NAVIDAD DEL NIÑO DIOS SIRINGUERO

Un pesebre realizado por artesanos del Madre de Dios, en el Acre peruano, exhibido recientemente en el Parque de la Cultura de Lima. | Foto Luís García Bendezú | El Comercio
Uno de los platos tradicionales de la cena navideña pandina es el lechón rellenado con guarnición de ensalada de papaya verde, yuca y arroz. Varios, prefieren platos en base a gallina como el agradable “plato frío”; otros con carnes del monte como el exquisito guiso de paca, de tatú y hasta el delicioso asado en olla de mono acompañado de yuca recién cortada. Muchos optan degustar algo liviano y se sirven torta con chocolate adherido con una buena crema de huevo batida a punto nieve, todo acompañado de buena música, muchos augurios de mejores días y el resonar de petardos que cruzan la frontera sin barreras y retornan fundidos en estallidos de pueblos hermanos del confín patrio…

El hermoso pesebre amazónico que se lució en la Plaza José Ballivián de Trinidad el año 2008. | Foto Chichi Méndez Gamarra

Nacimiento armado en Iñaparí, ciudad amazónica del Perú, frente al municipio boliviano de Bolpebra, el año 2011. | Foto Paco Bardales
La navidad pandina es una fusión de varias culturas con la cultura Amazónica siendo el nacimiento del “Niño Dios Siringuero” el hecho y la figura central en temas fundamentales como los villancicos católicos.
En la Amazonia pandina este advenimiento se recibe con diferentes expresiones culturales como el arreglo de arbolitos artificiales y naturales, el pesebre, la misa navideña, la decoración de plazas e instituciones que ambientan la fiesta decembrina.
Villancico Boliviano composición de Charito Acuña – CoroAcuña, interpretado por Connie Martínez y producido por Diego Barreiro | Artistas colombianos

Cecilia Poveda Ruiz, joven madre de familia que es una de las manos expertas de Cobija en las artes de la repostería amazónica, a base de castaña, cacao y otras frutas que endulzan las fiestas de Navidad y Año Nuevo. | Foto Archivo Sol de Pando
Pero lo que más caracteriza la navidad siringuera es la tradicional cena navideña que convoca a la familia a celebrar juntos esta festividad y los niños esperan regalos del Papá Noel. Uno de los platos tradicionales de la mesa pandina es el lechón rellenado con guarnición de ensalada de papaya verde, yuca y arroz. Varios, prefieren platos en base a gallina como el agradable “plato frío”; otros con carnes del monte como el exquisito guiso de paca, de tatú y hasta el delicioso asado en olla de mono acompañado de yuca recién cortada. Muchos optan degustar algo liviano y se sirven torta con chocolate adherido con una buena crema de huevo batida a punto nieve, todo acompañado de buena música, muchos augurios de mejores días y el resonar de petardos que cruzan la frontera sin barreras y retornan fundidos en estallidos de pueblos hermanos del confín patrio.

*SELVA ESTRADA
Selva Estrada es el pseudónimo bajo el cual la profesora Leny Nataly de Miahuchi firma sus poemas “de marcado carácter festivo, amazónico, reinvindicativo y costumbrista”, según define su obra el también artista pandino Eloy Añez Marañón.
La poetisa Leny Nataly de Miahuchi es una entrañable profesora de Literatura, jubilada ya, y maestra de varias generaciones de estudiantes pandinos que pisaron las aulas del emblemático Colegio Antonio Vaca Diez de Cobija.
Su obra poética es un canto de esos ríos y bosques que emiten tiernos sonidos e imágenes tan bellas hasta causar un profundo sentimiento de amor a la tierra:
Envuelto en las caricias del parto feliz,
vibrante festejaba mi llegada el asaí;
y en follajes mágicos de sol y de viento
la palma real, los castañales y siringales,
se entrelazaron en mi alma de estirpe amazónica
La poetisa se inspira también en la heroicidad y laboriosidad del hombre amazónico boliviano:
Soy el siringuero de la amazonía
de caucho y almendras en flor
soy hermano del totaí
de la paca y del surubí
(…)
Soy soldado de la gesta de Bahía
con cuchilla y machete envainao
castañero de la amazonía
poronga, yamachi y jochi pintao
Y como en toda poseía fabricada con los materiales de la sensibilidad humana, el humanismo poético de Selva Estrada tiene una voz y una mirada ante la brutalidad de nuestros congéneres, ante la injusta e irracional victimación:
La aurora de colores rompió la amazonía,
la muerte en Tres Barracas resplandeció
como en mi pecho de pronto la alegría;
el dolor y hasta el odio desvariado ardió
y el fuego fraticida incendió la tierra mía…
Pero, pese al entusiasmo de esta festividad que se promueve en el mundo entero, vemos que en la acera de enfrente que construye la vida sin piedad, está presente la otra cara de la navidad sin luces ni juguetes, sin cenas ni Papá Noel.
En nuestra región la navidad coincide con la época de la zafra de castaña y es cuando los castañeros de jornadas de bosque y de lluvias, forjan el advenimiento del niño Dios siringuero-castañero pegados a un aparato de música o a un receptor de radio escuchando mensajes de salutación y dedicatorias musicales que difunden las emisoras. Estas melodías rompen el alma y el velo de la selva que cubre la soledad desaparece en la nochebuena del castañero como un manto de curucusís en la noche oscura.
La Iglesia católica y el municipio Capital agregaron lo amazónico a la navidad pandina. La primera, por medio de concursos enriqueció el repertorio de villancicos con temas regionales los mismos que seguimos cantando en la misa de Nochebuena. El segundo, incorporó cuadros costumbristas al nacimiento de Jesús a través de pesebres barriales en que los vecinos representaban estampas amazónicas dando brillo a la fiesta navideña tan celebrada como el carnaval.
Recordamos que antes los niños escribían cartitas a Papá Noel pidiéndole regalos. El 24 por la noche, colocaban sus zapatitos en lugares estratégicos de la vivienda para que el viejo pascuero les dejara sus regalos. El 25 por la tarde, es costumbre ir a la plaza principal a compartirlos nuevos juguetes.
Hoy, varias tradiciones han desaparecido y otras han cambiado como la misa del gallo que ya no es a las doce de la noche, sino, a las nueve. Pocos niños escriben cartas a Papá Noel; los barrios no arreglan pesebres ni el municipio hace concursos. Solamente subsiste la entrega de regalos por parte de varias instituciones y el tradicional paseo de navidad ya no es en la plaza Germán Busch, sino, en el parque urbano de Cobija.
Finalmente, reconocemos que la navidad en Pando, igual que en otros lugares, es una mixtura de religiosidad y consumismo, pues, la comercializacióndel advenimiento ha ido alejando el sentido místico de esta celebración; pero, pese a todo, en nuestra Amazonía cada diciembre esperamos el nacimiento del Niño Dios Siringuero en nuestros corazones y en nuestras vidas.
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