"Cruda Realidad" es un documento gráfico que denuncia la magnitud del daño ambiental provocado por la trasnacional petrolera Texaco en la selva sudamericana

Exhiben en La Habana muestra fotográfica sobre desastre en la Amazonia ecuatoriana

Tapa del catálogo de la muestra fotográfica, donde se observa cómo los oleoductos han roto la armonía del bosque amazónico donde la intensa actividad petrolera ha causado severos daños ambientales y a la salud humana.

La actriz Daryl Hanna se sumó al activismo internacional para lograr todas las justas indemnizaciones por el daño causado.

Las impactantes imágenes de la exposición «Cruda realidad», obra de los fotógrafos estadounidenses Lou Dematteis y Kayana Szymczak, quedaron a la vista del público en los salones de la Casa Guayasamín, en el Centro Histórico de La Habana.

Las imágenes obtenidas y procesadas por Dematteis y muestran la tragedia de los pueblos indígenas y los colonos de la Amazonía de Ecuador, obligados a vivir con la contaminación dejada en la región por la actividad petrolera.

Organizados por el grupo estadounidense Amazon Watch, un grupo de ecologistas recorrieron zonas de la Amazonía ecuatoriana donde trabajó Texaco entre 1964 y 1990, donde los habitantes sufren graves problemas de salud y contaminación.

Esta serie de instantáneas y videos -captada entre el 2003 y 2007- documenta la destrucción de amplias zonas del oriente ecuatoriano debido a la indiscriminada explotación petrolera llevada a cabo por la empresa Chevron (antigua Texaco).

Cada pieza traslada la denuncia no solo de la devastación de la selva amazónica, sino también de afectaciones a la salud de los pueblos indígenas de esta zona producidas por los residuos tóxicos.

La Chevron fue la primera trasnacional en establecerse en estas áreas en la década del 60 del pasado siglo, años en que el petróleo se convirtió en motor de la economía de Ecuador.

En la actualidad, la compañía y el Gobierno de Ecuador protagonizan un litigio, pues la compañía se niega a aceptar una demanda por los daños causados.

 Las «piscinas» del desastre

El 4 de junio del 2007, la actriz Daryl Hannah visitó la zona petrolera de Sucumbíos, en el norte de Ecuador, para apoyar a los miles de habitantes de la región que han demandado a la empresa Texaco por daños al medio ambiente y a la salud. Hannah y un grupo de ecologistas estadounidenses llegaron a la ciudad de Nueva Loja, la capital de Sucumbíos, desde donde se desplazaron a la Estación Guanta para visitar las piscinas con restos de petróleo y agua contaminada que quedaron tras las operaciones de Texaco en la zona, entre 1964 y 1990. Un indígena cofán, Hermenegildo Criollo, explicó al grupo de ecologistas que estas piscinas se encontraban en el centro del territorio de su etnia, que estaba compuesta por unos 15.000 individuos en 1964, cuando empezó la actividad petrolera, y ahora quedan sólo unos 400. Hannah introdujo su mano en una de las piscinas de residuos y la sacó negra de petróleo, que le bajó por el brazo. Posteriormente, el grupo se trasladó a la localidad de Dureno, también de la comunidad cofán, donde los habitantes les mostraron las artesanías de las que sobreviven y explicaron el aumento de las enfermedades degenerativas en la región, en especial distintos tipos de cáncer, que atribuyeron a la contaminación petrolera.

  Indígenas damnificados reclaman indemnizaciones

Miles de colonos e indígenas de la Amazonía de Ecuador acusan a Texaco de haber contaminado las zonas de selva en que trabajó con el derrame de miles de litros de desechos químicos perjudiciales para la salud y el ambiente, y reclaman indemnizaciones por valor de unos 6.000 millones de dólares.

Texaco, que posteriormente fue comprada por la también estadounidense Chevron, defiende sus actividades en la Amazonía de Ecuador y asegura que, tras finalizarlas, hizo una limpieza eficaz de la zona, por lo que rechaza cualquier responsabilidad.

La petrolera estadounidense Chevron-Texaco, en un comunicado, ha atribuido a la empresa estatal Petroecuador la contaminación en diversas zonas de la Amazonía.

Posteriormente, el Frente de Defensa de la Amazonía indicó que muchos de los lugares contaminados no fueron explotados por Petroecuadir tras la marcha de Texaco, en 1990.

«Texaco tiene el 100% de la responsabilidad de la contaminación, ellos fueron los que diseñaron y entregaron esa infraestructura defectuosa a Petroecuador» para la explotación petrolera de la zona, afirmó Luis Yanza, presidente del Frente de Defensa de la Amazonía, que coordina a miles de colonos que han demandado a la empresa Texaco por supuestos daños al medio ambiente y a la salud en esa zona, denunciando que estas personas «están condenadas a una muerte lenta pero segura por la irresponsabilidad con que actuó Texaco».

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