Data: noviembre 29, 2019 | 21:24
UN JUEZ ARGENTINO ES EL PADRE DE FACUNDO MOLARES | Difunde en su país la versión de que el paramilitar no entró en coma por heridas de bala sino a causa de una insuficiencia renal; y que está secuestrado por la “dictadura” de Jeanine Añez. Facundo es un soldado del “Vietnam moderno” tramado por Quintana...

DICE QUE SU HIJO, EL DE LAS FARC EN BOLIVIA, ES PERIODISTA

El paramilitar argentino Facundo Molares es un disidente prófugo de los acuerdos de paz que desmovilizaron a las FARC en Colombia. Dirigió a los francotiradores que participaron en el ataque armado contra a la población civil de Montero el mismo día en que el Ministro de la Presidencia de Evo Morales, Quintana, anunció que Bolivia se transformaría en un “Vietnam moderno”. | Fotomontaje Sol de Pando

© Wilson García Mérida | Redacción Sol de Pando
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Con la consigna de “No al Golpe de Estado en Bolivia”, Néstor Hugo Molares inició una campaña internacional denunciando que su hijo es víctima de «la dictadura boliviana”. | Foto fanpageFM

Transcurrió dos semanas reposando en profundo estado de coma desde que lo ingresaron al Hospital Universitario Japonés de Santa Cruz; y bajo un eficiente cuidado médico empezó a recuperar la conciencia paulatinamente. Todos en Bolivia esperan oir su palabra, si miente ideológicamente o dice la simple verdad de lo acontecido en Montero aquel trágico 30 de octubre. Entretanto se encuentra bajo custodia policial y con medidas cautelares.

“Se encuentra lúcido, con signos vitales estables… podríamos decir que ha salido de una situación tan crítica que estaba al borde de la muerte. Ya no está con riesgo de vida inminente…”, declaró el martes el médico Alberto Nogales, Director del Hospital donde es atendido el argentino de 44 años Facundo Molares Schoenfeld, alias «Camilo».

El paramilitar es un comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que llegó al país para colaborar con el plan del ministro Juan Ramón Quintana destinado a transformar Bolivia en un “Vietnam moderno”, tras el estrepitoso fracaso del fraude electoral del 20 de octubre.

Su padre sin embargo, un Juez de Paz en la provincia Chubut de Argentina llamado Néstor Hugo Molares, asegura que Facundo, alias «comandante Camilo», ya no pertenece a las FARC y vino a Bolivia para desempeñar labores de periodista, como reportero gráfico de una revista del Partido Comunista Argentino; y que el coma inducido que le practicaron los médicos para evitar la muerte de su hijo se debió a una insuficiencia renal aguda.

En todo caso los médicos bolivianos le salvaron la vida brindándole una atención prioritaria en proporción a la gravedad de las heridas de bala con que el comandante Molares llegó a ese hospital el 11 de noviembre, al día siguiente de la renuncia de Evo Morales y el mismo día en que el ex Presidente tomaba el vuelo a su autoexílio en México.

Cuando despertó el 25 de noviembre, el paramilitar de las FARC descubrió que sigue vivo a pesar de tener alojada en el cráneo, cerca al globo ocular, una de las esquirlas que impactaron en varias partes de su cuerpo el 30 de octubre, durante los enfrentamientos de Montero que lindaron en una guerra civil.

Una prueba de guantelete estableció que Molares había disparado armas de fuego ese día, cuando, entre una decena de heridos, murieron dos ciudadanos que protestaban contra el fraude electoral y contra la cuarta re-elección forzada de Evo Morales y Álvaro García Linera.

GALERÍA | El Paciente Argentino

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El “Vietnam moderno” del 30 de octubre

Uno de los francotiradores instruidos por Facundo Molares, actuando en Montero el 30 de octubre contra la población civil que protestaba por el fraude en la re-elección para un cuarto mandato de Evo Morales. | Foto archivo Sol de Pando

El mismo 30 de octubre, siendo Evo Morales todavía Presidente de Bolivia, el ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana había declarado al mundo, a través de la revista rusa Sputnik, que “Bolivia se va a convertir en un gran campo de batalla, un Vietnam moderno, porque aquí las organizaciones sociales han encontrado un horizonte para reafirmar su autonomía, soberanía e identidad…”.

El ministro Quintana es un tipo muy previsor. Sabía que el fraude electoral que se perpetró bajo su mando directo, causaría lo que causó: una indignación nacional sin precedentes. Entonces se anticipó en estigmatizar el reclamo ciudadano contra ese fraude como un «golpe de Estado en curso».

“El fraude es una coartada que fue instalada hace bastante tiempo» declaró el Ministro a Sputnik, acusando a la oposición de «inventarse» la idea del fraude como un pretexto golpista. “Lo que estamos viendo es la ruta del golpe de Estado que se está desencadenando de manera intensa y a distintas velocidades en todo el territorio nacional…”, dijo.

Según Quintana, la oposición anti-prorroguista buscaba la caída de Evo Morales con activistas «reclutados desde el lumpen, con drogadictos, expresidiarios, hasta plataformas ciudadanas…». A esos había que sentarles la mano.

Y entonces los enfrentamientos de Montero —el mismo día en que Quintana proclamó el «Vietnam moderno»— fueron escaramuzas protagonizadas por el movimiento cívico contrario al prorroguismo de Morales, por un lado, y por otro los “movimentos sociales” del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) convertidos en brigadas vandálicas armadas con bombas molotov, dinamitas, granadas de gas y fusiles de largo alcance para desmantelar los bloqueos inicialmente pacíficos del bando opositor.

Uno de los grupos comandados por Facundo Molares había asaltado un cuartel policial en Yapacaní, sustrayendo armas y granadas de gas pimienta para ser usadas en Montero contra los ciudadanos anti-prorroguistas que bloqueaban pacíficamente calles y caminos, con sillas y “pititas”, exigiendo transparencia electoral.

El comandante departamental de la Policía, coronel Miguel Ángel Mercado, recordó —según el periódico El Deber de Santa Cruz— que los grupos vandálicos usaron siete pistolas calibre 9mm, lanzagases lacrimógenos y un arma larga que sustrajeron del comando policial de Yapacaní para atacar a los policías “e incluso operan con francotiradores”.

Quintana pretendía obligar al Ejército y la Policía a que colaboren con aquellos “movimentos sociales” vandalizados, y por tanto con las FARC, reprimiedo al movimiento cívico anti-fraude. Los militares y policías reaccionaron ante esa exigencia de Quintana —que la tomaron como indigna para sus instituciones— repeliendo a los adiestrados por Molares, esos que habían asaltado el cuartel policial de Yapacaní para robar armas. Tal episodio es clave para entender el motín policial del 8 de noviembre y la posterior decisión del Ejército para sugerir la renuncia de Morales, el 10 de noviembre, cuando la ola insurreccional contra el fraude electoral —y luego también contra las acciones vandálicas promovidas por Quintana— llegaba a su clímax.

No podían las fuerzas de seguridad del Estado Plurinacional subordinarse a una estrategia de conservación del poder que pasaba por crear en Bolivia un santuario para las FARC.

En inmediaciones del Puente de la Amistad, sobre la ruta a Yapacaní donde está el infranqueable barrio Guadalupe Cofadena de Montero, unos francotiradores (se presume Molares entre ellos) abrieron fuego contra manifestantes opositores, matando a dos ciudadanos cruceños: Mario Salvatierra y Marcelo Terrazas, padres de familia que protestaban contra el fraude del binomio oficialista.

En reacción casi tardía a esas dos muertes, el Ejército y la Policía se vieron obligados a usar sus armas de reglamento para contrarrestar el ataque del «comandante Camilo» y sus vándalos de Yapacaní. Bajo el fuego cruzado, el paramilitar argentino cayó mortalmente herido con un disparo en la cabeza y esquirlas en otras partes del cuerpo.

Ese día también fueron heridos a bala varios soldados del Ejército boliviano y oficiales de la Policía Nacional.

Los hechos de Montero radicalizaron al movimiento anti-prorroguista. El 2 de noviembre, Día de los Difuntos, se concentraron en un Cabildo en Santa Cruz con una asistencia de más de un millón de personas, exigiendo la renuncia de Evo Morales mediante la toma de instituciones públicas.

En otras palabras, el “golpe de Estado” que precipitó la caída del jefe cocalero, lo propiciaron Quintana y Molares desde Montero, cuando el tiro les salió por la culata.

El “relato” no estalinista de la Policía Boliviana | VIDEO

“No fue una bala, fue una insuficiencia renal”

Un detalle de la conversación por whatsaap entre Facundo Molares y su padre, hallado en el celular del Juez de Paz argentino. | Foto Felcc

“Los vecinos de Guadalupe Cofadena aseguran que aquel miércoles 30 de octubre Camilo es traído a su barrio al considerarlo un bastión del MAS. Los dirigentes improvisaron un centro de salud en la cancha del coliseo tinglado de la casa comunal, a la que hacen traer personal médico”, informó El Deber.

Intentaron sacarlo del país y evacuarlo a la Argentina; pero su delicado estado de salud se agravaba al transcurrir las horas y era imposible llegar al aeropuerto debido a los bloqueos y barricadas por doquier.

La situación para el «comandante Camilo» se complicó con la renuncia y posterior auto-exilio de Evo Morales. Entonces, el 11 de noviembre, sus protectores —el alcalde de Montero y una diputada electa del entorno de Quintana— decidieron internarlo en la clínica Foianini, de donde fue transferido al Hospital Universitario Japonés debido a la gravedad de sus heridas. Habría ingresado al recinto médico con identidad NN.

El Hospital informó a la Policía sobre la internación de aquel extraño moribundo con heridas de bala, a partir de lo cual se activó la respectiva investigación criminal y se dispuso una escolta para evitar la desaparición del paciente, informó el coronel Óscar Gutiérrez, director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crímen (Felcc) de Santa Cruz.

El 13 de noviembre llegó su padre de Argentina y lo identificó formalmente.

Según la versión del jefe policial, en la madrugada de ese miércoles el juez de Paz argentino Néstor Hugo Molares se presentó en la clínica acompañado por la madrastra de Facundo, Silvana Irene Reyes. Al padre, informó el coronel Gutiérrez, “se le secuestra su teléfono y se observa en él conversaciones con su hijo, el hoy herido, indicando que ellos habrían tomado el puente, refiriéndose al Puente de la Amistad, y que avanzarían ayudando al Gobierno”.

En aquella conversación por Whatsaap entre padre e hijo, presuntamente en la víspera del 30 de octubre, el juez le habría pedido a Facundo que abandone aquella zona de guerra y “que Evo arregle ese problema”, reveló el coronel Gutiérrez.

Siguiendo fuentes periodísticas del país vecino, el juez Néstor Hugo Molares es partidario de Cristina Fernández de Kirchner, militancia a la cual debe el cargo, y su hijo, antes de incorporarse  las FARC en Colombia, formaba parte de “La Cámpora”, un grupo de choque de las juventudes kirchneristas similar a los “movimentos sociales” vandalizados de Evo Morales y a los “colectivos chavistas” de Maduro.

Pese a que el padre del paramilitar de las FARC conoce fehacientemente las causas reales de la internación hospitalaria, el juez Molares volvió a la Argentina emprendiendo una campaña de desinformación orientada a reforzar la versión neo-estalinista de que en Bolivia se produjo un “golpe de Estado” para instaurar una dictadura que hoy tendría “arbitrariamente secuestrado” a su hijo.

Niega rotundamente que Facundo hubiese caído en combate durante el fuego cruzado que su grupo de Yapacaní desató el 30 de octubre atacando a la población civil de Montero. Según el Juez de Paz, no fueron balas ni esquirlas en el cuerpo de su hijo que motivaron el estado de coma inducido, sino “una insuficiencia renal aguda”.

En una de las varias entrevistas que brindó a los medios de su país, el juez Molares le dijo al periodista Ari Paluch que su hijo está internado en el Hospital Japonés de Santa Cruz, ahí ingreso él muy mal, con una insuficiencia renal aguda, y está en estado de coma inducido, con respirador. Empezaron a hacerle diálisis”.

En ningún momento Néstor Hugo Molares reconoce que su hijo cayó en estado de coma a causa de un Trauma Encéfalo Craneano (TEC) producido por la esquirla de una bala.

Entrevista con el juez Néstor Hugo Molares | VIDEO

En otra entrevista publicada por el portal izquierdista “Perfil”, el abogado argentino insinuó que si existiesen residuos de plomo en el cuerpo de su hijo, serían “de vieja data”. Néstor Hugo Molares afirma que la “dictadura boliviana” estaría armando un “falso positivo” (término instalado por las FARC en Colombia) contra el «comandante Camilo», para involucrarlo en los hechos de Montero.

“Allá lo estaba atendiendo una nefróloga por el problema renal que le descubrieron, ya que él desconocía tener esta afección” —declaró el padre de Facundo— “Nunca tuvo un síntoma, quizás sea un proceso interno y es casualidad que se haya descompuesto en este lugar. Contrariamente a lo que se afirma en algunos medios, no tiene ninguna herida de bala. Es absolutamente falso que tenga una herida de bala. Tampoco es cierto que lo hayan capturado en un tiroteo…”.

El doctor Alberto Nogales, Director del Hospital Universitario Japonés, reconoce que efectivamente existe un cuadro de insuficiencia renal aguda en el historial clínico de Facundo Molares, pero es secundario y no la causa principal —más bien una consecuencia— del trauma craneal del cual depende la vida o la muerte del paciente.

De acuerdo al diagnóstico del médico boliviano, Molares sufre un traumatismo encefálico grave, que le ha generado el coma, a lo que se sumó evidentemente una insuficiencia renal aguda que aumentó muy significativamente la auremia. Por tanto el coma ha sido inducido por el trauma y las lesiones en el cerebro; tuvo un hematoma intraparenquimatoso y tiene unas lesiones que el radiólogo plantea son lesiones con cuerpos extraños, metálicos, que evidentemente han hecho que sangrara el cerebro y se alojara en la parte de la base del cráneo, y también tiene en el ojo”.

Para el Director del Hospital Universitario Japonés, la principal preocupación de los galenos a cargo de la curación de Molares no es la insuficiencia renal, sino el trauma cerebral causado por al menos una esquirla metálica que continua incrustada cerca al glóbulo ocular, y que no es “de vieja data”.

Debido a que el objeto extraño no ha podido ser extraído, a pesar de su extraordinaria recuperación el «comandante Camilo» todavía enfrenta episodios de cefaleas, vómitos y otras convulsiones. “Debe quedar claro que estamos haciendo un seguimiento de esos focos irritativos que son consecuencia del trauma encefálico”, explica el médico.

Al haberse detenido exitosamente la hemorragia intracerebral, el paciente pudo recuperar su conciencia y lucidez. Una vez desinflamado el edema, es posible extraerle las esquirlas; aunque advierte que “la evolucion favorable no implica que se disuelva este material que se visualiza en la tomografía como de aspecto metálico”.

Nogales informó que la evaluación final sobre la forma de extraer el objeto metálico incrustado cerca al glóbulo ocular de Facundo “la tendrán que  hacer tanto el oftalmólogo como el neurocirujano, si se lo retiran, no se lo retiran, cuándo lo retiran; eso depende evidentemente de la opinión, la evaluación y el seguimiento de las especialidades correspondientes”.

Diagnóstico clínico del Director del Hospital Japonés | VIDEO

https://www.youtube.com/watch?v=E_M_TviLsho

El rasgo paramilitar de la Columna Teófilo Forero

Combatientes de la Columna Teófilo Forero. Un batallón de las FARC que cambió las tácticas guerrilleras por acciones paramilitares. | Foto Andrés Cardona

El juez Néstor Hugo Molares afirma que su hijo no llegó a Bolivia como combatiente de las FARC, sino como periodista enviado por la revista Centenario para realizar foto-reportajes sobre la crisis boliviana. Dicha revista es un órgano del Partido Comunista de Argentina, en el cual Facundo militó desde su adolescencia.

Molares padre, dijo en la entrevista con Ari Paluch que Facundo había dejado las armas tras los acuerdos de Paz que fueron firmados en La Habana entre las FARC y el Gobierno de Colombia, el 24 de noviembre de 2016.

“Él entregó las armas, se retiró y volvió a la Argentina. No tiene pedido de captura, él siempre fue una persona intelectual, actuó en las FARC más como intelectual que como otra cosa”, declaró el papá de Facundo.

Pero la información proveniente de Colombia indica lo contrario. El «comandante Camilo», Facundo Molares Schoenfeld, ha sido denunciado por la Justicia Especial para la Paz (JEP) por incumplir los acuerdos de La Habana que estipulaban obligaciones legales para acceder a una amnistía por sus crímenes de guerra y a beneficios económicos para una holgada subsistencia. El acuerdo estipulaba que los desmovilizados de las FARC debían asentarse en áreas específicas de actividad económica una vez que entreguen sus armas, para lo cual recibirían financiamientos destinados a ejecutar diversos proyectos empresariales elaborados por los propios ex combatientes. Camilo entregó sus armas, fue amnistiado y recibió el dinero; pero después desapareció de su área de asentamiento productivo y volvió a empuñar los fusiles junto a otros comandantes de las FARC que se fugaron a Venezuela, para volver a operar desde territorio venezolano bajo protección del autócrata Nicolás Maduro.

En su edición del 24 de septiembre de 2017 el periódico El Tiempo de Bogotá llamó la atención sobre la desaparición de Molares en territorio colombiano. “Lo último que se conoció oficialmente es que su arma fue entregada en la zona veredal de La Carmelita, en Putumayo” —informó el medio—. “De ahí en adelante su destino se convirtió en un misterio tanto para los organismos de seguridad como, al parecer, para las mismas FARC, que hoy aseguran no saben qué pasó con él”.

Molares es integrante de la columna Teófilo Forero, una fuerza paramilitar de élite encargada de custodiar al secretariado de las FARC, especializada en infiltrar combatientes en las protestas sociales además de ejecutar sabotajes con explosivos, secuestros con fines de extorsión y asesinatos selectivos. Su centro de operaciones era Caquetá, pero especialmente el sector de San Vicente del Caguán, El Doncello y Puerto Rico. “Su trabajo también se centró en reactivar el Partido Clandestino PC-3 en el sur de Colombia, y en trabajar para la infiltración de la guerrilla en universidades y protestas en Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Neiva y Florencia”, informó El Tiempo.

Operando desde el Bloque Oriental de las FARC, la columna Teófilo Forero de Facundo Molares representa una de las columnas móviles más sanguinarias en la historia reciente de Colombia. Según una investigación del Centro Nacional de Memoria Histórica de Bogotá, la Teófilo Forero es la precursora de todas las columnas móviles que se crearon en la década del noventa como cuerpos élites de las FARC para combatir de manera más eficaz y eficiente al Ejército. Sus métodos ya no son guerrilleros sino esencialmente paramilitares.

La tarea inicial de la Teófilo Forero, cuando se creó en 1993, fue proteger a los miembros del Secretariado de las FARC; pero debido a cambios en la estrategia de seguridad de los jefes guerrilleros, “esta columna móvil gana una importante capacidad operativa, en tácticas de inteligencia, secuestros de importantes dignatarios entre personal administrativo del Estado, militares de alto rango, entre otros y, a su vez, generar una dinámica de crecimiento de esta fuerza; que la convierte en la estructura de las FARC más activa y contundente por la resonancia de sus acciones”, según el investigador Carlos Medina en su libro “FARC-EP Flujos y reflujos: La guerra en las regiones” publicado por la Universidad Nacional en 2011.

La columna Teófilo Forero fue creada por Hernán Darío Velásquez, alias “El Paisa”, uno de los más sanguinarios comandantes de las FARC que se opuso radicalmente a los acuerdos de paz en 2012; aunque luego asistió a las negociaciones de La Habana por su interés en la amnistía y en los beneficios económicos, para después volver a las armas apoyando a los “colectivos chavistas” de Maduro en Venezuela.

“El Paisa” —disidente de los acuerdos de paz junto a Jesús Santrich e Iván Márquez, abiertamente vinculados al narcotráfico— fue el instructor militar de Facundo Molares cuando el argentino llegó a Colombia el año 2002. Luego de rigurosas pruebas de fuego y sangre, “El Paisa” ascendió al «comandante Camilo» como su lugarteniente dentro la estructura paramilitar de la columna Teófilo Forero.

Se sospecha que “El Paisa” también se encuentra en Bolivia actualmente.

Al romper su compromiso firmado con los acuerdos de paz, “El Paisa” y «Camilo» han violado una ley colombiana que los protegía. Las órdenes de captura que pendían sobre ellos por los crímenes que cometieron antes del 24 de noviembre de 2016, están vigentes nuevamente.

“No pertenece a las FARC, en Bolivia hacía periodismo”

«Centenario», la revista neo-stalinista que afirma envió a Molares a Bolivia para realizar «foto-reportajes». | Foto Sol de Pando

Sin embargo Néstor Hugo Molares asegura que su hijo llegó a Bolivia no como paramilitar de las FARC, sino como periodista corresponsal de una revista digital argentina.

“Él fue oficial de las FARC, pero en 2017 entregó las armas y dejó toda actividad, en el marco de un proceso de paz homologado por Naciones Unidas” —dijo el Juez de Paz de Chubut en la entrevista con Perfil—. “Siguió haciendo política como militante y el Partido Comunista de Argentina lo eligió para que sea fotorreportero de la Revista Centenario. Por ese trabajo viajó a Bolivia”.

Revisando las páginas de la revista mencionada, nos sorprendemos ante una evidencia que resulta igual de incriminatoria. Se trata más bien de una publicación manejada por una corriente ultra-estalinista y reaccionaria del Partido Comunista de Argentina, ligada al kirchnerismo, y abiertamente vinculada a la facción disidente de las FARC que se acuarteló en Venezuela, bajo la protección de Maduro, tras romper lanzas con el controvertido proceso de paz en Colombia.

Centenario no publicó ningún “foto-reportaje” sobre los acontecimentos de Bolivia, considerando que su “corresponsal” Molares se encuentra en el país desde julio.

La misma revista ha iniciado una campaña en su portal para propalar el “relato” neo-estalinista según el cual Facundo Molares es una víctima inocente del “golpe de Estado” en Bolivia y que se halla “injustamente retenido” por la “dictadura boliviana”.

Queremos hacer conocer que Facundo milita en nuestro espacio político y que se encontraba realizando tareas de FotoReportero para la revista digital Centenario” —dice la publicación—. “Durante su estadía en Bolivia sufrió una grave dolencia renal, encontrándose en estos momentos en terapia intensiva con un delicado cuadro clínico”.

Remarcan que “Facundo es un ciudadano argentino que no tiene ningún tipo de pedido de captura ni ninguna de las causas falaces que la policía de Bolivia intenta endilgarle públicamente”.

Simultáneamente, el padre del «comandante Camilo» abrió un fanpage en la red del Facebook con similar discurso, exibiendo fotografías de los graffitis y murales callejeros que el aparato partidario está desplegando para lograr solidaridad y adhesiones en favor del ciudadano argentino, hospitalizado en Bolivia.

En la presentación del fanpage se lee lo siguiente:

“Facundo Molares es un ciudadano argentino, fotoreportero de la revista Centenario.
El pasado 11 de noviembre, mientras realizaba su trabajo, fue internado por una severa dolencia renal en un hospital de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. quedando en estado de coma.
Allí fue acusado injusta e ilegalmente por la policía difundiéndose falsedades sobre su condición. 
Exigimos las garantías legales y materiales para que Facundo Molares sea trasladado a la Argentina y así recibir un tratamiento adecuado para salvar su vida”.

Al cierre de esta edición, se conoció que Facundo Molares —cuya vida ya se encuentra fuera de peligro gracias a la profesionalidad de los médicos bolivianos— será recluido en el penal de máxima seguridad de Palmasola, en Santa Cruz, una vez se restablezca de las heridas que sufrió durante los hechos sangrientos en los cuales participó el 30 de octubre, en Montero, con el objetivo militar de prorrogar indefinidamente la dictadura neo-estalinista de Evo Morales, una vez fracasado el fraude electoral del 20 de octubre.

GALERÍA | Pintadas solidarias para Facundo

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| Foto fanpageFM

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