El gran bosque se devoró un avión con indígenas a bordo


Una familia de la etnia amazónica Tiriyó que volaba desde su tribu hacia la capital del Estado de Amapá desapareció el 2 de abril al caer el taxi-avión en la espesa selva. Despúes de dos semanas de intensa pero infructuosa búsqueda, el Ejército y la Fuerza Aérea del Brasil anunciaron oficialmente, el pasado lunes, la suspensión de operaciones ante la imposibilidad de desplegar más recursos para seguir rastreando sobre una de las selvas más densas y tupidas de la Amazonia brasileña.
Durante 14 días, la Fuerza Aérea del Brasil (FAB) cumplió 128 horas de vuelo con el uso de los aviones SC Amazonas SAR y Hércules C-130, además de un helicóptero H-60 Black Hawk, según el reporte militar difundido por el portal G1 de la Red Globo. Las operaciones se vieron además obstaculizadas por las intensas lluvias de la temporada.
El informe de la FAB señala que los equipos de rescate sobrevolaron un área de 12.550 kilómetros cuadrados, “lo que equivale aproximadamente a 12 mil canchas de fútbol”.
Las dos sofisticados naves militares encargadas de la búsqueda, dice el boletín de la FAB, “recorrieron en línea recta una distancia total de más de 20 mil kilómetros, lo cual se aproxima a un viaje entre São Paulo y Tokio, no habiendo sido hallado ningún vestigio del avión extraviado”.
Un contingente de 60 militares participaron en la fallida operación, bajo el mando del Centro de Coordinación de Búsqueda y Salvamento (Salvaero) de Manaos.
La búsqueda prosigue por tierra, bajo la selva, a cargo de grupos de indígenas colaborados por garimpeiros, dice la Red Globo.
Los siete indígenas desaparecidos

Se trata de una familia de profesores de la etnia Tiriyó que se dirigía desde su aldea Mataware, en el Territorio Indígena del Tumucumaque, hacia el aeródromo del municipio de Naranjal del Jari, en el Estado de Amapá, a cuatro horas en camión de la capital Macapá, para adquirir víveres destinados a su comunidad y realizar trámites administrativos ante el gobierno estadual.
El grupo familiar estaba integrado por el profesor de la escuela indígena de la aldea, su esposa y sus tres hijos menores de edad, además de una maestra jubilada y su yerno. El piloto de la avioneta contratada, un monomotor Embraer 720C, identificado como Jaziel barbosa de Moura, contaba con más de 30 años de experiencia.
Según informó el vocero indígena Kutanan Waiana, es habitual entre los habitantes de los pueblos aislados del Parque Natural Tumucumaque contratar avionetas para salir del bosque con dirección a la capital estadual u otras aldeas vecinas, ya que la densidad del bosque dificulta el transporte terrestre y los ríos en su mayoría son cachuelas, es decir altas corrientes de difícil y peligrosa navegabilidad.
El alquiler de los taxis aéreos oscila entre 3 mil y 10 mil reales, que equivalen a $us 800 o 3.000 dólares, informó Kutanan Waiana. Muchos de aquellos pequeños aviones operan informalmente, sin declaración oficial de planes de vuelo ante las autoridades aeronáuticas. El no haberse registrado en el radar oficial ese vuelo, hizo que la búsqueda del monomotor sea “una búsqueda a ciegas”, comentó Marcos Velho, jefe de Gestión Ambiental y Territorial de la Fundación Nacional del Indio (Funai).
El avión desaparecido el domingo 2 de abril tuvo un último contacto con su base de operaciones al medio día, cuando el piloto comunicó que necesitaba realizar un aterrizaje de emergencia. Se presume que se dirigió hacia una pista antigua construída en la década de los años sesenta por la FAB en el municipio de Almerim, en el vecino Estado de Pará, a 23 kilómetros de la aldea Bona.
¿Quiénes son los Tiriyó?

Los indígenas Tiriyó son un pueblo en aislamiento voluntario que ocupa el Territorio Indígena del Parque de Tumucumaque, un área localizada al norte del Estado de Pará y al noroeste del Estado de Amapá, sobre la frontera internacional con Surinam, con una población estimada de 2.300 personas. Son ribereños de los ríos Parú, Marapi y Citaré, que desembocan en el océano Atlántico.
Debido a su situación geográfica dentro uno de los bosques más tupidos y multiétnicos de la Amazonia, han sobrevivido manteniendo su aislamiento voluntario con una estrategia de flexibilidad basada en la reciprocidad, para relacionarse con las etnias vecinas que conforman un amplio escenario multilingüe, convivendo históricamente con la inmensa diversidad dialectal y lingüística propia de los grupos Karib, Tupi y Arawak del área guyanés, así como de los grupos refugiados de africanos y de sus descendientes que poblaron la región y alrededores. Además, por el hecho de vivir en ambos lados de la frontera Brasil-Surinam, desde hace más de medio siglo parte de los Tiriyó que viven en el lado brasileño convive con hablantes del portugués y del alemán, y parte que vive en Surinam convive con hablantes del holandés y del inglés. Así, además de su propia lengua, los Tiriyó hablan, o al menos comprenden, las lenguas de los grupos, agentes y países con los cuales mantienen relaciones estrechas.
En los años sesenta del siglo pasado, fueron contactados por misioneros franciscanos que llegaron al lugar utilizando naves de la Fuerza Aérea Brasileña. La FAB había construído pistas que suplieron la falta de carreteras y las dificultades de navegalbilidad en las caudalosas cachuelas de su red pluvial. Desde entonces los Tiriyó tienen la costumbre de usar avionetas alquiladas para realizar viajes fuera de su territorio.