Data: mayo 4, 2017 | 8:48
¿SE SALIÓ CON LA SUYA? | El ex Ministro de la Presidencia y nuevo Embajador en La Habana se va, dejando un país secuestrado por la corrupción generalizada y una ola impune de violaciones a los derechos humanos. Traicionó y vació los principios libertario-humanistas del proyecto indigenista para favorecer el surgimiento de una oposición dominantemente ultra-conservadora, intolerante y sectaria...

Designación de Quintana ofende a la Revolución cubana y a la memoria del Che

Juan Ramón Quintana fue oficial del Ejército hasta fines de los años noventa. Abandonó el uniforme militar para trabajar como asesor de Inteligencia, mejor pagado, en el gobierno del general Hugo Banzer Suárez. | Foto archivo Sol de Pando

Colaboró con la ultra derecha boliviana durante el último Gobierno del general Hugo Banzer Suárez y ejecutó estrategias de represión para vaciar los contenidos éticos y democráticos del régimen inicialmente indigenista que preside Evo Morales, infiltrando y abriendo espacios de poder a los sectores más reaccionarios y corruptos de la política tradicional en Bolivia. Por influencia directa de este ex militar adiestrado en la Escuela de Las Américas, el Estado Plurinacional se convirtió en un Estado delincuencial donde el narcotráfico se apropió de las banderas anti-imperialistas, para solaz de una derecha opositora que odia a muerte el rostro indígena del presidente Evo Morales, quien paradójicamente socapa las atrocidades cometidas por el ex militar, socavando su propia gobernabilidad…

© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando en Brasilia

Quintana inició un juicio por «sedición» (alzamiento armado y conspiración) contra el Director de Sol de Pando el 10 de mayo del 2016, sin ninguna prueba o evidencia que demuestre o sustente leglmente esa abusrda acusación, intentando el encarcelamiento y asesinato del periodista persegudo incluso en el destierro. A pesar de su salida del gabinete ministerial en enero, el ahora Embajador en Cuba no tuvo el valor civil de retirar esa cobarde y falsa acusación que mantiene a Sol de Pando fuera del país desde hace un año. | Foto Sol de Pando

Cuando el ex mayor de Ejército Juan Ramón fue apartado del gabinete ministerial en enero, en medio de una ola generalizada de repudio ciudadano ante las cotidianas atrocidades de aquel sui géneris político ultra-conservador famoso por su verborrea anti-imperialista de subido tono nacional-socialista, parecía que el 2017 sería un año que empezaba con buenos augurios y que el presidente Evo Morales —libre al fin de tan nefasta influencia en su entorno más íntimo—, daría un golpe de timón para recuperar los extraviados contenidos democráticos, indigenistas, humanistas y culturales del llamado “proceso de cambio”, reconduciéndolo adecuada y sabiamente. Pero no fue así. La salida de Quintana fue apenas una jugada táctica para desinflamar las hematomas internas producidas por Quintana que venía agarrando a patadas el discurso y la política gubernamental desde su trono supremo junto al despacho presidencial en el Palacio Quemado. El esquema “quintanista” permanece intocable y el presidente Morales continúa siendo un rehén voluntario en este esquema que es esencialmente mafioso y reaccionario.

Sol de Pando y su Director que es quien suscribe esta crónica, alentábamos la esperanza de que con la destitución de Quintana, el presidente Evo Morales ordenaría a su nuevo Ministro de la Presidencia el levantamiento de una querella por “sedición” que se oficializó el 10 de mayo del 2016 (casualmente Dia del Periodista en Bolivia), con una orden de aprehensión aún hoy vigente, lo cual me obligó a salir de Bolivia con rumbo al Brasil para poner a buen recaudo mi vida y mi libertad, con la idea vana de un pronto retorno al país para defenderme de esa vil acusación sin que mis derechos constitucionales sigan siendo conculcados; sin embargo ello no fue posible. La organización Repoteros sin Fronteras reclamó ante el propio Presidente del Estado exigiendo mi retorno inmediato a Bolivia con todas las garantías del caso, pero Evo Morales se encerró en un sepulcral silencio sin dar ninguna explicación sobre la abusiva acción judicial de su Ministro, hasta el día de hoy.

El Fiscal del Distrito de La Paz, Edwin Blanco, fue promovido en ese cargo por Quintana tras haber encubierto su obscena relación personal y financiera con la cortesana plurinacional Gabriela Zapata, incurriendo los tortolitos en enriquecimiento ilícito a costa de los recursos públicos y bienes del Estado para lavar dinero proveniente del narcotráfico, según la investigación periodística que el equipo de Sol de Pando venía realizando desde el mes de enero. Adelantándose a mi investigación periodística en curso y con el fin de crear confusión sobre el tema ante la opinión pública, el Ministro de la Presidencia logró comprometer en esa oscura actividad al propio presidente Morales (también ex amante de Zapata como admitió el propio Evo, pero una década antes) a través de una campaña desinformativa orquestada desde la oposición ultra-derechista por el ex jefe de Inteligencia Carlos Valverde, cómplice encubierto de Quintana. Luego, el mismo fiscal Edwin Blanco que estaba a cargo de investigar el origen de la fortuna dudosa de Gabriela Zapata, es quien, tras abandonar el caso en media investigación y ser promovido por Quintana al cargo de Fiscal del Distrito, dio curso a la querella por «sedición» en mi contra, conculcando mi derecho a la defensa y negándose a exhibir las pruebas o indicios de mi supuesto delito conspirativo por el cual, sin ninguna base legal y violando los más elementales preceptos constitucionales, se me enjuicia y se me persigue incluso en mi destierro. Aún está vigente en territorio boliviano una orden fiscal de aprehensión librada el 16 de mayo para encarcelarme sin ninguna contemplación.

Instructivo del Obispo de Rio Branco, monseñor Joaquim Pertinés, emitido el 14 de noviembre del 2016 para proceder con la evacuación del Estado do Acre hacia Brasilia, tras la alerta emitida por la Policía Federal.| Foto Sol de Pando

En noviembre del pasado año, seis meses después de consumarse mi exilio, el entorno delictivo de Quintana movilizó sicarios que cruzaron la frontera desde Pando hasta Rio Branco con el presunto afán de asesinarme. Una alerta temprana emitida por la Policía Federal hizo que fuera evacuado del Estado do Acre hacia Brasilia, Distrito Federal. Mi evacuación se produjo con apoyo del Obispo de Rio Branco, monseñor Dom Joaquim Pertinés, en un segundo destierro en menos de un año incluso estando ya fuera de Bolivia. Ahora me encuentro a 5.000 kilómetros de la frontera, cada vez más lejos de mi patria y de mi hogar, por obra y gracia del señor Quintana y sus operadores gubernamentales que siguen ahí.

Juan Ramón Quintana en Cobija. Al fondo de la composición, el domicilio de una diputada donde funciona un lenocinio ofreciendo servicios sexuales de jóvenes brasileñas. En esa misma vivenda el Ministro montó la casa de campaña por el “Si” para el Referéndum Constitucional del 21 de febrero. | Fotomontaje Sol de Pando

Por mi parte, en este lapso, me he preocupado de concluir una investigación a la que el mismo Quintana me obligó cuando me quiso sacar a la fuerza de Cobija (hacia donde viajé de Cochabamba el 6 de mayo del 2016 para apoyar la positiva gestión de Evo Morales en la Amazonia boliviana). He demostrado que la causa directa por la cual Quintana se inventó esa ilegal, cobarde, abusiva e insostenible querella por “sedición”, fue que descubrí casualmente una red internacional de narcotráfico y prostitución que victimiza a jóvenes mujeres brasileñas que además de ser explotadas sexualmente son usadas como “mulas” para traficar cocaína desde Bolivia. Esa organización mafiosa que opera entre las ciudades de Rio Branco y Cobija en la frontera acreana, se extiende hacia Santa Cruz, La Paz y Arica (Chile) mediante una red intocable de lenocinios que prosperaron bajo el ala protectora del entonces Ministro de la Presidencia, tanto así que Quintana usó uno de esos establecimientos en Cobija como casa de campaña por el “Sí” en el Referéndum Constitucional del 2015.

Desde mi segundo destierro, ahora en Brasilia, he transmitido y retransmitido insistentemente y por diversas vías aquella delicada información al ministro de Gobierno, Carlos Romero, ofreciendo la pruebas que dispone Sol de Pando, para que esos vínculos criminosos de Quintana que están plenamente probados mediante mi investigación periodística sean aclarados, confirmados o desmentidos oficialmente mediante la acción correspondiente del Ministerio Público. Sin embargo el ministro Romero hace gala de una indolencia funcionaria y una estremecedora negligencia cómplice con Quintana, que me hielan la piel. Mi vida está en alto riesgo debido a las revelaciones que efectué desenmascarando a los ahijados mafiosos de Quintana, pero al Ministro encargado de la seguridad ciudadana en Bolivia ese detalle le tiene sin cuidado.

Un represor y promotor de la corrupción como Embajador en Cuba

Se dice en los corrillos palaciegos que la reciente designación de Juan Ramón Quintana como Embajador de Bolivia en Cuba es un “correlato orgánico” del trabajo conjunto que el ex militar habría estrechado desde el Ministerio de la Presidencia con expertos de la Inteligencia cubana que estarían asesorando al Gobierno de Evo Morales en materias de Seguridad y Comunicación. Si esa es la justificación por la cual el Presidente designó a Quintana como el representante de Bolivia ante el Gobierno de La Habana, conviene invocar a las autoridades revolucionarias de Cuba a una reflexión necesaria sobre los siguientes aspectos muy puntuales:

Es Quintana quien debe explicar al país cómo se originó la fortuna de su «militante guevarista» y cortesana Gabriela Zapata . Un ex agente de Inteligencia que lidera la oposición de derecha en Bolivia logró desviar la atención pública el vínculo inmoral entre Quintana y Zapata involucrando al presidentre Evo Morales a partir de una pasada relación marital que el mismo Evo había sostenido con la controvertida mujer diez años antes de su reciente enriquecimiento junto a Quintana. Valverde es un cómplicfe encubierto de Quintana, | Foto Montaje Sol de Pando

  1. En un balance de lo que al menos Sol de Pando puede sostener con información periodística fehaciente (no mera especulación política) es que Quintana fue y es la punta de lanza ideológica y operativa de un dañino y violento proceso de derechización dentro gobierno del MAS. Sus nexos muy profundos con Acción Democrática Nacionalista (ADN) del ex dictador Hugo Banzer Suárez, de cuyo último Gobierno fue privilegiado asesor entre los años 1998-2001 (y debido al elevado sueldo que ese cargo le redituaba optó por abandonar el uniforme militar), se han traducido en la incoporación de connotados ex militantes de ese partido (y de otras fuerzas afines como el MNR, MIR, NFR y UCS, en sus sectores más corruptos y proclives al transfugio) en instancias políticas decisivas dentro del gobierno indígena, inclusive en el Defensor del Pueblo. Resulta una gran contradicción del presidente Evo Morales criticar al ex presidente derechista Tuto Quiroga a quien Evo calificó como “cachorro de Banzer”, tapándose deliberadamente los ojos ante la evidente vinculación de su Ministro de la Presidencia con ese mismo banzerismo contrarevolucionario que ha desplazado, dentro el Gobierno, a la militancia libertaria y revolucionaria que fundó el MAS junto al mismo Evo Morales. Por otra parte, en su calidad de ex militar, experto en labores de Infiltración y Contrainformación que aprendió en la Escuela de las Américas, y en el plan de poner bajo su control personalísimo a las FF.AA., el ex mayor Quintana reprimió con tonos fascistas a los suboficiales que demandaban el cumplimiento del precepto constitucional para la Descolonización del Ejército, cooptando con  prebendas y privilegios (desde embajadas hasta cargos jerárquicos en el Poder Ejecutivo) a jefes castrenses cuyos familiares también cumplen funciones públicas en una práctica masiva de nepótico tráfico de influencias que está gestando una nueva casta señorial de privilegiados en Bolivia. Es tan vergonzosa esa cooptación de la vieja casta militar boliviana ligada históricamente al asesinato del Che, que estas cúpulas frontalmente contrarias a la Descolonización Constitucional de las FF.AA. adoptaron con vil sumisión el lema oficial de la Revolución cubana “Patria o Muerte”, impuesta inescrupulosamente por Quintana, mientras estos mismos militares coptados sacan tanques y aviones para reprimir a los pueblos indígenas de Bolivia que empiezan a movilizarse en genuina defensa de la Madre Tierra contradiciendo en los hechos a los exhaltados discursos ecologistas de Evo Morales en la ONU, discursos que también los escribe Quintana.

    El entonces ministro Quintana recibiendo el saludo militar en un cuartel de Puerto Rico, Pando. | Foto Archivo Sol de Pando

  2. El personal derechista y corrupto, e incluso mafioso que Quintana ha esparcido como un Padrino Benefactor en la administración del Estado Plurinacional, empezando de varios ministros, no sólo ha provocado una mediocrización de la función pública donde la ausencia de calidez en el trato al ciudadano y la violación constante de los derechos humanos —además de la corrupción funcionaria— son galopantes, sino también, sobre todo, viene proyectando una imagen deplorable de la idea de Socialismo y del militante socialista, ahora asociada a este personal ineficiente y prebendal sin ninguna trayectoria de lucha social, por el contrario vinculado a los regímenes fascistas y neoliberales del pasado. El estigma de corrupción y prepotencia que la conducta funcionaria de esta gente promovida por Quintana dentro la administración del Estado Plurinacional hace caer sobre el auténtico concepto teórico y práctico del Socialismo, está causando una rearticulación fascista y neo-racista en la derecha opositora, con un discurso facilón y mediocre que asocia Socialismo con Corrupción y Represión. Así pues, el retroceso que se avizora en Bolivia por culpa de las estrategias nefastas de Quintana es la gran nube negra que encapotó el horizonte libertario que habíamos vislumbrado quienes derrotamos militantemente al gringo Goni Sánchez de Lozada antes y durante las jornadas de octubre del 2003, cuando Quintana trabajaba como “consultor” de ese mismo régimen gonista.

    Quintana ordenó la confiscación y quema de 2.000 ejemplares de Sol de Pando el 11 de julio del 2011, además de otros atentados contra este medio, utilizando a sicarios del narcotráfico que también participaron en la masacre de Porvenir. | Foto Archivo

  3. El “anti-imperialismo” furibundo que hizo famoso y temible a Quintana, es una burla cínica al anti-imperialismo de los cientos de vietnams que nos legó el comandante Che Guevara con su inmolación en esta patria chica boliviana. Quintana organizó y jefaturiza un grupo de élite con “independientes” dentro el MAS (con honrosas excepciones de militantes guevaristas de muy larga data), muchos de ellos seudo intelectuales aburguesados y herederos de la vieja derecha convertidos hoy en los nuevos ricos de Bolivia a partir de controlar el multimillonario sistema estatal de contrataciones públicas omitiendo licitaciones (entre ellos la bella ramera Gabriela Zapata que terminó gerentando una corporación china), quienes se identifican públicamente como “Movimiento Guevarista” luciendo la efigie del Che en sus poleras de campaña. Detrás de esa fachada encubierta cínicamente tras la imagen sacrosanta del comandante Ernesto Che Guevara, además de un elitario y exclusivo esquema empresarial-familiar lesivo a los intereses del Estado que comete estafas en obras públicas con sobreprecios y mal ejecutadas —o no ejecutadas incluso, a pesar de anticipos sustanciosos—, existe una estructura de lavado de dinero proveniente del narcotráfico controlada directamente por Quintana y su entorno más íntimo. En octubre del 2012, luego de retornar de nuestro primer exilio en el Brasil cuando Quintana mandó a secuestrarnos en Cobija en su obsesivo afán de acallarnos, denuncié la estrecha relación de colaboración política entre este ex militar y el padrino del narcotráfico en Pando, Mauro Vásquez, conocido además por liderar una banda de desalmados sicarios que, operando en la amazonia boliviana, durante la masacre de Porvenir dispararon contra indefensos campesinos y normalistas del MAS tras infiltrarse en el bando opositor. Quintana, hábil manipulador del silencio y de la intriga subterránea, además del insulto, no desmintió nunca nuestra denuncia de su nexo estrecho con el narcotraficante, ni nos exigió exhibir las pruebas que disponemos, ni judicial ni caballerosamente; agudizando en cambio su cobarde y ruin escalada persecutoria que derivó en mi destierro cinco años después. Tampoco Evo Morales exigió mayor aclaración sobre dicha denuncia nuestra, limitándose el Gobierno a encarcelar a Mauro Vásquez con extorsiones que forzaron el silencio del reo respecto a su relación evidente con Quintana y su entorno militar. Por todo ello resulta que el “anti-imperialismo” enarbolado de Juan Ramón Quintana está a mil años luz del que nos enseñó el Che Guevara, y se asemeja más al anti-norteamericanismo violento y criminal de los extraditables del narcotráfico como Pablo Escóbar Gaviria y el Chapo Guzmán o de los narco-dictadores militares de Bolivia como García Meza y Arce Gómez, y el mismo Banzer. Dudo mucho que nuestro nuevo Embajador en La Habana esté a la altura de la genuina ética de combate frontal al narcotráfico que es transversal en la política del Gobierno de la Revolución Socialista, revolución que el pueblo cubano preservó y profundizó resistiendo el bloqueo norteamericano bajo el liderazgo moral del comandante Fidel Castro durante tantas décadas de auténtica lucha anti-imperialista.

Evidentemente el ex mayor de Ejército Juan Ramón Quintana no es, en rigor de verdad, un Embajador que represente dignamente al verdadero pueblo libertario y revolucionario de Bolivia ante el heroico y sacrificado pueblo de Cuba.

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