Data: marzo 7, 2020 | 17:14
RAMÓN ROCHA MONROY COMENTA EL POEMARIO | "Dice cosas inverosímiles en tres cuadernos que contienen dichas revelaciones luciferinas: santas con tanga, santos rijosos, monjes que instalaron el pecado en sus monasterios, incluido el de sodomía, en fin..."

LUIS MÉRIDA Y SU LIBRO DE LAS REVELACIONES

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© Ramón Rocha Monroy

A Luis Mérida Coimbra, el Ájaro Hérida, como le digo, lo conozco desde que era muy joven, una luz en la gallardía y en el vestir, el único de quien se acuerda Barbarroja, jefe de la inteligencia cubana, en sus memorias, fundador del Centro Juan Huallparrimachi, a quienes decíamos Los Pájaros.

Él es cineasta, comunicador, hereje, bribón, pero ante todo es un gran poeta. No importa que algunos de sus latinajos y expresiones en lenguas romances suenen macarrónicas; no hay que corregirle, hay que dejarlo así en homenaje a su poesía. El libro que comento es, al parecer, su principal concreción poética. Hasta hoy.

Digo que es hereje y bribón, tal que la Inquisición lo hubiera quemado, porque con un pretexto fútil (habría recibido una petaca de un pariente suyo en la Amazonia) e inspirado en los Cantos de Maldoror, pero con mayor libertad que Lautréamont, dice cosas inverosímiles en tres cuadernos que contienen dichas revelaciones luciferinas: santas con tanga, santos rijosos, monjes que instalaron el pecado en sus monasterios, incluido el de sodomía, en fin, el propio Jesús que bebe como un beduino mientras contempla a Magdalena.

El Derecho Canónico es curioso: una relación súbita con una mujer es un pecado gravísimo, porque puede engendrar hijos sacrílegos; en cambio, una mamada de un monje a otro, o un coito, son pecados veniales. Una invitación oficial a la sodomía.

El Santoral católico es equívoco y chistoso. Tiene nombres impronunciables, que se refieren a santos expulsados por la Iglesia porque jamás existieron. Tales los casos de San Cristóbal, nombre que tienen cerros y sindicatos de transportistas, que jamás existió según Juan Pablo II, o San Expedito, tan milagroso que tiene flores y ex votos por millares, y sin embargo no existió. En cambio, si uno ve en las redes Demonios, encontrará nombres bellos, una imaginería caprichosa como la de un niño que inventa Transformers, pero sobre todo una jerarquía muy de acá, porque hay un soberano en los cuatro puntos cardinales del infierno, y éstos tienen sus policías, su cuerpo de seguridad, sus ministros, su director de protocolo y otras lindezas. Lo interesante es que esta Demonología ha sido propuesta por un cristiano de EU en la primera mitad del siglo 20.

Entretanto, me solazo con la lectura del Pájaro Mérida. Como él dice:

“Tentador el lenguaje se fue desnudando | hasta quedar como vino al mundo”.

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