de evitar la recesión total del sector debido a la pandemia, los empresarios castañeros gestionaron ante el Gobierno una autorización, prevista en el decreto de la cuarentena, para procesar la castaña acumulada en galpones con personal mínimo y las más estrictas medidas de bioseguridad. Sin embargo hubo una empresa de Riberalta, vinculada al Gobierno, que fue autorizada “excepcionalmente” para funcionar con toda su planta laboral, aproximadamente 500 trabajadores, produciendo una peligrosa aglomeración que ponía a esos trabajadores bajo el riesgo de la propagación del letal coronavirus.

“Logramos revertir esa resolución del Ministerio Desarrollo Productivo y Economía Plural a costa ganarnos enemistades, porque hubiera sido nefasto para la cadena productiva si se generaba el contagio del coronavirus en una planta beneficiadora, pues las exportaciones habrían caído y toda la región castañera del norte amazónico del país habría entrado en un colapso económico devastador y en plena pandemia; había que cuidar el prestigio de la castaña”, recordó el Presidente de Asprogoal.

“Cuando surgen los conflictos por los precios no sólo afloran problemas sociales sino también tensiones de tipo regional”, afirma Álvaro Pinedo. | Foto Radio Riberalta

Buenas señales del mercado internacional

A pesar de la crisis estructural interna del sector, las perspectivas en el mercado internacional, en el contexto de la pandemia, son muy alentadoras. Gracias a la necesidad mundial de alimentos alternativos para prevenir y combatir los efectos del coronavirus, el precio de la castaña en los países consumidores de Europa, Norteamérica y Asia tiene una alta cotización que fluctúa entre 20 y 25 euros por kilo, lo que equivale a casi Bs 4.000 por caja.

Esta coyuntura económica favorable en el mercado externo está relacionada con cambios en los hábitos alimenticios por motivos de salud. Por el alto contenido de selenio y consumida con frutas y verduras, la castaña amazónica boliviana ayuda a mantenerse saludable y fortalece el sistema inmunológico para combatir el covid-19, informó a la agencia Erbol el científico Mauricio Peñarrieta, profesor e investigador de la carrera de Ciencias Químicas de la Facultad de Ciencias Puras y Naturales de la Universidad Mayor de San Andrés (Umsa).

En Bolivia, del total de la castaña extraída, se exporta un 99%, ocupando el primer puesto en la producción y exportación de castaña pelada, con cifras que superan las 26.000 toneladas al año y los $us 200 millones anuales en ingresos. Esto último se explica porque la producción en el Brasil ha venido decreciendo paulatinamente, debido principalmente a las tasas altas de deforestación en el país vecino.

En los últimos seis años se han producido en Bolivia 135 mil toneladas de castaña y generado al menos 825 millones de dólares por exportación, según estadísticas de Asprogoal.

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