Doria Medina interfirió en el binomio de Paz Pereira ofreciendo una senaturía a Careaga, lo cual hizo posible que Lara ocupe la candidatura vicepresidencial vacante pocas horas antes del cierre de inscripción de postulantes. | Fotomontaje sol de Pando

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© Redacción Sol de Pando | Servicio Informativo Datos & Análisis

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“El aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar un huracán en Nueva York”. Aquella metáfora inspirada en un proverbio chino, describe la relación causa-efecto activada en fenómenos de la naturaleza a partir de eventos casuales o insignificantes que producen hechos de magnitud insospechados.

En política, el “efecto mariposa” es el azar convertido en demiurgo de la historia. En 1955, la obrera afro-americana Rosa Parks no sospechaba que por negarse a cederle el asiento a una dama blanca en un bus donde los negros sólo podían viajar parados, estallaría un profundo movimiento anti-racial que estremeció a Estados Unidos; sin Rosa Parks en ese bus, no habría sido posible Martin Luther King contando un sueño. En Bolivia, si la derecha gonista no hubiese gobernado saqueando los recursos naturales y agudizando la corrupción de cuello blanco, Evo Morales jamás habría sido Presidente. Si Quintana no hubiese recibido dinero de Lamia, la tragedia del Chapecoense nunca hubiera acontecido. El “efecto mariposa” es infinito.

Durante las pasadas elecciones, el candidato presidencial Samuel Doria Medina no imaginaba que en su objetivo de sacar del camino a Rodrigo Paz Pereira —destruyendo el binomio original del PDC con desalmada saña—, estaba sembrando la semilla del caos que hoy vive Bolivia con su Presidente gobernando en calidad de rehén de un ex-policía neo-estalinista. Lara no era parte fundamental del plan liberal-social demócrata que Paz se había propuesto inicialmente.

El pasado 12 de mayo, Rodrigo Paz presentó en Potosí a su acompañante de fórmula, Sebastián Careaga, un inversor minero que presidía la Federación de Empresarios Privados en ese departamento.

Aquel binomio respondía a la estrategia de Paz basada en proyectar su propuesta de “Capitalismo para Todos” desde una región vinculada al litio (y con tradición populista).

“He decidido ir con Rodrigo, porque es el único postulante que conoce el manejo del Estado y ha recorrido más de 220 municipios para escuchar y entender la realidad de esas personas”, declaró el corredor de autos y efímero candidato vicepresidencial del PDC.

LA TRAICIÓN DE CAREAGA EN LA PERVERSA ESTRATEGIA DE DORIA MEDINA PARA LIQUIDAR A PAZ PEREIRA

El entusiasmo del binomio “Rodrigo-Sebas” no duraría más de una semana. El 18 de mayo, faltando menos de 24 horas para el cierre de inscripción de candidatos, Careaga le echó un balde de agua fría a Paz Pereira renunciando a la candidatura vicepresidencial, para sumarse a la Alianza Unidad de Samuel Doria Medina como candidato a primer Senador por Potosí.

“Estoy convencido que la Alianza Unidad y Samuel Doria Medina son quienes mejor representan ese proyecto político que puede sacarnos de la crisis y construir un mejor país… estoy convencido que es el camino al que hay que poner el hombro”, decía Careaga en la carta de renuncia que le envió a Paz Pereira.

Posteriormente se supo que la decisión tomada por el “joven” empresario, surgió tras una negociación entre su padre, el también empresario Orlando Careaga, y Samuel Doria Medina, candidato presidencial de Alianza Unidad. El hombre, melenudo igual que su hijo, era un conocido ex dirigente del MNR que se había convertido en un activista del MAS muy vinculado a Evo Morales, adjudicándose cuestionados y onerosos contratos de obras públicas con el Estado. A pesar de que la familia Careaga se había enriquecido durante el régimen neo-estalinista, en su comunicado de renuncia a la candidatura vicepresidencial Sebastián Careaga decía que apoyaba a Doria Medina para “cerrar el ciclo de crisis económica, política, social y moral que nos deja el MAS”.

La forma en que Careaga traicionó a Paz Pereira, instigado por Doria Medina, es una muestra de la indolente moral empresarial que comenzó a dominar en la política nacional tras el fracaso histórico de la izquierda estalinista. De esa traición surgiría Lara.

Doria Medina no sólo había destruido un binomio que se cruzaba en su camino, cuando faltaban pocas horas para definir la inscripción de los candidatos; también echó todo el lodo posible sobre la candidatura de Rodrigo Paz en una implacable guerra sucia, propalando información relacionada con denuncias de corrupción en el municipio de Tarija, de cuando Paz fue Alcalde. Fue precisamente Tarija donde Doria Medina lderrotó a Paz abrumadoramente, en la primera votación del 17 de agosto.

LARA PUSO COMO CONDICIÓN PARA CEDER SU ASPIRACIÓN PRESIDENCIAL, DAR A SU MUJER LA PRIMERA DIPUTACIÓN POR SANTA CRUZ

Por si fuera poco, a las pocas horas de la renuncia de Careaga, una facción del PDC —también promovida por Doria Medina— desconoció la candidatura de Paz Pereira y se disponía a inscribir un binomio alterno formado por Julio Uzquiano y Bismarck Villanueva.

Hasta ese momento, con su binomio hecho trizas, la postulación de Rodrigo Paz prácticamente se hallaba en una agonía terminal, quedaba bajo tierra una candidatura que había estructurado laboriosa y minuciosamente desde que formalizó su frágil alianza con el PDC el 22 de abril. Paz tenía en Doria Medina un letal enemigo duro de resistir; pero resistió.

Finalmente, el 19 de mayo, faltando muy pocas horas para el cierre de las inscripciones, Rodrigo Paz presentó como su candidato vicepresidencial al ex policía Edman Lara, con quien había firmado una alianza provisional el 8 de mayo sin mayor efecto electoral, pues Lara insistía en ser el candidato presidencial intentando formar un nuevo “bloque de unidad” bajo su égida, incluyendo a Dunn. Su aspiración a la Presidencia quedó truncada porque no contaba con el respaldo de una sigla inscrita en el Tribunal Supremo Electoral. En cambio Paz ya tenía un aparato movilizado y financiado, en parte con fondos del grupo Careaga. Sin sigla propia, Lara se había resignado racionalmente a postular como candidato a diputado plurinominal por Santa Cruz, en las listas del PDC.

La candidatura vicepresidencial a la que el ex policía accedió, a última hora, fue una improvisación al fragor de una imprevista premura causada por la traición de Careaga y la perversidad de Doria Medina.

Con la precipitada incorporación de Lara en el binomio de Paz, a contra reloj, el aleteo de la mariposa desató un tsunami de aberraciones políticas que hoy están poniendo a Bolivia ante un horizonte de inestabilidad e incertidumbre.

Lara abusó de la circunstancia imponiendo sus caprichos y una conducta indisciplinada desde el inicio de la campaña; hacía gala de su natural prepotencia policial, mezclando sus intereses privados —personales y familiares— con el interés público, germen de toda corrupción, agravada por una marcada propensión a mentir y difamar.

Paz pagó el precio de aquella alianza tóxica, tragándose el sapo durante toda la campaña, tratando de acomodar su discurso programático a los patológicos TikToks del ex policía.

El primer acto de extorsión de Lara a Paz, fue exigir que su esposa sea candidata a la primera diputación plurinominal por Santa Cruz.

Cuando llegó el balotaje, se evidenció que el ex policía resultó ser punta de lanza y carne de cañón de Juan Ramón Quintana y Evo Morales, y de todo lo que representan ambos padrinos neo-estalinistas de la mafia empresarial cocainera.

Irónicamente, Doria Medina controla hoy áreas estratégicas dentro el desportillado gabinete de Paz Pereira, disputándole cuotas de poder a Lara.

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