PINTANDO PANDO | Brotó del bosque amazónico, en el Acre boliviano, un artista plástico autogestionario que se hizo fruto como la castaña silvestre...

EVER ROCA: «LA AMAZONIA ES MI FUENTE DE TRABAJO»

La obra autodidacta de Ever Roca Oliveira nació de su vocación natural. Su Alma Mater fue el bosque amazónico. Y sus padres campesinos fueron sus únicos mecenas. | Foto ERO

© Redacción Sol de Pando en Cobija

La obra del artista plástico Ever Roca Oliveira, que emerge como un referente de la pintura amazónica contemporánea producida en Pando, es la prueba viviente de que el arte genuino nace en la autogestión creativa, al margen del sistema. Amazónico de nacimiento, Roca Oliveira es hijo de campesinos siringueros que migraron a principios de los años 90 de Guayaramerín a Cobija —como miles de benianos que moran en la frontera con Rondonia— atraídos por el auge de la castaña a orillas del rio Acre.

No tuvo el privilegio de formarse en una Escuela de Bellas Artes ni de gozar de un libre acceso al campo académico para las artes, del cual carece el departamento de Pando. Su Alma Mater fue el bosque amazónico de infinitos colores e inexplicables formas con su vasta fauna, su exhuberante flora y sus ríos con trazos de serpiente.

 “En la senda artística que tomé en mi vida” —dice el pintor entrevistado por Sol de Pando—, “la Amazonia se convirtió en mi fuente de trabajo”.

Aquella senda comenzó a abrirse en 1999, a sus diez años, en la escuelita fiscal mixta «Villa Cruz» de Cobija, cuando el talento innato del futuro artista afloró en las clases de dibujo. “Pintaba con lápices de color partes de la anatomía humana que me encargaban mis condiscípulos porque eran dibujos muy realistas”, recuerda. Con esos mismos lápices de color reproducía personjes y caricaturas de series televisivas con notable similitud.

El artista cuenta su historia | VIDEO

Al ingresar a la secundaria sobrevino la disyuntiva de seguir estudiando o apoyar laboralmente a sus padres para mantener a la numerosa familia de 10 hermanos. Abandonó el colegio diurno “Rogelia Menacho Balcazar” para terminar su bachellirato en un establecimiento nocturno, “CEA 11 de Octubre”. Tal sacrificio le permitió aprovechar los días entre la zafra castañera y sus pinceles.

Entre la siringa y los lienzos, Ever ofició de medium para transformar el espíritu de la selva en la obra de arte que refleja con natural fidelidad la identidad amazónica de Pando.

En casi dos décadas de entrega cotidiana a su creación, Ever Roca Oliveira ha logrado consolidar un estilo propio, inconfundiblemente amazónico. Descubrió que la técnica del óleo es la más idónea para reproducir la intensa y rebosante policromía selvática. Para alcanzar la perfección de sus cuadros fue desechando cientos de lienzos, y más lienzos, según recuerda, aprendiendo también de sus errores gracias a su honesta capacidad autocrítica.

Sus cuadros que salieron a luz son un espejo mágico del bosque y sus profundidades, de los seres que lo habitan, de los hombres y mujeres que recolectan los alimentos que dan la fecunda tierra y las prodigiosas aguas de la Amazonia.

Título: Atardecer amazónico

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La decisión de ser artista

“Para mí no ha sido fácil” —confiesa—. “Son decisiones que cuestan tomar en la vida. A mí me ha costado, no ha sido fácil, tomar la decisión de ser artista”.

Logró superar la incertidumbre de no haber optado por una profesión convencional, gracias al apoyo decisivo de sus progenitores, que fueron sus mecenas. Su padre, Armando Roca Ríos, buscó maneras de incrementar sus magras ganancias como recolector de castaña, aprendiendo a ser chofer. Su madre, doña Maria Oliveira Progenio, hizo los sacrifícios que toda madre es capaz cuando pone un hijo al mundo.

Y el mundo se le va abriendo de a poco. Ya es un artista muy reconocido en la comunidad amazónica de Bolivia, especialmente en el eje Riberalta-Cobija-Guayaramerín; y ha sido invitado para exponer en diversas muestras colectivas e individuales en las principales galerías de La Paz. En 2015 fue galardonado participando como finalista en el Premio Nacional de Cultura Eduardo Abaroa.

Los óleos de Roca Oliveira —así como las acuarelas de Gíldaro Antezana para la identidad cochabambina— fundan la escuela pandina del siglo XXI. Dependerá de los propios pandinos seguir esta senda trazada, y que “no olviden que algún día quisieron ser artistas”, dice con el tono de la voz de un maestro en busca de discípulos.

Y le queda aún mucho camino por andar en la senda abierta del inconmesurable bosque, a orillas del rio Acre y sus alrededores…

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