Data: septiembre 22, 2025 | 17:06
UN PLAN FALLIDO DE CLAURE Y DORIA MEDINA | La última vez que un alto dignatario de Estado norteamericano se reunió formalmente con políticos bolivianos fue en diciembre de 2019, cuando, enviados por el gobierno de Añez, Murillo y Foronda fueron recibidos por Marco Rubio, mano derecha de Trump. El candidato del PDC no ha demostrado con quiénes exactamente se reunió…

PAZ NO DIJO LA VERDAD SOBRE SU VIAJE A EE.UU.

En diciembre de 2019, el entonces “superministro” Arturo Murillo y el asesor presidencial Erik Foronda (un agente de la CIA actualmente asimilado por el Departamento de Estado junto a Carlos Sánchez Berzaín), se reunieron oficialmente en Washington con el senador Marco Rubio. Fue la primera y última vez en que un jerarca ligado a Trump se reunió con políticos bolivianos. | Foto archivo Sol de Pando

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© Redacción Sol de Pando | Servicio Informativo Datos & Análisis

“Varios colegas queríamos preguntarle por los nombres concretos de las autoridades norteamericanas con las que se reunió, y por qué no hay fotos ni videos de esas reuniones; pero realmente nos intimida que, por hacerle esas preguntas, Rodrigo Paz nos acuse de hacerle guerra sucia o de estar al servicio del candidato contrario”, nos comenta un periodista que cubre fuentes políticas para un prestigioso medio de difusión nacional en Santa Cruz.

A su retorno de Estados Unidos, el candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC) ha provocado un nuevo conflicto informativo al difundir datos incompletos e inexactos, de dudosa veracidad, sobre las actividades que desarrolló en aquel país durante la semana pasada, a donde viajó en el marco de su campaña electoral, con auspicios de Samuel Doria Medina y Marcelo Claure, los magnates que lo promueven en ámbitos corporativos.

Rodrigo Paz asegura haberse reunido con altísimas esferas del gobierno de Donald Trump, que le habrían garantizado un respaldo pleno a su proyecto de “capitalismo para todos” en caso asumir las Presidencia.

La información que el candidato ha difundido en las últimas horas, mediante la prensa, tiene al menos tres “agujeros negros” que causan dudas sobre su honestidad ante el periodismo nacional y ensombrecen la credibilidad de sus argumentos:

1) No ha especificado ni precisado con exactitud los nombres de las autoridades ejecutivas del Departamento de Estado, del Banco Mundial, del FMI, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de la Cámara de Comercio de Estados Unidos y de corporaciones petroleras en Texas con quienes dijo haber sostenido “reuniones al más alto nivel”.

2) No ha exhibido, ni en sus redes sociales, ni en contacto con los medios que le entrevistaron sobre el tema, ni una sola foto, ni videos o publicaciones que hayan registrado su presunto encuentro personal con los jerarcas del gobierno de Trump, por tanto tampoco hay un registro de la hora y los lugares específicos en que se produjeron tales encuentros oficiales.

3) Ninguna de las autoridades norteamericanas aludidas —aunque no nombradas— por Paz Pereira, ni las instituciones con las que dijo haber hecho un lobby protocolar y oficial, han informado mediante sus redes oficiales haber recibido en sus recintos al candidato presidencial boliviano.

“Hemos estado con el número uno del Departamento de Estado, hemos estado con los ‘unos’ del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, del BID” dijo Rodrigo Paz citado este lunes por varios portales como ERBOL. Pero no mencionó el nombre de ninguno de aquellos “unos”; los confinó a un triste anonimato, desproporcional a sus jerarquías de peso mundial. | Foto Sol de Pando

LOS FANTASMAGÓRICOS “NÚMERO UNO” DEL PODER IMPERIAL

“Los número uno”. Así llamó a los jerarcas de organismos como el Banco Mundial, el FMI el BID, además del Departamento de Estado (Cancillería del gobierno de Estados Unidos), con quienes Paz Pereira dice haber tenido contacto directo y personal, tanto en Washington como en Nueva York.

“Hemos estado con el número uno del Departamento de Estado, hemos estado con los ‘unos’ del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional, del BID” dijo Rodrigo Paz citado este lunes por varios portales como ERBOL. Pero no mencionó el nombre de ninguno de aquellos “unos”; los confinó a un triste anonimato, desproporcional a sus jerarquías de peso mundial.

Dijo que fue recibido por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, “cuyas oficinas están frente a la Casa Blanca”, precisó por si alguien dude. “Hemos sido invitados a presentar nuestro programa y nuestra visión, nos atendió el Vicepresidente de la Cámara de Comercio de todos los Estados Unidos”. No dijo el nombre de tal Vicepresidente, ni existe una foto suya junto a tan importante anfitrión empresarial en aquellas oficinas que están frente a la Casa Blanca.

Lo curioso es que cuando nombró casi involuntariamente a uno de ellos, lo confundió con otro dignatario. Puso como “número uno” del Departamento de Estado a Christopher Landau, cuando el verdadero “number one” de la antesala diplomática a Trump es Marco Rubio.

“Lo último fue —y con esto también un hecho inédito— habernos encontrado con el número uno del Departamento de Estado: ahí estaba el señor Landau, que es el número uno en la parte política, en el funcionamiento del Departamento de Estado con todo su equipo, el retomar relaciones con Estados Unidos” (sic), declaró Paz Pereira en la conferencia de prensa que celebró este lunes en Santa Cruz. Según el candidato, Christopher Landau le habría otorgado el privilegio de recibirlo en su despacho como a ningún otro político boliviano. “Normalmente te mandan al despacho Bolivia; esta vez estuvimos en la oficina principal”, se jactó.

Sin embargo, no existe una sola “selfie”, mucho menos algún video promocional, que muestre a Rodrigo Paz junto a ese supuesto “número uno” de la diplomacia norteamericana; no hay ninguna evidencia fotográfica o audiovisual de su ingreso o salida en el histórico Edificio Harry Truman, donde funcionan las oficinas del Departamento de Estado.

Dijo que fue recibido por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, “cuyas oficinas están frente a la Casa Blanca”, precisó por si alguien dude. “Hemos sido invitados a presentar nuestro programa y nuestra visión, nos atendió el Vicepresidente de la Cámara de Comercio de todos los Estados Unidos”. No dijo el nombre de tal Vicepresidente, ni existe una foto suya junto a tan importante anfitrión empresarial en aquellas oficinas que están frente a la Casa Blanca. | Foto Sol de Pando

CONFUNDIENDO A CHRISTOPHER LANDAU CON MARCO RUBIO

En aquella conferencia de prensa, Paz Pereira dijo dos veces que Landau es el “número uno” del Departamento de Estado. Pero la verdad es que aquel diplomático estadounidense de origen español —quien hasta hace pocos meses se desempeñó como Embajador de Estados Unidos en México— vendría a ser el “número dos” de la diplomacia norteamericana. Está nominado como Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, cargo en el que aún no fue posesionado por el presidente Trump ya que su nominación se halla en trámite ante el Senado. ¿Cómo es que Paz Pereira se reunió con una autoridad norteamericana que aún no está ejerciendo sus funciones?

El verdadero “número uno” del Departamento de Estado, por encima de Landau, es el republicano de origen cubano Marco Rubio, el hombre de mayor confianza de Trump para asuntos latinoamericanos.

En diciembre de 2019, un mes después del ascenso fascista de Jeanine Añez tras el fraude prorroguista de Evo Morales, el entonces “superministro” Arturo Murillo y el asesor presidencial Erik Foronda (un agente de la CIA actualmente asimilado por el Departamento de Estado junto a Carlos Sánchez Berzaín), se reunieron oficialmente en Washington con el poderoso senador Marco Rubio, quien intercedió ante el entonces presidente Trump para reconocer al gobierno de Añez. Fue la primera y última vez en que un jerarca ligado a Trump se reunió con políticos bolivianos.

Lara sabe que aquella sórdida componenda plasmada en la reunión palaciega del 26 de agosto entre Paz y Arce, se originó en el famoso “seminario de Harvard” que el magnate Claure había organizado en Boston, en mayo, pagando los pasajes, viáticos y hospedaje de varios candidatos presidenciales y vicepresidenciales, entre ellos Rodrigo Paz y Doria Medina. Ahora se sabe que los cooptados van por el litio. | Foto archivo Sol de Pando

LA NEFASTA SOMBRA DE LARA Y EL PLAN FALLIDO DE CLAURE Y DORIA MEDINA

“No puedo dar mayor detalles, pero sí debo agradecer a las gestiones que se han hecho a través de instituciones del Gobierno americano, Bolivia, siendo en el caso puntual Rodrigo Paz Presidente electo, Bolivia, el 8 de noviembre, no le va a faltar hidrocarburos” (sic) dijo Paz, enredando sus palabras en la conferencia de prensa.

Aquel viaje, por lo visto, tuvo el propósito de generar una imagen electoral de gestión eficiente, buscando captar simpatías empresariales en el país. Sin embargo, el plan parece haber fallado. Ni Claure ni Doria Medina lograron abrirle a Paz Pereira, en Estados Unidos, las puertas con alfombras rojas que le prometieron.

En la órbita del Departamento de Estado —y ahí puede estar la mano de Foronda y Sánchez Berzaín—, se tiene conocimiento que Rodrigo Paz ha contaminado su triunfo en primera vuelta por infiltraciones del neo-estalinismo populista y “anti-imperialista” de Evo Morales y Arce Catacora, a través del desaforado ex policía Lara, el candidato vicepresidencial que, curiosamente, no fue parte de la comitiva. En su lugar fueron como “invitados” dos parlamentarios electos de UN y Súmate. Paz no aclaró quién pagó los pasajes y viáticos de sus invitados.

Claure, solapadamente interesado en el negocio del litio, ha puesto al servicio de Paz Pereira un grupo de economistas que diseñaron a sueldo el programa de gobierno de Doria Medina, y le “compró” a Paz un par de periodistas en Santa Cruz encargados de lavar diariamente la imagen desquiciada de Lara.

El gobierno de Trump tiene ojos viendo estas jugarretas de los inescrupulosos magnates que impulsan al contaminado binomio.

Claure y Doria Medina fomentan y socapan, además, la descarada y sucia guerra de intimidación que ha emprendido el ex policía Lara en contra del periodismo boliviano.


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