Data: noviembre 10, 2025 | 19:39
LA MANO PATERNAL DE PAZ ZAMORA | Dos de los ministerios estratégicos del nuevo Gobierno, con Oviedo en el área de Seguridad y Salinas en Defensa Nacional, están en manos de un MIR fiel a su liderazgo histórico, que cooptó silenciosamente los votos del MAS en las dos vueltas electorales…

EL MIRISMO PROTEGE LA GESTIÓN DE RODRIGO PAZ

Dos de los ministerios estratégicos del nuevo Gobierno, con Oviedo en el área de Seguridad y Salinas en Defensa Nacional, están en manos del MIR. | Fotomontaje Sol de Pando

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© Redacción Sol de Pando | EDITORIAL

La posesión de los ministros que ejecutarán las políticas de Rodrigo Paz Pereira para enfrentar la aguda crisis nacional, y a la vez administrar la transición hacia un nuevo modelo económico y político, refleja con nitidez la correlación de fuerzas hegemónica en el escenario emergente.

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Es un Gabinete que prescinde frontalmente de presencia “indígena-campesino-originario” en su sentido populista autoritario y corrupto. No vemos en el nuevo equipo ministerial nefastos rostros de piedra como el de Choquehuanca, ni cabe el “cholo proceder” de cínicos nuevos ricos como Edgar Montaño y Juan Santos Cruz, mucho menos polleras inmorales a lo Nemesia Achacollo.

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El sucio cuoteo partidocrático con los “movimientos sociales” llegó a su fin. El genuino bloque obrero, indígena y popular está obligado a un irremediable repliegue táctico, ante el inminente ascenso de una derecha que ahora domina por culpa de esa izquierda siniestra que mal gobernó durante 20 años destruyendo al país.

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En la resistencia necesaria dentro la dura transición que viene, deberá fraguarse la nueva izquierda bajo un liderazgo ético que de ninguna manera podrán ser los mismos impunes pedófilos palaciegos como Evo Morales o promiscuos desvergonzados como Arce Catacora. Para no retroceder, hay que terminar de enterrar definitivamente a esa bestia prostituta y nauseabunda, Quintana, Arias y Pomacusi incluidos, sin ninguna excepción.

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En este avance desde un centro —hoy— con inexorable predominancia de la derecha, necesitamos una izquierda limpia y transparente que enarbole el pensamiento libertario del inmortal Emiliano Zapata, que piense y obre como Marcelo Quiroga Santa Cruz, que mantenga viva la memoria ejemplar de Pepe Mujica, siga los gigantescos pasos de Lula, el Presidente Obrero, y aplauda a Gabriel Boric entrando a la Peña Naira con el paraguas en sus propias manos, mientras llovía con las bendiciones de la Pachamama y Violeta Parra. 

UN PACTO INTER-GENERACIONAL ENTRE PAZ PEREIRA Y PAZ ZAMORA

La solución democrática que Bolivia está dando a la catástrofe causada por el narco-estalinismo —ese monstruo que no quiere irse, metiendo su infección por cualquier resquicio como en el filme “La Cosa” de Carpentier—, pasó por alejar del camino al neo-fascismo racista que se encaramaba alrededor del soberbio Tuto Quiroga. El pueblo llano, con su lógica simple y sabia, casi siempre imprevisible, le dio su nueva mayoría a Rodrigo Paz Pereira posibilitando un inesperado centro político que tiene sigla propia: MIR.

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Resulta que los votos decisivos del bloque popular obtenidos por el  binomio del PDC en las dos vueltas electorales, no son votos que ha regalado el masismo decadente ni mucho menos su megalómano caudillo oculto y atrincherado en el Chapare. Fueron votos gestados desde unas bases populares donde militantes del MIR se re-articularon ante un llamado de Jaime Paz Zamora, activándose como si fueran “células dormidas” que subsistían silenciosamente pese a la proscripción electoral.

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Ha surgido en la insondable política boliviana un fenómeno atípico: Aquella relación familiar de padre e hijo, como la que representan Jaime Paz Zamora y Rodrigo Paz Pereira, ha mutado en un pacto histórico entre dos líderes generacionales de una misma línea ideológica. Para conjurar el peligro de una desviación nepótica en este inédito esquema de poder, el centro político en el cual se desarrolla debería evolucionar hacia una Centralidad Ética sin dar ninguna concesión a la corrupción ni al autoritarismo.

EL ROL DE OVIEDO Y SALINAS EN LA PROTECCIÓN DEL GOBIERNO ANTI-ESTALINISTA

La correlación de fuerzas que se refleja en el Gabinete, es la nueva realidad política del momento. Una realidad claro-oscura, propia de todo centrismo, donde nada es necesariamente perfecto. Algunas designaciones hacen ruido (Justiniano cuestionado por Carlos Valverde y Vidovic con titulares desfavorables en la memoria periodística). No es tan cierto que Lupo y Espinoza sean la “cuota” de Doria Medina; parecen más bien, junto a otros ministros del área económica, personal de confianza de los organismos internacionales y recomendados especialmente por el Departamento de Estado.

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De lo que no queda duda, es la lucidez con que el pacto Paz Pereira – Paz Zamora ha puesto un sólido dique de contención ante cualquier posible arremetida conspirativa del narco-estalinismo infiltrado, colocando en los ministerios políticos estratégicos a dos importantes cuadros del MIR.

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Marco Antonio Oviedo, Ministro de Gobierno, y Marcelo Salinas el Ministro de Defensa, son abogados muy reconocidos en ámbitos judiciales y académicos, con sólida experiencia en la función pública al haber ejercido cargos de jerarquía durante el gobierno de Paz Zamora.

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Oviedo, Viceministro de Desarrollo Alternativo nada menos en la gestión del economista Carlos Saavedra Bruno que fue Ministro de Gobierno entre 1990 y 1993, cuando se aplicó la política de los “narco-arrepentidos” como un método no violento ni extorsivo de lucha contra el narcotráfico. Hoy, un enfoque economicista y no guerrerista contra la cocaína, como la de Saavedra Bruno, es más necesario que nunca, en un escenario donde el boom de coca excedentaria y cocaína cristalizada ha creado desde su propio capitalismo subterráneo, más que carteles, clases sociales (la burguesía chola chapareña y la oligarquía exportadora cruceña), dentro una cadena productiva de la droga que tiene sus eslabones de producción en el Chapare y de comercio exterior en Santa Cruz. Bajo ese enfoque que le es familiar, Oviedo deberá promover un debate nacional sobre la necesidad de una Ley de Descolonización de la Hoja de Coca, en sustitución de la corrupta, extorsiva y violenta Ley 1008, que sólo ha producido nuevos ricos entre políticos y gobernantes corruptos durante más de 40 años de guerra falsa contra la cocaína. El círculo vicioso de condena retórica y tolerancia fáctica, debe acabar. No más Felipes Cáceres, ni Romeros o Del Castillos nadando en dólares tras cada operativo apropiándose inmoralmente del excedente financiero de la pichicata, ni Murillos incendiando el Chapare para bajar el precio del clorhidrato a favor de los pilotos de Santa Cruz y Beni. Que pare el sicariato en la querella sangrienta por ese excedente del capital cocainero (más de $us 10.000 millones al año que arrojan las 500 toneladas anuales de clorhidrato que salen del Chapare cada año).

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A Marcelo Salinas le toca bailar con la más fea, y lo hará con paso firme y sin mancharse las manos de sangre, sin duda. Debe liberar un territorio desmembrado de Bolivia en la Amazonia de Cochabamba por acción del sórdido narco-estalinismo separatista. Recuperar el Chapare de manos del Pol Pot del Siglo XXI —el pederasta Evo Morales— es una cuestión militar, de soberanía estatal con presencia activa y productiva de las Fuerzas Armadas, pero no necesariamente un acto de guerra armada, a lo Trump, que es lo que Juan Ramón Quintana anhela cumpliendo su sueño de convertir a Bolivia en un “Vietnam moderno”, para solaz del dictador Maduro. Se trata más bien de una guerra de posiciones, donde resulta primordial la aplicación firme de una Justicia Ordinaria que ponga tras las rejas al pedófilo rebelde y contumaz —además comprobado autor intelectual del cobarde asesinato de mercenarios que dormían en el Hotel Las Américas—, como un real acto de eficaz Defensa Nacional y de recuperación de aquel territorio del país desmembrado internamente. Defensa y Justicia son dos brazos inseparables para sacar del Chapare al estuprador palaciego de niñas. El corrupto y mediocre Edmundo Novillo, era incapaz de concebir bajo tales términos el rol estratégico de este Ministerio. En esta coyuntura de transición, y en función al objetivo estratégico de liberar el Chapare del separatismo evista, quizá lo práctico sería fusionar eventualmente los ministerios de Defensa y Justicia.


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