Data: enero 19, 2015 | 12:29
LEY IMPLACABLE | Marco Cardoso traficaba cocaína de la Amazonia al Asia...

Indonesia fusiló a narcotraficante brasileño pese a la clemencia que interpuso Rousseff

Marco Cardoso Moreira fue fusilado en la isla de Nusa Kambangan, en la costa sur de la isla de Java, donde se mantuvo esperando la ejecución en el corredor de la muerte de una prisión de alta seguridad. En febrero ejecutarían a un segundo brasileño también ejecutado por narcotráfico. | Foto AFP

Marco Cardoso Moreira fue fusilado en la isla de Nusa Kambangan, en la costa sur de la isla de Java, donde se mantuvo esperando la ejecución en el corredor de la muerte de una prisión de alta seguridad. En febrero ejecutarían a un segundo brasileño también sentenciado por narcotráfico. | Foto AFP

© Redacción Sol de Pando | Agencias

Un pelotón de fusilamiento del gobierno de Indonesia ejecutó ayer domingo (aún sábado para el horario brasileño) al narcotraficante brasileño Marco Archer Cardoso Moreira,  un piloto de 53 años que fue capturado el año 20o3 intentando introducir a  ese país 13,4 kilos de cocaína procedente de la Amazonia peruana, y otro narcotraficante brasileño, también preso en Indonesia, podría ser fusilado en febrero.

La presidenta Dilma Rousseff, que intercedió infructuosamente por Cardoso pidiendo clemencia ante el gobierno del presidente Joko Widodo, dijo estar «consternada e indignada». A raíz del hecho las relaciones entre ambos países se han puesto tensas.

El gobierno del Brasil llamó a consultas a su embajador en Yakarta (capital de Indonesia), Paulo Alberto da Silveira Soares; a la vez que la Cancillería brasileña llamó al embajador de Indonesia en Brasilia, Toto Riyanto, para entregarle una carta de protesta en la que expresa la «profunda disconformidad» de Brasil con la ejecución de Cardoso.

«La presidenta Dilma Rousseff tomó nota —consternada e indignada— de la ejecución del brasileño Marco Archer ocurrida hoy a las 15:31, horario de Brasilia en Indonesia», comienza el comunicado divulgado poco después de que las autoridades indonesias reportaran la muerte del brasileño. «El recurso a la pena de muerte, que la sociedad mundial crecientemente condena, afecta gravemente las relaciones entre nuestros países», remarca el pronunciamiento oficial.

Marco Cardoso Moreira fue fusilado en la isla de Nusa Kambangan, en la costa sur de la isla de Java, donde se mantuvo esperando la ejecución en el corredor de la muerte de una prisión de alta seguridad. Junto a él fueron ejecutados un ciudadano de Holanda (cuyo embajador también fue llamado a consultas), un nigeriano, un malauí y un indonesio. Una vietnamita fue fusilada por su parte en el distrito de Boyolali, en el centro de Java, por el mismo delito de narcotráfico, informó un portavoz de la Fiscalía General en Yakarta, según divulgó en el Brasil la agencia AFP.

Otro brasileño, Rodrigo Muxfeldt Gularte, de 42 años, también está preso desde hace diez años por introducir cocaína en ese país asiático y podría ser ejecutado en febrero, según informa el diario Folha de Sao Paulo.

Pedido de clemencia que no conmovió a Joko Widodo

El presidente Widodo se niega a conmutar la pena de muerte a narcotraficantes porque ellos, dice, "arruinaron la vida de muchos seres humanos". | Foto Time Magazine

El presidente Widodo se niega a conmutar la pena de muerte a narcotraficantes porque ellos, dice, «arruinaron la vida de muchos seres humanos». | Foto Time Magazine

El pasado viernes 17 de enero,  la presidenta Dilma Rousseff se comunicó telefónicamente con su similar de Indonesia, Joko Widodo (llamado «Jokowi» por sus seguidores), para pedirle que detuviera la ejecución. El pedido de Rousseuf fue rechazado. La Presidenta pidió una «segunda oportunidad» para Marco Cardoso manifestándole a Widodo que respetaba la soberanía y el sistema judicial de Indonseia, «pero que como madre y jefa de Estado estaba haciendo un pedido por motivos humanitarios».

La Cancillería del Brasil reveló que Widodo dijo entender la preocupación de la presidenta, pero que no podía conmutar la sentencia, ya que se había seguido el proceso legal correspondiente.

El presidente Joko Widodo había advertido que habría clemencia alguna para los criminales vinculados con el narcotráfico, porque ellos «arruinaron la vida de muchos seres humanos».

El gobierno de Indonesia negó en dos ocasiones los pedidos de clemencia para Cardoso,  el último en diciembre del 2014. El gabinete de Rousseff llegó incluso a enviarle una carta al papa Francisco pidiendo interponsa sus buenos oficios. Widodo tampoco escuchó al Papa.

Dilma Rousseff envió, en total, cuatro misivas al jefe del Gobierno indonesio pidiendo clemencia para el brasileño.  El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva mandó dos cartas solicitando la suspensión de la condena a muerte. 

La legislación indonesia en materia de narcotráfico es una de las más severas del mundo. Es un delito castigado con la pena de muerte o la prisión perpetua.

El año 2013, después de una moratoria no oficial de cuatro años, Indonesia reinició las ejecuciones de reos por narcotráfico. Amnistía Internacional inició, desde el Brasil, una campaña para exigir la abolición de la pena de muerte y presiona ante el gobierno de Indonesia para evitar el fusilamiento del siguiente brasileño esperando en el corredor de la muerte, Rodrigo Muxfeldt Gularte.

La caída y muerte de  Marco Cardoso Moreira

En un video grabado por un amigo Cardoso Moreira dijo estar arrepentido de haber intentado contrabandear cocaína a Indonesia. «Sé que cometí un grave crimen, pero creo que merezco otra oportunidad; todos cometemos errores».

Según narraron sus familiares a Folha de Sao Paolo,  Cardoso había adquirido la droga en la ciudad peruana de Trujillo. Con ella entró en el río Amazonas por barco y permaneció dos días en Manaos en la casa de su familia. Viajó a Sao Pablo y de allí salió rumbo a Yakarta. Pero antes de llegar a la capital indonesia llegó a realizar una escala en Amsterdam.

Fu detenido en yakarta al intentar ingresar en el país con 13,4 kilos de cocaína escondidos en los tubos de un ala delta. La droga fue descubierta al pasar por un control de Rayos X en el aeropuerto internacional de Indonesia. El hombre, por entonces de 42 años, consiguió huir pero fue apresado dos semanas después. Fue condenado a dos años de su detención, el 2004.

Marco Cardoso es el primer brasileño en la historia del país que es fusilado en otra nación. Rodrigo Muxfeldt oidría ser el siguiente. Brasil abolió la pena de muerte cuando se transformó de Monarquía en República, en 1889.

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