LOS JAPONESES DE PANDO | Memorias de Pinky Landívar

Los patriarcas de la colonia japonesa en Pando, década de los 50: Zenki José Ishiuchi, Tokichi Higashi Kame, Kasuzo Nishida San, José Shimokawa, entre otros.
Aquellos valerosos nipones constructores del tren amazónico, bajando por el rio Tahuamanu, llegan a la Barraca Porvenir, pasando antes por Filadelfia, donde descansan, y al cabo de muchas reuniones algunos deciden quedarse en Filadelfia, otros en Porvenir, los más continúan hacia Riberalta, (se dice que muchos llegados a Riberalta lo hicieron por la vía de Puerto Maldonado, Perú) y el resto hacia Puerto Bahía, hoy Cobija…
© Franklin Landívar HigashiPara lectura en móvil usar pantalla horizontal |
A fines del siglo XlX el gobierno del Perú decidió construir la Línea Férrea Amazónica, para lo cual contrató una empresa del Imperio del Japón. Es así que un contingente de ciudadanos japoneses llegaron a Sudamérica, y más propiamente a la Amazonía peruana. Una vez concluido su contrato, muchos optaron por volver a la tierra del Sol naciente, otros se quedaron en el Perú, y algunos, los más arrojados, se adentraron a otros territorios donde escucharon que había mucha riqueza en la explotación del caucho; en aquellos tiempos, el Territorio Nacional de Colonias, (hoy Pando), parte de Riberalta, con su centro Manaus (Brasil).
Hijos y nietos que quedaron
En la década de los años 60 —me acuerdo— había una Asociación de hijos y nietos de japoneses, llamada “Asociación de Nisei y Sansei”.
El 29 de abril se festejaba el Día Nacional del Imperio Nipón, celebrando el aniversario de nacimiento de Hirohito, su Emperador, lo cual era festejado por la colonia japonesa con diversos actos para niños y adultos, siendo la principal actividad el día de campo que se lo celebraba en la propiedad de la familia Derzi, y realzaba con su presencia el agregado cultural de la Embajada Nipona en Bolivia, quien en esen entonces se trasladaba desde la ciudad de La Paz y así compartir con la paisanada en los diferentes actos.
Aquella Asociación desgraciadamente se perdió por falta de interés de los mismos Sansei (nietos), y por discrepancias entre las mismas familias, y por la desaparición y migración de los mismos.
El cotizado apellido japonés
Aquello motivó incluso que algúnos inescrupulosos empezaran a vender sus propios apellidos, y otros buscando como hacerse de un apellido japonés para obtener la visa.
Algunos amigos míos, genuinos descendientes como yo, ya hacen cerca de 20 años que radican allí, y son laboriosos paisanos pandinos-japoneses que se afincaron; son muy conocidos y me precio de decir que nos criamos juntos y nos queremos mucho: Dante Ishiuchi Moreira, su hermana Seika, Ronald Murakami Heredia, Carmen Eva Shimokawa Natali, por citar solo algunos.
Mi abuelo materno Tokishi Higashi Kame

«Mi abuelo Tokichi fue uno de los pioneros en incursionar en el Isiboro Sécure, tal es así que dejó descendencia entre los Yuracarés, una mujer y un varón…»
Tres amigos vinieron del mismo pueblo en el lajano Japón, al llegar a Bolivia se pusieron un mismo nombre en castellano: Tokichi Higashi Kame, José Shimokawa, Zenki Ishiuchi, se llamaron “José”, para poder integrarse mejor a la comunidad local.
Un obelisco japonés en el panteón de Cobija

“Ya en Puerto Bahía (hoy Cobija) se afincaron los Shimokawa, Nishikawa, Murata, Yosa, Higa, Ishiuchi, Zeito, Seyo, Toyama, Uyeno, Susuki, Isita, Kikunaga, Fukumoto, Saka, Kojarata, Kuajara, Miyashiro, Chiwanto, Ojara, Higashi… éstos solo por citar a algunos, pues el único referente es el pequeño memorial que existe en el cementerio general, donde están inscritos la mayoría…”.