Data: enero 20, 2019 | 13:30
SÓLO SERÁ PERMITIDO EN HOSPITALES | La prohibición de “bombillas” de plástico sería un primer paso para comenzar a regular, como sucede ya en Rio de Janeiro y São Paulo, el uso desmedido de otros productos plásticos como bolsas, vasos, marmitas y demás utensilios contaminantes…

Prohíben en Brasil uso de “bombillas” plásticas

Las “bombillas” como se conoce en Bolivia y Chile, son “canudo” o “canudinho” en Brasil; “cañita” y “pitillo” en Colombia, Venezuela y Perú; “sorbete” en Argentina y Ecuador; “pajita” en Paraguay, Uruguay y España; “popote” en México; “calimete” en República Dominicana; “sorbeto” en Puerto Rico; “absorvente” en Cuba; “carrizo” en Panamá. | Fotomontaje Sol de Pando
© Redacción Sol de Pando en Brasilia

Con 23 votos a favor y cinco en contra, la Cámara Municipal de la ciudad de Porto Alegre, capital del Estado de Rio Grande do Sul, aprobó un proyecto de ley que prohíbe la distribución y venta de “bombillas” plásticas descartables (“canudos” o “canudinhos” en portugués) usadas para el consumo de bebidas. Esta prohibición sería un primer paso para comenzar a regular, como sucede ya en Rio de Janeiro y São Paulo, el uso desmedido de otros productos plásticos como bolsas, vasos, marmitas y demás utensilios contaminantes.

La norma —aprobada el pasado 20 de diciembre, aún no promulgada por el Alcalde de la ciudad— estipula sanción de multas para establecimientos comerciales y ambulantes que la incumplan; aunque esa restricción se libera en casos de personas con necesidades especiales (tetraplégicos, etcétera), y enfermos en reposo hospitalario que se hallan imposibilitados de sorber líquidos sin la utilización de tales “bombillas”.

La prohibición apunta a erradicar las “bombillas” plásticas en la vida cotidiana de los habitantes; aunque permite el uso de bombillas de papel y de materiales biodegradables, cuestionados sin embargo por su alto costo.

El proyectista de la Ley, concejal Marcelo Sgarbossa (PT), argumentó su propuesta normativa afirmando que “si cada brasileño usa una ‘bombilla’ de plástico por día, en un año habrán sido consumidos 75’219.680 ‘bombillas’”. Considerando que tales utensilios tienen un promedio de seis milímetros de diámetro, según el concejal, el volumen de esa masa plástica equivaldría a un cubo de 165 metros por cada lado, cuatro veces superior a la altura del monumento del Cristo Redentor.

El ambientalista brasileño Francisco Milanez, Presidente de la Asociación Gaúcha de Protección al Ambiente Natural (Agapan), que respalda el proyecto de Ley, afirma que el uso masivo de “bombillas” plásticas es extremadamente perjudicial para el medio ambiente.

En la composición del plástico, explica Milanez, hay innumerables nexos tóxicos entre átomos de carbono y de hidrógeno. “Por eso el material demora mucho en degradarse, alrededor de 500 años, dependiendo del lugar, sea en tierra, arroyos, ríos o mares” —dice el experto—. “El plástico se transforma en pedazos minúsculos llamados micro-plásticos, que son accidentalmente ingeridos en especial por animales marinos, asfixiándolos y matándolos”. Los animales son atraídos por el brillo y los colores vivos de los plásticos desechados.

La Ley aprobada por los concejales portoalegrenses se halla en vísperas de ser promulgada por el ejecutivo municipal, incorporando dos enmiendas al proyecto original: una de ellas referida a permitir el uso excepcional de las “bombillas” en los hospitales y en casos de personas con discapacidad para beber líquidos de forma convencional; y la segunda enmienda concede plazo de un año para que los establecimientos comerciales, restaurantes y puestos ambulantes se adecúen gradualmente a la prohibición.

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“Bombillas” biodegradables en debate

Aunque sin dejar de apoyar la prohibición, representantes del comercio temen que la sustitución de las “bombillas” plásticas por “bombillas” biodegradables podría causar un encarecimento en el consumo habitual de bebidas.

Sandro Zanette, del Sindicato de Hospedaje y Alimentación de Porto Alegre, advierte que cuando los establecimientos erradiquen las “bombillas” plásticas para dar lugar a las biodegradables, “el costo de ese cambio podría ser transferida íntegramente al consumidor”, ya que las “bombillas” biodegradables “son mucho más caras”.

El ecologista Francisco Milanez discrepa con esa objeción de los empresarios. Sostiene que se debe cambiar los hábitos de consumo y enseñar a los niños a tomar líquidos prescindiendo de las “bombillas”. “No son imprescindibles las bombillas” —dice Milanez—. “Usamos esos implementos por no más de cinco minutos y luego lo tiramos, creando basura innecesaria y contaminante”.

Alerta mundial ante el creciente monstruo plástico

Imagen dramáticamente emblemática. Una tortuga rescatada con una “bombilla” atravesada en su nariz. Ocurrió en Costa Rica, agosto de 2015. | Fotomontaje Sol de Pando

En 2017, un estudio efectuado por científicos de las universidades de California y Georgia, publicado por la revista Science Advance, reveló que el ser humano produjo 8.3 billones de toneladas de plástico desde 1950, año en que se disparó el auge de la industria petroquímica. La mayor parte de ese material se convirtió en basura y casi un 80% de esos desechos están concentrados en vertederos sanitarios o en el medio ambiente.

Aquel estudio también muestra que la producción de plástico se incrementó en los últimos años: la mitad de la producción de los 8.3 billones de tonaladas acumuladas desde 1950, se generó en los últimos 13 años del período estudiado, entre 2002 y 2015. A este ritmo, según los científicos, la cantidad de plástico tirada en los vertederos o en el medio ambiente llegará a 13 billones de toneladas hasta el año 2050.

Frente a esa realidad, no sólo Brasil viene adoptando medidas para frenar el crecimiento del monstruo plástico, erradicando por ejemplo el uso de aquella “bombillas” aparentemente inofensivas.

En julio del pasado año, el Gobierno de Chile, a través del Ministerio de Medio Ambiente, aprobó una ley para eliminar el uso de “bombillas” con el fin de reducir los desechos plásticos, medida que se sumó a una anterior ley que que prohíbe la entrega de bolsas plásticas en todo el país. Simultáneamente el Gobierno de Santiago lanzó una campaña de concientización denominada “Chao bombillas”. Similares medidas se adoptan en otros países latinoamericanos como México y Colombia.

En mayo del pasado año, el ayuntamiento de Nueva York también prohibió el uso de las “bombillas” entre sus 8,5 millones de habitantes.

La preocupación por la contaminación y la propuesta de tomar medidas enérgicas contra las simples “bombillas”, en Estados Unidos, han obligado a intervenir a varios gobiernos y empresas.

Alaska Airlines eliminó las cucharillas y las “bombillas” de plástico de su servicio a bordo.

Las ciudades de la costa oeste de Seattle —tras una campaña denominada “Sin ‘bombillas’ en Seattle”— y Malibú, cerca de Los Ángeles, han declarado la guerra a las “bombillas”, mientras que en California y Hawai están estudiando prohibirlas.

En Europa, el Gobierno británico anunció planes para prohibir “bombillas” plástica, cucharillas y bastoncillos de algodón. McDonald’s ha dicho que sus clientes en Reino Unido tendrán que pedir las “bombillas” si las quieren y han anunciado un modelo de “bombillas” de papel. Las “bombillas” como se conoce en Bolivia y Chile, tienen nombres tales como “canudo” o “canudinho” en Brasil; “cañita” y “pitillo” en Colombia, Venezuela y Perú; “sorbete” en Argentina y Ecuador; “pajita” en Paraguay, Uruguay y España; “popote” en México; “calimete” en República Dominicana; “sorbeto” en Puerto Rico; “absorvente” en Cuba; “carrizo” en Panamá, etcétera.

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